miércoles, 7 de diciembre de 2016

La Gesta








La Gesta

Si el hondo mar callaba sus dolores
las esperanzas levantó la tierra:
éstas desembarcaron en la costa:
eran brazos y puños de pelea:

Fidel Castro con quince de los suyos
y con la libertad bajó a la arena.

La isla estaba oscura como el luto,
pero izaron la luz como bandera,
no tenían más armas que la aurora
y ésta dormía aún bajo la tierra:
entonces comenzaron en silencio
la lucha y el camino hacia la estrella.

Fatigados y ardientes caminaban
por honor y deber hacia la guerra,
no tenían más armas que su sangre:
iban desnudos como si nacieran.

Y así nació la libertad de Cuba,
de aquel puñado de hombres en la arena.

Luego la dignidad de los desnudos
los vistió con la ropa de la sierra,
los nutrió con el pan desconocido,
los armó con la pólvora secreta,
con ellos despertaron los dormidos,
dejaron su sepulcro las ofensas,
las madres despidieron a sus hijos,
el campesino relató su pena
y el ejército puro de los pobres
creció y creció como la luna llena:
no le quitó soldados el combate:
creció el cañaveral en la tormenta:
el enemigo le dejó sus armas
abandonadas en las carreteras:
los verdugos temblaban y caían,
desmantelados por la primavera,
con un disparo que condecoraba
con la muerte, por fin, sus camisetas,
mientras que el movimiento de los libres
movía, como el viento, las praderas,
sacudía los surcos de la isla,
surgía sobre el mar como un planeta.


Pablo Neruda


Canción de Gesta (1960)