Alejandro Fischer
Algunas semanas atrás hacia un alcance histórico acerca de la participación del Partido Comunista de Chile en la vida Republicana de nuestro país. Para mitigar mis angustias, le seguí dando a esta relación PP: Partido, País.
Para comprender mejor el porqué de esas vivencias, me puse a mirar por otra cerradura, una cerradura antigua, de perfiles grandes, que igual te dejaban ver de a uno. Y me puse a mirar.
No es que, conociendo de a uno, los conoces a todos, no, pero por lo general huelen igual; por lo tanto lo que voy a afirmar, está basado en el olfato y en los contornos de una cerradura antigua.
Los habitantes de mi partido, después de una contienda electoral perdida, actúan más o menos así: Algunos, rechinan los dientes, chutean una piedra o con el zapato hacen hoyos en la tierra, miran enojados al secretario del Comunal, del regional o de la célula, otros miran para el suelo, mientras las uñas penetran y se esconden en los puños apretados, se buscan entre ellos y salen en patota para cualquier lado, van a lamerse las heridas; a la mayoría se le dibujaba una mueca como entre risa y llanto, se rascan la cabeza y la guata, miran para el cielo, mueven la cabeza y con las manos en los bolsillos, los dedos se mueven y calculan las posibilidades, de eleguir alcalde en las próximas elecciones.
No se van “amurrados” para la casa, cerrando la puerta por dentro y apagando la luz; pero si, mas chiquititos y calientes también. Pobre del perro o del gato que se cruzó en los caminos.
Esta actitud se ha repetio muchas veces, empezo en 1918, no paso nada, pero en 1921 sacamos 2 diputados, en 1969, 22 y, el año 1973 sacamos 25 diputados…Hemos tenido senadores, en cinco oportunidades hemos postulados candidatos comunistas a presidente de la República. Hemos trabajado con cuerpo y alma, con dos candidatos no comunistas, siendo electos presidentes de Chile. La traición, no vale la pena nombrarla; ensucia. Uno se acuerda porque fue a la escuela y sabe leer; nada más.
Estas cosas que se han vivido tienen “sentido y razón”. Y más aún, es necesario a menudo viajar al revez …cada vez, uno tiene ojos nuevos; además los caminos, aunque sean de vueltas, nunca son iguales.
En algún momento de estos últimos años, he leído un artículo que trataba de la “siempre derrota de la vida política de mi partido”. Esa vida política, entregada con tanto esfuerzo, muerte y alegrías.
A lo mejor el que escribió ese articulo, tenía sus razones para decirlo así, de esa manera, quizás la ecuación no le resultaba…: Algunos diputados, senadores, dos presidentes en cien años, suena harto poco y flaco.
Yo no soy politólogo, ni menos panelista, tampoco criticón ni peleador. Sencillamente me gusta contar los sentimientos que se enredan y que necesito desatarlos, me gusta contar a mi manera, las cosas que me cuentan y hacen que se ponga mi “ piel de gallina”. Necesito compartirlas.
Yo conosco a mi partido porque existo. Me lo presentaron una vez, lo “cachurie” y sencillamente me enamoro. Seguiremos siempre juntos, aunque, por no estudiar y no dicernir colectivamente, no he entendido algunas cosas, por el síndrome de John Wayne, y muy suelto de lengua y cuerpo, le he dicho profundos improperios, lo he mandado donde su padre y donde su madre.
El no las sabe todas y menos yo; Incluso, la historia nos enseña que uno se puede equivocar hasta en “patota”; difícil, pero no imposible. Sino, es cuestión de acordarse de las heridas, y de los que andaban cambiándose el apellido. La franqueza y la lealtad en estas uniones son inseparables, como también estar al tanto de lo que sucede dentro y fuera de tu casa. Para eso es importante los conocimientos y la “cachativa”.
Los viejos que nacieron en el no eran tontos, entre letrados y no letrados entendieron que la cosa era complicada. Los libros de la revolución, dicen que se tiene que trabajar como loco, para lograr que exista una situación revolucionaria. Eso significa, que los gobernantes no puedan gobernar y los gobernados no quieren ser gobernados. Además la cuestión “subjetiva” tiene que estar el “descueve”, en todo sentido, especialmente en lo que le llaman “fuerza propia” y cohesión. Si esto no es así, las manifestaciones, descontentos, rebeldías sociales se van a la chuña. Lo subjetivo no somos solo nosotros. Luchamos para serlo; hay otros que saben de que se trata, pero como arte de magia, se les olvida todo y venden el alma, la historia y la cultura, la dignidad al mejor postor. Y esas actitudes, para los hijos de Recabarren, son puñaladas por la espalda, es darles las espaldas a los lamentos, a los torturados, a los que no están y no sabemos, es en la practica, borrar de la memoria, la existencia de un tiempo, en la que los trabajadores eran gobierno y el niño, tenía todas las esperanzas del mundo.
Es cierto, llevamos demasiado tiempo jugando a perdedor, pero no es toda la verdad. La mayoría del pueblo trabajador, puede mandar sus hijos a la escuela, al policlínico y a la vuelta comprar pan para tomar onces; esa acción de vivir se puede hacer, gracias a la lucha titánica de los trabajadores organizados en contra del capital. Gran parte de esa lucha, en forma continuada, en cárceles o casi muerto de hambre, por cien años consecutivos, uno tras otro, la ha llevado el Partido de Lafferte, Volodia, del negro Atilio, de la Charo, de mi viejo Contreras y también algunos que andan perdidos y descarrilados.
Yo diría y me está gustando: No ha sido, ni tan La Razón ni la fuerza, ha sido la locura, lo que ha permitido mantener las esperanzas y los puños en alto.
El Imperio, los grandes capitales, son capases de todo, para mantener sus privilegios. El miedo de perder esas gracias, lo hace camaleón y se digna a darle a sus esclavos, las migajas para que puedan subsistir. Y créanme, incluso, esas migajas les duelen y las extraña.
Quizás con esto me mandan al “cajón con vidrio”.
Me explico: Cien años luchando en los marcos de una República añeja, cobarde, asolapada, traidora, guarida de ladrones, asesinos, estafadores y corruptos.
Una República, que lleva más de doscientos años de vida, sirviendo a sus progenitores y a todos los parientes cafiches venideros.
Los caballeros de la primera Junta de Gobierno eran más tiesos que barreno salitrero.Toro y Zambrano, un ilustre de 85, 86 años, que lo unico que quería era cuidar la Colonia para la corona, El rey español, Fernandito, lo tenía Napoleon, como prisionero de lujo en Francia; los demás “Junteros”, tenían apellidos que incitaban a la reverencias: Marquez de La Plata, Martínez de Rosas, Ignacio de La Carrera, y como Cristo venia en la parada, un representante tenía, el Obispo Martinez de Aldunate.
Todos estaban en la misma onda. El Cabildo Abierto, la primera Junta, todo estaba encaminado a cuidar los intereses y privilegios de la Corona. Los 18 de Septiembre se inventaron un ratito después, para engatusar al pueblo, se podían curar hasta las patas, se los llevaban a dormir la mona, en calidad de borrachos patriotas. Por eso, muy orgullosos, dicen, que es el unico día, que Carabineros no llevan preso a los curaguillas.
Por supuesto la guerra por la Independencia que empezo después, destaco a nuestros héroes, que fueron auténticos rebeldes, rebeldes para los tiempos históricos en que ellos vivieron.
O'Higgins, los Hermanos Carreras, Manuel Rodriguez y los miles y miles de obreros que los obligaron a disfrazarse de soldados, para conquistar la libertad, domar a nuestra rebeldía y dignidad mapuche. Aprender a mirar, con bombos y platillos, serpertinas y chicha en cacho, como juegan a las cambiaditas los poderosos.
Las contradicciones de la guerra de Arauco, luego la pacificación de la Araucanía, tuvo la histórica gracia, del parimiento de la clase obrera de Chile.
Como en toda nación nueva y vieja también, las clases dominantes luchan y se hacen guerra entre ellos, para hacerse dueños de los medios de producción y de la tierra. Las grandes trasnacionales, eliguen al grupito que más le conviene y por debajo de la mesa o “por la cara”, apoyan a sus eleguidos en los enfrentamientos.
Así paso con Balmaceda, en la guerra civil de 1891
Así paso con los 14 días de un Chile Socialista en 1932
Así paso con la guerra del pacífico, entre Chile, Bolivia y Perú en 1879-1883.
Así paso con la Unidad Popular en 1973.
Así pasa en mi Chile actual.
Eso significo y significa que los desposeídos, pagan el pato y los “lamedores” se hacen “giñitos” se buscan, calculan, les pica la palma de la mano, se desesperan, tienen miedo de perder el tren alegórico de turno.
En la guerra del pacífico se peleaba por los territorios de Atacama. Los mojones los había marcado y puestos Simón Bolivar, además, si había allí algún dueño, eran los atacameños, pueblo indígena exterminado por las bestias de la Conquista.
Chile, creo yo, no siendo un geopolítico, gano la guerra del pacífico porque ya estaba ocupando, el territorio en disputa. Además, su “Escuadra” creada por Bernardo O'Higgins, era muy poderosa y tenia prácticamente tomada la ciudad de Antofagasta.
La guerra empezo por mar.
Bolivia y Perú miraron en menos a Chile y a sus amigos empresarios.
Si la Armada de Chile hubiera estado en Valparaiso, el ejército en Copiapó y los Empresarios tomando tecito o jugando a la “payaya”, la cosa habría sido muy diferente. Quizás la bandera del Peru o de Bolivia, flamearía en el cerro Castillo y en la pampilla coquimbana, métele valses peruanos, sayas, taquiraris y Huaynitos.
No quiero meterme en guerra, lo que quiero decir es que Chile es muy largo y accidentado. Llegar a lo largo, de un punto a otro, sin hablar de aviones, es más que una odisea. En el desierto, solamente las lagartigas se andan riendo. Meterse a matarse entre hermanos, aparte de ser un crimen en contra de la humanidad, es una estupidez siquiera pensarlo.
Si se quiere insistir a lo ancho, tenemos la cordillera de la costa y el macizo Andino, harto sitio para esconderse. Simpático para jugar a las escondidas, porque una guerra, solamente jugarían los que tienen mentalidad de Rambo, Johnson, Contreras, Arellano, de Nixon o del que cambio los esquemas de la opresión de colores.
Por supuesto todos los inconvenientes de una guerra se pueden superar con plata, contactos y adelantos sumamente desarrollados.
La llegada de Cristo con los españoles a nuestro Sur, trajo grandes dificultades para la unidad de los trabajadores en general y gran regocijo para el mundo patronal, tanto nacionales como extranjeros. Si viene cierto que el desarrollo y organización de la clase Obrera, ha permitido grandes beneficios para la clase, también ha permitido crímenes y explotación del hombre por el hombre, que da vergüenza, solo pensar que los partidos de izquierdas tienen su cuota de responsabilidad en ello.
Para que se quiere un partido, una coalición si en doscientos años, todavía, las diferencias de clases son abismantes. La miseria es el invitado cotidiano a la mesa del obrero, del cesante, del hambriento.
Estas divisiones y diferencias entre la clase trabajadora, el capital las enciende y las sopla. La Democracia Cristiana, otros partidos que nacen de las contradicciones, sus dirigentes, han tenido y tienen la responsabilidad de enmendar los caminos. Son ellos los que fabrican, en mi patria, por docientos años y más, la agonía en los caminos, de mi pueblo obrero, que según el evangelio, es el mismo paseíto de Cristo, cerro arriba, con la cruz al hombro.
Los cristianos en mi país son bastantes, ojalá que los tiempos les hayan enseñado a ver, a escuchar las grandes movilizaciones sociales de la juventud, de la familia, de los trabajadores.
Todas estas cosas, seguramente los viejos originarios de mi partido, discutieron y vieron debajo de las piedras. Una guerra civil en Chile, una lucha de guerrillas en los desiertos inmensos ”con que ropa”
El camino tendrá que ser confuso y de prisiones. El capital es muy, muy poderoso. Pueden hacer lo que el de la gana. Son maestros en mentir y engañar, son expertos en matar. Pero no son inmortales, teniendo en contra a todos su explotados, unidos, fortalecidos en el entendimiento que solo la unidad nos hará fuerte, se terminarían los imperios, los estados de opresión y de chantaje. Un nuevo orden, sociedad, seres humanos cantaría.
Nuestro tiempo, tiene un desafío. Los millones de niños que nacen cada minuto, tienen que tener asegurada la vida. Una vida digna. Si nos es así, tendremos que seguir siendo cómplices del mal, de los Imperios, del capital.
Muchas gracias. Alejandro Fischer. 20 feb.2012