Eduardo Contreras
(desde Francia)
De nuevo este abril de olvidos y recuerdos, de sucesos que han hecho historia.
El 2 de abril de 1957, por ejemplo, gobernaba en Chile el entonces ex general
Carlos Ibáñez, la agitación social se extendía por el país ante el alza
incontrolada de precios, en especial los de la movilización colectiva, y
flotaban en el ambiente aires de fronda. Ibáñez preparaba un autogolpe, abrió
las puertas de las cárceles para que delincuentes comunes sembraran el caos en
el centro de la ciudad y lanzó soldados y policías a las calles a reprimir. Se
trataba de crear el escenario para la asonada.
Fue entonces cuando el Partido y las Juventudes Comunistas, a la par de continuar
al frente de la lucha, decidió salirle al paso a los golpistas y a la denuncia
agregó su presencia en el centro de Santiago para contener a los saqueadores.
Cuadros nuestros de la época, militantes de siempre hasta
hoy, se destacaron en esas jornadas en las que cayó asesinada la joven Alicia
Ramírez. No olvidaremos los tanques apostados en las puertas de la Escuela de
Derecho de la Universidad de Chile impidiéndonos el ingreso, ni los
enfrentamientos cerca del local que entonces tenía la FECH, ni las
persecusiones por el Santa Lucía.
Sólo 7 años después era Brasil el que amanecía con soldados y tanques en
las calles. El golpe de estado, manejado por políticos de derecha y militares brasileños,
con la conducción y apoyo financiero y militar norteamericano, terminaba con el
gobierno democrático del presidente João Goulart y se iniciaba en ese país por
más de 20 años la sangrienta era de las dictaduras militares. Hasta hoy día los
crímenes cometidos jamás fueron castigados y los ejecutores, cómplices o
encubridores, civiles y militares, circulan libremente por las calles de
Brasil.
En la madrugada del 17 de abril de 1961 unos 1.400 gusanos de origen cubano,
adiestrados y pagados por la CIA norteamericana, desembarcaron en Bahía de
Cochinos, sólo 2 años después del triunfo de la Revolución Cubana y con el
objetivo de destruirla. La resistencia patriótica de los revolucionarios cubanos
comandados por Fidel puso rápido fin a los planes imperialistas y aceleró el
proceso al socialismo.
En la madrugada del 2 de abril de 1982 los dictadores argentinos generales Videla
y Galtieri, se tomaron las islas Malvinas. Independientemente de la justeza de
la causa anticolonialista y del legítimo derecho de Argentina, no es dable suponer
nada de patriótico en los chacales que hicieron desaparecer a 30.000 personas
durante sus más de seis años en el poder, tras secuestrarlos, torturarlos,
matarlos y esconder sus cuerpos en fosas comunes o en el fondo del mar. Aquello
fue un triste episodio distractivo al precio de la vida de muchos jóvenes
soldados.
Y en este abril de 2012 conocemos de las indignantes declaraciones de los
nuevos próceres de la UDI, una de las fuerzas pinochetistas que sustentan al
gobierno de Piñera, que a propósito de su reciente cónclave y del aniversario
de la muerte, en abril, del ideólogo fascista Jaime Guzmán, pretenden mostrarse
como víctimas.
Precisamente ellos, los Novoa, los Chadwick, los Colomas, los Longueiras, adoradores
del genocida Pinochet, partidarios unos, altos funcionarios otros, de la peor
dictadura de la historia americana, insisten en exigir la extradición del
compañero Sergio Galvarino Apablaza desde Argentina, al que responsabilizan, a
sabiendas de que mienten, del caso Guzmán. Pero además, con rostro compungido, afirman
que tienen 2 mártires. Y lo dicen cuando acaba de conmemorarse un nuevo
aniversario del cruel degollamiento de tres destacados demócratas. Lo dicen
ellos, partidarios del régimen que hizo desaparecer, ejecutó ilegalmente y torturó
a miles de chilenas y chilenos. Es que son, además de cínicos, impresentables.
Tomado de: www.elsiglo.cl
del 06 al 12 de abril de 2012 N°1.605