Ayer se cumplieron 111 años del natalicio del grande escritor obrero Nicomedes
Guzmán. Para recordar al escritor de “La sangre y la esperanza” y “Los hombres oscuros”
en el Boletín Rojo, lo hacemos a través de un escrito del Historiador Iván
Ljubetic Vargas.
En su 111° natalicio:
Iván Ljubetic Vargas,
historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Cuando conversé con mi tío Juan Vargas
Puebla, el 10 de enero de 1991, en su segunda venida a Chile desde México donde
estaba exiliado, me entregó importantes
testimonios. Se refirió a hechos y
personajes. Entre estos, me habló con
enorme cariño, de su amigo y
compañero, Nicomedes Guzmán, el escritor
proletario con quien tenía interminables conversaciones en torno a un botellón en un bar, allá por San Pablo abajo.
Recordaba, por ejemplo, que cuando fue candidato a diputado por el Partido
Comunista en 1945, su amigo Nicomedes le había dedicado hermosas palabras en
“El Siglo”.
Efectivamente. Al revisar “El Siglo” del domingo 4 de febrero de 1945 encontré en su
página 2, un artículo de
Nicomedes Guzmán titulado "Un Obrero al Parlamento: Juan Vargas
Puebla", que en su parte final señala:
"Para su dignificación y para su honra, y para honra y
dignificación ciudadana, esta institución democrática que se llama Parlamento,
precisa de hombres como Vargas Puebla, forjados en la lucha por la realización
de las grandes esperanzas populares. Los
momentos cruentos que vive la nacionalidad, la realidad social nuestra, en
vísperas de abocarse al gran período social de la posguerra, necesitan de la
equidad, la serenidad y normalidad que sabrán proporcionarle los legisladores
más expertos en la lucha por los altos postulados del pueblo.
Vargas Puebla debe ir al Parlamento, porque es un genuino hijo del
pueblo, y porque lo sabrá representar
como corresponde a su fe en el triunfo de los anhelos colectivos..."
NACE EN EL SENO DE UNA FAMILIA PROLETARIA
Oscar
Nicomedes Vásquez Guzmán,
nació en Santiago el 25 de junio de 1914. Hijo de Nicomedes
Vásquez Arzola y Rosa Guzmán Acevedo. Su
padre desempeñó varios oficios, entre los que se cuenta el de maquinista
tranviario y ocasionalmente heladero ambulante; su madre, por otro lado, dueña
de casa, suplementaba el ingreso familiar con eventuales trabajos como empleada
doméstica.
En
su obra “Los hombres oscuros” reivindica
su origen proletario dedicando esta novela:
A
MI PADRE heladero ambulante
A
MI MADRE obrera doméstica
Adoptó el nombre de Nicomedes Guzmán para firmar sus
obras.
EN LA POBLACIÓN EL POLÍGONO
Corría la década de 1930,
en Santiago. Óscar Nicomedes Vásquez
desempeñaba diversos oficios. Al pasar por calle San Pablo, de regreso a su población
El Polígono, en la comuna de Quinta Normal, veía decenas de niños desamparados.
En más de una fría noche invernal, llevó a algunos de ellos a su humilde casa
para, junto a su esposa, alimentarlos y vestirlos, a pesar de los escasos
recursos que poseían como familia.
Óscar era el escritor que años después sería conocido
como Nicomedes Guzmán, que dio vida a
una de las obras literarias más grandes concebidas en nuestro país durante el
pasado siglo. Creación de enorme contenido social, que retrató y reflejó con
maestría a las masas pobres que migraban
del campo a la ciudad, que se hacinaban en conventillos y que vivían en la
miseria y luchaban por salir de ella.
SUS OBRAS LITERARIAS
En 1938, luego
de sus colaboraciones con la revista infantil “El Peneca”, publicó su primer
libro de poesías “La ceniza y el sueño”, Poco después, en 1939, apareció “Los
hombres oscuros”. Y, en 1943, salió a luz su novela capital: “La sangre y la
Esperanza”, situada históricamente en el conflicto de la huelga de los
tranviarios de la década de 1930, es una panorámica de una variada tipología
social.
MILITANTE COMUNISTA
Nicomedes Guzmán ingresó
oficialmente al Partido Comunista el domingo 8 de julio de 1945, en el acto de
clausura de la XVI sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista de
Chile. Se realizó en el teatro Caupolicán que se hizo estrecho para contener a
los asistentes. Junto con él recibieron su carné de militante comunista, el sabio
Alejandro Lipschutz, el poeta Pablo Neruda; el director de la Orquesta
Sinfónica de Chile, Armando Carvajal, la soprano Blanca Hauser, la poeta Olga
Acevedo, el poeta Juvencio Valle; el director del Teatro de la Universidad de
Chile, Pedro de la Barra, la maestra María Marchant y varios destacados
dirigentes sindicales.
MÁS LIBROS
En 1951 Nicomedes Guzmán publicó “La luz viene del mar” y, en 1954, “Una moneda al río y otros cuentos”
LUCHA Y ESCRIBE
Quizás es el único escritor de extracción proletaria
que participa activamente tanto en la lucha social como de la creación
literaria. Su literatura se aboca a la miseria y a la lucha de los obreros.
Uno de los valores fundamentales en el sector social
realista de la generación del 80, y sobre todo en la obra de Nicomedes Guzmán,
es la elección de los temas vivos en su momento histórico y de la vida nacional
de la época. Estos temas de Nicomedes Guzmán pueden resumirse en
la injusticia social, la explotación, la vida miserable de los suburbios, la
degradación moral en la pobreza y la corrupción en el poder, y son tratados en
su obra desde una perspectiva de identidad nacional. (Otros autores de la
generación del 80 fueron Francisco Coloane, Carlos Droguett, Volodia Teitelboim
y Fernando Alegría)
DURANTE EL GOBIERNO POPULAR
En el Gobierno de Salvador Allende la editorial
Quimantú publicó 50 mil ejemplares de “La sangre y la esperanza”. Sus novelas y
cuentos aparecieron en los textos de estudio y en los programas del Ministerio
de Educación.
BAJO LA DICTADURA
Después del golpe fascista del 11 de septiembre de
1973, las obras de Nicomedes Guzmán
fueron eliminadas de los programas escolares. “La sangre y la esperanza” y “Los
hombres oscuros” fueron calificadas de subversivas y quemadas en las hogueras.
OBRA LITERARIA
Su obra, que abarca tanto la novela y el relato como
la crítica, cuenta entre sus títulos más importantes: “Los
hombres oscuros” (1939), “La
sangre y la esperanza” (1943),). Su producción literaria indaga en la
miseria de las zonas suburbanas y se puede leer como una profunda reflexión
sociohistórica sobre las injusticias sociales de su época.
Su contacto directo con la miseria despertó una gran
rebeldía y un genuino anhelo de justicia. Su obra, desde su primer libro de
poesía en 1934, hasta sus novelas más importantes, se dedicó a explorar
desde una perspectiva marxista y metafórica, a la vez, las causas y
consecuencias de la desigual de las clases sociales en la sociedad capitalista.
En su vasta trayectoria,
Nicomedes Guzmán se preocupó de afianzar tradiciones, abrir nuevos surcos
profesionales, impulsar el trabajo de escritores inéditos, divulgar y
enriquecer lo nacional creando medios y tribunas.
DE “LOS HOMBRES OSCUROS”
“A nadie le preocupa este bello detalle de la vida del
conventillo: las mujeres madrugadoras trajinan de su cuarto a la cocina, de la
cocina a su cuarto, en los preparativos del miserable desayuno; algún chiquillo,
en otra pileta, se remoja las legañas; alguna chica triste, envuelta en un
añoso chal desflecado, las crenchas en desorden, echa los pasos hacia el
almacén de la esquina, tras una compra; o una vieja temblona sale a aguaitar al
panadero, seguida por un quiltro flaco y tiñoso, de lentos movimientos. A nadie
le preocupa este detalle. Sin embargo, aquí estoy yo y mi imaginación,
devanando la madeja cotidiana.
El frío bribón de la mañana me da un aletazo. Y
termino por lavarme definitivamente”.
DE “LA SANGRE Y LA ESPERANZA”
“Escuché a mí
padre pronunciar unas últimas y viriles palabras, y gritar: -¡Viva la
Federación Obrera!... Y lo vi lanzarse desde arriba con una agilidad asombrosa.
Abajo, unos cuantos brazos suavizaron su caída. -¡Este hombre, Señor, este hombre!
Mi madre, abandonando sus temores, o tal vez impulsada por los temores mismos,
salió puerta afuera. Hombres y mujeres uniformados subían a tropezones la
escalera. Otros corrían ya por la galería buscando refugio. Los que subían no
dejaron bajar a mi mamá, que regresó a la pieza llorando, mordiéndose y
hablando incoherencias. De nuevo en mi puesto, contemplaba la huida de los
hombres en la calle. Muchos se defendían. Se oían disparos. Resbalaban piafando
los caballos en las piedras mojadas por la llovizna. Había gritos. Insultos.
Maldiciones. Mi hermana, ojerosa, desencajada, temblequeante, no cesaba de
rezar. Corriendo por García Reyes, varios maquinistas, entre ellos mí padre,
gritaban con vigor, alzando los brazos: -¡Al Consejo, compañeros, al Consejo!
¡Al Consejo! Algunos trataban de reprimir el alud de lanceros. Mas la actitud
se perdía en inútil heroísmo, porque al instante caían barridos por las patas
de los caballos. Fue en aquel instante cuando vi al padre de Zorobabel saltar y
colgarse del cuerpo de uno de los lanceros, derribándolo de la cabalgadura. En
el suelo, sobre el ripio mojado, la lucha no duró un segundo. Una lanza lo
ultimó al primer puntazo. Y allí quedó su cuerpo, sangrante, palpitante aún,
junto al del soldado caído, aplastado por las patas de las bestias acezantes.
Más tarde, desde el balcón mismo de nuestro cuarto, entre mi madre y mi
hermana, nerviosas y lloríqueantes todavía, me enternecí viendo a mi amigo
Zorobabel llorar junto al cadáver de su padre, poco antes de que el carro de la
Morgue viniera en busca de los cinco o seis caídos. El depósito estaba
resguardado por doble fila de carabineros. Y muchos tranvías salían, dirigidos
por rompehuelgas e inspectores, llevando en la plataforma dos o tres soldados
bien armados. A mí me parecía que todo aquello era la celebración del dieciocho
de septiembre, por la profusión de banderas que se veía en las lanzas. Coceaban
los caballos sujetos por las riendas a las barreras de hierro y el aire
apestaba a guano fresco”.
LA OBRA DE NICOMEDES GUZMÁN
Narrativa
Los hombres oscuros
(1939)
La sangre y la esperanza
(1943
Donde nace el alba
(1944)
La carne iluminada
(1945)
La luz viene del mar
(1951)
Una moneda al río y
otros cuentos (1954)
El pan bajo la bota
(1960)
Estampas populares de
Chile: Crónicas (2007)
Poesía
Croquis del Corazón
(1934)
La ceniza y el sueño
(1938)
Antologías
Nuevos
cuentistas chilenos (1941)
Antología de Baldomero Lillo (1955)
Antología de
Carlos Pezoa Véliz (1957)
Autorretrato de
Chile (1957)
Antología de cuentos
[de] Marta Brunet (1962)
Antología de
cuentos chileno (póstuma, 1969)
SUS OBRAS SON IMPERECEDERAS
El corazón proletario de
Nicomedes Guzmán dejó de latir en la
madrugada del 26 de junio de 1964, un día después de su cumpleaños número 50.
Pero el escritor obrero sigue viviendo en sus obras y éstas son imperecederas.