domingo, 15 de octubre de 2023

Exterminios para arrebatar.

 



Comentario radial y escrito

 


 



 

Como que, el decir de Maquiavelo, “dividir para gobernar”, está quedando obsoleto, es más rápido el exterminio, más barato y eficaz. 

Con los adelantos selectivos de la tecnología de hoy; lo que hacían 20.000 obreros, 1000 profesionales, lo hacen ahora, en dos minutos, una maquina con inteligencia artificial. 

¡A lo que hemos llegado!

 

Si el preparar la tierra, ararla, melgarla, sembrarla, cuidarla, atento al regadío, cosecharla, y al mercado, lo pueden hacer los parientes de una tuerca, de un tornillo, de un escupo de litio y de otros elementos de la tierra, tiene que ver con el desarrollo social, cognitivo del ser humano, iríamos a la pinta. 

¡Si señor, a la pinta! 

Imaginémonos que, más de 20.000 trabajadores, los asalariados del mundo entero, por cada dos minutos, quedan libres de ese trabajo específico realizado y se meten en otro que les ha llamado siempre la atención, lo ha estudiado por gusto; como hacer una guitarra, un contrabajo, el buscar otras formas de reciclar; ahora tiene tiempo de crear, de contribuir al desarrollo social, intelectual, cultural.

 

Al fin y al cabo, hemos sido construidos para poder trabajar, es el quehacer que nos mantiene con vida y dignidad.

 

El trabajo dignifica la vida de todos. 

Al menos fueron las ideas que traían los pirgüines al orillar; contaban con la evolución y adaptación de esa maravillosa creatura. 

Ahora, en un pestañeo monstruoso ordenan a degüello. 

¡Dios mío de los coloraos, pá onde nos fuimos!

 

Que traición más abominable, más horrorosa al intelecto venido del mar. 

Los argumentos para matar en Gaza, en Israel, son los mismos que incitan al genocidio en Yemen, en Afganistán, en Sudan, en Ucrania…Y esos argumentos caben y sobran en Níger, en Burkina faso, en Siria.

 

Y tanto sobran, que estos tratan de infectar los procesos de justicia social que se desarrollan en nuestra tierra del sur de américa, del caribe y México. 

Esos argumentos son como el crónico cuesco de la breva. 

Desde el tiempo de recogida de la baya, de raíces, con justicia y razón, y sin ella también, nos hemos matado a granel. 

Ninguna existencia o civilización se escapa a esa visión.

 

Se ha tratado de justificar o explicarse conductas horribles, inventando como malos de la cabeza divinidades protectoras o de cadalsos. 

Los dioses del olimpo explicaban justificando canalladas.

 

Shiva arranca de la Diosa Kali, le tiene miedo. 

Los sacrificios humanos servían entre otras cosas para mantener la sumisión del pueblo y para conservar ascendente los privilegios.

 

En nuestro sur, sucedía lo mismo. Los Mayas, los aztecas, los Incas. 

Es como si el matar al semejante, el resto de vida que le quedaba se sumaba al tuyo. O el solo hecho de haber sobrevivido en la reyerta, te daba una euforia incontrolable. 

Y eso de matar, de herir se da por todo el libro de la vida.

 

La ternura o sabiduría que pueden dar las religiones, el saber, las civilizaciones, todo, todo vale un carajo. 

Por no creer en Noe y en su barca, en el Espíritu Santo, te podía costar un brazo, la vida de tu hijo, el despojo de tu hija.

 

Un originario que no supiera persignarse estaba condenado a sufrir los estertores del infierno. 

Mirar para atrás, por sapa, te convertía en terrón de sal.

 

Si sabias, sin mucho esfuerzo el misterio de la palabra escrita, lo bello de los colores, de la planta y de sus cualidades, el poner en duda la superioridad de la testosterona, te acusaban de bruja y te quemaban viva. 

La reacción de pavor y curiosidad de los habitantes de Guanahani fue la misma que vivieron los habitantes de África de Asia, de Oceanía. 

Antes de la llegada de los anglosajones a Australia, vivía pueblo que se expresaba en más de 200 lenguas diferentes. Tienen que haber sido re muchos. Hoy se expresan en dos lenguas solamente, son como el 3.6% de la población y se le niega constitucionalmente el derecho de ser habitante australiano. 

Lo que pasa hoy en Palestina, en los pueblos árabes y judíos y en toda Europa occidental y oriental, no es nuevo. 

Antes de dominar el fuego se vivía agachado para morir violento. Al saber de la rueda, se seguía matando.

 

Como mestizo latinoamericano, se me asoma Jesús para explicarme las Cruzadas; en su nombre se mataba hasta por casualidad. 

Pero era más lento, se necesitaba más tiempo. 

El hierro mataba de a uno, no en patota.

 

La pólvora era un secreto escondido en la muralla. 

Los que saben, dicen, que, en el siglo VII, más menos, los turcos, un pueblo nómade y de mechas cortas, invadió y se apodero de Constantinopla, ciudad, que, por esos años era floreciente de mercado y vasallaje.

 

Dicen también, que lo feudal de occidente tuvo miedo del poderío turco, y, por arte de magia, se acordaron de Jesús y de su aldea e inventaron las Cruzadas. 

Fueron 196 años de muerte.

 

Morían en atrocidades, para mantener tanto terror e ignorancia en los campos de batalla, pregonaban que los que defendían La Tierra Santa, los pecados serian condonados. 

En esos tiempos la Empresa multinacional que mantenía a sangre y fuego esa masacre inaudita, era la monarquía de la Iglesia católica apostólica romana.

 

Creen ustedes que el Papa Urbano II y sus cardenales se fueron entreverados con los soldados de Cristo, paupérrimos campesinos y artesanos a liberar Jerusalén, tierra santa en manos de los musulmanes, “raza salvaje y subhumana”. 

¿Creen ustedes?

 

Con tanta publicidad, a quien se le habría ocurrido pensar en China. 

Chemimare, toda nuestra existencia humana, toda nuestra ubicación social, nuestro estado de hambre y de asombro, de mirar “mana” en el vivir, de ser visto desde arriba con caridad y desprecio, ese vivir de todos los días, se ha sostenido en toda la historia, gracias a la “pega maldita” de vivir como sea, a lo que dé la pirinola, al servicio y dependiente de la fuerza y razón de un recontra pequeño grupo de avispados.

 

Toda la existencia de los trabajadores ha estado al servicio de resguardar los privilegios del riquerio. 

Y de este engranaje del vivir brotan las ideas, hacer de la ideología para encontrar sistemas de organización.

 

A lo largo de la historia la ideología tiene vestidos que podrían identificar calendarios. 

El Sistema Feudal se fue a las pailas con la Revolución Francesa y la Revolución Industrial; por ahí se asomo el sistema de acumulación capitalista; Marx, aparece con su fantasma y en Palestina se viene él Sionismo. 

Ideología totalitaria y nacionalista.

 

Palestina para los judíos. 

En los campos de Concentración nazi, era muy difícil encontrar un judío Sionista.

 

El Imperialismo, el sistema del gran capital ha cambiado por los tiempos, solamente el envase, la etiqueta; el contenido ha quedado intacto y dialectico. 

Se me asoma mi paisito para argumentar este decir.

 

Luis Emilio Recabarren y otros revolucionarios y revolucionarias como Teresa Flores, se asomaron por la pampa con la idea que otro mundo es posible, no mejor, sino, otro mundo, otro sistema, sistema basado en lo que dijera Emiliano Zapata: “La tierra para quien la trabaja” 

Nuestra propia independencia, se dio con fuerza, pues la oligarquía terrateniente y militar de la época no quería hablar francés. Y por ahí nos fuimos.

 

Los “Viejos Estandartes” cantados por nuestro Ejército, relata la hazaña triste de matarnos entre hermanos, defendiendo los capitales e intereses de un país extranjero. 

País, que aparece envuelto en la memoria y en la historia de masacres por todo el mundo.

 

Las Malvinas duele. 

Lo que sucede hoy en Gaza o en Jerusalén lleva su firma.

 

La Masacre en la Escuela Santa María, allá en Iquique, en Chañarcillo, las guerras civiles, Las huelgas y mítines llamados “de la carne”, la huelga de ferrocarriles, la de El Teniente, del El Salvador y Potrerillos, la ley maldita…Y así puedo nombrar desgracias hasta el día del níspero. 

Hoy, tenemos una ultraderecha, fascista, circunstancial, dicen algunos, decidiendo el vestir de país.

 

No es circunstancial, no, no lo es, en mi paisito de cordillera ha vivido más de 213 años. Ha estado al interior del envase, en una metamorfosis continuada. 

Y que pregonaba Luis Emilio; lo mismo que Lenin.

 

La propiedad Privada en los medios estratégicos de producción son la causante de la pobreza. 

El Capital, los recursos tiene que ser administrados por el Estado.

 

El Estado, es una instancia política, una estructura orgánica al servicio pleno del pueblo, los gobiernos que pueblan el Estado, tiene que velar aplicando ese sublime concepto. 

Le llaman democracia, soberanía.

 

Si hay un país que “produce” alguien con hambre, que no sepa leer, que viva y sostenga porque “dios es grande”, es una infamia. 

El pueblo tiene que salir de los enrejados y proteger la vida.

 

La muerte desparramada, la pobreza y la ignorancia que estamos, estoy, hoy viviendo, es la caída del sistema imperialista que se desmorona por sí solo. 

Alejandro Fischer Alquinta. 

Estocolmo 2023101 16