domingo, 13 de noviembre de 2022

CUATRO MÁRTIRES DE CHICAGO MUEREN EN LA HORCA

 



Hace 135 años:

 

 

                                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                               Centro de Extensión e Investigación

                                                               Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

 


 

El 11 de noviembre de 1887 fueron llevados al patíbulo Augusto Spies, George Engel, Alberto Parson y Adolfo Fischer. Los cuatro enfrentaron la muerte valiente y serenamente. Sabían que eran inocentes y que se les ahorcaba como una forma  de atemorizar a los obreros estadounidenses. Cada uno pronunció unas palabras antes de ser colgado.   Por ejemplo, Augusto Spies   proclamó: “Salud tiempo, en que nuestro silencio será más poderoso que nuestras voces hoy sofocadas por la muerte”.

 

EL TESTIMONIO DE JOSÉ MARTÍ

 


José  Martí

 

El patriota y poeta cubano José Martí fue testigo presencial de lo acontecido ese 11 de noviembre de 1886 en Chicago. En un reportaje enviado al periódico “La Nación”, de Buenos Aires, escribió:

 

“... Salen de sus celdas. Se dan las manos, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el de Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha... Les bajan las capuchas, luego una señal, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...”

                 

 

 


LA HISTORIA COMENZÓ UN 1º DE MAYO

 

El 1º  de Mayo de 1886 se iniciaron en Estados Unidos cinco mil huelgas. En Chicago donde ese movimiento alcanzó gran fuerza.

El 4 de mayo se convocó a un mitin de protesta en la Plaza Haymarket de Chicago contra una masacre perpetrada por la policía el día anterior, Se estaba reuniendo una impresionante cantidad de trabajadores, cuando la policía procedió  a dispersarlos violentamente. Estalló una bomba en medio de los agentes, muriendo ocho de ellos. La fuerza represiva abrió fuego: cayeron 50 obreros.

Se decretó el Estado de Sitio. Fueron detenidos 31 dirigentes y periodistas proletarios. Se les responsabilizó del lanzamiento de la bomba.

 

El 21 de junio de 1886 comenzó el proceso contra los 31 trabajadores. Ocho de ellos fueron condenados a morir en la horca. La solidaridad internacional salvó a tres de la muerte. A Michael Schwab y  Samuel Fielden, se les conmutó la pena de muerte por cadena perpetua; a  Oscar Neebe, por 15 años de cárcel.

Se fijó como día para cumplir la condena de los otros cinco, el 11 de noviembre de 1887. Pero en la víspera, en la noche del 10 de noviembre, Louis Lingg, el más joven de los dirigentes, se suicidó haciendo estallar un cartucho de dinamita en la boca.

 

¡ERAN INOCENTES!

En 1893, el fiscal que había llevado la causa contra los 8 dirigentes, confesó, en su lecho de muerte, que fueron falsos todos los cargos contra  ellos. Entonces la “justicia” burguesa sin sentir vergüenza alguna, decretó la libertad de los tres detenidos y “reivindicó públicamente” a los otros cinco.

El crimen de Chicago no sólo costó la vida de esos cinco. Fueron asesinados y heridos cientos de trabajadores. También otros miles perdieron sus puestos de trabajo, sufrieron arresto, encarcelamiento, torturas. La mayoría eran inmigrantes: alemanes, italianos, españoles, rusos irlandeses, judíos, polacos...

Ninguno de ellos fue reivindicado.

 

EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

En julio de 1889 tuvo lugar en París un Congreso de la Segunda Internacional. En éste se resolvió conmemorar cada 1º de Mayo el Día Internacional de los Trabajadores homenaje a los Mártires de Chicago.