La democracia, como parte de todo proceso histórico, ha sido objeto de
múltiples acepciones, especialmente las referidas al régimen político, desde la
antigüedad clásica hasta nuestros días.
Interesa precisar lo que queremos que ella sea en nuestro tiempo y sacar
las consecuencias pertinentes a la evolución de nuestro país y específicamente
a la situación actual.
Entendemos la democracia como el gobierno del pueblo realizado a través del
sistema representativo. Le damos un alcance político, social, económico
y cultural. La democracia hay que
buscarla no solamente como una estructura formal sino también como una realidad
vivida.
Consideramos que los componentes del sistema político democrático que se
expresan a continuación, constituyen una contribución al establecimiento de un
mínimo común democrático (concepto que se explicita en el numeral):
1. La amplia participación
ciudadana en los órganos de poder. Ésta debe estar presente en la Presidencia
de la República, el Congreso Nacional, el organismo colegiado de los gobiernos
regionales y los gobiernos municipales. Las consultas periódicas al pueblo en
el nivel local como los presupuestos participativos municipales, la iniciativa
popular de ley y otras similares son parte de la afirmación democrática.
2. El gobierno de la mayoría con
respeto de los derechos de las minorías. En este sentido es importante señalar
que los derechos de las minorías son los garantizados en la Constitución y no
los que solamente quiera concederles el gobernante lo cual es propio de las
dictaduras.
Componentes esenciales del sistema democrático son las personas, el Estado
y los partidos políticos, como expresión de ideología y de organizaciones
cívicas.
3.La elección periódica de las autoridades por medio del sufragio libre e
informado, con un sistema de asignación
proporcional de cargos.
4. El sufragio universal, producto
de una larga lucha histórica. La cuestión del voto voluntario u obligatorio nos
parece en ambos casos compatible con el régimen democrático, pero preferimos el
voto obligatorio en tanto subsista una educación política insuficiente,
herencia de la larga dictadura de Pinochet.
5. La existencia real y la
promoción de un sistema múltiple de partidos políticos organizados
democráticamente.
6. La duración de los periodos de
las autoridades elegidas, debe estar establecida en la Constitución.
7.La separación de las funciones o poderes ejecutivo, legislativo y
jurisdiccional del Estado. El control
constitucional de las normas tiene que ser revisado en una nueva Constitución.
8.La autonomía de los cuerpos intermedios de la sociedad, nacidos de la
libre iniciativa del pueblo. Esta autonomía se expresa en organizaciones y
movimientos sociales que deben tener canales de participación.
9. El total respeto a los derechos humanos. Nos parece que los derechos
humanos a considerar son los establecidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, a los cuales deben agregarse los
relativos al desarrollo sostenible, al derecho a una vida saludable y
productiva en armonía con la naturaleza y a la protección del medio ambiente,
en los términos de los Principios 1, 3, 4, 5 y 10 de la Declaración de Río
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
10.La tolerancia, el pluralismo y la fraternidad practicadas como virtudes
cívicas. Postulamos la existencia de una fe común democrática, como un concepto
secular basado en las experiencias y prácticas concretas, más allá de doctrinas
o ideologías. Por otra parte, creemos en la amistad cívica democrática, que es
lo contrario a la visión del otro como enemigo real o potencial, es sustento y
consecuencia del pluralismo.
11. En relación al concepto de fe
común democrática, distinguimos entre una ética mínima y una ética de máxima. Es
decir, para que haya una identidad social mínima, para que exista una sociedad
democrática, se requiere un conjunto de valores que comparten todos (o la gran
mayoría) los ciudadanos de un país. No se trata de una ética de máxima, que
está constituida por los valores y creencias que cada persona tiene como
proyecto de felicidad y bienestar. De estos últimos se puede dar testimonio de
ellos, pero no imponerlos en una sociedad plural con distintas éticas de
máxima, constituidas por valores y creencias personales diferentes.
12.De aquí surge también la relevancia del concepto de consenso, que no es
el casi imposible consenso unanimidad. Este no es el consenso al que hay que
referirse cuando se habla de democracia. Para que la democracia funcione se
requiere un tipo de consenso especial: un consenso-aceptación. Un compartir que
de alguna manera vincula. Identificamos tres niveles de consenso: consenso
respecto a los valores mínimos que se deben compartir en una sociedad; consenso
respecto a las reglas del juego, cuya norma esencial es el rechazo a toda forma
de violencia como instrumento de acción política en una sociedad democrática, y
consenso respecto a las políticas públicas específicas. Los dos primeros son
esenciales para la democracia: consenso respecto a valores mínimos, y consensos
respecto a las reglas del juego. No basta por lo tanto con consensos meramente
procedimentales, de los cuales en América Latina hay suficiente experiencia, de
que son efímeros. El consenso respecto a las políticas públicas, puede ser
necesario para aquellas políticas de Estado, que tienen una importancia clave
para la justicia en las relaciones económicas y en la vida cultural y social de
los pueblos.
13.La extensión de la democracia política a los componentes sociales,
económicos y culturales, implica el rechazo: toda discriminación, de las
situaciones de explotación y de la exclusión social. Esto tiene directamente
que ver con nuestra concepción de pueblo, siendo éste el origen del poder
público. El pueblo es la propia substancia libre y viviente del cuerpo político
y en este sentido la palabra designa toda la multitud, pero también designa de
un modo especial la comunidad de los no priviligiados. Los derechos universales
y garantizados son una expresión de la justicia en el orden económico y social.
Los componentes culturales de la democracia contienen todo lo relativo a las
expresiones de la libertad humana y específicamente en el caso de Chile, la
demanda de una relación que reconozca la identidad y los derechos de nuestros
pueblos originarios, basada en la justicia histórica, en el respeto mutuo y el
desarrollo libre y pacífico de todas ellas.
14. La igualdad, basada en la
dignidad común a todos los seres humanos, es un principio que estructura la
organización y el devenir de la sociedad. La democracia requiere como una
exigencia para su adecuado funcionamiento y para cumplir con sus raíces éticas,
un compromiso activo y permanente con la disminución y superación de las viejas
y nuevas desigualdades. El principio de igualdad es siempre una proyección
hacia el futuro, y podría decirse, que debe operar a pesar del pasado y para
cambiar el estado presente. La idea de igualdad se opone al determinismo
consistente en explicar el futuro de la vida de las personas y las comunidades
como una consecuencia necesaria e inevitable de las oportunidades que tuvo en
el pasado, o que tiene en el presente. La idea o concepción de la igualdad,
consiste en compensar el peso del pasado, para hacer menos desiguales las
condiciones del futuro.
15. En nuestro país se han
incrementado las desigualdades tradicionales o estructurales tales como las
referidas a la distribución del ingreso, la concentración de la propiedad, el
acceso a la salud, el acceso a la educación, a las pensiones de retiro. Pero
también, han surgido nuevas desigualdades algunas de las cuales se podrían
sintetizar en las siguientes: desigualdades con respecto a la posibilidad de
obtener un empleo permanente y de calidad; desigualdades respecto al trabajo de
las mujeres; desigualdades geográficas entre las regiones y comunas que tienen
que ver con capacidades decisorias existentes en ellas; desigualdades hacia los
pueblos originarios; desigualdades en relación al sistema de pensiones,
desigualdades respecto a la seguridad pública, etc. Existen adicionalmente un
conjunto de desigualdades referidas a la vida cotidiana y tiene que ver con el
acceso a la justicia, al transporte de las personas, al acceso los
equipamientos públicos, al acceso a
guarderías infantiles, a la
disponibilidad y utilización de los espacios públicos, y con respecto a la seguridad de las
poblaciones y barrios y otras.
16. Las antiguas y nuevas
desigualdades generan conflictos producto de la creciente toma de conciencia de
la profundidad de ellas en la vida cotidiana, y de que no tienen un espacio
adecuado donde pueden ser canalizados, y carecen de instituciones que se ocupen
de ellos. La acción en torno a dichos conflictos, suele moverse entre la
agresividad y la resignación. Esto da origen a comportamientos que se expresan
en la ausencia de participación y muy a menudo provocan en muchas personas
apatía y desinterés respecto a la vida pública y al funcionamiento de la
democracia.
17. En democracia es indispensable e imprescindible que la opinión pública
se forme y se exprese a través de medios de comunicación independientes, que no
dependan del poder político, ni del poder económico y que tengan suficiente
autonomía para formar opiniones en función de una pluralidad garantizada de
medios de comunicación.
18. Por último, nos parece que la
democracia por lo tanto, está en permanente evolución y perfeccionamiento para
adaptarse a las nuevas realidades.
Grupo de trabajo organizado por el ex Diputado Eugenio Ortega Riquelme
Demócratas Cristianos Comunistas
Carlos Eduardo Mena Marcos Barraza
Marco Antonio Rocca Eduardo Contreras
José Manuel Salcedo Juan Andrés Lagos
Patricio Palma
Fernando Quilodrán