Por Iván Muñoz
“Batalla de Santiago” es el termino castrense usado por el general Horacio Gamboa Núñez,-
jefe de la Guarnición de la capital-, al
informar en cadena radial sobre los graves sucesos que conmocionaron
al país el 1 y 2 de abril de 1957
comunicando que la situación había
sido controlada con un saldo 23 víctimas fatales y 500 heridos, allanamientos, destrucción de
bienes materiales, asalto a la Imprenta Horizonte, detenciones y relegaciones
de dirigentes sociales. Se suscitó un
intenso debate político y social
aumentando la presión sobre el Gobierno derivando en el Congreso Nacional cambios institucionales
como la aplicación de la cedula única electoral y la derogación de la llamada
“Ley maldita “que proscribía al Partido Comunista.
La administración de Carlos Ibáñez electo en 1952 con amplio apoyo electoral bajo el lema del
“General de la Esperanza” había derivado en
una grave crisis económica
perdiendo todo apoyo político y social, para remontar el gobierno aplica las medidas reactivadoras de corte liberal
recomendada por la Misión Klein-Sacks: congelando salarios, eliminando la fijación de precios y otras imposiciones que
desatan un rechazo generalizado. El alza del pasaje de “micros”, activa el
repudio colectivo e irrumpen en Valparaíso organizadas manifestaciones de rechazo promovidas por el
Comando Contra las Alzas organismo
constituido por la CUT, Federaciones Estudiantiles, trabajadores portuarios y marítimos, partidos políticos.
En una de las manifestaciones había
resulto un trabajador muerto víctima de la represión policial.
El fenómeno social se extiende
espontáneamente sin conducción central, la fuerza de las
multitudinarias manifestaciones en la
capital adquiere tal gravedad que es sobrepasada la fuerza policial
disponiéndose el uso del ejército bajo el mando del Jefe de la Guarnición de
Santiago Horacio Gamboa Núñez.
Los hechos no solo estuvieron circunscritos a las grandes ciudades, ¿cómo vivimos los entonces
adolescentes y habitantes del San Antonio esos días? Los sucesos informados
radialmente repercutían entre los
estudiantes del Liceo Fiscal del puerto, en el seno del Centro de Alumnos al que pomposamente denominábamos “Gobierno
Estudiantil,” integrado por los presidentes
de cada curso y la directiva generada democráticamente, se debatía que hacer frente al alza del
pasaje y lo que sucedía.
En Chile desde inicios del siglo pasado en torno al transporte
marítimo habían surgido incipientes
organizaciones sindicales marítimo/portuarias en que gravitaban la orientación
anarquista surgido del contacto de los
estibadores de Valparaíso con los tripulantes de barcos norteamericanos
afiliados a la Industrial Transporte Worker´s, I.W.W. y las otras con concepciones más avanzadas bajo el
impulso de la FOCH, Federación Obrera de Chile con gravitación del naciente
Partido Comunista de Chile. El movimiento sindical reivindicativo y político adquiría un potente foco en los puertos del país y en San
Antonio alcanzaron desde la segunda
década del siglo pasado gran notoriedad por la fuerza, organicidad y sentido de
clase entrando en reiterados conflictos con
las empresas multinacionales que
controlaban el transporte naviero
hacia y desde el Pacifico.
Los navieros por su parte ya
desde 1875 habían creado las Conferencias de Fletes o Conferencias Marítimas, “
Conferencia de Calcuta” regulando el transporte entre el puerto hindú e
Inglaterra, surgiendo así los primeros cárteles transnacionales del transporte marítimo
que determinan las condiciones de fletamento, rutas, tarifas, contratación de
mano de obra en puertos, imperando el
principio de la máxima rentabilidad y el rigor de sus códigos de conducta que
calificaba a los terminales de
carga según su eficacia operativa
.Circulaba en el medio naviero la definición de
“puerto sucio “para aquellos
terminales “conflictivos” aplicando
recargos tarifarios a esos destinos. De allí en parte surge el calificativo o
mote de “Puerto Rojo” que San Antonio mantuvo en décadas y del que muchos porteños se ufanaban, fue el producto de
los conflictos entre trabajadores y empresarios navieros, los portuarios
defendían sus reivindicaciones de todo orden y esto era una enseñanza y ejemplo para los vástagos de la
época.
En marzo y abril de 1957 en medio del tenso clima que agitaba
al país entre los liceanos del puerto
laten estos principios, deciden desde el
“Gobierno Estudiantil” rechazar al alza del pasaje de “micros”, dejan de asistir a clases y
manifiestan en las calles. El 2 de
abril convocan a una manifestación en la plazoleta de la
Gobernación Departamental, el permiso originalmente concedido se revoca,
decenas de estudiantes del Liceo Fiscal
repartieron en organismos sociales, sindicatos y colegios de la zona, un volante que argumenta la protesta y
convoca al mitin, volante aportado por
la Imprenta Orientación de aquel entonces.
Carabineros reclama la disolución del mitin por falta de permiso, al que
concurren trabajadores marítimos, portuarios, de la construcción, Fábrica de
Botones, mucha gente, la masividad permite que convengamos con Carabineros en caminar por la acera hasta
San Antonio y allí disolvernos pacíficamente. Marchando a la altura de Puertecito se origina un
incidente al paso de una “micro” generado desbande y agitación, en multitud
corremos hacia Centenario desde Barros Luco y 21 de Mayo, la tranquilidad
habitual se rompe estrepitosamente, gritos, consignas, carabineros, estudiantes
y gente de todas condición corren en una y otra dirección por Gregorio Mira,
Pedro Montt, Centenario, conmoción
general en el puerto.
Nos informan a los dirigentes que ha sido detenido un liceano,
temerariamente concurrimos a la Comisaria, Juan Pino, Humberto Carrasco y quien
relata, verificándose este dialogo:
“Solicitamos la inmediata
libertad de Diego Opazo”,
“¿Quiénes son ustedes?,” espeta
el oficial a cargo,
“Dirigentes del Gobierno
estudiantil”, respondemos al
unísono tratando de mostrar seguridad,
“Metan al calabozo a estos hu…….”, ordena el oficial poniéndose de
pie.
Luego de un tiempo somos trasladados al Servicio de Investigaciones,
Humberto Carrasco es recibido por su propio padre, detective de
guardia, lo amonesta por “meterse
con los comunistas”. Desde los calabozos
nos envían con cada uno de nuestros
padres ante el Gobernador Departamental,
que junto al Director de la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes, el
Coronel o Mayor de Carabineros, el Jefe de Investigaciones, más el Rector del
Liceo , inquirieren quien nos había inducido
a organizar la manifestación y sus móviles.
Como en la mayor parte de aquellos acontecimientos la conmoción en San
Antonio surgió de la espontaneidad y del clima reinante en el país, la base de
la Jota existente en el Liceo no había tratada el tema dada la inexperiencia de
quienes la componíamos y la falta de orientación central.
Liberados en torno a las 2 de la mañana un numeroso grupo de estudiantes
nos aguardaba, al día siguiente se presentó un carabinero en cada una de
nuestras casas y los “incipientes
conspiradores” fuimos conducidos al Liceo donde estábamos solo los
cuatro, el paro continuaba y aún no apreciábamos la magnitud de lo que conmocionaba al país y
sus repercusiones postreras...
Ivan Muñoz Rojas