martes, 27 de diciembre de 2022

Desmadre.

 


Comentario radial y escrito.

 

 

Y las sombras quedaron impresas en el suelo.

 




 

Me siento más viejo de lo que soy y extraño el chuico e mimbre con 15 litros por dentro, se me asoma la damajuana y me duelen mis guitarras. Extraño al Cachencho y al Cototo, al Beltrán y a la Margarita. 

Me traigo al Cocó Munizaga, al Meco y al Pelao, me canta él Jaime…Y las hijas de ventanales me traen silabarios, solfeos y esperanzas. 

Se me asoma violento Chacabuco/ Me apacigua María Elena. 

En Iquique quedo como cuncuna, siento gritos de asombro y de dolor. 

En la Escuela Santa María, la muerte juega “al pin una, al pin dos”. 

Han pasado 115 años y los poderes facticos siguen “endemoniados a trato”, castigando letal en escuelas, en fábricas, en barrios, en parlamentos, calles y plazas. 

Mi intelecto me enrostra que una infamia en mi paisito construida no tiene edad. Me mira como si fuera un cómplice de los sepultureros. 

Tendré yo la culpa que cuicos quieran agarrar un lápiz constitucional. 

Estamos viviendo un tiempo infernal, de racionabilidad ausente. 

El sentido común se vende o se alquila. 

La humanidad entera, tú y yo, al igual que los obligados en los campos nazis de exterminio vamos amansados a los hornos. Ya no serán 5000 al día exterminados; ni tampoco seremos como los de Hiroshima; esos cientos de miles desintegrados a 5 kilómetros a la redonde. 

Pa´ na. 

En una tarde, en un amanecer, seremos un planeta, casi entero de cenizas. 

Ni sombra quedara / Menos un parpadeo. 

Quizás, no morirán todos, los que queden, se darán nauseas al mirarse entre ellos mismos. 

Los invito a mirar por la ventana. 

Las ansias de dominar, de controlarlo todo, convierte a cierta clase de gente, en una bestia encerrada en su propio caparazón, hambrienta, fría, astuta, inmoral, codiciosa; que por mantener sus ansias satisfechas, es capaz de comerse ella misma a pedacitos. 

Y quien puede liberarse de un monstruo así. 

Ulises, con el Nadie, pudo con Polifemo. 

Que puede hacer el pueblo, esa gente que hace las cosas. 

Cuando la injusticia social se hace insoportable, el pobrerío sale a las calles y plazas y deja la crema. 

Una crema diversa, distinta, permeable, de intereses entreverados, discontinuos, que al final no se sabe dónde está ni pa` adónde va. 

Me recuerda al cabro chico, único poseedor de una pelota de futbol, que amenazante se la lleva pá la casa sino lo ponen de 9. 

La Toma de la Bastilla, en Francia, por ejemplo, nos enseña que un pueblo hambriento de todo, enardecido por la infame pobreza que vive y viste, puede ser “la fuerza propia” de pueblo en rebelión. 

Sin embargo, se incrustan en su rebeldía de clase, una “sujeteria” con ideario agazapado que le cambiara el sentido a la democracia, a la clase. 

Esa idea te inculcara que el comer pan duro es una conquista social y la pobreza una templanza de espíritu, de dignidad, de humildad, de identidad.

Las guerras venían y se iban. 

Sanaban, recomponían todo.  Y al igual que ahora, los conflictos de funerales ayudaban a emparejar los descalabros de los imperios. 

Afganistán, Yemen, Perú, es hoy, un ejemplo vivo. 

Lo de Rusia en Ucrania no es un “parche curita”, son estertores de una infamante locura de querer dominar total en una sola pilastra planetaria.. 

Mientras esto se vivía en esa Francia convulsa y en ese continente, en las colonias europeas respectivas de américa y áfrica, de Oceanía ya se hervían desde siglos los descontentos y genocidios. 

Los invasores españoles 231 años antes que rodara por el cadalso, la cabeza de Robespierre o de María Antonieta, ya habían empalado a Caupolicán, cercenado a Galvarino. Todo por defender sus tierras, por conservar su libertad y dignidad de su pueblo. 

El alcohol, las pestes, la rabia tonta, el saber y el hacer nuestro, todo al servicio de una burguesía aristocrática, terrateniente, nos condenó a ser un pueblo segmentado, creando en los espacios nuestros propios demonios y dolores. 

Osvaldo Rodríguez nos cantaba: 

El habitante encadenó las calles/ la lluvia destiñó las escaleras/ un manto de tristezas fue cubriendo/ los cerros con sus calles y sus niños… 

Y yo les digo que entiendo y siento igual que El Gitano. 

Amo Valparaíso, hoy en llamas, en triste y en olvido…No, no soy de por ahí, pero he visto que tiene la misma pobreza que el cerro La Cruz en Copiapó, la misma miseria vivida del barrio Borgoño, la misma de Compañía Alta en La Serena de mi infancia, la Legua y la Victoria y de tantas otras infancias de conventillos… 

El masoquismo social es de nuestra autoría…Y como nos gustan los cilicios nos engrupimos con el “Síndrome de Estocolmo”. 

Los mil días de la Unidad Popular nos empujan y nos empujaran siempre a seguir. 

Entiendo que nuestros originarios hayan sentido pavor ante la presencia de los invasores… 

Aplaudo los malones y la impotencia de los gachupines…/ Necesito un Machitún. 

Entre tanta muerte y destrucción, en tanta porfía de someter y la de no dejarse avasallar, llegamos nosotros los mestizos; que juntos a los criollos y a los sobrevivientes de la porfía, comenzamos a poblar este pais flaco y largo. 

En los 1846/47/48 a nuestra gobernación aristocrática se les ocurrió otra forma de usurpar y domar las tierras del sur. Desde Valdivia al Sur fueron ofrecidas, promovidas grandes extensiones de tierra a emigrantes alemanes…y más tarde, llegaron colonos de todos lados. 

Es decir, aparte de criollos y mestizos, de originarios, hay que agregarle esos viajeros. 

Viajeros que cooperaron a un charquicán más o menos. 

Nuestro sur, con dignidad a cuesta, tiene aún, aromas de porfías. 

El pueblo que cambio alpargatas por botas militares, que abrigo ignorante y por simpatía las ideas de Francisco de Miranda, de Simón Bolívar, de San Martin, de Los Carreras y de la hermana Javiera, de Manuel y O’Higgins, no tenían mucho que ver con la nobleza  que se sentó en 1810 con Toro y Zambrano. 

Menos la inmensa mayoría que vivía por vivir porque los parieron, sin escuela ni hospital. 

Estos condes querían emanciparse rápidamente de España, tenían miedo… 

En una de esas, Napoleón, que había invadido España y secuestrado a Fernando VII rey de España, podrían perder toda autoridad, abolengos y privilegios. 

Que cuento tiene que contar en esta historia, el misero pobrerío mestizo, el no mestizo, el indígena, el mercenario sin balas, todos ellos poblando encomiendas, tierras, nísperos y ríos al servicio servil de una naciente oligarquía terrateniente. 

Llegar a ser adoptado por el desarrollo integral de la humanidad y ser Republica y más encima pais soberano, democrático, unitario es una mentira; Somos una especie de Republica con inmorales mostradores en la que se compraban votos, se manipula la conciencia y se venden los servicios. 

Pais soberano…Significa que el pueblo, ese que hace las cosas, ese que recibe un salario por su hacer y poder pagar su vivir, va imponiendo el patriótico impuesto. 

Los Impuestos de y en un país, son en esencia la mayúscula entrada de divisas que se necesitan para edificar hospitales, escuelas y caminos. 

Los que no pagan impuestos alimentan permanente la miseria, la corrupción en el país. 

Un pais en democracia, es una instancia que avala la igualdad y permite la diferencia con todos los derechos y utensilios para dignificar la vida. 

Yo tenía 2 años, cuando mi madre, Marta, tuvo derecho a voto en las elecciones presidenciales. 

Como podemos hablar de un Estado de derecho cuando el 90% de los medios de difusión masiva están al servicio de una clase recalcitrante, conservadora, insaciable. 

¿Podemos hablar de decencia cuando exmandatarios que arrinconaron y arrinconan soberanías, se ofrecen para guiar un lápiz? 

Podemos hablar de Estado de Derecho cuando los derechos están manos privadas del capital financiero internacional. 

Su clase trabajadora ha tenido y tiene un caminar de Sísifo; desmembrada, solitaria a veces, cobarde a veces, ignorante y servil a veces, en patota también, pal chuleteo también, consciente, noble, y de clase dentro de la clase. 

Y mi paisito no está solo en este funeral, lo que se cocina en él mundo es tan horrendo, tan inhumano, tan triste, que a Chile no nos alcanza ni para una cruz. 

Nuestros originarios siguen siendo acorralados, como en España, los jueces quieren manipular los parlamentos, en mi paisito de mar y cordillera es al revés, el parlamento, mangonea lo judicial para perjudicar lo ejecutivo. 

Y en mi paisito de agua, nos preparamos para la guerra…y en mi paisito de agua, al igual que Italia gobierna la derecha y sus extremos… 

En realidad, a estas alturas del partido ya no importa. Los dioses se bronquean y nosotros ofrendamos la vida. 

Si los pueblos del mundo, los asalariados, esos que andan de a pies, esos que andan en moto o en auto; en bicicleta por el clima, los que retazan la atmosfera, los humanistas, hicieran su pega ciudadana, nos mojaríamos con la misma lluvia, no habiendo entonces necesidad de peritos para escribir una Constitución, quizás, por el qué dirán, un plebiscito para aprobarla.

Vamos a llegar a otro anden, quiera el dios de los coloraos, que nos vaya bien. A los que me leen, me escuchan, gracias por empujar. En verdad les digo, el pueblo puede y debe tener el sartén por el mango.

 

Alejandro Fischer Alquinta 

Estocolmo/2022/12/25