martes, 23 de abril de 2024

Habitante.

 



Comentario radial y escrito.

 

 

 

 




Quinto o sexto año preparatoria. Liceo de Hombre de Copiapó; mi profesor, de apellido Martínez. 

Yo, cobarde, empujaba enardecido a un cabro más chico que yo, el griterío del resto de la clase era grande, del tumulto, salió un compañero de curso, no recuerdo su nombre; me empujo y caí al suelo. 

Escuche desde abajo: “A ver, pégame a mí”. 

Ahí abajo me quede. 

¿Porque me acuerdo de estas cosas? 

El rosquerio no me asusta ni me gusta; no soy de discutir mucho. 

Tampoco creo que me vaya tan para atrás, porque me afirmo al bajar o subir las escaleras, más bien creo, que es para pedirle perdón al maltratado, y, agradecerle al que me puso en mi lugar. 

Habitantes como ese, necesita hoy la vida. 

¿Habitantes? 

Que contenido más humano, tan libre, tan de vida, tan de caminar. 

¡Que palabra más hermosa! 

Sin embargo, si seguimos así, no quedara ni uno. 

De cabro chico nos vienen avisando. 

Uno lee que la papa y el maíz fueron descubiertos por las hordas europeas, al invadir México y nuestro Sur, nuestro Caribe. 

Este descubrimiento, según ellos, permitió la sobrevivencia humana, en este continente en el cual me maceteo. 

Qué sería del sembrador de maíz, sin la llegada de Hernán Cortés. 

Los Mayas, los Aztecas, seguro que estarían con la piedra, haciendo maravillas en la luna. 

Sin la amenaza de exterminio, por causas de las pilastras ovejeras, me invento el desarrollo de los onas.

Los veo hospitalarios, responsables de las abejas, del luche y del cochayuyo. 

Sin Diego de Almagro, sin Pedro de Valdivia, se podrían encontrar igual en Machu-Picchu, tubérculos sembrados hace 760 años AC. 

No quiero ni calcular, que habría pasado sin las invasiones de occidente. 

Mas guerras, que las que ya había, no creo. 

La tierra jugaba un rol muy divino. 

Pero, si creo, que seriamos más cultos y responsables de los frutos que llegaban y que se hacían. 

Al menos más respeto ante la fuerza propia… 

Una fuerza propia que no era el poderío de las armas o de lo bestial de la avaricia; sino la comprensión y respeto, al sentido común, de no meterse a la mala, con los de “mecha corta”; con los mapuches, por ejemplo. 

Los Mapuches, no hacían castillos ni eran emperadores, eran contentos. 

Que significa esto de “más culto”. 

Valoramos las vestimentas y dignidades que calzan para todos. 

Saber y entender, que, por fuerza de las armas y la barbarie, somos mestizos, nos ha costado miles de árboles asumir. 

No nos cae en la teja, que nuestros originarios tenían una civilización de sabedores maravillosos. Este mestizaje nuestro, su rebeldía, encierra una libertad, una necesidad diferente. 

El Cono Sur y el Caribe, no necesitan de otros territorios, ni manos doblegadas para que la siembren. 

Digo esto, porque hoy por hoy, recolectamos ideas heridas para hacer ideas nuevas, no queremos ataduras; orgullo tuve, cuando Elisa Loncón, fue elegida presidenta de la Convención Constitucional, instancia que fracaso porque la dejamos fracasar, tenían al criollismo oligárquico, selectivo y premeditado, enloquecido. 

No digo esto por las cuestiones de las Independencias de país, que sin haberlas conseguidas, la celebramos aperrados; lo expreso por las características de nuestros pensamientos e ideas con relación a la ética, a lo que algunos entendemos por democracia, soberanía y libertad. 

Para mí, por ejemplo, ser comunista quiere decir, que nadie, ni pa la foto, se aproveche del sudor ajeno y se robe sin arrugarse, el valor real de lo construido. 

No puedo imaginarme el pensar de Lautaro, de Caupolicán, del azteca “Sol que desciende”, de Moctezuma, de Manco Capác, de Capác Yupanqui. 

¡Quien cresta mato al diaguita Chelemin! 

A los Selknam, navegantes de allá y para acá, de 1 metro 80 de estatura, los invasores occidentales, se los llevaban a Europa para mostrarlos y glorificar así la existencia de Dios y del mercado. 

¡Chemimare! 

El seguir existiendo, gracias a la papa, al maíz y a la avaricia; a los genocidios, permite hoy, a los poderosos badulaques, amenazar de no dejar ni una hormiga viva; habitante maravilloso, con más de 130 millones de años de existencia. 

Que vanidad, que arrogancia más atorrante. 

Leia: “Que ya se tenían ubicados los arsenales nucleares” Como que, si la cuestión fuese, reventar una pulga con las uñas de los pulgares. 

Uno pasa revista por su vida. 

Los años 60, fueron un sembradero enorme de esperanzas. 

Y esa esperanza viene levantando tijerales, desde el Frente Popular. 

Frente Popular, una unidad de ideas y proyectos de organización de varios partidos políticos de la época. 

Un tiempo, en que se interpretó correctamente la necesidad de la industrialización del país. El Estado tenía que tomar las riendas y herramientas. 

Única manera de enfrentar las secuelas de la segunda guerra mundial, que se expresaba a través de una guerra fría, que tocaba a degüello. 

El Gran Capital expresado en su liberalismo, ya no era capaz de ordenar sus propias contradicciones, menos en una realidad de muerte y repartijas. 

Además, los obreros comenzaron a pulir sus organizaciones de clase, que se asomaban irrumpiendo la mansedumbre acostumbrada, agitando calles y sindicatos a la huelga. 

Esta avalancha obrera era perseguida, encarcelada, asesinada. 

El Gran Capital, el riquerio, en todas sus versiones, expresiones, es una cuestión muy re grande…Muy poderosa. 

Es cuestión de cerrar los ojos y pensar, quien está detrás de tanta guerra. 

Ayer en la noche veía videos que mostraban la destrucción de más de 50 helicópteros, camiones y tanques yanqui  llevando en sus valijas bombas racimos, para fortalecer a Ucrania. 

Se escuchaban gritos de terror dolor y espanto 

Parecía ciencia ficción. 

La vida vale un carajo. 

Y tanta miseria maldita para mantener una hegemonía brutal. Hegemonía que protege la locura de tenerlo todo de unas 100 personas, que no se ven. 

Que harán con tanta infancia muerta. 

Y no hablo de un Elon Musk, de un Jeff Bezos o de un Pentágono…Más bien hablo de los invisibles que manejan el Black Rock, el Fondo Monetario Internacional, los judíos del capitolio, las armerías. 

Como el liberalismo con su colonialismo y chantajerío  hacia agua, los africanos se ponían cada vez más cachuos y complicados. Tantas ansias de soñar tenían, que llamaron hasta a Fidel. 

Esos africanos del cual hablo no son los que arriesgan hoy su vida para llegar a Europa, pá ná; los países africanos de hoy, se están sacando el colonialismo disfrazado y expulsan a cualquier gringo. 

Son los pueblos, la gente, la que eligen a sus dirigentes para organizar dignamente la vida de sus respectivos habitantes. 

Si se sigue votando igual que en la Argentina, seguirán muriendo en Gaza, en Yemen, en Ucrania. Afganistán será un infierno, Haití también. Y más aún, la guerra no se hará en los territorios chinos, la muerte vivirá en África. 

El Frente Popular de Chile, se hizo la cirugía y se asomó la Unidad Popular, mejoramiento que enloqueció a medio mundo, y, un crimen comenzó a ser parido. 

Y no hablo del golpe fascista perpetrado por Pinochet y sus amos, hablo del Neoliberalismo. 

Esa idea de organización política y financiera, es una mafia terrorista. 

Tiene algunos enemigos por ellos mismos seleccionados a dedos para bajarse el perfil. El enemigo mortal del pilastrerío hegemónico y único, es la conciencia de clase del pueblo trabajador. Y por ahí, de guaripola, va la izquierda progresista y el partido Comunista de Chile. 

O creen ustedes que el arrincono y persecución a Daniel Jadue, es, porque es Palestino. 

¡Bueno, también!

 

Alejandro Fischer Alquinta. 

Estocolmo 20240421