En el 88 aniversario
del
                                                             Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                                             Centro de Extensión e Investigación 
                                                              Luis Emilio Recabarren,  CEILER
                                    
El 2 de diciembre de 1931, fue derrocado el presidente
Araujo. Tomó el poder el general Maximiliano Hernández Martínez. Ante el
descarado fraude en las elecciones municipales y legislativas de enero de 1932,
el Comité Central del Partido Comunista Salvadoreño decidió preparar un  levantamiento popular contra la dictadura de
Hernández Martínez.
El 22 de enero de 1932 se inició la insurrección  popular, encabezada por Farabundo Martí
y  los comunistas.
Cientos de miles de campesinos, obreros, y estudiantes,
irrumpieron decididamente con machetes, palos y algunas pocas  armas de fuego. Miles de campesinos se
lanzaron a la invasión de poblaciones como Sonsonate, Santa Ana, Ahuachapán,
Villa Colón, Juayúa, Salcoatitán, Sonzacate, Izalco, Teotepeque, Tepecoyo, Los
Amates, Finca Florida, Tacuba, Ataco y otras más. Los ataques
iban dirigidos contra cuarteles, guarniciones de policía, oficinas municipales
y de telégrafos, al igual que contra casas de reconocidos terratenientes.
La insurrección se extendió por la zona occidental del
país. Los campesinos lograron tomar algunos cuarteles, pero
estaban mal armados y carecían de un plan estructurado. 
Fue una cruel matanza de campesinos. Todo varón mayor de
18 años que se encontrase sospechoso era fusilado. La burguesía colaboró
financieramente para detener la insurrección de los trabajadores. Formó  “la guardia cívica” con el apoyo de las capas
medias urbanas.  
EL LEVANTAMIENTO ES
DERROTADO
La burguesía estaba preparada para reprimir a los
campesinos. La insurrección fue aplastada por el ejército del dictador
Maximiliano Hernández Martínez en tres días. Luego siguió
una salvaje represión En pocas semanas quedaron 
entre 15 mil a  30 mil
campesinos  muertos. Nunca se pudo determinar la
cantidad exacta de víctimas.  
Farabundo Martí fue detenido el 19 de enero de 1932, en
una casa del barrio San Miguelito de San Salvador, junto a los estudiantes
universitarios Alfonso Luna y Mario Zapata. Fueron juzgados y condenados por un
tribunal militar. Martí aceptó su responsabilidad de máximo líder del
levantamiento, como representante del Socorro Rojo Internacional. Asimismo,
defendió a los estudiantes Alfonso Luna y Mario Zapata, diciendo que ellos no
habían estado involucrados en los hechos. Los tres
fueron fusilados el  1 de febrero de
1932. Murieron gritando: ¡Viva el Socialismo!
También fueron asesinados
otros dirigentes del levantamiento, como Feliciano Ama, líder indígena de
Izalco ahorcado el 28 de enero de 1932, y 
Francisco Sánchez,  que dirigió el
levantamiento de Juayúa.  
                             
 
¿QUIÉN ES FARABUNDO MARTÍ?
Farabundo Martí había nacido
en Teotepeque, departamento de 
Estudió en el Colegio Salesiano Santa Cecilia de Santa
Tecla y, luego, Derecho en 
En los primeros meses de 1920, Martí había sido detenido
por participar en una manifestación durante el gobierno de  Jorge Meléndez. Esta acción  fue organizada para apoyar a los exiliados
guatemaltecos y protestar contra el gobierno guatemalteco del presidente  Manuel Estrada Cabrera. 
Lanzado al exilio, Farabundo Martí viajó a Guatemala,
México, Cuba, Jamaica, Estados Unidos y Nicaragua.   Estando exiliado en Guatemala, en 1925,
participó en la fundación del   Partido
Comunista Centroamericano.
Ese mismo año regresó a El Salvador como delegado del  Socorro Rojo Internacional  y colaboró en la organización de 
En 1928 viajó a Estados Unidos, donde entró en 
Fue dirigente del 
Partido Comunista Salvadoreño (PCS), fundado en 1930. Conocido
ya por sus actividades comunistas, fue exiliado por el presidente Pío Romero
Bosque,  antes de las elecciones
presidenciales de fines de 1930.  
En esos comicios electorales triunfó Arturo Araujo. Entonces, Martí regresó a El Salvador clandestinamente.
MURIERON GRITANDO:
¡VIVA EL SOCIALISMO!




