miércoles, 22 de mayo de 2013

DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE, EN HOMENAJE A MILITANTES COMUNISTAS DESAPARECIDOS EN CALLE CONFERENCIA










DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE, DIPUTADO GUILLERMO TEILLIER, EN EL HOMENAJE A LOS MILITANTES COMUNISTAS DETENIDOS Y DESAPARECIDOS EN CALLE CONFERENCIA EL AÑO 1976. SÁBADO 11 DE MAYO 2013.-

Queridas Compañeras;
Estimados Compañeros;
Familiares de nuestros compañeros dirigentes, detenidos desaparecidos;
Amigas y amigos, dirigente de organizaciones sociales;

Antes de llegar a este acto y durante casi todo el día de ayer, como diputado me correspondió estar en una serie de actividades de celebración del Día de la Madre. Y cuando venía para este lugar, pensaba en lo que sufrieron las madres después del Golpe de Estado en Chile. Nuestras madres, las madres de nuestros hijos, las abuelas, cuántas que tuvieron que soportar la lejanía de sus seres queridos, la vida clandestina de un compañero ausente, muchas de ellas participando en la lucha clandestina contra la dictadura, cuántas no fueron torturadas y sometidas a las peores vejaciones. Cuántas de ellas soportaron la ejecución o la desaparición de una hija o un hijo.

Celebramos el Día de la Madre, pero quien podría negar que nuestras madres, que sufrieron, que estuvieron frente a la lucha contra la dictadura, merecen una felicitación especial. Yo les pedirían a ustedes, de todo corazón, un aplauso a nuestras compañeras, a nuestras madres.

Venía recordando a nuestros compañeros. Yo los conocí prácticamente a todos ellos. Cuando yo ingresé a las Juventudes Comunistas, conocí como secretario de las JJCC al compañero Mario Zamorano, quien en los días del Golpe era el Encargado Nacional de Organización de nuestro Partido. Conocí a Jorge Muñoz, no me acuerdo si pololeaba o ya estaba casado con nuestra compañera Gladys Marín, era un gran compañero, de la dirección de las JJCC. Al compañero Donato no lo conocí mucho personalmente, pero lo veía seguido, era un gran dirigente sindical del Partido y miembro también de nuestra dirección. Y el compañero Uldarico Donaire, yo nunca lo conocí con ese nombre, lo conocí como Rafael Cortéz, él usaba chapa, y todos lo conocíamos así, y llegábamos al local de Teatinos, y él tenía una oficina que le decían “El cuartito azul”, y cuando a uno lo llamaban para allá, era para sentarlo en el “cajón con vidrio”. Él era el Encargado de la Comisión de Control y Cuadros del Partido, hoy día sólo tenemos cuadros, o el Tribunal de Disciplina que por Ley deben tener todos los Partidos. Y a la compañera Elisa Escobar también la conocí, ella era enlace en los tiempos de la dictadura, era de las personas que corrían mucho riesgo, porque tenían que llevar las comunicaciones entre dirigentes, entre distintas partes de la organización del Partido, y cuando los enemigos se dieron cuenta de eso, pusieron mucho ojo en los enlaces, y en ese procedimiento cayeron compañeras y compañeros, aunque ellas y ellos no fueron responsables de eso, si no que fueron víctimas del accionar de la feroz represión.

Puedo decir que estos compañeros a nosotros nos dieron una formación especial y seguramente muchos de los que están acá podrán corroborar mis palabras. Ellos nos enseñaron a luchar, a respetar al ser humano. Nos inculcaron la honradez, el nunca robar ni aprovecharse de lo que no es de uno, de lo que no es nuestro. Nos enseñaron a actuar con fraternidad y nos enseñaron a actuar con serenidad en los momentos más difíciles. 

Siempre nos inculcaron que para conseguir los objetivos que buscan la felicidad del pueblo, para eso hay que luchar y hay que buscar la unidad para conseguirlo. Eso es lo que nuestro Partido ha hecho a lo largo de su historia y ha conseguido grandes triunfos, como lo fue el de Salvador Allende.

Estos compañeros fueron los que se quedaron a cumplir las tareas en Chile, se quedaron para mantener en alto la dirección del Partido Comunista, fueron los que recibieron la tarea de reconstruir del Partido a lo largo de Chile, y de contribuir también a reconstruir la organización social, que estaba descabezada, sobre todo las organizaciones de los trabajadores.

Hubo otros compañeros junto a ellos. Desde luego, el compañero Víctor Díaz, Secretario General de nuestro Partido. Hubo otros que convivieron con ellos y que en algún momento la dirección los mandó fuera del país. Había muchos compañeros que entraban y salían. 

Este grupo de compañeros de calle Conferencia, cumplieron la tarea honrosa de organizar al Partido. Ellos, junto a otros compañeros, fueron los formadores de centenares y quizá miles de cuadros del Partido. De esos cuadros, centenares están muertos, fueron ejecutados o son detenidos desaparecidos. Miles de esos compañeros pasaron por las cárceles y los campos de concentración y fueron torturados. Centenares de miles fueron despedidos de sus trabajos o enviados al exilio. 

Ellos simbolizan a todos aquellos que pasaron por esas vicisitudes, lo simbolizan con honor y se lo decimos una vez más a sus familiares. Ustedes tienen en su corazón y en lo más profundo de su ser estampada la figura de estas compañeras y estos compañeros y les decimos: siéntanse orgullosos porque nos representan y nos representarán siempre, y nunca sus nombres podrán ser borrados de la faz de esta tierra; ellos les pertenecen al pueblo, a aquellos que sufrieron, que también lucharon, que fueron víctimas y que fueron héroes en la lucha contra la dictadura. 

A ellos les debemos mucho de lo que somos hoy día, y se lo seguiremos debiendo por mucho tiempo más.

Esas enseñanzas no las podemos olvidar. Hoy el Partido de nuevo se pone de pie, levanta su cabeza, juega un papel histórico con la reconstrucción de la democracia en nuestro país y va a jugar un papel histórico también, junto al rol que juega el movimiento social y sobre todo el movimiento obrero y de los trabajadores, de la mayoría del país y de quienes construyen nuestras riquezas.
 
En estos días, a quienes somos herederos de estos compañeros caídos en la calle Conferencia, sobre todo los jóvenes, nos corresponde tomar decisiones complejas y difíciles, pero que tienen directa incidencia en lo que será el futuro de nuestro país. 

Tal vez no logremos hoy todo aquello con lo que soñamos, no lograremos hoy todos nuestros objetivos. Todo hay que mirarlo como un proceso, las cosas no se consiguen de buenas a primeras. Pero nunca podemos perder la confianza en que si actuamos con la razón y actuamos a favor de aquellos que necesitan que Chile sea un mejor país, que tenga una mejor sociedad, que sea un país realmente democrático y participativo, saldremos triunfantes.

Necesitamos, por ejemplo, que se escuche a la gente y que se permita participar al pueblo, incluso en asuntos del Estado. Por eso es que estamos promoviendo la necesidad de cambiar la Constitución, ojalá con una Asamblea Constituyente; cambiar el sistema electoral binominal, instalar la educación gratuita y de calidad; mejorar la salud pública y que todos puedan tener acceso a ella; por eso queremos una nueva institucionalidad laboral, derecho de los trabajadores a organizarse sin que sean perseguidos, derecho a huelga y desde luego, un nuevo sistema de pensiones; queremos un nuevo trato para nuestros pueblos originarios, queremos la igualdad para la mujer; queremos que los jóvenes puedan vivir en un país libre de miseria, de drogadicción, de delincuencia; queremos un nuevo Chile y lucharemos por eso hasta vencer y lo haremos en nombre de nuestros compañeros caídos. 

Mil veces venceremos, compañeras y compañeros.