Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
Hernán Ramírez Necochea
falleció en el exilio, en París, el 21 de octubre de 1979. Había nacido en
Santiago el 29 de marzo de 1917.
SU PRIMER LIBRO
Corría 1951. Por entonces yo
estudiaba en el Instituto Pedagógico de
Su autor, era el profesor
Hernán Ramírez Necochea, que a la fecha tenía 34 años.
En 1934 ingresó al Partido Comunista de Chile, en el que militó hasta su muerte y, en ese mismo año, comenzó a estudiar en el Instituto Pedagógico. En 1938 recibió el título de Licenciado en Filosofía con mención en Historia.
Realizó estudios en Estados
Unidos, Inglaterra, España, Unión Soviética y Checoslovaquia.
Ejerció como profesor de historia en liceos de Santiago. En 1945 comenzó a trabajar en el Instituto Pedagógico, como ayudante de cátedra del profesor Juan Gómez Millas.
En 1952, fue profesor fundador de la cátedra de
Historia Económica y Social.
UNA LECCIÓN DE AMPLITUD
Al leer “
Mi sorpresa era causada porque el historiador Feliú Cruz, un liberal de viejo cuño, que nada tenía que ver con el marxismo, prologaba el libro de un conocido comunista, además, en tiempos en que estaba en vigencia la mal llamada ley de defensa de la democracia, la bien bautizada “Ley Maldita”.
Con su actitud, don Guillermo Feliú Cruz, no sólo dio una lección de amplitud a sectarios como yo, sino que en ese prólogo hizo gala de erudición y una emocionante modestia.
Refiriéndose a Hernán Ramírez, relató: “Me tocó conocerlo y apreciarlo en el Departamento de Historia en la época en que fue mi alumno. Era casi un niño. Dentro de una seriedad desconcertante, disciplinado, estudioso, fino y delicado en su trato, Hernán Ramírez poseía un temperamento ardiente, apasionado y reflexivo. Un profundo don de observación le distinguía de sus compañeros”.
“En Hernán Ramírez –continuaba don Guillermo Feliú Cruz- me ha parecido ver, por la claridad del pensamiento y la disciplina de su espíritu, un artista embebido en los estudios históricos. El don de la armonía me parece su más acentuada característica intelectual”.
Finalizaba su prólogo
afirmando: “Lo que yo no había conocido y nunca consideré un factor
decisivo en las causas de
MI PROFESOR GUÍA
Ya en esa, su primera obra, Hernán Ramírez Necochea, demostró sus notables cualidades: un historiador serio, documentado y muy riguroso que, utilizando el marxismo, desentrañó las claves para explicar muchos momentos de la historia de Chile.
En 1952 fui su alumno en la cátedra de Historia Social y Económica. Al conocerlo no tuve duda alguna: él debía dirigir mi Memoria de Prueba. Ya había elegido el tema: “Origen y desarrollo del proletariado chileno en el siglo XIX”. Cuando hablé con él me acogió con una amabilidad, exenta de paternalismo.
Me alentó en mi proyecto,
trazó las líneas generales del
trabajo, entregándome una extensa bibliografía.
Al despedirnos, me dijo entre
serio y sonriente: “Tómelo como una tarea de Partido”.
UN BUEN TRABAJO, PERO...
Cuando llevaba algunos meses leyendo libros y la prensa de la época, le presenté las fichas confeccionadas. Las revisó cuidadosamente. Me dijo: “Ha hecho un trabajo de investigación muy prolijo. Tiene prácticamente reunido todo el material disponible sobre la minería en el siglo XIX. Pero le falta sobre la industria y el comercio. Hay una compañera de su curso que ha realizado una investigación excelente en esos aspectos que a usted le faltan. Ella trabaja sobre el tema del artesanado en el siglo XIX. He pensado que, si ustedes unieran sus investigaciones, tendríamos un panorama completo. sobre el siglo XIX, porque –además- es posible y bueno que trabajen dos personas en una Memoria.”
No me gustó para nada la idea.
Pero no me quedó más que preguntarle: ¿quién es esa compañera? Marcia Ortiz, me contestó.
Le repliqué con mi mejor
sectarismo: Pero... ¡Es que ella no es comunista! Me miró y no dijo nada. No insistió.
Seguimos hablando sobre mi tesis...
IR POR LANA...
Al día siguiente me dijeron en
¡Menos yo!, le respondí. Y ella me desafió: vamos al tiro a la casa de don Hernán para decirle lo que pensamos. Vamos, repliqué con digna decisión.
Y fuimos. Tocamos el timbre salió a abrirnos, siempre cariñosa, la profesora Matilde Aguirre, esposa de Hernán Ramírez. Nos hizo pasar.
El compañero Ramírez nos
saludó amablemente: Tomen asiento, ¿se
sirven algo? Y empezó a exponernos su
idea del trabajo conjunto. No tuvimos la posibilidad de decir ni pío. Al despedirnos
del profesor guía ya teníamos el plan de trabajo listo. Además, una gran
responsabilidad, pues el profesor e historiador nos dijo que nuestro
trabajo le serviría para un libro que
estaba preparando. Esto, seguramente, para estimularnos.
En la calle Marcia me dijo: ¿y no estabas tan decidido, por qué no fuiste capaz de oponerte? ¿Y tú, que venías tan aleonada?
Comenzamos a trabajar
juntos. Luego de lograr la aprobación de
Marcia, en cada parte de
Los tres profesores designados
para revisar
Cuando le fuimos a entregar el trabajo a este último, nos recibió en la puerta de su casa, le echó una ojeada y se topó con algo de Engels o Marx. Enojado nos dijo: esto es tendencioso y nos devolvió el libro.
Desesperados, porque pensamos que habíamos perdido cerca de dos años de trabajo, corrimos a donde nuestro profesor guía. Cuando le contamos lo sucedido, sonrió y nos dijo muy tranquilo: vayan de nuevo donde don Guillermo y díganle de parte mía que lo que él escribe también es tendencioso. Así lo hicimos. Gruñó el querido maestro y recibió nuestra obra.
Los tres profesores
calificaron
Gracias al convincente Hernán Ramírez unimos nuestros esfuerzos con Marcia allá por 1952. Nos casamos en 1955. Y durante 66 vivimos juntos hasta el triste 23 de febrero de 2021.
Su esposa, Matilde Aguirre, me
contó en una conversación que tuvimos una vez retornados a Chile, que Hernán
siempre se acordaba de nosotros y que sonriendo decía que fue una especie
padrino de nuestro matrimonio. Y es verdad.
En 1956, fue publicado su libro “Historia del Movimiento Obrero en Chile. Antecedentes- Siglo XIX”.
En la introducción de esta
notable obra, escribió Hernán Ramírez:
“Ni la clase obrera ni el movimiento por ella generado han merecido la debida atención de los hombres de estudio; existe así, inédito, un gran capítulo de la historia nacional... Ha llegado el momento de llenar este vacío”.
Uno de los méritos de este libro fue demostrar con antecedentes irrefutables que la lucha obrera no apareció en Chile, como sostienen algunos historiadores, sólo en el siglo XX, sino en la centuria anterior. En 1834, se produjo en el mineral de plata de Chañarcillo la primera huelga obrera y durante los restantes años del siglo XIX hubo no menos de 110.
(En
CON
Hernán Ramírez tenía una
notable modestia y gran sentido autocrítico. En 1958 apareció su tercer libro: “Balmaceda y
En él explicó: “En 1951 publiqué un libro titulado ‘La guerra Civil de 1891. Antecedentes económicos’. Esa obra, a pesar de sus defectos –que reconozco-, encontró benévola y favorable acogida; tanto así, que, a los pocos meses de publicada, la edición se agotó.
Desde entonces para acá
–continúa el historiador-, he tenido
oportunidad suficiente para reflexionar sobre las observaciones muy atinadas
hechas por lectores, colegas y críticos. Por otra parte, en estos siete años,
realicé nuevas investigaciones tanto en
Chile como en Inglaterra... A la luz de los nuevos elementos de juicio que
había logrado reunir, emprendí la tarea de rehacer el libro publicado en 1951,
introduciendo algunas modificaciones importantes en su estructura”.
DIRIGENTE GREMIAL
Siendo dirigente del Centro
Gremial del Liceo de Nueva Imperial, me correspondió viajar a Santiago para
participar en reuniones de
Una de ellas, planteaba “la reducción del monstruoso horario de 36 horas que actualmente desempeñan los profesores de Educación
Secundaria y declarar que ninguna reforma podrá prosperar mientras el profesorado carezca de tiempo suficiente para el estudio, la reflexión y el perfeccionamiento de su profesión docente”.
Otra resolución, sobre el estado Docente, exigía: “Que el total de subvenciones destinadas a colegios particulares se supriman y los dineros pasen a integrar el Fondo Nacional de Educación.” Era abril de 1958.
En esa Convención de los
maestros secundarios del país, Hernán Ramírez fue elegido director de
En 1959 fue editado el cuarto
libro de Hernán Ramírez. Su título “Antecedentes económicos de
En esa obra planteó,
refiriéndose a la principal causa de
”Hacia fines del siglo XVIII,
las posibilidades de mayor expansión de nuestro país eran entrabadas por su
calidad de colonia. Todos sus elementos, comprimidos por la potencia
metropolitana y por estructura del Imperio habían llegado a un máximo de
crecimiento posible dentro del molde colonial. Pero, las férreas ligaduras que le ataban a España
impedían que tales elementos –dotados ya de propias energías- pudieran
continuar su desarrollo. Se suscitó de esta manera un antagonismo o
contradicción entre los intereses de Chile y los de
En otra parte agregaba: “Los
pocos patriotas que ‘pensaron’
CADA LIBRO UN APORTE
En 1960 publicó Hernán Ramírez su quinto libro, “Historia del imperialismo en Chile”.
Esta obra le sirvió de base
para obtener el grado de Doctor en Ciencias Históricas en
En 1965 apareció su sexto libro. Título: “Orígenes y formación del Partido Comunista de Chile”. En el prefacio escribió: “El estudio de su pasado (del Partido) permite desentrañar con nitidez la dinámica de la lucha de clases en Chile; es decir, permite ver la totalidad de las fuerzas que operan en la sociedad, la naturaleza y orientación de esas fuerzas, las contradicciones que hay entre ellas y la forma cómo se comportan”.
También en 1965 se publicó su
obra “Estados Unidos y América Latina”.
DEMOCRACIA INTERNA
Entre el 10 y 17 de octubre de 1965 tuvo lugar el XVII Congreso Nacional del Partido Comunista. Participé formando parte de la delegación de los comunistas de Cautín y fue elegido miembro de la presidencia del congreso.
A ese evento asistió también
el compañero Hernán Ramírez.
Recuerdo que su intervención la dedicó a plantear la necesidad de profundizar la democracia interna del Partido. Sus tesis no encontraron mayor eco en los congresales. Debo confesar, que entonces no estuve de acuerdo con él. Incluso intervine intentando rebatir sus posiciones. Estábamos aún impregnados de estalinismo.
Pero, con el correr de los años, entendí lo fundamental que es este tema. Y, al mismo tiempo, comprendí cuan visionaria y valiente fue la posición del compañero Hernán Ramírez en ese Congreso del Partido celebrado en octubre de 1965. Ahora coincido plenamente con sus planteamientos.
En 1966 fue invitado por el
Gobierno de Cuba a visitar
La elección de Hernán Ramírez
fue vetada por el Consejo General Universitario de
EL DECANO DE
Hernán Ramírez, como decano de
En entrevista publicada por la
revista Araucaria N.º 3 de 1978, a la pregunta
de si
“En gran medida, sí. Los
estudiantes de
El entrevistador interrumpe:
“¿Y usted qué papel desempeñó? Porque recuerdo muy bien que se le llamó el ‘Decano
de
Contestó Hernán Ramírez, con
su característica modestia:
“Me parece que en asuntos como
los que ahora merecen nuestra atención, las actuaciones personales no cuentan
mayormente. En realidad, me correspondió
desempeñar cierto papel en la reforma de
MURIÓ EN EL DESTIERRO
El 11 de septiembre de 1973 se
produjo el golpe militar que instauró la dictadura fascista. Hernán Ramírez,
como muchos otros patriotas, debió salir al exilio. Tenía 56 años. Vivió el destierro en París, junto a su
esposa la profesora Matilde Aguirre. Desde Francia siguió atentamente lo que
ocurría en Chile. Participó en las acciones
solidarias con la lucha del pueblo contra la tiranía. Trabajó en
Falleció en el exilio, en
París, el 21 de octubre de 1979. En 1984 fue publicado por
“El profesor Hernán Ramírez
Necochea trabajaba aún en el presente texto, cuando la muerte interrumpió una
vida y una obra plenas de significado”.
EN HOMENAJE A LOS CAÍDOS
También en 1984, la editorial Progreso de Moscú publicó una segunda edición de “Origen y Formación del Partido Comunista de Chile”. En el prólogo firmado en París en junio de 1979, sólo cuatro meses antes de su fallecimiento, Hernán Ramírez relató:
“Este libro debió haberse
publicado en Chile a fines de 1973. Sin embargo, los acontecimientos que han
tenido lugar a partir del 11 de septiembre de ese año impidieron que tal cosa
sucediera. Sus originales fueron quemados
y sólo pudo salvarse una fracción del primer borrador manuscrito.
Venciendo no pocas dificultades, pude rehacer el trabajo que el lector tiene
ahora en sus manos”.
Más adelante señaló: “He
reescrito este libro en un tiempo de tinieblas para mi Patria... Con él he
querido, antes que nada, rendir mi modesto
y emocionado homenaje de admiración y respeto a todos mis compatriotas que
fueron inmolados o martirizados, que sufrieron y sufren el terror, que no se
han doblegado, que conservan su integridad de hombres y de ciudadanos dignos y
que combatieron y combaten –hasta el sacrificio- por el restablecimiento de la
paz, la justicia y la libertad de Chile y por la reanudación del curso de una
historia nacional que nos enorgullece y que ha sido ominosamente interrumpido.”
Con fecha 10 de marzo de 1991
El Mercurio publicó en su sección cartas una nota del historiador Sergio
Villalobos, entonces director de
”Con la obra de Harold
Blakemore (historiador inglés) ocurrió algo muy singular. En estado de investigación, los papeles de su tesis
doctoral fueron facilitados generosamente a Hernán Ramírez, quien estaba
ocupado del mismo tema y pudo contar, así, con buenas informaciones y
derroteros que fueron utilizados en Balmaceda y la contrarrevolución de 1891.
El investigador chileno, sin embargo, no reconoció la deuda contraída”.
El Mercurio en su edición del
17 de marzo de 1991 volvió sobre mismo tema, con un artículo con motivo del
fallecimiento de ese historiador británico, que intentó borrar las huellas del imperialismo inglés en
la contrarrevolución de 1891.
Pongamos los puntos sobre las
íes. Se equivocó el señor Villalobos. En
“Balmaceda y la contrarrevolución de
Por lo demás, las tesis fundamentales
sobre la contrarrevolución del 91, Ramírez las expuso –como ya hemos
señalado- en su primer libro publicado
en 1951, cuando Blakemore tenía 21 años y aún no comenzaba a estudiar este
tema.
EL MERCURIO RINDE HONORES A UN FASCISTA
Las interpretaciones sobre los hechos de 1891 son totalmente distintas entre ambos historiadores. Según Blakemore fue una revolución contra una dictadura, como él califica al progresista gobierno del presidente Balmaceda, en la cual –según el inglés- no hubo mayor injerencia británica.
Según Ramírez Necochea, fue una contrarrevolución, financiada por el imperialista británico John Thomas North y la oligarquía criolla.
¿Por qué El Mercurio rindió
tantos homenajes a Blakemore? Lo explica
el mismo matutino: “Por la ayuda que
prestó al país presentando nuestros puntos de vista en los momentos en que el
gobierno chileno tenía una pésima imagen en el extranjero”. El Mercurio se
refería a la dictadura de Pinochet.
En febrero de 1990, el tirano
condecoró al inglés con
NUESTRO HOMENAJE
El aporte de Hernán Ramírez
Necochea, como investigador e historiador es inmenso. Elaboró las tesis para
entender las claves de
Rendimos homenaje a un militante comunista y dirigente sindical del Magisterio, que mantuvo siempre en alto las banderas de la revolución y de la educación pública.
Evocamos al decano de
Recordamos sobre todo al
maestro, al compañero, al colega, al
amigo. Al hombre sencillo, amable, solidario y consecuente.
Y este homenaje que tributamos
a Hernán Ramírez Necochea, lo hacemos extensivo a su querida esposa y
compañera, la profesora Matilde Aguirre, fallecida el 28 de noviembre de 2005.