Comentario radial y escrito
Mi paisito lindo y flaco, Chile,
lleva 203 años tratando de achuntarle a los reglamentos para ser considerado
por la jurisprudencia, un país soberano.
Diez reglamentos se han escrito.
Me atrevo a decir, que ninguno ha
ido en beneficio pleno y parejo, de todo el pueblo que lo habita.
Quizás será, porque tenemos pies
de barro.
Nuestra soberanía, nuestra
democracia, descansa en la codicia inmensurable de criminales aventureros
dispuestos a morir, por tener la posibilidad de ser poderosos como sus
realezas, a costa de los sueños y vida de los pueblos invadidos.
Es decir, somos las sobras de un
genocidio venerado, planificado.
Hablamos de democracia, de
soberanía, de derechos, y a la vuelta de un suspiro, una herencia rancia,
oligarca, “cruza los dedos” riéndose, burlándose de los empeños de la razón.
Los años vuelan y los
acontecimientos, serán recuerdos, siempre actual, siempre vivos en mis andenes.
Hemos existido en una misma
geografía; geografía invadida, maltratada, sobreviviente, mentida, burlada por
más de 485 años, y, seguimos como yanaconas, practicando la opresión que nos
inculcaron de alta mar.
¿Tendré que cantar como Atahualpa,
allá, por el Toltén buscando a Julia Chuñil Catricura?
Chile, un Estado de Derecho,
parece chiste.
El Panchulo, aprovecho un incendio
en un Supermercado, se metió, y robo 3 kilos de carne, lo pillaron; todavía le
están pegando.
Entre los palo y palo pal
Panchulo, la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía, ponen en vitrina, el
Orden Constitucional.
Y todo por un audio que se
atraganta en el guargüero del pudiente, como papa al rescoldo, dejando al
desnudo, lo que ha sido y es capaz la derecha política del país y de todos los
países, para mantenerse en las alturas, sin perder ni los olores de los
privilegios.
Se entiende, qué los primeros
intentos de estructurar el estado, sus gobiernos, tienen que haber sido, re
complicados.
Las encomiendas y sus cornetas,
criollos y ocupantes, estaban muy preocupados por la cuestión oligarca de la
tierra.
Para demostrar el apuro de los
despojos, no podemos olvidar que el 50% de nosotros, somos mestizos.
Un mestizaje curioso, y,
políticamente obligado, a punto de metralla, a ser ignorante, educado a ser lo
que es.
Una nación que tiene una población
en desarrollo de 489 años.
Se imaginan un Mestizo Alejo, en
discusión con un Kast, un Kaiser.
De acuerdo con los calendarios
hasta hoy vividos, la pega, para ser un país demócrata, soberano, la hemos
hecho bien como las tristes.
Las causas entre otras pueden ser,
que los calendarios nacionales, tienen que llevar una concordancia, con la
fuerza propia, dialéctica, de las ideologías existentes en el planeta tierra.
Cuando digo planeta tierra, es
para no olvidarme de los orígenes y de Hiroshima.
Un país, para ser soberano,
necesita de la democracia, y, esta, para serlo necesita del poder político del
pueblo.
Es decir, el poder político, es
del pueblo y para el pueblo.
Y política, es el hacer del
pueblo.
Mi paisito, se encamina nuevamente
a un portón, que, solamente, una vez en su historia de república, logro
entreabrir por 1000 días las esperanzas, el trabajo y los desafíos que conlleva
la construcción de un nuevo modo de vivir, de un nuevo país.
Fue un periodo, que, se hace
necesario recordar, aprender de él.
No tuvimos la capacidad política,
critica, menos orgánica, de clase, de entender lo histórico que se había
conseguido y que se estaba fraguando.
Le faltamos hediondo, a la
población más vulnerable de nuestro país.
Y parece, que seguimos en la
hebra.
Democracia le decimos, a la
posibilidad de escoger, un representante único, en un espacio y geografía en
donde la derecha y su centro político, son los dueños de micrófonos, televisión
y de imprenta.
La izquierda, hasta hoy, tiene 5
representantes.
Cuando un pueblo no puede
identificar por donde le duelen los callos, es fácil, terreno fértil para los
cómplices de los sepultureros para poder encaramarse.
La conciencia de pueblo se
transforma en un “cara o sello”.
Y, así, Maquiavelo tiene razón.
En esos 1000 días, no pudimos
interpretar y aplicar un concepto de clase: “Dos pasos para atrás y uno para
adelante”
Y, si te quedas crítico, si
reflexionas, le fallamos a cientos de países pueblo, que nos miraban ansiosos
de esperanzas.
Les fallamos.
Sin lugar a duda, hemos llegado a
un andén bastante más complicado.
Tenemos que insertarlo en la
dinámica actual de la lucha de clases.
Una lucha de clases, que no es
solamente un enfrentamiento entre el que tiene y el que no tiene.
Aquí se degenera todo, la envidia,
las ansias desenfrenadas de poder, la prostitución al conocimiento, la
ignorancia, la epidemia brutal de mirar hacia abajo.
Y toda esta patota social, de
clase, creyendo ser los dueños de la vida y de la muerte, desde reyes
corruptos, riquerio, traficantes de muerte y vida, todo este fenómeno bestial
que nos mata de a poquito, se arropan placientes y al acecho, en las grandes Empresas
Trasnacionales y Multinacionales que se comen y controlan todo.
La Derecha Política, en cualquier
país, son los embajadores de lo bestial, los Generales del Mercado, la extrema
derecha, son solo sus perros de presa.
Este tiempo de hoy, en él que vivo
me deja interrogante, mudo como una piedra.
¿Cuánto hemos aprendido de los
porrazos, de los aciertos?
Según algunos, los comunistas
chilenos, siguen siendo los malos de la película, los que se comían y quieren
comerse a las guaguas, los que tenían planeado la danza de los cuchillos largos
en contra de la bendita familia militar.
Esos que hoy, incentivan a la
juventud, a respetar y solidarizar a los de la Habana, a los de la ciudad Ho
Chi Minh, a los de Gaza, a los de Saná, a los de Polisario, a los de Managua, a
los de Caracas, a los de Chiapas.
Esos comunistas, que, junto a
otros, parientes de clase o de sentido común, logran romper con la ley Karin,
un encatrado de infamias, que subyugaba el trabajo y su vida.
Instancia que lucha desesperada
contra los de marrueco fácil, que, utilizando su género y posición laboral, de
su ego machista, hacen del subalterno un objeto de fácil acceso.
Esos piratas, poderosos
enajenantes, hacen del poder público un prostíbulo difícil, muy difícil de
comprender, de entender.
Ellos van en yates y remunerados
son por sus servicios, con victimas arrinconadas intelectualmente de Ucrania,
de Argentina o de otras geografías de gobiernos en decadencia.
Esos comunistas que han logrado el
aumento del salario mínimo, la equidad salarial y el cambio de la jornada
laboral.
No quiero callarme.
Si hablamos de justicia, de
democracia, de soberanía, de respeto.
Porque vive la muerte cobarde en
Gaza, porque vive carajo. Y, entre mirar y no mirar, se vende cobre para la
bala.
La soberanía, la visten todos los
días con paños invisible. El que tiene misil ciego, va y viene por sus anchas.
La candidata de derecha, a la
presidencia del país, Evelin Matthei expreso que el “Golpe de Estado fascista
fue necesario”.
Es decir, el Estado de Derecho,
depende del gustito del riquerio, de la fuerza de las armas, del crimen, y, no
de la voluntad del pueblo expresado en las urnas.
Marta Ugarte te mira con mis ojos
de tres sillas. Con miles de ojos, ojos de mil Rodrigo y 1000 Victor, con ojos
de mil Reinaldas, con ojos de Lenin y de Conferencia.
Miles y miles de dolores, de
angustias, desamparo y vulnerabilidad extrema.
Cuando yo era niño joven, el
manifestar como sea el nazismo, el fascismo era prohibido, hoy, está de moda.
Se sientan en las cámaras
legislativas de la mayoría de los países del mundo.
En Europa, se prohíbe conmemorar
el 9 de mayo, día de la derrota formal del nazismo. Y en África, un 9 de mayo,
Nelson Mandela se convertía en el primer presidente negro en un continente de
negros.
Y hablamos de soberanía, de
sentido común, de democracia.
A lo que hemos llegado.
Aquí me quedo, “por si las
moscas”, como dijese Don Lucho.
Y como dijo el Chapulin:
“Que me sigan los buenos”
Alejandro Fischer Alquinta.
Estocolmo 20250421