domingo, 4 de enero de 2015

FORTALECER EL PARTIDO, DESARROLLAR EL COMBATE ANTIFASCISTA




NOTA DEL EDITOR: Este articulo fue publicado en el

BOLETIN DEL EXTERIOR N°41
mayo - junio 1980 - páginas 60 al 72

PARTIDO COMUNISTA DE CHILE





FORTALECER EL PARTIDO, DESARROLLAR EL COMBATE ANTIFASCISTA

por Gustavo Ojeda


Los clásicos del marxismo fundamentaron la necesidad del partido, de la organización de clase del proletariado- Engels declaró: "La Revolución de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos"

La concepción del Partido en Marx y Engels

En las luchas de hoy está en boga, por parte de la propaganda imperialista, tergiversar e incluso negar la doctrina marxista que une la teoría del movimiento obrero con la necesidad de la organización y unidad del movimiento obrero; con particular saña arremeten en contra del centralismo democrático y la disciplina consciente de clase.

Marx y engels estudiaron profundamente la sociedad capitalista; elaboraron una doctrina científica para aplicarla en el trabajo cotidiano, doctrina que se fue pertrechando y enriqueciendo en lucha contra el oportunismo.

Ellos estudiaron el movimiento obrero y sus organizaciones y formularon un primer sistema de ideas acerca de un partido proletario. De allí la creación de la Liga Comunista en 1847 y la 1a Internacional en 1864.

Podemos decir que ese es el período en que el socialismo pasa a la ciencia, a la teoría.

En el Manifiesto del Partido Comunista se empieza a perfilar el partido de manera más clara y, desde su aparición, se busca con mayor exactitud definir lo que será el auténtico partido revolucionario de la clase obrera.

La idea principal que se perfila es: debe ser fuerte, por su unidad orgánica, para luchar por la clase contra el oportunismo.

En el Manifiesto se fundamenta la necesidad del partido. Allí se expresa que son luchadores consecuentes los organizadores del proletariado y de su partido y que es necesario llevar la doctrina del socialismo al seno de las amplias masas.

Como es sabido, al unificarse el socialismo científico con el movimiento obrero, se formaron los Partidos Social Demócratas y luego los Partidos Comunistas. En una parte de los primeros surgieron los partidos auténticamente proletarios que rompieron definitivamente con el oportunismo.

La concepción del partido en Lenin

Lenin, para encabezar la lucha por la creación del partido auténticamente revolucionario, estudió y descubrió las especificidades de la lucha del proletariado en la época del imperialismo, con sus rasgos característicos.
El leninismo sintetizó la conclusión de que, con el surgimiento del imperialismo, la creación del partido es una necesidad histórica.

En la época del imperialismo todos los rasgos del capitalismo agonizante auguran las premisas materiales para la revolución socialista.

Maduran las condiciones objetivas; pero, las condiciones subjetivas tienen que ser creadas.

La destrucción del capitalismo sólo es posible por la acción consciente y revolucionaria de la clase obrera con sus aliados, bajo la dirección de un auténtico partido revolucionario del proletariado.

La experiencia más rica, ilustrativa y de importancia histórica fue la creación del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, sobre todo a partir de su II Congreso reunido en 1903. Los leninistas que pasaron a llamarse bolcheviques (mayoritarios) y los oportunistas dentro del Partido, mencheviques (minoritarios), se enfrentaron con concepciones distintas respecto a los principios de organización del Partído, en particular respecto al problema de la militancia.

En el terreno internacional, el surgimiento de este partido de nuevo tipo en Rusia produjo un viraje en el movimiento obrero internacional, repercutió de manera amplificada, pues los oportunistas a escala mundial se convirtieron en aliados de la burguesía monopólica y, por otro lado, los elementos más clasistas del movimiento obrero se nuclearon en torno a las posiciones de los bolcheviques.

En medio de la lucha revolucionaria, Lenin desarrolló la teoría sobre el Partido, en particular en sus obras "¿Qué hacer?" y "Un paso adelante, dos pasos atrás". En esta última sentó las bases orgánicas y elaboró, por primera vez en la historia del marxismo, la doctrina sobre el Partido como organización dirigente del proletariado y como arma fundamental en manos de éste, sin la cual es imposible derrocar el poder de la burguesía, Lenin asestó golpes demoledores a las tesis ideológicas y de organización de los mencheviques rusos, a los revisionistas, a los renegados del marxismo, al oportunismo en escala internacional.

Esto, como hemos dicho, tuvo enorme significación para el desarrollo del movimiento revolucionario en todos los países. V.I. Lenin concedía extraordinaria importancia a la organización. En la obra "Un paso adelante, dos pasos atrás" concluye: "En su lucha por el poder, el proletariado no dispone de más arma que la organización... El proletariado sólo puede hacerse y se hará inevitablemente invencible, siempre y cuando su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se refuerce con la unidad material de la organización, que cohesiona a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera. Ante este ejército no podrán resistir ni el poder decrépito de la autocracia rusa ni el poder caducante del capitalismo internacional. (V.I. Lenin. Obras Escogidas en 12 tomos, Editorial Progreso, Tomo II, pág. 392).

El partido leninista en Chile

Para nuestro Partido Comunista de Chile los principios leninistas de organización tuvieron, también, una importancia fundamental en nuestra formación como Partido: "La agudización de la crisis económica estructural, cuya causa es la dependencia del imperialismo y el atraso semifeudal y, a la vez, la agudización de la crisis política derivada de lo anterior, ha creado al partido de la clase obrera nuevos problemas, que no hubiera podido resolver de haberse mantenido en el nivel primitivo de su sistema de organización de asambleas... Esto se demostró cuando, después del auge revolucionario posterior a la Revolución de Octubre, la burguesía y la oligarquía establecieron la tiranía militar de Ibáñez en 1927, que entregó el control de la economía nacional al imperialismo yanqui. Entonces la policía contó con dos apoyos en su lucha contra el Partido: el grupo de los traidores trotskistas y la debilidad orgánica de las bases del Partido. Aprovechando este duro contraste en ese tiempo se hizo efectiva la organización de las células de industria y de calle y la exigencia de las condiciones leninistas para ser militante. En este terreno, como en tantos otros, los comunistas chilenos aprendimos del leninismo..." (Galo González, Principios N° 31, 1955, pp. 3-4).
Los rasgos característicos de nuestro Partido tienen su fundamento en las tesis leninistas sobre organización y normas de vida del partido:

1.      El Partido es la vanguardia consciente de la clase obrera.
2.      Es un partido vinculado estrechamente a las masas para servir a ellas. Debe realizar su          actividad entre ellas, comprobando si el contacto es real. Ello nos permite representar los    intereses vitales y llevar a la lucha a las masas.
3.      Es la vanguardia organizada de la clase obrera y se rige por el principio del centralismo    democrático. Debe imperar una alta conciencia y disciplina única para todos. Si el partido    tiene voluntad única, ésta puede convertirse en voluntad de la clase para la lucha   revolucionaria.
4.      El principio del centralismo democrático asegura unidad de programa y de táctica, junto a la        cohesión ideológica. Ello permite asegurar la simpatía y la adhesión de las masas por su   política, por su organización y el ejemplo de sus cuadros. Esta confianza  hay que ganarla     todos los días.
5.      Es el partido del internacionalismo proletario. Esto es parte de la esencia del partido, sobre   todo en la época del imperialismo.
         En particular, la posición de principios respecto a la URSS y los países socialistas es parte    fundamental de este principio,
6.      Su constante desarrollo y fortalecimiento es factor decisivo  en las luchas contra el fascismo.        Este arremete contra todo pensamiento democrático y humanista. En particular se ha          propuesto y ha fracasado respecto a la liquidación de nuestro Partido.

A parejas con la lucha antifascista, nuestro partido mantiene su fidelidad a los principios leninistas de organización y sus métodos consecuentes de trabajo partidario.

Estos están determinados por los Estatutos del partido, que han sido elaborados sobre la base del marxismo-leninismo.

Los estatutos sirven de fundamento a la actividad práctica en general y de cada uno de sus eslabones.

Nuestro Partido adecúa creadoramente las formas organizativas y sus métodos de trabajo a sus fines programáticos de una etapa histórica determinada, como lo es en la actualidad la lucha democrática antifascista.

Los Estatutos son la base de la unidad orgánica del partido, por medio de la cual se regula orgánicamente la vida interna acorde con la unidad ideológica y política del partido; además, alli se expresa la generalización doctrinaria de la experiencia histórica de la lucha revolucionaria de la clase obrera, tanto chilena cono a nivel internacional .

Por todas estas consideraciones, los principios y normas garantizan al partido un alto grado de organización en la lucha.

Los postulados expresados en los Estatutos señalan que el partido es el destacamento más avanzado y consciente de la clase obrera, el mejor organizado de todos, que encarna la alianza entre la vanguardia y las masas. Su unidad ideológica y orgánica hacen inadmisibles las fracciones y grupos dentro del partido.
Las bases ideológicas y organizativas actúan a través de las normas de vida del partido. Estas normas han sido creadas colectivamente por el partido y señalan la experiencia y la sabiduría colectivas de nuestro partido.

Normas de vida del partido

Las normas principales por las que se rige nuestro partido son: La militancia obligatoria de cada uno de sus miembros. Los derechos y deberes de los militantes y el lugar de cada uno en las filas del Partido. Las funciones de los organismos, su relación y tareas. La actitud y vínculo del partido hacia las organizaciones de masas.

Con estas premisas de su vida interna, nuestro partido enfrenta una situación nueva en su historia, cual es el desarrollo de su política de unidad antifascista de masas, en la clandestinidad en el interior del país y la organización del partido en cerca de 40 países extranjeros.

Hacer aplicables a esta situación los principios y las normas internas, no ha sido un problema simple.

En el interior, nuestro partido se desarrolla sólidamente, adquiere cada día mayor experiencia para su trabajo con las masas, desarrolla sus frentes con amplitud y esta presente de manera creciente en las luchas populares en todo el territorio nacional.

En el exilio se ha vivido un proceso de organización paulatina, que ha pasado por diversos periodos desde la designación de representantes por países, luego encargados en algunos frentes, hasta la definitiva organización celular y la dirección más colegiada en Coordinadores por país.

Desde luego, sobre todo a partir del Pleno de Agosto de 1977, estos coordinadores juegan un papel más propio, sus atribuciones se han ampliado y en general deciden en discusión democrática los asuntos de su organización; adoptan medidas políticas y orgánicas acordes con la linea general del partido y con la situación concreta en que desarrollan su trabajo considerando las particularidades de cada país. En este proceso dinámico y complejo surgen asuntos que es necesario considerar y analizar atentamente.

Es importante la permanente afirmación de los principios que determinan nuestra organización y sus normas de vida, métodos y estilos de trabajo. Es conveniente tener en cuenta los aspectos principales sobre los deberes y derechos, el papel de la célula y los organismos intermedios.

Deberes de los militantes del partido

Los comunistas se comprometen colectivamente a fortalecer y defender la unidad del partido participando creadoramente en la aplicación de su linea política, a militar regularmente en una célula, a desarrollar la ligazón del partido con las masas, a ser consecuentes y activos luchadores por sus problemas y reivindicaciones más sentidas, a ganar para el partido a nuevos militantes y a estudiar, profundizar y divulgar constantemente los principios del marxismo leninismo.

De la misma manera, a cuidar y mantener la disciplina del Partido, obligatoria para todos los militantes, sin excepción; a aplicar constantemente la critica y la autocrítica, para corregir los errores y defectos en el trabajo; a ser modesto, honrado y veraz con el partido; a cuidar las finanzas y bienes del partido; a mantener una sana vida pública y privada; a combatir el caudillismo, el amiguismo y el favoritismo en la vida interna del partido y en las organizaciones de masas, sintiéndose en ellas representantes del partido.

Además, a mantener permanentemente un amplio espíritu y práctica solidaria con los trabajadores y pueblos de todo el mundo y a ser activo participante en la lucha por la paz, por la distensión y el socialismo.

Derechos de los militantes

Entre los derechos de los comunistas está el de contribuir a la elaboración y aplicación de la linea del partido, realizando las observaciones y sugerencias que crean oportunas en los organismos que corresponda, incluido el Comité Central.

Además, el de participar activamente en los torneos regulares del partido, pudiendo elegir y ser elegido para sus órganos dirigentes; el pleno derecho a entregar sus opiniones previamente a la toma de decisión sobre cuestiones relativas a su persona.

La célula

La organización básica, fundamental del partido, es la célula. Allí se inicia la elaboración de la política del partido, allí se plasma la aplicación creadora de dicha política. Es además una escuela permanente de formación comunista. Por eso es importante que cada militante comprenda su importancia y sepa actuar en ella. La condición básica de la célula es la actividad y el vinculo hacia afuera. Una célula que basa su "actividad" sólo en reuniones es un organismo anquilosado, si no combina las reuniones con otras actividades vinculadas más estrechamente a las masas, al cumplimiento de la linea, a la formación, comprensión y fraternidad comunistas entre sus miembros.

Depende mucho todo esto del Secretariado de la célula, quien tiene el deber de preparar las reuniones previamente y seleccionar los temas a tratar en ellas, ojalá los menos posibles. Le corresponde preparar un informe breve, ameno y que entregue perspectivas políticas y proposiciones concretas; de manera que cada militante acuda a ellas con agrado e interés y que reciba tareas prácticas acordes con sus capacidades.

Como lo señalan los Estatutos del partido, la dirección de la célula será elegida por sus militantes, a lo menos, una vez al año. Cada uno de sus integrantes tendrá a su cargo una tarea especifica. El secretario de la célula debe preocuparse de cada uno de los militantes, mantenerlos informados del desarrollo político de los acontecimientos y de la coordinación y desarrollo de todos los aspectos del trabajo de la célula, en vinculación con los organismos superiores. El encargado de organización debe mantener el vinculo regular con los militantes, preocuparse de los aspectos concretos de la actividad de la célula, realizar las citaciones, anunciar los puntos a tratar oportunamente, controlar el cumplimiento de las tareas que se encomiendan.

En todos estos aspectos es muy importante el principio leninista de la dirección colectiva, de tener plena conciencia que lo que da fuerza al partido es el aporte de todos, la voluntad y trabajo de todos sus miembros.

Los organismos intermedios

Mayores son aún las exigencias que se nos presentan en los organismos intermedios del partido, donde es necesario hacer participar a cada uno de sus miembros y no concentrar todo en el secretariado. Es importante preparar las reuniones, discutir por frentes con informes de los encargados respectivos y terminar con las reuniones donde se discute de "lo humano y lo divino" y no se adopten resoluciones eficaces. Debe hacerse todo lo posible porque los coordinadores y los comités locales preparen calendarios de discusión y planes de trabajo realistas y comprensibles para todos los militantes, realizando esfuerzos por desterrar los métodos artesanales de trabajo y ponerse a la altura de la época; y que sus integrantes se sientan dirigentes y responsables del partido en su nivel, representantes de éste en la región o país determinado.

Se trata de elevar aún más el trabajo de nuestro partido, tanto en el interior como en el exilio. Ello implica desarrollar su fuerza política y su cohesión interna, levantar en alto sus grandes cualidades revolucionarias y que siga siendo el partido que más se juega contra el fascismo, caracterizado por su capacidad de movilización de masas, sus lazos con amplios sectores políticos y sociales, su firmeza política e ideológica, su irrenunciable internacionalismo.

Debemos resaltar el hecho que, a pesar del terror fascista, de la implacable persecución de los esbirros de Pinochet, nuestro partido continúa siendo uno de los destacamentos marxistas-leninistas más importantes del mundo capitalista.

La lucha por la aplicación de los principios leninistas

Una reciente reunión del Comité Directivo del partido dedicó una parte importante de sus discusiones a analizar y profundizar la consecuente aplicación de los principios y normas leninistas que informan y regulan la vida interna del partido.

Poner en discusión, como parte del desarrollo de la línea antifascista, un tema como éste obedece a la relación directa que existe entre el desarrollo y fortalecimiento del partido y el ascenso notable de las luchas de nuestro pueblo, que en 1979 y lo que va corrido de este año han alcanzado un gran vigor.

En efecto, sin menospreciar el aporte de cada una de las fuerzas políticas antifascistas, nuestro partido juega un papel decisivo en la nueva etapa de impulso de las luchas en contra de la dictadura fascista. Como lo señala "Nuestro Proyecto Democrático"; "...Dicho sin vanidad y sin sentido peyorativo para nadie, el partido es la fuerza política más organizada, unida y activa de cuantas existen en el país. Su sistema celular, su experiencia en el trabajo clandestino -acrecentada en estos últimos años- y su moral de combate que se afinca en sus convicciones ideológicas, le permiten no sólo subsistir, sino incluso recuperarse de los golpes recibidos y continuar siendo un factor decisivo en la promoción y desarrollo de las luchas populares" (Boletín del Exterior N°37, pág. 36).

De otra parte, el propio hecho de proponerse abordar el tema del partido nos indica que, a pesar de los esfuerzos del enemigo fascista por liquidar a nuestro partido, éste se yergue cada día más activo, con crecientes vínculos de masas y se fortalece internamente tanto numéricamente como en cuanto a la calidad de su trabajo revolucionario. Por tanto, existen condiciones para que al calor del cumplimiento de sus innumerables tareas el partido siga creciendo y fortaleciéndose orgánica y políticamente.

El logro de cualidades tan apreciadas de nuestro partido no ha sido regalo de nadie. Al fragor del combate en las diversas etapas de su desarrollo, tanto en los períodos legales como clandestinos, el destacamento de vanguardia de la clase obrera chilena ha vivido su experiencia formativa como auténtica organización revolucionaria del proletariado. Ha habido intentos por apartarlo de las masas, por arrastrarlo a posiciones aventureras, sectarias y liquidacionistas o de derecha colaboracionistas; pero todas ellas han fracasado.

En su desarrollo interno, también ha sido particularmente interesante la lucha consecuente por la aplicación rigurosa de los principios elaborados por Lenin sobre el partido de nuevo tipo, como fuerza política de la clase obrera que puede alcanzar una magnitud política y social tal que se transforme en instrumento decisivo en el proceso histórico para la transformación misma de la sociedad.

El Partido Comunista de Chile ha pasado por innumerables pruebas del tiempo y las ha sorteado de cara y fundido con el pueblo.

Por ejemplo, el X Congreso del Partido, realizado en abril de 1956 en la ilegalidad, enfrentó con gran sentido autocrítico la política del partido y el desarrollo de su vida interna. Enfatizó la necesidad de tener en cuenta la aplicación consecuente del principio del centralismo democrático y que, por difíciles que fuesen las condiciones de lucha, éstas no justificaban su aplicación mediatizada. Al mismo tiempo, señaló la necesidad de restablecer a plenitud la dirección colectiva y la democracia interna en los órganos del partido.

El X Congreso permitió enfrentar la lucha resuelta contra los defectos. Se inició una rica discusión en los organismos de base y en la dirección, que permitió superar en esta etapa una cierta tendencia de sectarismo en lo orgánico y político y desarrollar las luchas, creando las condiciones para la formación de un Partido Comunista de masas, una declaración de la Comisión Política señalaba: ''La  Comisión Política piensa que debe, iniciarse a fondo en el partido una discusión en que se ventilen todas las dudas, interrogantes y criticas. Los organismos dirigentes y de base deben llevar a cabo este examen a la brevedad posible, a la luz de nuestros problemas y principios, y extrayendo las lecciones correspondientes para corregir los defectos y fallas en el partido, mejorar su trabajo en todos los órdenes, extender los vínculos con las masas" (José González, Curso sobre el partido, pág. 37).

Como hemos dicho, nuestro partido vive hoy una situación original. La mayoría de sus militantes lucha y combate en el interior del país a la bestia fascista. Pero, una parte no despreciable de militantes trabajan, luchan y actúan desde el exilio. El partido está estructurado orgánicamente, con sus células y órganos de dirección.

El propio proceso de construir una parte del partido en el exilio ha significado ingentes esfuerzos del Comité Central y sus órganos superiores. Podemos afirmar que en cada rincón del mundo donde hay un comunista chileno, allí hay un combatiente por la causa y la libertad de Chile.

La dirección del partido y el partido en su conjunto ha venido resolviendo complicados problemas políticos, orgánicos y de cuadros para mantener al partido unido, organizado y actuando como un todo,        con una dirección única.

Ponemos en un lugar destacado el aporte y el apoyo generoso a la causa de Chile de las fuerzas democráticas del mundo, en particular de la URSS y otros países socialistas. El artífice principal el cordón umbilical de esta solidaridad lo constituye cerca de un millón de exiliados chilenos y, entre ellos, los miles de comunistas repartidos por el mundo que a contrapelo de la dictadura, son chilenos y patriotas bien nacidos y palpitando con el destino de su pueblo.

En relación con esta situación compleja, vive, lucha y se desarrolla nuestro partido.

Para todos los comunistas está meridianamente claro que la fuerza del partido se encuentra en su unidad ideológica y orgánica, para ello es necesario la aplicación dialéctica y vinculada a la realidad histórica concreta del principio del centralismo democrático. Cuando el partido vive, como ahora, bajo una dictadura, la democracia interna no debe ser limitada más allá de lo estrictamente necesario. Centralismo y democracia son conceptos que están relacionados y que no es posible considerarlos separadamente en la vida del partido.

En el país, donde se vive bajo el fascismo, opera indudablemente con más fuerza el primero. Por otra parte, en el exterior nuestro partido se debe orientar a una manifestación mayor de la democracia interna, sin constitutir ello una negación del centralismo.

En la reunión del Comité Directivo a que hemos hecho mención, el compañero Teitelboim decía que "en algunos coordinadores la tendencia jerárquica desalienta la crítica justa y la considera un peligro y hasta un atentado contra el partido. Es un error que ha conducido a hechos graves en la historia del movimiento comunista".

Continuaba diciendo: "Uno de los rasgos positivos de nuestro partido es que, salvo en muy contados periodos, las relaciones entre los comunistas se han desarrollado en una atmósfera de fraternidad, con la confianza que corresponde entre compañeros. Pero a veces puede surgir alguien que supone tener la verdad en sus manos, o representar la línea pura del partido, que siembra la sospecha respecto de otros compañeros porque hicieron alguna critica o tienen en torno a algún problema una opinión diferente".

Los militantes y los órganos del partido deben evitar colectivamente esta situación. Todos y cada uno de los militantes merecen el respeto y la confianza del partido.

El Comité Central se preocupa por una relación mayor con los cuadros y los organismos inferiores. Que se produzca un nexo camaraderil  y fraternal y producir una vinculación estrecha entre los organismos dirigentes, los coordinadores, las células y los militantes.

Los organismos intermedios deben realizar un esfuerzo mayor para visitar las células, conversar con los militantes, conocer de los problemas del partido, recoger sus opiniones y sugerencias, resolver y satisfacer las inquietudes e interrogantes.

Se observa en el exilio una cierta tendencia, en algunos coordinadores, a la excesiva centralización, a la concentración de responsabilidades en pocas manos. Eso no ayuda al cumplimiento de las tareas, vulnera la dirección colectiva, destruye la iniciativa creadora  de los cuadros y militantes. La corrección de estos defectos debe realizarse sin dilación y proponer las enmiendas necesarias, sin que ello signifique a priori mal ánimo personal contra nadie. Se tratará siempre de superar errores para bien de la unidad y la salud del partido; para un mejor cumplimiento de sus responsabilidades.

El compañero Corvalán, con posteriorirdad al X Congreso, escribía lo siguiente: "Nuestros militantes quieren, con razón, tener arte y parte en la vida del Partido. No quieren ser como los soldados del ejército, que no pueden abrir la boca. Ellos critican, y es bueno que sigan criticando, incluso el trabajo de la Dirección del Partido. La democracia interna, la critica y la autocrítica, la corrección a fondo de los errores que pusimos en la picota el año pasado, cuando discutimos lo del culto a la personalidad y sus consecuencias, deben seguir adelante. Nadie de nosotros puede temer a la critica. Lo único que se exige es que esta critica siga siendo sana, que vaya aparejada a las tareas prácticas, no derive en la charlatanería y que en absoluto afecte a la disciplina del Partido, basada en el centralismo democrático que establece la subordinación de la minoría a la mayoría y de los órganos inferiores a los superiores. En esto no se puede perder un milímetro..." (informe al Pleno del Comité Central, 1957).

Estas afirmaciones tienen hoy una gran validez para nuestro trabajo.

Aplicar tanto el centralismo como la democracia

En la reunión del Comité Directivo que aludimos, diversos camaradas abordaron diferentes ángulos y observaciones relativas al partido.

Es necesario ganar, se decía, a todos los compañeros para que se sientan dirigentes de cada Coordinador; es necesaria la critica oportuna a los defectos. Las observaciones que se acumulan negativamente y se desbordan repentinamente no ayudan al partido ni a la formación  de los cuadros. Se insistió en la insuficiente vinculación de algunos coordinadores con la base del partido. Por ello, los militantes muchas veces se sienten poco o mal atendidos por los organismos dirigentes. A veces imperan métodos impositivos en que formalmente se cumple con la labor de convencimiento, sea con los organismos inferiores o militantes.

Tenemos que educar a militantes y dirigentes abiertos a la discusión, que no acepten todo como un fardo; que piensen, que se comprometan con el partido de manera consciente. Necesitamos un partido unido ideológica y politicamente; pero, esto no significa que no se desarrolle la necesaria discusión interna. Si llegáramos a temer la discusión interna podría ser más bien síntoma de debilidad ideológica o política.

Estamos, pues, ante la reafirmación de los principios que regulan nuestra vida interna. Esto nos obliga a tener más en cuenta los métodos de dirección colectiva; aplicar sin cortapisas el centralismo y la democracia en el partido; fortalecer aún más el papel de la célula, promoviendo, donde aún no se aplique, la disposición señalada en nuestros Estatutos en orden a renovar las directivas de células anualmente, en una asamblea especial de nuestro organismo base.

En los coordinadores se deberían realizar discusiones especiales sobre estos tópicos, revisar la distribución de tareas y terminar con el hecho de que haya camaradas que ocupan, sin ser absolutamente indispensable, varias responsabilidades a la vez; enfrentar los brotes negativos y adoptar acuerdos concretos para terminarlos.

Elevar aún más la confianza mutua entre todos los militantes, el respeto mutuo y desarrollar francamente la critica y la autocrítica, sanas y constructivas al interior del partido.

El compañero Corvalán ha dicho: "Cuando el Partido vive, como ahora, bajo una dictadura, la democracia interna funciona con algunas limitaciones. Sus órganos dirigentes no pueden, por ejemplo, ser electivos. De esto tienen conciencia nuestros militantes que, por eso, no hacen cuestión de ello. Pero ninguna limitación puede conducir a la negación de la democracia. Aún en las actuales condiciones es posible actuar de manera tal que la dirección busque y promueva la opinión de la base y establezca con ella una relación que permita transmitir rápida y correctamente la línea, conocer sus resultados, la experiencia práctica y recibir sugerencias enriquecedoras".

"Las condiciones del Partido que vive en el exilio no son las mismas que imperan dentro. En casi todos los países donde tenemos Partido organizado éste actúa legalmente, o poco menos. Pues bien, debemos revisar su funcionamiento en dichos países con vistas a desarrollar la democracia interna, a vaciar en el seno del Partido las interrogantes que surgen de los intrincados problemas del mundo contemporáneo, a darles respuestas adecuadas y a corregir, allí donde se dé, el excesivo centralismo. No se trata del destape puesto que la DINA-CNI funciona en muchas partes donde tenemos partido y no podemos confiar en los gobiernos y las policías del capitalismo. Se trata de avanzar en nuestra actividad conforme a las normas leninistas que contemplan uno y otro aspecto".

Orientados por estas concepciones firmes y flexibles debemos perseverar en el fortalecimiento de nuestro partido y las JJ.CC. y fortalecer su unidad como primer deber de cada militante. Esta unidad es necesario cuidarla y alimentarla ideológica y politicamente. Existirá siempre el peligro potencial de la dispersión ideológica como consecuencia de los intentos por apartar a nuestro partido de sus principios, en orden a que pierda su esencia revolucionaria, a que deje de lado su carácter proletario e internacionalista.

Es necesario perseverar en el estudio teórico y en la actividad rica y viva de sus organismos, en especial de la célula y posibilitar el conocimiento por el conjunto del partido, incluidas por cierto las JJ.CC., de sus principios, de su historia y sus tradiciones.

Así contribuiremos mejor a la lucha por terminar con la dictadura fascista de Pinocbet y aseguraremos la presencia de la clase obrera en la alternativa democrática que nuestro pueblo exige. "El Mercurio", portavoz de los monopolios y clanes financieros centra sus ataques contra el partido y pretende ilusionar a otros para que acepten un hipotético futuro régimen de partidos siempre y cuando se proscriba a los comunistas. Sin embargo sus intentos han fracasado y haremos esta situación irreversible si continuamos fortaleciendo nuestro partido ideológicamente, manteniendo y desarrollando su unidad en torno a su línea y a su dirección; multiplicando sus vínculos con las masas; haciendo que su linea política sea dominada plenamente por el conjunto del partido; realzando cada día sus características leninistas.

El compañero Corvalán ha expresado: "El asunto está en echarle para adelante con el movimiento de masas, con toda fuerza, en aumentar el ritmo en el trabajo y la pelea y en sellar en la práctica la unión de todos los antifascistas. A la aplicación de esta linea consagra y debe consagrar todas sus energías nuestro querido Partido, y para que sea capaz de cumplirla a cabalidad, en alianza con otras fuerzas, debemos hacerlo cada día más fuerte y más grande".