domingo, 1 de septiembre de 2019

LUIS CORVALÁN Y LOS 50 AÑOS DE LA UNIDAD POPULAR (10)











EN BUSCA DEL CANDIDATO ÚNICO DE LA UP


                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del
                                               Centro de Extensión e Investigación
                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER



Luis Corvalán jugó un importante rol en la constitución de la Unidad Popular, en la elaboración y aprobación del Programa Básico del Gobierno Popular, del Pacto de Gobierno, donde se establecieron las pautas por las cuales se regiría la administración de la Unidad Popular, y del documento sobre el Estilo de la Campaña presidencial.

La creación del Comité Coordinador de la Unidad Popular, la aprobación del Programa de Gobierno y de los otros documentos de la coalición de Izquierda, hicieron pensar que pronto habría acuerdo sobre el candidato. Pero no fue así.

Se inició 1970, el año de los comicios. Pero aún eran cinco los postulantes. La Unidad Popular deseaba dar la noticia del abanderado único como regalo de Pascua a los chilenos. No resultó. Tampoco para el Año Nuevo. Hay desesperanza. Amargura, en la gente izquierdista. De muchos lados surgen exigencias del candidato único. Al Comando Nacional de la Campaña llegan delegaciones, cartas, telegramas, llamados telefónicos.

Poco a poco se fue aclarando el panorama. Renunciaron Jacques Chonchol, Alberto Baltra, Pablo Neruda. Pero aún quedaban dos: Rafael Tarud y Salvador Allende. Ninguno con visas de ceder.

Circulaban comentarios sobre los postulantes. Luego en la Izquierda había quienes criticaban al candidato Allende. Señalaban que es un hombre ya gastado en tres contiendas presidenciales, que los electores estaban cansados de él, que ya lo había dicho todo, que se repitía, que ha perdido su pasado encanto...

Ante la demora en la designación del abanderado, el Partido Comunista convocó a una concentración pública en Santiago para el 22 de enero de 1970 y advirtió: si para el inicio de ese acto no hay acuerdo, el Partido Comunista proclamará definitivamente a Pablo Neruda.

Y ocurrió lo tan esperado. Poco antes del plazo señalado, el Comité Coordinador de la Unidad Popular llegó a un acuerdo. Fue así como al comenzar la concentración, Luis Corvalán pudo decir:

“Trabajadores de Santiago:
Pueblo de la capital:
Queridos camaradas:

SALIO HUMO BLANCO. Ya hay candidato único. Es Salvador Allende”.

Estalló la alegría. La emoción pobló los corazones. La multitud llenó la Plaza Bulnes y sus alrededores con aplausos y una consigna: “El pueblo, unido... jamás será vencido... El pueblo unido... “

Pasada la tempestuosa aprobación de la gente, pudo continuar el secretario general del Partido Comunista:

“Vuestros esfuerzos en favor de la Unidad Popular no han sido en vano. Los pájaros de mal agüero, los arrenquines de la Derecha han fracasado en sus vaticinios.

El pueblo ya había dado su palabra y venía a reafirmarla en este acto.

Es cierto que hubo dificultades, pero primó la voluntad unitaria.

Cientos de miles de trabajadores, de, campesinos y empleados, mujeres y jóvenes, escritores, artistas y profesionales, exigieron enfrentar unidos a la Derecha y al continuismo democratacristiano.

Este sentimiento prevaleció en los partidos populares. Algunos como el MAPU, el Partido Radical y el Partido Comunista, y hoy el API y el PSD lo han demostrado retirando incluso sus candidaturas. No podemos menos que saludar los gestos unitarios de estos partidos y de los que fueron sus abanderados, Jacques Chonchol, Alberto Baltra, Pablo Neruda y Rafael Tarud.  Todas las colectividades populares han reafirmado sus decisiones unitarias.

Bastó que en un instante determinado asomara el peligro de la división, para que el pueblo se hiciera presente y dijera: Eso no puede ser.

Como es natural, semanas atrás se discutía si éste o el otro era mejor. Pero, desde hace días ello dejó de ser lo principal; porque lo principal es la unidad contra el enemigo común.

A la Derecha, al señor Alessandri, le salió gente al camino. Los reaccionarios que han estado cantando victoria a pleno pulmón tendrán que empezar a bajar sus voces.

No es cierto que la Derecha y su candidato tengan pavimentado el retorno a La Moneda. La Unidad Popular les hará frente en toda la línea.

La Unidad Popular pondrá en movimiento a las inmensas fuerzas sociales que están por la revolución, que están por el cambio, que están porque el pueblo gobierne el país.

Tenemos confianza en que, planteada la lucha en estos términos entre el pueblo y la oligarquía, entre los defensores de los intereses de Chile y los rapaces monopolios imperialistas, vendrán nuevos contingentes ciudadanos al cauce de la Unidad popular, y a don Radomiro Blá-Blá le pasará lo que le pasó a Paquetón.

Alessandri ofrece un gobierno unipersonal con el afán de ocultar el propósito de los gerentes, de la Derecha y del Partido Nacional de retomar en sus manos la total dirección del país.

Nosotros ofrecemos un gobierno del pueblo a través de sus partidos y de los representantes de sus organizaciones de masas en las esferas e instituciones correspondientes.

Nuestras banderas de combate son el Programa de transformaciones revolucionarias que nos une, el Pacto de Gobierno y de Unidad Popular y, por cierto, el candidato.

Los partidos populares daremos la batalla contra la mentira y la demagogia alessandrista y contra el engaño del candidato oficialista. A ellos opondremos el Programa y los cambios institucionales que contempla este Programa y que van dirigidos a sanear la vida política del país.

                                                                                           (Continúa)