A Fidel
Fidel, Fidel,
los pueblos te agradecen
palabras en
acción y hechos que cantan,
por eso desde
lejos te he traído
una copa de
vino de mi patria:
es la sangre
de un pueblo subterráneo
que llega de
la copa a tu garganta,
son mineros
que viven hace siglos
sacando fuego
de la tierra helada.
Van debajo
del mar por los carbones
y cuando
vuelven son como fantasmas:
se acostumbraron
a la noche eterna,
les robaron
la luz de la jornada
y sin embargo
aquí tienes la copa
de tantos
sufrimientos y distancias:
la alegría
del hombre encarcelado,
poblado por
tinieblas y esperanzas
que adentro
de la mina sabe cuándo
llegó la
primavera y su fragancia
porque sabe
que el hombre está luchando
hasta
alcanzar la claridad más ancha.
Y en Cuba ven
los mineros australes,
los hijos
solitarios de la pampa,
los pastores
del frío en Patagonia,
los padres
del estaño y de la plata,
los que
casándose con la cordillera
sacan el
cobre de Chuquicamata,
los hombres
de autobuses escondidos
en
poblaciones puras de nostalgia,
las mujeres
de campos y talleres,
los niños que
lloraron sus infancias
ésta es la
copa, tómala, Fidel.
Está llena de
tantas esperanzas
que al
beberla sabrás que tu victoria
es como el
viejo vino de mi patria:
no lo hace un
hombre sino muchos hombres
y no una uva
sino muchas plantas;
no es una
gota sino muchos ríos;
no un capitán
sino muchas batallas.
Y están
contigo porque representas
todo el honor
de nuestra lucha larga
y si cayera
Cuba caeríamos,
y vendriamos
para levantarla,
y si florece
con todas sus flores
florecerá con
nuestra propia savia.
Y si se
atreven a tocar la frente
de Cuba por
tus manos libertada
encontrarán
los puños de los pueblos,
sacaremos las
armas enterradas;
la sangre y
el orgullo acudirán
a defender a
Cuba bienamada.
Pablo Neruda
Canción di
Gesta (1960)