miércoles, 10 de abril de 2013

De sueños, poemas épicos, utopías y hombres verdaderos








De sueños, poemas épicos, utopías y hombres verdaderos[1]

Lautaro Araneda

El 16 de Abril de 1975, Se Conmemora el inicio de lo que se ha denominado la Tarea Militar, entendiéndose por ello, el inicio de la formación profesional de militantes revolucionarios en el terreno militar. Hecho histórico e inédito en el desarrollo de las luchas de nuestro pueblo.

Abril, mes de transición entre la placidez del verano y su antagónico el invierno. Abril es de mañanas heladas, tardes heladas y jugueteando entre ambos un sol que lucha por sobrevivir. Para el conjunto de los ciudadanos cada vez más embrutecidos de este país, abril es abril, un mes más, no como septiembre, chicha y chancho, o diciembre, meta abrazo y cola de mono. Del resto de los meses… bueno, matinales, ministras santurronas, pasquines seudo irreverentes que de vez en cuando me hacen forzar una sonrisa frente a algún quiosco, presidentas que no son presidentas, sino portavoces de un segundo piso, empresarios defensores de pobres, y una derecha inmaculi…, perdón, perdón, una derecha inmculada de sotana y aureola angelical, fiscalizadora de administradores corruptos.

Que tengo para escribir sobre este mes y que tenga de interés para los demás, tal vez nada.

Adonde nuestras industrias / Adonde los campesinos / Adonde la democracia / Y los desaparecidos[1].

Abril, mes que me trae en imágenes callejeras muchos queridos rostros cuando corro sofocado en esta burbuja hedionda y apestosa llena de contaminantes, cuando me convierto en metronauta sobajeado y apretujado, cuando leo los anuncios de la farándula política de esta ciudad cada vez menos humana que me recuerda el libro “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, esta ciudad de todos, o como de todos… de frentón, más bien de algunos.

Marilao en el merken (me dijeron que era Mechken), inocente de apariencia pero de cuidado en su esencia, Raúl en el rostro de los niños, (“niños”, no estatuas de niños, cabros traviesos con caras de yo no he sido… tranquilos pero no tanto, tranquilos a la chilena), a Julián Peña cuando leo poemas, al Roberto (el huevo) siempre impecable, siempre pintoso, al Jacky con su mirada de preocupación en esos últimos días por las calles de Ñuñoa, a Benito y su asombrosa convicción, a Carlitos cada vez que se habla de la Habana y de conquistas sentimentales, al Payo cuando veo a alguien con barba a lo Abraham Lincoln, a cachencho y su amistad. Siempre culposo por aquellos que no recuerdo su nombre y por aquellos que no conocí, y temeroso a olvidarme de ellos. Todos jóvenes, alegres, todos talleros, ninguno perfecto, todos con sus debilidades, virtudes y grandeza, todos “normales” en apariencia, digo en apariencia ya que el temple, la valentía, la entrega, el compromiso, la solidaridad, son facultades de los grandes, de aquellos hombres que dejaron todo para que los niños nacieran en una sociedad mejor (no en los baños), diferente, solidaria, en una sociedad humana, donde los humanos se asociaran libremente. Estas categorías eran norte y horizonte de ellos, de los muchos.

Adonde nuestros colegios / Adonde los hospitales / Adonde nuestros maestros / Y sueltos los criminales[2].

Quien diga que la sociedad de la subjetividad, esta oscura sociedad que nos envuelve no lo ha cambiado, es al menos dudoso, valores y principios todos trastocados, todos inmersos en nuestras pequeñeces y luchas de sobrevivencia, alejados de aquello por lo que fuimos capaces de entregar todo. Hoy nos caracteriza el individualismo organizacional y personal del “management participativo”. El sectarismo, el fundamentalismo, la descalificación nos permea y se abre paso. Que pertinente en estos días aquel poema que era clásico en la época donde el enemigo era evidente a como se nos presenta tan mañosamente hoy. “Primero se llevaron a los judíos.../ pero como yo no era judío, no me importó./ Después se llevaron a las comunistas,/ pero como yo no era comunista, tampoco me importó./ Luego se llevaron a los obreros,/ pero como yo no era obrero tampoco me importó. Mas tarde se llevaron a los intelectuales,/ pero como yo no era intelectual tampoco me importó./ Después siguieron con los curas,/ pero como yo no era cura, tampoco me importó./ Ahora vienen por mí, pero ya es demasiado tarde", de Bertolt Brecht.

Como no recordar a jóvenes y hombres verdaderos como Carlos Godoy que estando en Nicaragua y no encontrándose con sus camaradas socialista, pidió militar con los comunistas por que para el era lo mismo, luchaban por lo mismo, miristas, comunistas, socialistas, radicales, comandantes, lautaristas o aquí en el terruño, cuando se salía a la calle ¿es que alguien preguntaba por la camiseta o se molestaba por la bandera que el otro portaba, o por su género o condición sexual? Como hace falta esa generosidad y claridad para enfrentar al enemigo, ese oscuro y retorcido ente oculto en las sutilezas del mercado y del consumo, con su agente la enajenación moviendo sus fichas las cuales son compradas por cada uno de nosotros haciéndonos trasmitir con mochilas empalagadas de pasado, sin advertir la realidad que se nos escurre cada día mascullando frustraciones impedidos de mirar el futuro, tratando de reconstruir ese tiempo que ya paso. Terminando varados construyendo torres de Babel.

Jóvenes, muchos jóvenes, los jóvenes de hoy llegan a esta realidad binaria y virtual, con sus mail, sus mp3 y mp4, sus blog, sus I-phone, sus planchados de pelo, sus trajes negros, pelos tiesos con “Muss”, sus celulares, conformando tribus y comunidades. Es la nueva realidad (con la misma explotación y barbarie), realidad, que nos guste o no, les estamos heredando. Creo que hoy lo que podemos hacer es evitar de dejarles además, frustraciones, lecciones y dogmas de catedrales. Dejémoslos volar, que emprendan el vuelo, el joven revolucionario buscara los espacios y avanzara, ayudémosles a despegar, pero solo, solo a despegar, estos jóvenes como los de ayer darán que hablar, cada generación lo hace, esta ya lo está haciendo no nos olvidemos de la revolución que los segundarios realizaron sin permiso alguno. Dejémosle la memoria de otros jóvenes como ellos, alegres y comprometidos.

Pueblo contra pueblo / Inocente y confundido / Alguien logro separarnos / Para unir al enemigo[3].

Los “jóvenes” combatientes internacionalistas chilenos son recordados como héroes en Cuba, Nicaragua, El Salvador y en otras tierras por su entrega, su valor y su solidaridad, como varios de los que silenciosamente y anónimamente recorren hoy la vida, teniendo en sus hombros grados militares ganados en combate, con cicatrices y heridas de guerra, guardando celosamente el recuerdo y dolor por los hermanos caídos o que han partido. Son hombres y mujeres mayores que han tenido que “torear” la vida, vida que no siempre se ha presentado generosa, ya que la consecuencia ha tenido sus costos, ellos escogieron el camino difícil y no se prestaron ni para la colaboración ni la destrucción ni aniquilación de sus compañeros, ni de los sueños, ni de la ética, ni de su moral, cualidades todas perdidas por los que se cansaron de ser hombres y terminaron construyendo y participando de engendros como la “oficina” y otras sucursales. Ellos tendrán que rendirle cuenta a sus hijos y a sus conciencias (o a la que les quede).

Violeta hablo de guerra / Nos alerto nos lo predijo / La muerte es un gran negocio / Con la sangre de nuestros hijos / Hay una canción que / No aprendimos a cantar / Es la que nos habla de justicia y libertad / No se vende ni se alquila / Si logramos entender / Que a los muchos que han matado / No solo murieron por su lucha / Sino también para que ahora sigamos cantando[4].

Aquí esta abril, melancólico abril, pero melancólico no por los que no están, para mí, ellos son el recuerdo de vencedores de nuestro pueblo y de los pueblos latinoamericanos, a ellos debemos recordarlos no por sus muertes, (hasta cuando celebramos muertes) sino por la fuerza de sus convicciones, por la fuerza de sus argumentos de jóvenes desprendidos de todo egoísmo e individualismo, libres de adormecedoras liras de sirenas que ambientan los malls de nuestras subjetividades diarias con las que nos formatea el sistema. “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción biológica”, sabias palabras de un viejo y joven revolucionario como lo fue Salvador Allende.

Hay una canción que / No aprendimos a cantar / Es la que nos habla de justicia y libertad / No se vende ni se alquila / Si logramos entender / Que a los muchos que han matado / No solo murieron por su lucha / Sino también para que ahora sigamos cantando[5].

Que el recuerdo, hombría y generosidad de esos Jóvenes, no permitan que el show de las descalificaciones discursivas se concentre entre hombres de bien y sí en los verdaderos enemigos de la especie humana. Que como dice Gieco “Pueblo contra pueblo / Inocente y confundido / Alguien logro separarnos / Para unir al enemigo”,

Mis hermanos, ellos están en letra grande y me acompañan cada día de abril y de todos los días, en cada espacio, en cada tiempo en cada movimiento de los pasos que doy junto a mi dialéctica del sentido común.

ALEJANDRO ALBERTO PINOCHET ARENAS, ANA ALICIA DELGADO TAPIA, ARNALDO FLORES ECHEVERRÍA, CARLOS GODOY ETCHEGOYEN, CECILIA MAGNI CAMINO, CLAUDIO PAREDES TAPIA, CRISTIAN BASCUÑÁN DONOSO, DAYS HUERTA LILLO, EDGARDO ALFONSO LAGOS AGUIRRE (payo), EDUARDO GUIDO BRIGNARDELLO LARA, ELIZABETH EDELMIRA ESCOBAR MONDACA, ENZO MUÑOZ AREVALO, ESTHER ANGÉLICA CABRERA HINOJOSA, FERNANDO NOLBERTO VILLALÓN PEREZ, GILBERTO DE LAS MERCEDES VICTORIANO VELOSO, GONZALO IVAN FUENZALIDA NAVARRETE, HECTOR LEONARDO RAMÍREZ PINO, HECTOR PATRICIO SOBARZO NUÑEZ, ISIDRO HERNAN SALINAS MARTÍN, JOHN PATRICIO MALHUE GONZÁLEZ, JORGE ARANCIBIA, JORGE ARTURO MORENO CASTILLO, JORGE ROJAS, JOSÉ JOAQUIN VALENZUELA LEVI, JOSÉ JULIÁN PEÑA MALTÉS, JUAN MANUEL VARAS SILVA, JUAN WALDEMAR HENRÍQUEZ ARAYA, JULIO ARTURO GUERRA OLIVARES, JULIO CESAR OLIVA VILLALOBOS, JULIO ORLANDO MUÑOZ OTAROLA, JULIO SANTIBAÑEZ ROMERO, LENIN MIRANDA CLAVIJO, LUIS EMILIO MENDOZA VIVALLO, LUIS ENRIQUE TAMAYO LAZCANO, MANUEL EDUARDO VALENCIA CALDERÓN, MANUEL GENARO MUÑOZ OYARZUN, MANUEL JESÚS SEPÚLVEDA SÁNCHEZ, MARGARITA ELIANA MARTÍN MARTÍNEZ, MARÍA PAZ MARTÍN MARTÍNEZ, MARIO GILBERTO FERNÁNDEZ LÓPEZ, MAURICIO ANIBAL GÓMEZ LIRA, MIGUEL ÁNGEL LEAL DÍAZ, MOISÉS MARILAO PICHÚN, NELSON ERICK GARRIDO CABRERA, OSCAR OMAR TAPIA LEIGTON, PATRICIA ANGÉLICA QUIROZ NILO, PATRICIO LEONEL GONZÁLEZ GONZÁLES, PATRICIO RICARDO ACOSTA CASTRO, PEDRO MARTÍN MARTÍNEZ, RAUL ALEJANDRO PELLEGRIN FRIEDMAN, RECAREDO IGNACIO VALENZUELA POHORECKY, RICARDO CRISTIAN SILVA SOTO, RICARDO HERNAN RIVERA SILVA, RICARDO OCTAVIO CAMPOS CÁCERES, ROBERTO HOMERO GONZÁLEZ LIZAMA, ROBERTO LIRA, ROBERTO NORDENFLICH (el huevo), RODRIGO VALENZUELA LEVI, TATIANA VALENTINA FARIÑA CONCHA, VICTOR OTERO (loco otero), WALDEMAR ARAYA (mañungo), WILSON DANIEL HENRÍQUEZ GALLEGOS. Y todos aquellos cuyos nombres desgraciadamente para mí, permanecen desconocidos.

Abril es bello, las hojas comienzan a mutar y se llenan de colores de una misma tonalidad para acompañar al árbol en su cambio de ciclo que lo hará más fuerte y más resistente a las inclemencias de futuras tormentas.

Chileno, argentino, latinoamericano / La misma historia el mismo destino / Chileno, argentino, latinoamericano / La misma gloria el mismo camino / Chileno, argentino, latinoamericano / Y un milagro por conseguir[6].

Honor y Gloria a esos jóvenes generosos y revolucionarios transformadores de su tiempo y a esos jóvenes de hoy que abrieron las grandes alamedas.

[1] “Chileno y argentino” canción de León Gieco, trovador argentino.
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] La verdad es que he cambiado levemente la letra original de esos versos de Gieco. Este es el original: “Chileno y argentino / La misma historia el mismo destino / Chileno y argentino / La misma gloria el mismo camino / Chileno y argentino / Y un milagro por conseguir”.

[1] Este texto lo redacte para G-80 el 24 de abril de 2008 y creo que es bueno recordarlo con mis camaradas y amigos con una que otra pincelada diferente. Esta firmado como Leb-traro.