viernes, 30 de mayo de 2014

“Cuando El Mercurio se preocupa”








Editorial El Siglo: “Cuando El Mercurio se preocupa”

En su Mensaje del 21 de Mayo, dijo la presidenta Michelle Bachelet: “Codelco es un activo que pertenece a todos los chilenos… Queremos reposicionar el liderazgo de nuestra empresa estatal y asegurar su proyección en las próximas décadas, pero también hemos comprometido su capitalización…”. Y en otra parte del mismo acápite minero: “En cuanto al litio, he pedido que se constituya en los próximos días una comisión de expertos que entregue una propuesta de política nacional del litio a fines de este año”.
Esto, así citado, para aportar a la legítima preocupación de quienes han echado de menos alguna mención más explícita al “cobre” en el discurso presidencial.
Pero muy otra es la inspiración de quienes disparan dardos desde la orilla de la derecha y de los intereses de los grandes consorcios internacionales, todavía heridos por lo que algún alto personero de la administración piñerista calificó como “un error histórico”: la nacionalización de la Gran Minería del Cobre durante el gobierno de Salvador Allende.
Titula El Mercurio (EM) su editorial del sábado 24 de mayo “Preocupante futuro de Codelco”. ¿Qué le preocupa a EM?: que en Chile se descarte “por motivos ideológicos” lo que califica como “lo más obvio”: “la introducción (en Codelco, se entiende) de capitales privados…”.
Argumenta EM su propuesta con que “eso permitiría acopiar cuantiosos recursos” y alude luego al “nivel de transparencia y control de eficiencia” que ello aportaría.
Dejemos, al menos por ahora, toda sospecha de “ideología” de parte de tan objetivo vocero empresarial: “como se sabe”, el Estado es mal administrador”; “como se sabe, la empresa privada es “transparente” y “eficiente”. ¿Colusión de empresas farmacéuticas, escándalo de las empresas Cascada, La Polar o algunas universidades privadas?: casos aislados, excepciones a la regla, etc. e impunidad.
Al pasar, y luego de atribuir las culpas a sus trabajadores, nos ilustra EM acerca de que “el aporte actual de Codelco al fisco es apenas un tercio del de entonces (2006-2007)”. ¿Y por qué será?, cabe preguntarse. Y cabe responderse: porque tal es el resultado de las políticas desnacionalizadoras de nuestra principal riqueza: el cobre. Cinismo puro, confianza casi ciega en la mala memoria y en la ceguera crítica de los chilenos.
Pero en donde la desvergüenza (no hay otra palabra) del citado artículo de EM toca todos los límites, es cuando se alude a los “supuestos dueños, que son todos los chilenos”, para agregar que con “capitales frescos”, “con un 10 o un 20% en manos privadas, los chilenos se sentirían parte real (y no teórica) de la empresa…”.
¿Se supone que “los chilenos” se sentirían más dueños (reales y no teóricos) de Codelco porque formarían parte de esas “manos privadas” que aportarían los “capitales frescos” sacándolos, tal vez, de sus salarios mínimos o de sus pensiones?
Buen conocedor de sus deberes, EM no olvida las prioridades. Sabe que, más allá incluso de alguna de las reformas postuladas por la mayoría nacional y hoy tomadas como estandartes por el gobierno, hay demandas superiores que interesan a fondo a los patrones permanentes: aquellos que, desde la Casa Blanca y el Departamento de Estado (El Tío Sam o “Tío permanente”) no aceptaron jamás ese “error histórico” de la trascendental nacionalización de lo que pasó a convertirse en “El sueldo de Chile”.

Seguirá EM falseando datos y hechos, continuará su oficio de supremo ideólogo y canalizador de las campañas del terror y la mentira para desprestigiar cualquiera reforma democratizadora y de justicia social. Es su papel, y en ello son maestros. Pero, el pueblo reaprende aceleradamente la lección y ya no es tan fácil pasarle gatos por liebres.