viernes, 24 de septiembre de 2021

LA MUERTE ¿ASESINATO? DEL POETA

 

 

                                     Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                     Centro de Extensión e Investigación

                                     Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

 


El conocer la verdad sobre la muerte ¿asesinato?  de Pablo Neruda en la Clínica Santa María el 23 de septiembre de 1973 tiene no sólo para los chilenos enorme importancia. Ello traspasa nuestras fronteras.

En este trabajo intentamos sólo mostrar algunas informaciones que hemos logrado reunir.

 

EL TESTIMONIO DE MANUEL ARAYA

El martes 21 de noviembre de 1972, Pablo Neruda  retornó a  la patria desde Francia, después de haber cumplido su misión como Embajador ante el Gobierno de ese país y ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura 1972.

Poco después un joven de 26 años, llamado Manuel Araya, pasó a ser  su guardaespaldas, su secretario y su chófer.

Araya recuerda: “Con él viví en la casa de Isla Negra. Neruda tenía flebitis en la pierna derecha y cojeaba a veces. Estaba en tratamiento de cáncer de próstata pero no estaba agónico. Era un hombre de más de cien kilos, robusto, de buena mesa y fiestas, y muy cordial y bueno con la gente”.


EL DÍA DEL GOLPE FASCISTA

“El 11 de septiembre de 1973, cuando Pinochet da el golpe de Estado, estábamos en Isla Negra. Ese día él iba a hacer una especie de inauguración de Cantalao, unos terrenos que había comprado, en El Quisco, donde quería construir una residencia para escritores de todo el mundo. Pero a las cuatro de la mañana oí la campanita con la que él me llamaba para decirme que acababa de escuchar en una radio argentina que se preparaba un golpe de Estado. Ese día entran en el palacio de La Moneda y asesinan a Allende. Yo había aflojado unos tubos del televisor para que él no viera lo que pasaba. Pero se entera, claro. Todo el país entra en toque de queda. Nos quedamos sin teléfono. Isla Negra se llena de carabineros. ‘Nos van a matar a todos’, decía don Pablo. Hablaba de la Guerra española, de lo que hizo Franco… Neruda se daba valor”.


MILITARES ALLANAN HOGAR DE NERUDA

“Al día siguiente, ponen frente a Isla Negra un buque de guerra con cañones. El embajador de México le ofrece asilo. El día 14 llegan los militares y allanan la casa. Nos asustamos. Neruda habla con su médico, el doctor Roberto Vargas Salazar, que le dice que el 19 de septiembre en la Clínica Santa María se iba a quedar vacía la pieza 406. Los militares no le querían dar el salvoconducto, así es que se tuvo que decir que estaba mal y debía salir para recibir tratamiento; la única forma de sacarlo era por razones humanitarias”.



 

EL LARGO VIAJE A LA CAPITAL

“El día 19 viajamos en el auto, de Isla Negra a Santiago. Tardamos como unas cinco horas, cuando lo normal eran dos. Fue un día horrible. Nos detuvieron varias veces. En Melipilla nos hicieron bajar y tirar al suelo. Nos hicieron pasar miedo. El hostigamiento fue terrible. Llegamos como a las seis de la tarde. No dejamos solo a Neruda nunca. Todos los días me quedé a dormir por las noches, sentado en una silla, y Matilde en una salita de la entrada principal de la pieza”.

“El día  sábado 22 le entregan el salvoconducto y acuerda con el embajador mexicano, Gonzalo Martínez Corbalá, viajar el lunes 24.  Ese mismo 22 lo visita en la Clínica Radomiro Tomic y le cuenta que Víctor Jara fue asesinado. Neruda se desespera».

Manuel Araya tenía 27 años aquel sábado 22 de septiembre de 1973, víspera de un viaje de Neruda a México.

 

DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE DE 1973

«Al día siguiente, domingo 23, me dice que vaya a Isla negra con La patoja, como le decía a Matilde, a traer el equipaje. Nos vamos y él se queda con su hermanastra Laurita. Cuando estamos casi de vuelta, a las cuatro de la tarde, él llama a la Hostería Santa Helena y pide que le digan a Matilde que se vaya como un tiro para la clínica. Cuando llegamos veo a Neruda con la cara roja. ‘¡Qué pasa don Pablo!’, le pregunto. ‘Me pusieron una inyección en el estómago y me estoy quemando por dentro’, me contestó. Fui al baño, cogí una toalla, la mojé y se la puse en el estómago. Cuando estoy en eso entra un médico y me dice: ‘Como chófer debe ir a comprar Urogotán’, yo no sabía qué era, solo después supe que era para la gota”.

Eran cerca de las seis y media de la tarde, cuando Manuel Araya  salió corriendo de la Clínica Santa María, de Santiago de Chile, cogió el Fiat 125 blanco y se fue a comprar el medicamento. Cuatro militares con metralletas lo detuvieron.

Araya les explicó quién era:

-“Soy el secretario, el chófer y la persona que cuida de don Pablo Neruda, el Nobel de Literatura, y voy a comprarle un medicamento urgentemente”.

Lo bajaron del auto, recibió insultos, golpes, un disparo en una pierna… Después  lo llevaron a una comisaría donde fue interrogado y torturado. Luego,  dejado en el campo de prisioneros del  Estadio Nacional.  Allí pasó la noche. Al día siguiente, el arzobispo Raúl Silva Henríquez lo reconoció. Tras la sorpresa inicial le dijo:

-“Manuel, fíjese que anoche murió Pablito, a las diez y media’. Araya exclamó:

-“¡Asesinos!”.

El arzobispo pidió a los militares que sacaran al chófer del Estadio. Sólo se logró 42 días después. Salió con ropas prestadas, una barba muy larga y 33 kilos de peso. Pero su calvario recién  acababa de empezar.


AÑOS DE PENURIAS

Desde la muerte de Pablo Neruda no se tuvo noticias de Manuel Araya. Aseguró después que  tal vez, se salvó una segunda vez de la muerte, cuando, el 22 de marzo de 1976, su hermano Patricio fue hecho desaparecer al ser confundido con él. También, que mataron a Homero Arce, secretario personal de Pablo Neruda, en 1977.

Dijo: “A todos los colaboradores de Neruda los hicieron desaparecer. Yo soy la parte principal que queda viva”.

“Un día volví a Santiago para no seguir exponiendo a mi familia. Vivía casi escondido en la casa de unos amigos. No tenía carné de identidad, ni de conducir. Nadie me daba trabajo, hasta que en 1977 empecé de taxista. La dictadura terminó en 1990. Dos años después, empecé a trabajar en Pullman bus, en la parte administrativa, hasta 2006, cuando me jubilé».

Su contacto con Matilde Urrutia, la tercera mujer de Neruda, que falleció en 1985, no continuó. Porque ella se negó a hablar del  asesinato. Quedaron enemistados.


QUERELLA DEL PARTIDO COMUNISTA

En el año 2011 un periodista de la revista mexicana ‘Proceso’ publicó su historia. En ella, Manuel Araya entregó su testimonio sobre la muerte del poeta.

El martes 31 de mayo de 2011, el  Presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, junto a los abogados Eduardo Contreras y Julia Urquieta,  presentaron  una querella con el objetivo de aclarar la muerte de Pablo Neruda.

En la ocasión, Guillermo Teillier aseguró: “Esta querella ha sido presentada porque han surgido versiones que desmienten lo que hasta ahora considerábamos la versión oficial sobre la muerte de Pablo Neruda”

A su vez, explicó el abogado Eduardo Contreras: “El Partido Comunista de Chile presenta esta querella porque el conjunto de evidencia registrada en los últimos meses señala claramente que hay una duda legítima respecto de esta presunta muerte natural del poeta Pablo Neruda.

Al testimonio del compañero Manuel Araya, se suman declaraciones de varias personas, entre ella el ex Embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez, que tuvieron con Pablo en día anterior a su muerte. En dicho testimonio, Martínez asegura que el poeta “podía conversar tranquilamente, caminó por la pieza, intercambiamos opiniones políticas, describió qué objetivos finales quería llevar en su viaje a México. Expresó dudas de irse del país, porque dijo que quería compartir la suerte de su pueblo”.

 

LA EXHUMACIÓN DEL CUERPO DEL POETA

En 2013 el juez Mario Carroza, que anteriormente había abierto una investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte de Neruda, ordenó, después de 20 meses de interrogatorios y pericias, la exhumación del cuerpo del poeta.

La Fundación Neruda, que (“curiosamente”) en un principio se oponía a ello por considerarlo una profanación, finalmente lo aceptó declarando confiar en que "el examen tanatológico contribuya a aclarar las dudas que pudieran existir respecto de la muerte del poeta"

Los preparativos para la exhumación comenzaron en Isla Negra el 6 de abril de 2013 con la instalación de una carpa en el lugar de su sepultura  y el 8 se efectuó la diligencia, que duró una hora y dieciocho minutos.

Ese mismo día los restos de poeta llegaron al Servicio Médico Legal de Santiago, en vistas a análisis a realizar en laboratorios chilenos y extranjeros.

En noviembre de 2013, Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal de Chile, dio a conocer los resultados de los exámenes toxicológicos realizados en EE.UU. y España, que descartaron que Neruda hubiera sido envenenado y confirmaron que falleció producto de un avanzado cáncer de próstata.

 

APORTES DE BACHELET Y AMORÓS 

Sin embargo, Rodolfo Reyes, sobrino del poeta, insistió en que terceras personas están involucradas en la muerte de Neruda y anunció que pedirían nuevas diligencias.

En enero de 2015 la presidenta Michelle Bachelet designó a unos abogados para que investigaran el caso de la muerte del poeta en el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior. El 25 de marzo de ese año enviaron la conclusión de sus investigaciones al magistrado Mario Carroza Espinosa encargado del proceso de la muerte del poeta, quien lo incorporó en el secreto del sumario.

Este documento fue dado a  conocer públicamente por el historiador y escritor español Mario Amorós en su biografía de Pablo Neruda “El Príncipe de los Poetas”.

Este informe, basado en pruebas testimoniales y documentales y redactado por Francisco Ugás Tapia, Rodrigo Lledó Vásquez y Hugo Pavez Lazo —secretario ejecutivo, jefe del Área Jurídica y abogado, respectivamente, de dicho Programa—concluye  que "resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros en la muerte" de Neruda.

Este aporte de Mario Amorós hizo que el caso saltara nuevamente a la palestra.

 

LAS DUDAS PERSISTEN

Las dudas sobre la causa de la muerte de Neruda persistían debido a que, según se informó en mayo de 2015, especialistas españoles habían encontrado en los restos del poeta el estafilococo dorado  una bacteria ajena a los tratamientos del cáncer y que, cuando es alterada, resulta altamente tóxica y puede acelerar la muerte de una persona. Dos laboratorios, uno en Canadá y otro en Dinamarca, iniciaron en febrero de 2016 una serie de peritajes para tratar de determinar si hubo o no alteración del estafilococo.

Un análisis científico reveló el viernes 20 de octubre de 2017 que el poeta chileno y Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, no murió a causa de una caquexia cancerosa provocada por el cáncer de próstata que padecía, como aparece en su certificado de defunción.

Pese que aún se desconoce la causa específica del deceso del escritor, "la caquexia está descartada. Eso está claro", aseguró el juez especial Mario Carroza, en una conferencia de prensa realizada en Santiago de Chile.

Desde el martes 17 de octubre de 2017, 16 expertos y peritos de España, Estados Unidos, Dinamarca, Canadá, Francia y Chile compartieron sus estudios y análisis en la capital chilena.

La Fundación Neruda, a través de su director ejecutivo Fernando Sáez, declaró al respecto que "esta noticia no es ninguna noticia", que se trata de "una presunción de ellos" y que cualquier información fidedigna sobre el fallecimiento del poeta depende ahora de los resultados científicos.

El reentierro  de los restos de Neruda en su tumba en Isla Negra estuvo a cargo de funcionarios del SML y de la PDI y se realizó el 26 de abril de 2016. El día anterior se celebró un funeral popular en el ex Congreso Nacional.

 

           


 

El compañero Manuel Araya espera el veredicto. Su última misión con Pablo Neruda está cumplida. Lo han escuchado.

 

OTRO TESTIMONIO 

El periodista y documentalista brasileño Frederico Füllgraf, acreditado en Chile durante  el Gobierno de Salvador Allende,  publicó a finales del año 2013 el reportaje: “Crónica de un presunto asesinato” en el número 70 de la revista “Brasileiros”, emitida en Sao Paulo, en la cual narra su cobertura de la exhumación de Pablo Neruda en Isla Negra. 

Frederico Füllgraf descubrió fotografías de Pablo Neruda ya fallecido en la Clínica Santa María. Desde ese entonces se reconstruyen los hechos, y se produjo un vuelco total en la versión oficial entregada por la junta militar en los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. 

Mientras Füllgraf realizaba su investigación,  señaló que las imágenes fueron capturadas el día 24 de septiembre de 1973 por el fotógrafo brasileño Evandro Teixeira, corresponsal en Chile del entonces periódico "Resumen", quién junto con el periodista Paulo César de Araújo, cubrieron el golpe militar de Pinochet a solo días del 11 de septiembre. 

Cuarenta  años después, Frederico logró ubicar al fotógrafo en Brasil y lo entrevistó.

Araújo entregó las fotos a la familia del poeta, y comenzaron a circular por distintos medios de comunicación en el mundo, incluso en un extenso reportaje en la revista “Proceso”, de México. 

Según señala dicha investigación, el supuesto médico a cargo, habría inyectado un veneno al poeta. Según el informe indica que el director de la Clínica Santa María, -recinto hospitalario donde murió Neruda-, asegura que el escritor falleció "víctima de una infección urológica [o urinaria] crónica y flebitis". 

Neruda no estaba tan desnutrido. En las imágenes el poeta aparece muerto con sus habituales kilos de más, lo que, según el autor del escrito presenta "una contradicción del informe médico. El certificado de defunción decía: "caquexia" –estado degenerativo y desnutrición extrema-, pero ese diagnóstico parece ser de otra persona, no de Pablo Neruda". 

En la investigación, el texto se alude también a una noticia publicada por el 'Jornal do Brasil' al día siguiente de la muerte del poeta. En el artículo, que lleva por título 'Neruda morre em Santiago' aparece un Boletín Médico que le dio el presunto "director" de Clínica Santa María al fotógrafo Evandro Teixeira, en el que se afirma que Neruda falleció como "víctima de infección urológica [o urinaria] crónica y flebitis, conforme diagnosticó en la tarde [del día 23] el médico Sergio Drapper" (24/09/1973). 

Cabe destacar, que en la misma clínica donde falleció Pablo Neruda en 1973, murió años más tarde, en 1982, el expresidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), cuyo deceso se atribuyó entonces a motivos de salud, hasta que en 2006 se probó que fue asesinado con gas mostaza y talio y finalmente a finales de enero del 2019, el ministro en visita Alejandro Madrid dictó sentencia contra seis involucrados en la muerte del expresidente Eduardo Frei Montalva, incluido su chofer.

La investigación confirmó que se trató de un homicidio coordinado por la dictadura. 

De estas investigaciones depende que el mundo sepa la verdad.