lunes, 6 de mayo de 2013

RECABARREN Y LAS ELECCIONES








Tema expuesto por el Historiador Iván Ljubetic en el Foro Panel del CEILER "Recabarren y las Elecciones" realizado los dias 25 y 26 de Abril recién pasado, en el Salón de Acto de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.




       RECABARREN Y LAS ELECCIONES

Iván Ljubetic

Luis Emilio Recabarren Serrano nació en Valparaíso  en el Cerro Playa Ancha, el 6 de julio de 1876. Estudió cuatro años en una escuela primaria de ese puerto. Su familia se trasladó a Santiago. En la capital, a la edad de 14 años, comenzó a trabajar como obrero en una imprenta. Pronto aprendió el oficio de tipógrafo.

A pesar de ser duramente explotado, con largas jornadas, bajos salarios, agotadoras labores, tuvo la fuerza y la responsabilidad de leer, de estudiar. Fue un autodidacta que, capacitándose por su cuenta, se transformó en uno de los grandes  intelectuales que ha tenido nuestro país. 

Pero, más importante que eso,  ¡puso sus conocimientos al servicio de los trabajadores!
El 4 de junio de 1912 fundó el Partido Comunista, que durante diez años llevó el nombre de Partido Obrero Socialista.

Como  consecuente revolucionario, comprendió la necesidad de utilizar todas las formas de lucha. Por ello no subestimó, sino que por el contrario, impulsó la lucha electoral.

Elías Lafertte  relata en su libro  “Vida de un Comunista” que, estando un día  colocando un parche   dentro de una caldera, escuchó que lo llamaban. Se asomó y se encontró cara a cara con Recabarren, quien le explicó que lo estaba buscando para pedirle que lo presentara a los trabajadores de la oficina, pues andaba en campaña electoral, porque era candidato a diputado en las elecciones que culminaban  el 14  de marzo de 1915. Lafertte, sorprendido y orgulloso de la misión que le encomendaba, la cumplió lo mejor que pudo.

En esas elecciones el Partido Comunista presentó candidatos en cinco distritos.  En uno de ellos, Pisagua y Tarapacá, postuló a Luis Emilio Recabarren. Los otros lugares fueron:  Tocopilla y Taltal; Valparaíso, Santiago y Concepción.

 En la víspera de los comicios, Lafertte  bajó, desde la oficina salitrera donde laboraba, a Iquique. Allí se encontró con un grupo de amigos, que, al igual que él, habían venido a apoyar y acompañar a Recabarren. No salió elegido, obtuvo el 8.3% del total de los sufragios. Esto no lo desanimó. Esa noche habló a sus partidarios. Dijo: “Éste ha sido sólo el primer paso  hacia las largas batallas que nos esperan y en las cuales hemos de marchar todos  unidos”.

A través del país, el Partido recibió el 0,4% de los votos válidamente emitidos. No eligió ningún diputado.

En Tarapacá, además de la candidatura de Recabarren, el Partido levantó la del doctor Isidoro Urzúa a senador. También fue derrotado.  

Sin embargo, los comunistas eligieron a Enrique Salas, como regidor en Iquique, y otros dos regidores en Pisagua. Y, gracias a un  pacto electoral con el Partido Radical, eligió en esa localidad al segundo Alcalde.

En las elecciones parlamentarias del 10 de marzo de 1918, los comunistas participaron como Partido Obrero Socialista, junto con el Partido Socialista, en la Lista “Convención Revolucionaria”.

Obtuvieron el 0,64% de los votos. No eligieron diputado.

Recabarren estaba recluido en la cárcel de Tocopilla,  como prisionero político, cuando tuvo lugar el Segundo Congreso Nacional del Partido Comunista, realizado en Antofagasta el 1 y 2 de junio de 1920.  

Este evento acordó  proclamarlo candidato a la Presidencia de la República, para enfrentar al demagogo y uno de los más sangrientos  masacradores de nuestra historia, Arturo Alessandri Palma. Fue el primer candidato obrero a la Presidencia de Chile. No fue elegido, pero los comunistas, al levantar la candidatura de Recabarren, advirtieron a muchos sectores populares, embriagados con la demagogia de Alessandri,  lo que se podía esperar de éste.

Y así ocurrió. Triunfó Alessandri y, a poco de iniciarse su gobierno,  desató una brutal represión. En febrero de 1921, se perpetró la masacre de San Gregorio.

Pero, pese  a la salvaje represión, las fuerzas políticas del proletariado experimentaron un importante crecimiento.  

Fue así, como en las elecciones parlamentarias del 6 de marzo de 1921, en las  que el PC participó en un pacto electoral con la Alianza Liberal, una coalición de los sectores medios, fueron elegidos dos diputados comunistas, Luis Emilio Recabarren y Luis Víctor Cruz y unos quince diputados demócratas, varios de los cuales eran de extracción obrera y miembros de la FOCH.

El historiador Ricardo Donoso, en su obra “Alessandri agitador y demoledor”,  señala:
“Conquistaron bancas en esa Cámara representantes auténticos del proletariado, con el nombre de comunistas o socialistas, entre los que figuraron Luis Víctor  Cruz, Luis Emilio Recabarren, Juan Pradenas, Juan Vargas Márquez y Oscar Chanks”.  

En esos comicios, el Partido obtuvo el  1,4% del total de la votación nacional. Pero en la provincia de Antofagasta  alcanzó el 28,3% de los sufragios, eligiendo como diputado a Recabarren. 

En Pisagua y Tarapacá, logró igualmente una alta votación, siendo electo Luis Víctor Cruz.  Del resto del país, sólo presentó candidato en Santiago. 

En las elecciones parlamentarias del 9 de marzo de 1924, los comunistas participaron en la Lista “Movimiento de Izquierda de Chile”. Llevaron varios candidatos  a diputado, entre ellos Luis Emilio Recabarren. En estos   comicios el Presidente Arturo Alessandri Palma llevó a cabo una escandalosa intervención electoral y la abstención alcanzó al 30%. Los candidatos comunistas reunieron el 0,49% de los votos y no eligieron diputado.

Los comunistas, encabezados por Recabarren, utilizaban las tribunas que les brindaban las campañas electorales, para exponer sus puntos de vistas, educar a la gente y ganar militantes.

En la misma línea de Recabarren, Luis Corvalán Lépez hizo importantes aportes teóricos. Algunos de estos los encontramos en el folleto “Nuestra vía revolucionaria”, que forma parte de su libro “Camino de Victoria”, publicado en 1964.

Allí planteó que existen dos vías revolucionarias: la vía violenta y la vía pacífica. Ambas son revolucionarias porque tienen por objetivo lograr transformaciones revolucionarias.

Aclaró Luis Corvalán que “la vía pacífica propone la lucha de clases y no la colaboración de clases, no una existencia amigable entre explotadores y explotados...”

Subrayó que las elecciones son sólo una parte de  un  proceso. Señalando que “se incurriría en una desviación reformista de tipo electoralista, si ellas se plantearan  como algo despojado de la lucha reivindicativa de las masas, si todo se circunscribiera a la exaltación del candidato, al cumplimiento  de las tareas específicamente electorales.

Lo fundamental, enfatiza Corvalán, es y será siempre la movilización de las masas por sus derechos vitales, por sus aspiraciones más sentidas, por los objetivos económicos y políticos de cada momento”. (Hasta aquí la cita de Corvalán). 

Para los comunistas, entonces,  las elecciones son una de las formas de lucha,  que adquiere enorme importancia en algunos momentos del desarrollo de la lucha de clases.

La moderna lucha de clases, la existente entre los trabajadores y la burguesía, comprende tres aspectos: la lucha económica, en que el arma principal es el sindicato clasista; la lucha ideológica, cuya herramienta es nuestra ideología revolucionaria, el marxismo leninismo, y la lucha política, la toma del poder político, que tiene como su instrumento el Partido revolucionario de los trabajadores.

La lucha electoral, reúne, en cierto sentido, a los tres aspectos de la lucha de clases.

Como hemos visto, el Partido Comunista, desde tiempo de Luis Emilio Recabarren, le ha asignado especial importancia a las elecciones. Nuestro propio fundador fue candidato a la Presidencia de la  República en las elecciones de junio de 1920 y, en repetidas veces, a parlamentario

En la historia de Chile ha habido elecciones que han sido un hito significativo. Citaremos tres  ejemplos:
1.     Las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 1938, en que triunfó el candidato del Frente Popular, Pedro Aguirre Cerda, abriendo camino a un gobierno democrático y progresista. Uno de los cuatro mejores de nuestro país.

2.     Las presidenciales del 4 de septiembre de 1970, en que Salvador Allende obtuvo la primera mayoría relativa, que luego de
60 días al rojo, permitió la llegada del Gobierno Popular, que ha sido el más patriótico, democrático y revolucionario que ha tenido Chile.

3.     Las parlamentarias del 4 de marzo de 1973, en que la Unidad Popular al obtener el 43,9% de los sufragios derrotó el “golpe blanco”  de la oposición reaccionaria, que pretendía derrocar al Presidente Allende por medio de una acusación constitucional para lo cual necesitaba dos tercios del Senado.

Las elecciones no son un fin en sí mismo. Son un medio para, que en un momento en que se produce en mucha gente un “despertar” político, llegar a los diversos sectores,   para crear conciencia. A Salvador Allende le escuché muchas veces decir: “No vengo a pedirles el voto, vengo a sembrar la semilla en vuestras conciencias de la necesidad de cambiar Chile”; además,  ganar la adhesión para nuestros candidatos; hacer crecer al Partido en cantidad y calidad; y sobre todo, movilizar a la gente por sus problemas.

Para triunfar en unas elecciones es necesario un buen trabajo electoral.

Una campaña ejemplar fue, la llevada adelante por los partidos de la Unidad Popular, en las elecciones presidenciales de 1970.

Fue la más breve de las realizadas por la Izquierda chilena. Se inició el 22 de enero  de 1970, cuando los otros dos candidatos habían iniciado las suyas hacía a lo menos un año, y finalizó el 2 de septiembre de 1970. 

Apenas 223 días. Pero fue una campaña a la ofensiva. Se constituyeron en el país cerca 15 mil comités de base de la Unidad Popular, los CUP, que no sólo se dedicaron a los trabajos  electorales, sino que tomaban los problemas concretos de la gente y organizaban la lucha por sus soluciones. Además de tener un excelente candidato, se puso al centro de la propaganda el Programa de Gobierno de la  Unidad Popular. En los marcos de la campaña se realizó el primer paro nacional de campesinos, se  efectuó un paro político en la zona del carbón, cuando la visitó el candidato de la derecha. Hubo tomas de terrenos. Las Brigadas Ramona Parra y brigadas de otros partidos, realizaron una propaganda caracterizada por la calidad y cantidad de ella. Se derrotó la campaña del  terror psicológico, fundamentalmente a través de una acción de comando llevada a cabo por un grupo de jóvenes comunistas, conocida como “Operación Andalién”

Se recorrió prácticamente todo el territorio nacional con el candidato. En todos esos aspectos los comunistas estuvimos en la primera fila.

Entonces y ahora, hemos sido y somos fieles al legado de Luis Emilio Recabarren.