sábado, 3 de junio de 2017

EL AJEDRECISTA SOÑADOR







Tirado  sobre su cama, al  lado su mujer durmiendo sin  niguna preocupación. Los niños,  cinco, descansaban después de haber comido, él pensaba en el juego que viene.

Lo que preocupa a Mikhaïl, (nombre dado por su padre, en honor a un campeón mundial ruso) es la competencia que éstaba por llegar. No puede conciliar el sueño:  lleva dos semanas durmiendo a saltos.

La partida era el sueño de toda su vida.  Ganar y mostrar a sus hijos éste logro, sería lo más importante de su existencia terrenal.

Mikhaïl, se sabía un hombre abrumado por la vida cotidiana. Con un escuálido sueldo tenía que sostener su casa. Qué casa... si eran dos piezas  arrendadas en el barrio Franklin,  con  baño compartido con otros arrendatarios. El olor a cocina y a suciedad, predominaba en el ambiente . El correr de los niños por  entremedio de las pocas cosas que ocupaban el lugar, se le hacía insoportable, sobre todo porque el estudio y la concentración de los juegos  le ocupaba gran parte  de su existencia. Su mujer todos los día le enrostraba lo precario de su ingreso, acusándolo de flojo.

El gusto por la bebida alcohólica, era su único escape  personal.

A pesar de todo esto, estaba dispuesto a dar su vida, por ganar la final del campeonato . Por mi, por mis hijos, “seré truinfador”, se repetía.

Había aprendido a jugar a la sombra de su padre, profesor primario,  quien le enseñó los primeros movimientos.  Para jugar, tienes que revestirte con una máscara de impasibilidad, le repetía una y otra vez, hasta el cansancio. Colocando el tablero sobre la mesa del comedor, raída por el tiempo, su padre le decía: el cuadro blanco a tu derecha y tras eso un coscorron en su cabeza,  hecho habitual en los juegos entre padre e hijo.

Sus sueños lo transportaban  por  caminos internacionales, queriendo emular a Bobby Fischer, ganar dinero, salir con mujeres, tener autos, casas y vivir una vida plena, anhelada por muchos.

¿Cómo abriré? La apertura del peón rey 1.e4 le había proporcionado algunos sinsabores, por lo conocida que era éste inicio de partida. Para poder ir derrotando competidores echó manos a infinidades de partidas , la de  Ruy López, la apertura Bird y usando  la defensa India, la defensa Pirc, etc. sacaba adelante sus partidas. Los peones, alfiles, torres, caballos, tenían que tomar vida en las manos sufridas de éste soñador ajedrecista. Para usar su inteligencia a fondo en la final del campeonato, tenía que estar sobrio, por lo tanto dejó de beber una semana.

El  día de la final llegó, tenía que ser algo original, algo recordado por mucho tiempo.

Con el recuerdo de su padre ya fellecido, se levantó con su mejor atuendo,  zapatos brillantes y luciendo su mejor corbata. Tomó su desayuno sólo , sin  nadie de su familia acompañándolo; su señora e hijos no tenían ningún interés en  sus sueños de ajedrecista.

Con el corazón latiendo a viente mil por hora, salió de su casa rumbo al encuentro soñado. El calendario marcaba 11 de septiembre de 1973. Le llamó la antención el poco movimiento en las calles. Me levanté muy temprano; pensó.

¡Alto y al suelo!, le ordenó un militar, un muchacho joven que hacía el servicio  en esa época... Estás arrestado por desobedecer el Bando número 1.    Sin saber lo que pasaba y aguantando culatazos por su espalda, recibiendo groserías y pensando en su campeonato,  como pudo se arrastró, se arrinconó en un lugar donde habían otras personas padeciendo lo mismo que él.  Entre llantos y dolores sentía que el camión que los conducía, se alejaba raudamente por las calles de Santiago.  

De Mikhaïl nunca más se supo, se escuchó alguna vez, que un  prisionero enloquecido por los  “cariños” de sus torturadores, que se creía campeón mundial de ajedrez, había muerto a causa de las torturas,  abandonado y sin el cariño de su familia, que nunca supieron donde lo habían llevado.

                                                                                           HERNAN ALCAYAGA

                                          FIN