Comentario radial y escrito
Quien no ha jugado cuando niño, al
mercado, a la tienda, al restaurant, a la cantina o la pulpería.
Se podía vender o comprar de todo,
el surtido era grande, una piedra era un tuto de pollo, un palo un rouge, una rama
un melón, un poco de tierra, era un sabroso charquicán.
Nuestra fantasía, podía traer en
un parpadeo cualquier cosa.
Que había niños que jugaban a los
indios contra los “cara pálida”, los había. Mi primo y yo matábamos cientos de
indios, con una sola bala.
La pulpería era atrayente.
Aprendías a sumar y restar, a ser
amable, curioso, a pensar, a inventar que cosa vender, que cosa comprar.
Todos jugaban su papel a la pinta.
Este juego infantil, de roles y
oficios, en las escuelas básicas de los países europeos, le han dado en los
últimos años, “como bombo en fiesta”.
Esta en los planes de estudios
para ser aplicada, dirigida y orientada desde los 6 años del infante.
La cuestión de jugar al mercado ha
servido, además de lo social, para ir entendiendo que las cosas no vienen por
milagro.
Recuerdo la respuesta de un niño
al preguntarle de donde se sacaba la leche, respondió, del ARLA. En mis tiempos
de niño, respondería del Nestlé o del Nido.
Si uno piensa y reflexiona sobre
el origen y consecuencias del mercado, me atrevo a pensar, a decir, que a pesar
de las infinitas infamias ocurridas y que ocurren, que sin “el casero o la
caserita, sin al fiado, sin los intrépidos, sin las rutas comerciales; los que
están por allá arriba, mirando a los de abajo y los de abajo mirando para
arriba, sin los acomodos de los del medio, hace tiempo que no quedaríamos ni
pal recuerdo.
Como, la actividad del mercado,
que pario el movimiento, el andar, el buscar e inventar el trueque, la venta y
compra, el objeto que permitía y permite la posibilidad de la compra y venta;
de saber y sentir que somos mucho más que dos, nos tiene, endemoniados
matándonos “contratados al tanto”.
Constatar además que una pulpería,
puede levantar civilizaciones, con todas sus contradicciones a cuesta, porque
nadie, es igual al otro; se pone de manifiesto, urge, que hay que construir “en
patota”, “un mínimo común denominador”
Es la pega del caminar y del
caerse, de volver a pararse, de volver a caer y a empezar de nuevo.
Yo le llamo lucha de clases.
La adaptación y la porfía que nos
tiene aun existiendo, es una pega que nos lleva 200.000 años.
Anda tu a saber, que había en el
planeta antes de la Lucy.
El comercio, el mercado, el
intercambio fueron y tendrían, y no son, los soportes de una estructura al servicio
total del bienestar del pueblo
Sin embargo, el adobe de esta
matriz de civilizaciones, la hemos convertido, manipulado, en un motivo para
matar.
Yo siento que nos han manipulado
tanto, que no reaccionamos a lo bestial de nuestro hacer y ser.
Santos Discépolo y su Cambalache
nos enrostra no solamente el intelecto, la moral y la ética, nos bofetea.
Más de 185 millones de vidas
humanas fueron cercenadas en el siglo XX. Sin contar con los desplazados y las
infamias de los vencedores.
Yo me indigno por la mortandad a
destajo, de más de 4 millones de cristianos, judíos y musulmanes, utilizando y
usufructuando el recuerdo de Cristo, en las inventadas e impuestas “colonias”
en las Cruzadas.
Y con todo respeto, esta semana,
se asomará devoto, la traición de clase y de acomodo, perpetrado en la Vieja
Jerusalén.
Y dale con el Medio Oriente.
Y cosa insultante.
Cuando el siglo XX tenía 38 años,
el nazismo, el fascismo, perros de presa del Gran capital, parieron la guerra
más cruenta de la humanidad.
70 millones de seres humanos
perdieron la vida.
Para tener escalofríos: 5 veces la
población de Chile, 6 veces la población de Suecia, 6 veces mi Cuba entera
5/6 millones de judíos son
exterminados.
Fueron asesinados en campos de
concentración, de exterminio, prisioneros soviéticos, polacos, rumanos,
homosexuales, eslovenos, discapacitados, republicanos españoles y cualquiera
que se terciara.
Las muertes en el Ejército Rojo,
más los civiles en el asedio a Leningrado, se cuentan 24 millones de
soviéticos. Más menos, 4 veces la población de Noruega.
El Ejército Rojo, entre agosto y
diciembre de 1943 rompe en Dniéper el frente del ejército alemán, limpiando
Ucrania de nazista y comienza la liberación de Europa de la locura.
Atraviesan Europa, entrando a
territorio alemán el 12 de enero de 1945
Cinco meses más tarde, el 2 de
mayo, la bandera de la hoz y el martillo, es izada en la casa de Gobierno del
nazismo alemán, en Berlín.
Para los soviéticos, para los
rusos, el 2 de mayo es el día de la victoria más grande de su historia.
Y le ponen harto color.
La Parada Militar, es parada, ya
no es el Partido Comunista Soviético que organiza el hinchamiento de pechos de
ese pueblo heroico, pero lo hace la memoria, el recuerdo.
Los rusos asoman la bandera de la
Hoz y el martillo con dignidad y respeto… Y ella flamea, advirtiendo.
No es como el paracaidista español
que se sacó la cresta el 12 de octubre del año pasado.
Sin embargo, los países de
occidente, algunos de américa, esconden, manipulan, engañan, les avergüenza
reconocer ese 2 de mayo.
Prefieren en recogimiento, asomar
la traición y la mentira.
Alemania, tiene prohibido
recordar.
Yo quería hablar de amor,
contarles de Ecuador, hablar de Jannette Jara, candidata, que representa el
pensar, el programa del Partido Comunista.
Quería hablarles de la urgencia de
apoderarnos de las cámaras legislativas, única forme de ir desarmando el
encofrado de la derecha y levantar una nueva estructura para el pueblo y con el
pueblo.
El que entiende de táctica y
estrategia, se ira por barrios y poblaciones, por aulas y patios, a conversar,
a dialogar, a escuchar, sobre el programa partidario, que lleva nuestra
compañera bajo el brazo.
De esas cosas quería hablar, pero
la infamia y los alcances de los decires, me obliga a explicar por qué seguimos
llamándonos Chile y no Colonia Dignidad, me obliga en triste, que Argentina
tenga como mandatario, al que tiene.
Alejandro Fischer Alquinta.
Estocolmo 20250413