lunes, 15 de octubre de 2012

DEMOCRATIZACIÓN, “IZQUIERDIZACIÓN”










DEMOCRATIZACIÓN, “IZQUIERDIZACIÓN”




Diputado Guillermo Teillier.
Presidente del Partido Comunista de Chile.

Se instaló un debate distorsionador. Una polémica que esquiva temas de fondo que tienen que ver con el desarrollo y las transformaciones que Chile necesita y que el movimiento social y ciudadano, mayoritariamente, reclama.

Hace unos días, junto al Partido Radical Socialdemócrata (PRSD), Izquierda Ciudadana, y el Partido por la Democracia (PPD), dimos a conocer un documento con propuestas programáticas, invitando a todos los partidos opositores y a todo el movimiento social a analizarlo para dar una discusión más amplia y avanzar hacia un acuerdo programático de la oposición.

Algunos representantes de colectividades políticas, de la derecha y editoriales de medios conservadores, insistieron en tachar dicha iniciativa como una “izquierdización”, lo que, entre otras cosas, dividiría a la oposición o no permitiría generar un consenso o la unidad necesaria.

Lo que está ocurriendo es todo lo contrario. Cuatro partidos de centro y de izquierda logramos un consistente acuerdo en materias centrales. No se trata de “izquierdización” sino de transformación.

Y en ese camino se está produciendo más acercamientos en el ámbito de la oposición política y social.

No se puede caer en reduccionismos o descalificaciones que parecen tener más propósitos mediáticos o quizá, plantear solapadamente que no se comparten las posturas democratizadoras y de cambios que estamos planteando.

Los hechos. El documento plantea que haya elección de Intendentes y consejeros regionales; que existan plebiscitos comunales vinculantes para garantizar la participación y resolución de los habitantes de los municipios; que se produzca un incremento del Aporte Fiscal al Fondo Común Municipal; que se cambie el sistema electoral binominal por uno proporcional; la existencia de plebiscitos nacionales vinculantes; reconocimiento de Chile como nación plurinacional; que se elimine y sancione todo tipo de discriminación y segregación; creación de una AFP estatal previo análisis con los trabajadores; profunda reforma tributaria que, sobre todo, permita al Estado una mayor recaudación con fines de desarrollo social; avanzar hacia una nueva Constitución que de cuenta real de derechos políticos, sociales, económicos y culturales; la Asamblea Constituyente parece el camino más legítimo, entre otros, para arribar a una nueva Constitución y construir una plena e inclusiva democracia.

Si se lee con atención, se trata de medidas esenciales para la democratización del país, el logro de la equidad, la justicia social y la mejora de la institucionalidad. Todo tiene un claro contenido y sentido democratizador de nuestro país. Todas son exigencias de la mayoría de la sociedad.

Si eso es “izquierdizar” para algunos, pues se trata de un calificativo que le colocan antojadizamente a la idea de transformar y democratizar. ¿No serán que no están de acuerdo con esos cambios y le colocan ese calificativo para oponerse? Quizá algunos debieran decir con mayor claridad que se oponen a ese listado de propuestas. Lo que, por lo demás, implica el continuismo del neoliberalismo, del sistema democrático limitado y acotado, y el cerco a las demandas sociales y ciudadanas.

Los acuerdos programáticos a los que estamos llegando en la oposición, apuntan a corregir graves inequidades y falencias del modelo y de la institucionalidad, apuntan a mejorar el sistema democrático, a garantizar derechos y participación de los ciudadanos, a velar por intereses de los trabajadores, de los pensionados, de los estudiantes, de los electores.

No se trata de “izquierdizar”, eso no está en ningún texto. Se trata de tener un Chile más justo. Y esas propuestas, lo decimos con convicción y responsabilidad, serán vitales si se quiere tener programa y candidato único de la oposición en la elección del 2013.

En este marco es conveniente no pasar por alto un editorial del diario El Mercurio, de fecha 10 de octubre, en que abordó este tema instalado por cuatro partidos de la oposición y el movimiento social. El periódico señaló que los planteamientos que hemos realizado “son los clásicos del estatismo de izquierda” y los califica de “fundamentalistas de izquierda”. Indica que “priman no pocos elementos ya probadamente fracasados en todos los ‘socialismos reales’”. Y según El Mercurio, las posturas expuestas crean “dificultades inmensas para sus socios”.

Si se lee con responsabilidad y serenidad la propuesta programática, se comprobará que los dichos de aquel editorial, una vez más, apuntan a la descalificación arbitraria, a la tergiversación y la demonización de las posturas democráticas de la izquierda y el progresismo. Nada de lo planteado, en verdad, puede meterse en una bolsa de medidas “fundamentalistas” ni de “estatismo de izquierda”. No hay que ir a los “socialismos reales”; hoy en países capitalistas, con gobiernos conservadores, existen sistemas electorales proporcionales, sistemas previsionales, de salud y educación públicos y estatales, plebiscitos y referendos para consultar a los ciudadanos,  y se desarrollan en su momento y de acuerdo a sus propias condiciones, reformas constitucionales.

Al contrario de lo señalado por El Mercurio, las propuestas ayudan a la unidad de la oposición  política y social, porque en lo esencial se comparten los cambios planteados.

Esto hay que señalarlo porque nuevamente un editorial de ese diario usa un lenguaje anticuado, tergiversador, propio de los tiempos de la Guerra Fría, que ni siquiera da cuenta de lo que está ocurriendo en Estados modernos y países incluso capitalistas donde hay estándares más avanzados de derechos ciudadanos. Ni de las crisis, como la europea, porque insistir en un modelo que atenta contra derechos y beneficios de pensionados, trabajadores y estudiantes. La verdad es que El Mercurio está defendiendo el actual modelo y la actual institucionalidad.

El asunto verdaderamente importante es que en Chile ya está instalado el desafío de efectuar cambios trascendentales para solucionar distorsiones e injusticias que la mayoría ya no acepta. Eso requiere que levantemos propuestas y medidas como las señaladas. No hay otro camino. De lo contrario, se perpetuará este sistema con todas sus inequidades, injusticias y limitaciones.