martes, 17 de julio de 2018

EL EXILIO COMUNISTA IDENTIFICADO CON LA LUCHA SOSTENIDA EN CHILE






VIDA DEL PARTIDO






por Orlando Millas


( Informe a la reunión de abril de Coordinadores del Partido)

Queridos compañeros:

participan en esta reunión los  secretarios políticos de la gran mayoría de los Comités Coordinadores del Partido Comunista de Chile en el exterior, o sea de aquellos que tienen un mayor número de militantes, además de varios miembros del Comité Central que trabajan en el exilio y de diversos cuadros a cargo de algunos frentes o destacados en organismos internacionales. El gran asunto que vamos a considerar y sobre el cual esperamos los aportes de todos los presentes es el de contribuir, a través del mundo, en la forma más eficaz, dinámica y combativa al esfuerzo desplegado a fin de poner término en el presente año de 1986 a la tiranía fascista encabezada por Pinochet.

Una orientación muy clara.

Cobra hoy día más vigencia que en ningún momento, como preocupación central de los comunistas chilenos, lo que planteó desde sus primeras frases el Informe de la Comisión Política a la Sesión Plenaria de enero del año pasado del Comité Central, el cual señaló: "La histórica tarea de liberar a Chile del fascismo exige un esfuerzo superior de la vanguardia, de sus cuadros de dirección y de cada uno de sus militantes, sea que éstos luchen en el país o en el exilio. La responsabilidad del Partido es muy grande, habida cuenta del prestigio y la influencia que tiene entre las masas y de su gravitación política en la situación del país. Debemos discutir la forma de cómo ponernos más a la altura de esta responsabilidad y establecer, de acuerdo a nuestra línea política, las directrices que nos permitan contribuir lo más efectivamente que podamos a la caída de" la dictadura, mejorando la correlación de fuerzas en favor del pueblo. Partiendo de las resoluciones de nuestra histórica Conferencia, debemos opinar sobre las formas y la envergadura que pensamos debe adquirir el combate de las masas para echar a Pinochet y ser plenamente consecuentes con las resoluciones que se adopten al respecto".

El Pleno de enero de 1985 nos entregó certeras herramientas teóricas y políticas, que el Partido viene aplicando en el conjunto de su actividad y comprobando, precisando y desarrollando en el curso de la ascendente movilización contra la tiranía. El Manifiesto de enero ultimo del Comité Central de nuestro partido hizo un rico y riguroso análisis de la situación, del cual dedujo; "Es hora de poner fin a los sufrimientos del pueblo. Este no sólo clama al cielo sino ante todo exige de los partidos, de las organizaciones sociales, de cada hombre, de cada dirigente democrático, una actitud unitaria y de combate y la firme decisión de hacer de 1986 el año de la victoria de la democracia sobre el fascismo, esta es una tarea posible de cumplir. La dictadura puede ser tumbada como resultado de la lucha constante, combativa y creciente de las masas. La clave de la victoria está en la movilización unida del pueblo en todos los rincones de la Patria, en el desarrollo de la auto defensa de las masas, en la acción común de marxistas y cristíanos y en la concertación en la lucha de todas las fuerzas opositoras, sean de izquierda, de centro o de derecha".

Esta es la cuestión. En la reunión que hoy efectúa el segmento del exilio, nos identificamos antes que todo con lo que está haciendo el partido en el país, nos guiamos por ello, trazamos las tareas inmediatas y próximas con sensibilidad por cada acontecimiento que ocurre en Chile y nos basamos en lo indicado por la Conferencia del Partido, el Pleno de enero de 1985 y el Manifiesto de enero último. El Partido está actuando en el exilio, tal como en el país, con esa orientación muy clara y aquí nos corresponde poner en marcha los pasos practicos que aseguren nuestro cabal aporte al esfuerzo para eliminar en 1986 al régimen antichileno de pinochet.

En estas condiciones tan singulares, la presente reunión es absolutamente diferente a las que hemos efectuado en años anteriores. Necesitamos que salgamos de ella a desarrollar una lucha completamente superior, de una envergadura no conocida antes. No caben aquí intervenciones que sean especies de cuentas rutinarias. La obligación de cada uno de los participantes es la de decirnos lo que se proponen hacer y cuál será el aporte que nuestro pueblo obtendrá de cada país en la lucha concreta para triunfar en 1986.

Nos reunimos cuando Chile es estremecido por la gran huelga de la Salud, irrumpen al combate los estudiantes y la próxima semana será su paro general, realizan acciones por sus reivindicaciones los camioneros, se suceden las batallas de masas por la vida y la libertad, proponen los Colegios Profesionales constituir el comando de la civilidad en que se agrupen las organizaciones sociales de masas de las más diversas esferas y la clase obrera da pasos con vistas a un Paro Nacional Prolongado.

Pinochet prohibe las reuniones de cualquier especie, agrede con furia a todos los que manifiestan su descontento y su repudio a la tiranía; pero, pinochet ya no está en condiciones de impedir un auge desbordante de la movilización de las masas. Aislado de la abrumadora mayoría de los chilenos, el tirano enfrenta un valeroso combate que el pueblo sostiene sin tregua. La situación política va asumiendo las formas que impone con su arremetida el pueblo que exige un régimen democrático. Chile es realmente un país en efervescencia, en que cada día la batalla antifascista es superior, la iniciativa está en manos de los que se rebelan contra la tiranía y se avanza hacia una verdadera sublevación nacional.

Una lucha inserta en la gran causa de la paz.


La gran batalla que sostenemos se enlaza con la voluntad de las fuerzas sanas de la humanidad de preservar la civilización, impedir que el imperialismo desencadene una hecatombe nuclear y hacer prevalecer la paz. Es característico que el exilio chileno participe destacadamente en todas partes en las manifestaciones y campañas de los pueblos en favor de la paz. Así como Pinochet es agente, vocero y participe de los delirios belicistas de sus amos, en cambio las más amplias fuerzas democráticas chilenas sienten como suya la causa de la paz. Precisamente en estos días se hace más certera la conciencia universal de la magnitud de los peligros que entrañan la desaforada carrera armamentista en que se empeña el complejo militar-industrial de Estados unidos, el desarrollo por Reagan de medios de destrucción atómicos y sus preparativos de la llamada "guerra de las galaxias". Las proposiciones soviéticas, con un plan para eliminar mediante una escala de medidas sucesivas las armas atómicas y proceder a la disminución de las demás armas, interpreta aspiraciones profundas de los pueblos, se trata de algo que alcanza la primera prioridad y trasciende a todos los problemas de los más diversos órdenes. La alternativa ofrecida por los grupos más canibalescos del imperialismo norteamericano conduce, lisa y llanamente, a la destrucción de la vida en la Tierra.

El problema de las pruebas de armas atómicas se presenta con una máxima claridad. La Unión Soviética sostiene decididamente el cese definitivo de toda nueva explosión atómica. Ese criterio es compartido ampliamente en el mundo y es la piedra de toque, el paso inicial para el cual hay condiciones maduras, a fin de orientarse al desarme atómico. La obstinación de Reagan en proseguir con esas explosiones deja al descubierto el afán de continuar buscando suicidamente una confrontación nuclear. Esta actitud muestra los extremos de abyección a que ha llegado el imperialismo. Por lo demás, cada una de esas explosiones afecta ahora mismo al equilibrio ecológico de todo el planeta, para los chilenos, se trata de un problema de incidencia directa en nuestra vida, porque uno de los usos que ha hecho el imperialismo norteamericano del mantenimiento de la tiranía de Pinochet es el de instalarse, con su aquiescencia, en la Isla de Pascua, convirtiéndola en una base del armamentismo atómico y en una pieza a fin de montar la "guerra de las galaxias". En Chile se ha esclarecido la trascendencia de este peligro; pero, se requiere que lo expongamos con mayor énfasis y continuidad en los foros internacionales.

La actitud del imperialismo.

Una gran cortina de publicidad accionada por el imperialismo pretende enmarañar y presentar falseada una relación tan evidente como es la establecida entre el putsch fascista de septiembre de 1973 y la consiguiente tiranía de Pinochet con quienes promovieron, organizaron y financiaron la agresión del 11 de septiembre y han apuntalado a través de estos años la usurpación del poder en Chile, o sea las transnacionales dirigidas desde Wall Street, la CIA., el Pentágono y el Departamento de Estado yanquis.

Durante trece años - bajo los sucesivos gobiernos de Nixon, Ford, Cárter y Reagan - en las Asambleas Generales de las Naciones Unidas, en su Consejo Económico-Social y en las Comisiones de Derechos Humanos y de Discriminación Social y Racial, los diplomáticos norteamericanos se han caracterizado por su entusiasta defensa de los crímenes de Pinochet y han negado sus votos a los proyectos de resoluciones presentados por México, Cuba, Suecia, la República Democrática Alemana, Argelia, la Unión Soviética, Yugoslavia y otros países que invariablemeute han solidarizado con la causa del pueblo de Chile. Pero, repentinamente, ahora, en las sesiones de febrero y marzo de la Comisión de Derechos Humanos de la O.N.U. efectuadas en Ginebra se conoció un proyecto de resolución redactado por el subsecretario de Estado norteamericano Elliot Abrams, condenatorio de Pinochet pero sumamente débil, y la delegación de Estados Unidos ejerció presiones ante varios gobiernos capitalistas exigiéndoles que no patrocinaran otro proyecto más explícito. Ante la voluntad expresada por numerosos gobiernos representados en la Comisión de continuar asumiendo como en los años anteriores la lucha por la vigencia de los derechos humanos en Chile, a lo que se sumó la actividad desplegada por personalidades del exilio chileno y la de dirigentes de la propia Comisión Chilena de Derechos Humanos que viajaron expresamente a Ginebra, debió Estados Unidos modificar dos veces su proyecto, acogiendo en cierta medida las exigencias de una clara definición frente a los crímenes de Pinochet. Fue evidente que los personeros yanquis buscaban a toda costa aparecer esta vez, negando todas sus actuaciones anteriores, como autores de la resolución solidaria con el pueblo de Chile y condenatoria del régimen que ellos mismos crearon y prohijaron. Como eso era demasiado grosero e inaceptable, finalmente se optó porque la Comisión aprobase por unanimidad una proposición relativamente satisfactoria formulada por su mesa directiva. Estados Unidos dio para ello su consenso.
¿ Qué hay detrás de esto ? ¿De qué se trata ? ¿A qué se debe que Estados Unidos se presente en las Naciones Unidas dando una voltereta ? La administración de Reagan ha sufrido en América Latina sucesivas derrotas. Se afianzan el prestigio y la influencia de Cuba socialista, cuyos éxitos económicos, sociales y políticos hacen contraste con la profunda crisis de estructura en que la dependencia del imperialismo ha sumido al resto de América Latina y del Caribe. Nicaragua defiende su soberanía enfrentando heroicamente la agresión de Estados Unidos y haciendo fracasar las operaciones de guerra de los mercenarios contratados y armados por Reagan. Ha sido imposible aplastar a las fuerzas democráticas de El Salvador que combaten militarmente a un régimen títere cada vez en mayor declinación. De una u otra forma y a pesar de todas las dificultades, una poderosa corriente por la democracia se manifiesta al sur de Rio Grande. Esto ocurre también, como en las demás zonas, en el Cono Sur de América. Fueron aventadas sucesivamente las dictaduras militares fascistizantes que Estados Unidos había instaurado, en los años 70, en Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina. El régimen incondicional del imperialismo que había en el Perú debió ceder el paso a una administración que aplica medidas reformistas antimperialistas. En tales circunstancias, sobrevinieron los acontecimientos de Haití y Filipinas. En ambos países Reagan intervino para perpetuar a sus títeres Duvalier y Marcos, agotó las maniobras políticas a fin de sostenerlos; pero, en el último momento, cuando era irremisible su caída, debió virar apresuradamente, aceptar el derrumbe de tiranías que le eran tan cómodas, resignarse a maniobrar para que sus intereses quedasen lo más amparados que fuese posible en los nuevos regímenes, esforzarse porque éstos no excedieran limites políticos relativamente conservadores y dar prioridad al mantenimiento de la cohesión institucional de las respectivas Fuerzas Armadas vinculadas al Pentágono, aunque sacrificando en Haití a los "tontón macoutes" y en Filipinas a los mandos más íntimamente compenetrados con Marcos. Sucesivamente, tanto de Haití como de Filipinas salieron tres aviones de guerra norteamericanos con los dictadores y sus familiares en el primero, sus séquitos en el segundo y sus joyas y demás robos en el tercero. Ante la embestida popular que hace temblar a Pinochet, trata Reagan de curarse en salud, teme que los acontecimientos lo encuentren desprevenido, se esfuerza por dividir a la oposición a fin de mantener así a su hijo de perra a lo menos hasta 1989, pretende con diversas maniobras debilitar a la gran marea en ascenso de las fuerzas democráticas y, en el fondo, lo que guía su conducta es la concepción "neoglobalista" que le hace considerar a todos los confines del planeta como zonas de importancia vital para Estados Unidos, diseñando asi nuevos peligros sobre Chile, aunque simultáneamente toma en cuenta la posibilidad de que su afán de sostener a Pinochet y a su Constitución fascista de 1980 le resulte inútil. Para esa eventualidad, se lava las manos frente a la opinión internacional, borra publicitariamente su imagen de progenitor de Pinochet y, sobre todo, toma resguardos a fin de no quedar fuera del juego en un presunto nuevo régimen.

La unidad del exilio.

Esta es una situación distinta derivada  de la inmensa lucha que sostiene nuestro pueblo. La complejidad y el grado más avanzado de esta situación nos plantean en el plano internacional urgentes tareas, que debemos abordar con la debida decisión.

En primer término, cobra hoy mayor trascendencia que nunca la unidad del exilio chileno, conseguir que pase a determinar la conducta conjunta de sus integrantes la preocupación por apoyar al combate de las masas en el país contra la tiranía, promover en cada país movilizaciones que muestren la debida sensibilidad ante los acontecimientos. Dicha unidad se abre paso como una tendencia natural y debemos hacer todo lo imaginable para facilitarla y llevarla adelante. Podemos verificar que en general nuestros Coordinadores han obtenido éxito en cuanto a que hoy se refleje en el mundo una mejor imagen unitaria. Por ejemplo, en Venezuela, país tan vinculado a Chile, quedó atrás el periodo de las reyertas entre chilenos, volvió a predominar el ambiente de que era índice el antiguo Comité de Caracas y en septiembre pasado se consiguió hacer confluir al exilio en una sola gran manifestación antifascista, apoyada por las fuerzas democráticas venezolanas. Otro tanto puede decirse de México, donde la Casa Chile, presidida por Hugo Miranda, es un centro muy valioso de concertación de iniciativas unitarias. Asi, de uno a otro país, lo característico de este momento es un ambiente más sano en el exilio. Se necesita perseverar en su consolidación y en que dé lugar a una sucesión de acciones comunes acordes con el desarrollo del enfrentamiento antifascista.

Cuando en Chile son millones los que en una u otra forma participan en la múltiple lucha de las masas por sus reivindicaciones y por la libertad, corresponde que en aquellos países en que existe no sólo el exilio sino una numerosa emigración chilena se extiendan a ella, ágilmente, la coordinación unítaria y la movilización contra Pinochet.

Enfrentar la denigración de nuestra línea.

Un peligroso instrumento del imperialismo para dispersar, contraponer y esterilizar al exilio chileno es la campaña empeñosa por tergiversar y caricaturizar la política de nuestro Partido. El anticomunismo no es sólo un ingrediente básico del fascismo, sino además uno de los elementos de las más diversas tendencias reaccionarias de nuestro tiempo y, en especial, de cuanta gente, en el caso chileno, teme a un desarrollo democrático pleno. La denigración de nuestra política, efectúada por el enemigo consciente y deliberadamente y asumida por otros irreflexiva e irresponsablemente, echa agua al molino de Pinochet, le ayuda eficazmente. De allí que revista una importancia relevante la exposición argumentada, la explicación convincente y la defensa consecuente del pensamiento y la acción de nuestro Partido. Ha sido muy útil en este sentido el artículo del secretario general del Partido, compañero Corvalán, titulado "Los acontecimientos de Chile", que no sólo hemos divulgado en español sino además traducido a diferentes idiomas, alcanzando una destacada repercusión en los medios de prensa y en amplios sectores de los distintos países. Algo similar se ha hecho por varios Coordinadores con el Manifiesto del Comité Central del Partido de enero ultimo y con otros documentos.

La información veraz sobre nuestra línea, saliendo sin descanso al paso de los que la tergiversan, ha llegado a ser un aspecto de enorme importancia en la lucha contra el fascismo, dado el papel desempeñado por el Partido en el proceso del ejercicio por el pueblo de su derecho a la rebelión contra la tiranía. Esta labor esclarecedora se refiere no sólo al exilio sino, además, a las relaciones con las diferentes fuerzas políticas, los medios de comunicación de masas, el movimiento obrero, las Universidades, las organizaciones femeninas y juveniles y los gobiernos.

En América Latina, dadas las condiciones agudas de crisis de las estructuras económicas dependientes, se proyecta el peligro de aventuras autoritariatas, gorilas e incluso fascistas. El hecho de que hasta un tirano tan repugnante como Pinochet consiga perpetuarse en el poder constituye por si mismo un aliciente para que los candidatos a dar golpes de Estado sientan la tentación de hacerlo. En cambio, la caída de Pinochet va a influir positivamente en favor de la estabilidad de las instituciones democráticas a través de América Latina. De allí el interés de los más amplios sectores antifascistas de cada nación latinoamericana - indistintamente de que se encuentren en sus países en el gobierno o en la oposición y de que sean de Derecha, de Centro o de Izquierda - en el desarrollo de la unidad sin exclusiones en Chile de los adversarios de Pinochet, a fin de que se apresure su derrumbe. El establecimiento de un régimen democrático en Chile será en América Latina un factor de seguridad y ayudará al desarrollo de relaciones amistosas y de colaboración.

Por lo tanto, constituye una aberración que, en el curso del año pasado, hubiese logrado momentáneamente Pinochet aprovechar la propaganda anticomunista propalada por el imperialismo, la tergiversación de nuestra política y las intrigas antiunitarias para confundir a algunos gobiernos y aparecer teniendo determinado eco en los propios países limítrofes. Dicha situación hizo ver la necesidad de que nuestro partido directamente expusiese sus puntos de vista a algunos presidentes de repúblicas latinoamericanos, ministros, parlamentarios, periodistas y otras personalidades y a la opinión publica, en una actitud convergente y amistosa con las demás tendencias democráticas chilenas y abogando por su unidad sin exclusiones. Esto ha contribuido a disipar malentendidos y a sanear el ambiente, restaurando la verdad sobre la lucha que libra nuestro pueblo, ganando nuevos amigos y neutralizando a otros. Se requiere que perseveremos en esta práctica, no sólo en América Latina, sino igualmente en Europa, África y Asia. Es una tarea permanente que incumbe tanto a los miembros del Comité Central como a los Coordinadores en cada país.

Necesitamos una solidaridad más dinámica y eficaz.

En el mismo sentido, revisten sumo  interés las giras de dirigentes del Movimiento Democrático Popular, de Intransigencia Democrática, del Comando Nacional de Trabajadores, de organizaciones femeninas o universitarias, del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, de la Comisión Chilena de Derechos Humanos y de otras instituciones. Cuando salen del país esas delegaciones, corresponde a los Coordinadores sentirse plenamente responsables de ayudar al aprovechamiento máximo de su presencia a fin de concitar el diálogo con ellas, su vinculación con sectores muy amplios y representativos, la obtención de compromisos de apoyo a las entidades que representan y la divulgación muy extensa de los sucesos de nuestra patria.

En otros momentos de la lucha contra la tiranía tuvo un alto nivel orgánico y de representatividad política, contando con recursos de trabajo y de relaciones, el Comité Chile Democrático de Roma, que orientaba la labor conjunta de todas las fuerzas antifascistas en el exilio y respondía por la atención a los gobiernos amigos y a las Naciones Unidas, sus diversos organismos y los foros internacionales. El retorno de una parte del exilio, la reducción en especial del contingente de chilenos de diversos partidos residentes en Italia, la canalización del máximo de recursos a la lucha que se libra en Chile y otros factores han conducido a que Chile Democrático de Roma haya dejado de estar, objetivamente, en condiciones de atender esta amplia y tan necesaria labor. Hemos sido y seguimos siendo partidarios, a pesar de todo, de que subsista Chile Democrático de Roma como instancia unitaria y haga lo que pueda y sobre todo dé el aporte que significa la actividad de su Comité o Comisión para Italia; pero, no puede esperarse de su parte el impulso que daba antes internacionalmente y, por lo tanto, nuestros Coordinadores deben comprender que el exilio chileno de cada país necesita movilizarse con motor propio, elevar el papel de sus organismos representativos, llenar el vacío y asumir mayores responsabilidades. Esto se refiere no sólo a la esfera del respectivo país, sino también a lo que desde él pueda influir en la solidaridad mundial con la lucha de nuestro pueblo.

Lo indicado ha de ser tenido en cuenta, además, por los Coordinadores en cuyos países se encuentran las sedes de instituciones u organizaciones internacionales, como es el caso de las Naciones Unidas en Estados unidos, algunos de sus organismos y la organización Internacional del Trabajo en Suiza, la Unesco en Francia, el Consejo Mundial de la Paz en Finlandia, etcétera. Tales Coordinadores han adquirido una rica experiencia en esos frentes, la que hoy se debe aplicar con el máximo espíritu de iniciativa, sin esperar indicaciones sino guiándose por lo que acontece día a día en nuestro país. El exilio chileno tiene, entre otros méritos, el de haber logrado durante todo este tiempo influir en las organizaciones gubernamentales y en las no gubernamentales y sobre los gobiernos y la opinión publica mundial inmensamente más que el costoso aparato diplomático que sirve a Pinochet. Ha llegado un momento decisivo, en que cabe ser aún mucho más dinámicos y empeñosos, a fin de hacer sentir en todas las esferas, incluso en las más altas y resonantes, el espíritu de lucha que emerge en Chile.

El nuevo cariz de la situación exige, también, un nuevo enfoque de sus responsabilidades por parte de los Coordinadores existentes en los países donde residen organismos como la "Revista Internacional", la Federación Sindical Mundial, la Federación Democrática Internacional de Mujeres, la Federación Mundial de la Juventud Democrática, la Union Internacional de Estudiantes, la Federación Internacional de Sindicatos de la Enseñanza, la Organización Internacional de Periodistas, la Organización Internacional de Juristas Democráticos, diferentes Uniones Internacionales de Sindicatos, etcétera, y con aún mayor razón por parte de aquellos compañeros nuestros que ocupan cargos directivos en algunos de tales organismos, se requiere que ellos nos expliquen aquí de qué manera reaccionan ante cada suceso que tiene lugar en Chile y cómo vencen toda rutina, todo burocratismo, todo lo que constituye la costra del acostumbramiento a considerarse satisfechos con cualquier comunicado. Hay experiencias positivas que necesitamos generalizar. No podemos satisfacernos con expresiones generales de solidaridad, sino que ahora es indispensable una solidaridad que remezca las conciencias en el mundo, que se exprese a través de iniciativas creadoras, combativas, al ritmo de la lucha en ascenso.

Hay una gran receptividad para apreciar la lucha de Chile en muy amplios sectores, pero, pareciera que no siempre nos damos cuenta de las posibilidades que se nos abren. Una de las cuestiones que se plantean es la de acentuar el esfuerzo por el rechazo de los planteamientos internacionales que parten de la idea de tratar al régimen fascista impuesto en Chile a sangre y fuego como si fuese un gobierno legitimo. Incluso en la resolución recientemente aprobada, en Ginebra, por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas hay algo de eso, que se derivó de haberse considerado la redacción mañosamente preparada por Estados Unidos. Debemos hacer conciencia en el mundo de que lo único legitimo que hay en Chile es la lucha del pueblo por poner fin a la usurpación del poder y establecer un régimen democrático. Es en esa línea que se tiene que trabajar con las más diversas fuerzas democráticas. Por lo tanto, lo que hemos dicho sobre una serie de grandes organizaciones internacionales debe aplicarse también a aquellas otras que representan pensamientos afines con la Internacional Socialista, la Democracia Cristiana, el Consejo Mundial de Iglesias y demás tendencias sujetas a definiciones antifascistas. Con mayor razón, es el caso de los organismos pluralistas del tipo de la Comunidad Económica Europea, del Sistema Interparlamentario, del Parlamento Latinoamericano. En todos ellos cabe solicitar ahora decisiones más vigorosas y de un carácter más a la ofensiva para respaldar la actitud llena de coraje de los luchadores chilenos por la libertad. Un rico material de trabajo de que disponemos es la resolución aprobada por la última Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Chile. A pesar de sus insuficiencias, también es útil la resolución reciente de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Hay organismos en que se han producido algunos cambios positivos, observándose un mejoramiento de su actividad, pero aún muy insuficientes. Es lo que ocurre, en especial, con la Oficina América de Chile Democrático, con sede en México. Conviene que los compañeros de los distintos países de América nos digan en qué medida sienten que la Oficina América se coloca al frente de un inmenso movimiento continental de solidaridad sensible y batalladora con nuestro pueblo. Conocemos y valorizamos los esfuerzos que hacen en ese sentido nuestros compañeros del Coordinador de México, que ha destacado a dos de sus miembros para que colaboren día a día en el trabajo de la Oficina América. Pero, a la vez, francamente no entendemos que hayan surgido obstáculos para acoger de inmediato la proposición de que los dirigentes chilenos que constantemente visitan países del continente sean aprovechados a fin de sacar a la Oficina América de las cuatro paredes de su local y de la mera correspondencia y se la haga sentir en el continente. Enredarse respecto de un asunto tan claro indica que todavía es insuficiente la comprensión del momento que vivimos. Reiteramos que la oficina América aparece este año conduciéndose en forma más colectiva que antes, con el aporte en México de varios partidos chilenos y de los cristianos de avanzada; pero, hay que ir más adelante y producir el vuelco que la convierta en motor de múltiples iniciativas continentales. Esto no implica pasar a llevar a alguien, sino ayudar a todos a que conjuguen su actividad con los requerimientos de esta hora.

Una serie de hechos, entre ellos las medidas adoptadas hace poco por el gobierno de Brasil sobre prohibición de venta de armas a Pinochet y congelamiento de las relaciones con su dictadura, indican que están madurando las condiciones para que pase a primer plano, ante la magnitud de las luchas que ocurren en Chile, obtener distintos tipos de boicot comercial, financiero y económico. En Canadá se ha desarrollado a este respecto campañas muy significativas. En Finlandia se consiguió hacer fracasar una cuantiosa inversión en explotaciones cupríferas. Sobre esto cabe una palabra, en especial, al movimiento sindical internacional, al de cada país y a los sindicatos de base y de ramas. De lo que se trata es de hacerle la vida imposible al tirano, de cerrarle todas las puertas. Cuando en Chile se levante el Paro Nacional Prolongado, muchos trabajadores del mundo sentirán que descargar mercaderías para Pinochet o provenientes de Pinochet los coloca, contra su voluntad, en cierta manera, en actitudes de rompehuelgas. En cuanto al bloqueo múltiple de la dictadura fascista se presenta una esfera muy variada de acciones. Proponemos que todos los Coordinadores estudien la implementacion en cada país de las medidas que sean posibles en sus condiciones concretas y que lo que se obtenga sea ampliamente divulgado, a fin de que alcance un contagioso carácter repetidor en el mundo. Tenemos que ir hacia propinar golpes diplomáticos y alcanzar un aislamiento en gran escala de la tiranía.

No está previsto para este año, como hubiera sido de desear, ningún gran evento mundial que anude, comprometa y estimule a las inmensas fuerzas que en el plano internacional solidarizan con el combate antifascista chileno. En tales condiciones, pasan a primer termino el encuentro juvenil convocado para efectuarse en Florencia, una posible sesión en Montevideo de la Comisión Investigadora de los Crímenes de la Junta Militar y las visitas a Chile de delegaciones representativas.

Concretamente, el mayor acontecimiento unitario de solidaridad que está previsto es el encuentro de Florencia que auspician con amplitud las organizaciones juveniles italianas y europeas y que constituye un apoyo muy valioso al entendimiento alcanzado en Chile por todas las fuerzas democráticas de la nueva generación. Dado que se realizará en un momento álgido de la movilización de masas en el país para derribar a Pinochet, la reunión de Florencia adquiere sumo interés y su éxito podrá entregar un aporte significativo al combate antifascista.

En cuanto a la Comisión Investigadora de los Crímenes de la Junta Militar, es un organismo formado por juristas de gran prestigio y de diferentes posiciones ideológicas que la constituyeron poco después del putsch fascista y han realizado audiencias que en los momentos más difíciles alcanzaron un gran impacto internacional. Su tercera gran audiencia la efectuaron en América Latina, concretamente en México, en febrero de 1975. Sería muy relevante que ahora tuviesen otra, como en principio se proponen, en Montevideo. Son amigos probados de la causa chilena, con autoridad moral para congregar a conno ados hombres de Derecho no sólo de Europa sino además de la propia América Latina y presentar un panel autorizado de testimonios de las atrocidades de Pinochet. un acontecimiento tan trascendente estaría llamado, también, a replantear con fuerza el gran problema de los detenidos políticos desaparecidos, que no puede ser dejado de lado entre los temas más relevantes de la contienda antifascista.

Este va a ser cada vez más un año muy caldeado. Se requiere disponer de resortes oportunos de movilización solidaria resonante, que salga de los moldes formales y sensibilice a la opinión publica de una serie de países. En tales instantes, es de prever que pudieran ser más útiles que antes y encontrar una notable audiencia las delegaciones de personalidades parlamentarias, universitarias, sindicales, culturales y otras que visiten Chile, se impregnen allí en forma viva y directa de lo que está pasando y estén en condiciones de hablar claro. En Gran Bretaña y Canadá hay valiosas experiencias que pueden extenderse a otros países.

Lo más importante es que se desarrolle en todos los Coordinadores una actitud de alerta y disposición a afrontar instantáneamente y con verdadero empuje los momentos críticos que pueden presentarse. La planificación de las actividades solidarias debe ser flexible, de forma que se disponga siempre de capacidad para volcar todo lo que esté en marcha hacia los asuntos más relevantes. En 1985 se supo actuar así desplegando la movilización universal frente al degüello de los compañeros Parada, Guerrero y Nattino. Ahora, puede haber acontecimientos golpeadores de diferentes tipos, no sólo bestialidades de Pinochet sino también grandes combates y avances del movimiento democrático y derrotas del tirano. Hay que saber responder sin tardanza a lo que ocurra. Todo el trabajo debe estar orientado a contribuir a echar abajo al régimen fascista.

El Partido en el cumplimiento de sus deberes.

Nuestro Partido es en el exilio un contingente entrañablemente unido al grueso de nuestra organización que reside, lucha y avanza con gran coraje en Chile. La inmensa y decisiva confrontación en que nos encontramos exige una gran cohesión, firmeza de principios y claridad política del conjunto del Partido, a fin de tensar sus fuerzas tras el objetivo planteado. Esto se refiere en primer término al Partido que actúa en Chile pero igualmente al Partido en el exilio.

Hay grandes factores, de una dimensión notable, que realzan la trascendencia del papel desempeñado por el Partido Comunista de Chile y que deben influir en el reforzamiento de nuestra organización y de nuestra política.

La vida misma pone en evidencia que hemos trazado y aplicado una línea acertada. Nuestro Partido ha sido un protagonista fundamental de la resistencia y de la lucha contra el fascismo. La clase obrera y el pueblo han podido comprobar que hemos estado invariablemente a su lado, sin vacilar ni en los momentos más difíciles, sin perder la brújula, el curso de las luchas ascendentes comprueba lo que es el ejercicio del derecho a la rebelión. Fue correcta nuestra apreciación sobre las consecuencias que produciría la implantación de las medidas de los Chicago's boys y la crisis que agudizaría. Y han sido acertadas las deducciones que sacamos y la confianza que depositamos en la capacidad del pueblo de Chile para levantarse contra la opresión. Los hechos nos vienen dando la razón. Los análisis efectuados sucesivamente por nuestro Partido, lo dicho por nuestra Conferencia y por el Pleno último y las formulaciones del Manifiesto de enero han encarnado en las masas y se traducen en diversas formas de lucha convergentes hacia el gran objetivo. Ser militante de este Partido es un honor revolucionario y a la vez impone exigencias superiores.

Nuestra causa cobra, además, en América Latina una significación en ascenso. Los agoreros que anunciaban el fracaso del marxismo-leninismo se ven desmentidos día a día. Hay un contraste aleccionador entre los éxitos de Cuba socialista en todos los terrenos de su desarrollo y, en cambio, la situación de crisis en que se debaten los países sometidos al saqueo imperialista. Los gobiernos proimperialistas, que han aplicado las recetas y aceptado las imposiciones de las transnacionales, especialmente las dictaduras militares que han actuado con brutales métodos fascistas, sumieron a la América Latina en una crisis que sólo puede ser remontada con cambios de fondo. La dimensión aplastante de la deuda externa es un índice de la situación. Los términos de intercambio han sido dañados en una proporción que ya conduce a dificultades de fondo de la reproducción capitalista en la zona. Los comunistas proponemos soluciones reales a estos inmensos problemas.

Surgen, en tales circunstancias, nuevos poderosos alicientes a nuestro optimismo histórico, a nuestra confianza en la capacidad de los pueblos para desarrollar el progreso, la cultura, el bienestar y la paz. Ha tenido repercusiones en todas partes y también ha representado en Chile una significación positiva el gran debate sostenido en la Unión Soviética y que se expresó en el XXVII Congreso del Partido de Lenin. La decisión soviética de acelerar el desarrollo de su economía, engranando la revolución científico-técnica con las ventajas del régimen socialista y promoviendo una autogestión social en los cauces del centralismo democrático con vistas a alcanzar la más alta productividad mundial, es una manifestación de la lozanía del pensamiento revolucionario y de la inconmensurable fuerza del nuevo régimen. Los fenómenos alentadores en el desarrollo del socialismo como sistema superior de un democratismo profundo, las ambiciosas metas que se han trazado los soviéticos, las perspectivas que van abriéndose en cada uno de los Congresos de los partidos comunistas gobernantes levantan justificadamente el entusiasmo de la juventud y de todas las fuerzas sanas de la humanidad y reafirman nuestras convicciones.

En tales circunstancias, los comunistas chilenos estamos empeñados en el cumplimiento de nuestro deber histórico de promover la unidad y lanzar al combate a las fuerzas necesarias para establecer en nuestra patria un régimen democrático de soberanía popular. Ello implica, entre otras tareas, la necesidad de fortalecer al Partido para que lleve adelante la batalla en que está empeñado. De allí que, en relación al conjunto de la contienda que alcanza caracteres muy singulares en este año 1986, tenemos que hacer lo necesario a fin de que todos nuestros Coordinadores en el exilio se coloquen a la altura requerida.

Trazada una política, es decisivo que la asuman cuadros calificados para obtener su cumplimiento. Ello exige preparar al Partido en el exilio y en especial a sus cuadros para los objetivos actuales. Necesitamos cuadros con aquel espíritu de entrega y de disposición a la lucha que nos caracterizan. El fortalecimiento, la unidad y la cohesión del partido son determinantes con vistas a que el conjunto del exilio se movilice al ritmo de la situación del país.

Una primera tarea es la de fortalecer  para esto a las direcciones de los Coordinadores, mejorando el ejercicio en ellos de la dirección colectiva, insistiendo en una práctica permanente de la crítica y la autocrítica, efectuando constantemente balances y controles, promoviendo a los cuadros que sean más eficaces y desarrollando la relación entre los eslabones del Partido en sus diversos niveles.

Al promover los cuadros, éstos deben ser conocidos y apreciados por el Partido, ser factores de cohesión y orientarse a evitar que algunos problemas personales frenen el trabajo, como ha ocurrido en determinados momentos en varios países. El cuidado del Partido no se refiere sólo a lo fundamental, que es su trabajo político, sino también, para afirmarlo, al trato y las relaciones personales adecuadas con los militantes y la observancia de las normas de seguridad.

Podemos hacer, objetivamente, en general una buena valoración del contingente de comunistas chilenos en el exilio. Tiene un mérito indudable el hecho de que el Partido se haya mantenido compacto y en acción durante todo el tiempo del exilio. Lo que hay que hacer en los meses próximos es obtener que este contingente de comunistas chilenos dispersos en el mundo consiga ganar al exilio y a las fuerzas democráticas de cada país a fin de desplegar una lucha muy efectiva, con garra, a la ofensiva, de tono agresivo, que ayude realmente a echar a Pinochet y que, cuando caiga, le cierre las puertas de cualquier sitio donde pretenda huir, obligándolo a rendir cuenta en Chile por sus fechorías.

Cada una de las tareas de organización, cuadros, finanzas, solidaridad, educación, propaganda y demás frentes del trabajo partidario se enlazan hoy con el objetivo de fondo.

Es inportante, por ejemplo, que al calor del momento que vivimos se haya efectuado la renovación en el exilio del carnet partidario, lo que debemos considerar como una especie de balance de los efectivos de que se dispone para incorporarlos pronto a la lucha en el país, pero, no en todas partes la renovación ha sido completa e inmediata, como fueron los casos por ejemplo de la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana. En otras partes, aún está en desarrollo y debe completarse en el balance de mayo, que es el último. Nos preocupa que haya Coordinadores que por el momento parecen disminuidos. Ello contrasta con la situación de otros Coordinadores. Ahí está, al respecto, lo sucedido en Canadá Oeste, donde se trabaja con amplitud en la búsqueda de todos los que en otro tiempo fueron militantes y así se ha sobrepasado mucho la cifra que se había indicado, encontrándose que entre los militantes reganados hay, entre otros, una serie de dirigentes de organismos de masas.

La experiencia general indica que el reclutamiento está caminanao, o sea que hay condiciones en el exilio y en el conjunto de la emigración chilena para que ingresen al Partido valiosos elementos, entre los cuales están algunos compañeros que habían militado y que, por falta de una preparación adecuada y de la ayuda que debió habérseles prestado, se venían alejando. Está bien que este reclutamiento, en las condiciones en que se desarrolla nuestra lucha, sea cuidadoso y evite infiltraciones; pero, nos parece que debiera tener mayores perspectivas y crecer mucho más. Para cimentarlo, lo primero es restablecer vínculos de confraternidad comunista con los que fueron militantes y son gente honesta y acercarse a los que van coincidiendo con los objetivos de nuestra lucha. Merece estudiarse, al respecto, la experiencia de Suecia en que círculos de amigos del Partido ayudan a las campañas de finanzas.

Ahora bien, tanto la renovación del  carnet como el reclutamiento y la labor con los amigos del Partido deben tener muy claramente la mira de la preparación para ir a actuar en Chile lo antes posible. Y hay que decir que el retorno en 1985 fue bajo, lo que denunciamos como un fenómeno alarmante. El año 84 fueron al país desde el exilio 3OO cuadros y en 1985 esto se redujo bastante. Es cierto que en determinados Coordinadores lo que ocurre es que ya retorno un porcentaje importante de los militantes en condiciones de hacerlo. Por ejemplo, en la República Democrática Alemana más del 30% de los militantes está con prohibición de ingreso al país, en las listas de expulsados por Pinochet, lo que en la práctica, considerando familiares, hace llegar los impedidos a más o menos un 50%. Pero, hay otros países en que los impedidos de retornar no son más del 10%.

Una situación de esta especie nos llama la atención indicándonos que no es oro todo lo que reluce y que hay peligros en relación a la moral comunista. De una parte, el exilio es una cantera de cuadros a educar politicamente en las tradiciones de clase y de Partido, lo que reviste la mayor importancia en circunstancias como la de la lucha actual. Sin embargo, a la vez, constantemente, acechan elementos de acomodamiento y de adaptación a una vida fácil bajo el capitalismo y las condiciones de seguridad que depara el socialismo. Convendría hacer un estudio más prolijo de tales problemas de parte de Coordinadores como los de Suecia, Canadá y otros e igualmente para explicarse la caída en cierto grado de inactividad o la persistencia de algunos problemas personales aquí o allá.

En cuanto al retorno, no podemos permanecer impasibles. Hay que obtener un cambio efectivo de la situación. Se debe examinar de inmediato las medidas para elevarlo al máximo, como una tarea política impostergable. Cuando en Chile el Partido se juega por entero para terminar este año con el fascismo, cualquiera placidez ante el retorno reviste caracteres muy graves. El retorno de los próximos meses es de un carácter especial. Proponemos que una de las medidas en relación a él sea la adopción urgente de un plan de emergencia.

Otro asunto a examinar es por qué en algunos Coordinadores ha llegado a haber gran cantidad de rezagados. Conversando con algunos de ellos, suele ocurrir que se han sentido victimas de ciertas formas de arbitrariedades locales, de lo que han considerado ejercicio más o menos despótico de las direcciones intermedias, de falta de suficiente respeto a sus problemas y situaciones particulares, de descuidos en cuanto a la fraternidad comunista que en el ambiente del exilio suelen herir más profundamente. Hay un poco de esto y, aunque se trate sólo de casos específicos, no podemos dejarlos pasar, sin embargo, también hay más. Hemos observado que en las células de algunos Coordinadores falta una actividad suficientemente rica que atraiga a los militantes manteniendo en primer plano la preocupación por Chile. El Partido debe ser un organismo vivo en que realmente el militante tenga la sensación de que está siendo útil, que da un aporte a la lucha del interior, que se está enriquecimiento humanamente, o sea un Partido creador, ideológicamente atractivo y de acción constante. Donde el numero de rezagados llega a constituir cierta proporción importante, no puede echarse la culpa de lo ocurrido a los casos individuales, sino considerar en primer término la responsabilidad de los dirigentes del Coordinador.

Esto mismo hay que verlo en aquellos Coordinadores donde se ha recurrido con demasiada frecuencia y en números que llaman la atención a aplicar medidas disciplinarias. En el fondo de dichos fenómenos puede haber cierta propensión a tener un partido de "pocos pero buenos" y a conducirse sin el suficiente esmero y cariño por formar más y más militantes, más y más cuadros revolucionarios.

Desde otro ángulo, el que existan problemas del carácter de los indicados nos hace ver que las informaciones sobre el trabajo de las células, de los Coordinadores y del conjunto del partido deben ser multilaterales, completas, muy honestas, haciendo ver no solo los éxitos y refiriéndonos tanto a los frentes o a las campañas en que cumplimos los objetivos trazados como igualmente al resto de nuestra actividad, a las dificultades que afrontamos y al trabajo tesonero por sacar adelante las diversas tareas trazadas.

Hay que trabajar con la verdad y acentuar la democratización del Partido. Aún subsisten en algunas partes en el exilio temores de los militantes a decir las cosas tal como son, porque en vez de estimular la expresión de las opiniones se suele reaccionar mal ante las criticas. Creemos que ha sido un error de parte de la Dirección Central haber dado una opinión negativa sobre la realización de nuevas Conferencias en los Coordinadores. Esto ha contribuido a crear cierta impresión de que los dirigentes son poco menos que eternos y ha privado a las células de oportunidades para expresar sus opiniones.

Cuando el Partido se propone tareas tan exigentes y superiores como las del momento actual, debemos velar porque todos los cuadros sean los más idóneos para una lucha esforzada y sepan conducir a nuestros efectivos al combate y porque todas las medidas de organización dejen de lado la rutina y ayuden realmente a cumplir este tipo nuevo de tareas movilizadoras. Ello tiene que afirmarse en un funcionamiento efectivamente democrático de todo el Partido en el exilio, a un compás que muestre pasión revolucionaria, con un impulso estimulante a avanzar.

Reviste muchísima importancia dominar la línea del partido en su integridad, no sólo una parte de ella, sino toda la línea, para afrontar los problemas que surgirán en un año tan complicado como 1986. El enemigo ha fracasado en sus intentos para mellar la cohesión del Partido, que combate unido, con una Dirección Unica, en el interior y en el exterior. El partido es uno solo, las intrigas de los agentes del fascismo y del imperialismo se estrellan sin éxito contra la conciencia patriótica y revolucionaria de nuestros militantes, y nos aceramos proponiéndonos metas superiores. Pero tampoco podemos envanecernos. Al agudizarse la batalla social sería torpe debilitar la vigilancia constante frente a las provocaciones y las maniobras anticomunistas.

Y ya que hemos hablado de la renovación de los carnets y del retorno, no está demás que tomemos en cuenta la preparación para el fin de la tiranía y la disposición de los cuadros, en tales circunstancias, a fin de hacerse presentes en Chile de inmediato.
Es todo el ritmo del trabajo en el exilio el que, al ajustarse al de la batalla antifascista en Chile, tiene que ponerse a la hora, alcanzar la rigurosidad y el ímpetu correspondientes al Partido que ha planteado como el desenlace más probable la sublevación nacional y que afronta la lucha en todos los terrenos.

Al hablar del fortalecimiento del trabajo de los Coordinadores nos referimos a una actividad multifacética, como muítifacético es el combate en el país. En días de tantas urgencias, nuestros Coordinadores deben ser capaces de atender todas sus responsabilidades. A cada paso surgen iniciativas en el exilio - como por ejemplo la reciente del encuentro de los magallánicos - y hay que estar atentos a ellas y vincularlas al objetivo supremo de apresurar la expulsión del tirano y la conquista en 1986 de un régimen democrático.

Superar las metas de la campaña de Finanzas.


Una de estas tareas de honor, de una significación muy grande, es la campaña de finanzas. De lo que se trata es de que cada centavo que consigamos aportar desde el exilio es un arma valiosa en el país, donde el Partido combate sin recursos económicos pero con un ánimo resuelto de no detenerse en la lucha.

Sabemos que la primera campaña de finanzas en el exilio se cumplió y superó y por segunda vez una campaña volvió a cumplirse y superarse el año pasado, que además correspondió nada menos que al 268% de la primera, a pesar de haberse reducido el contingente del Partido en el exilio. Ahora, la VII Campaña debe alcanzar un mínimo de 400 mil dolares. La discusión en las células sobre el plan de trabajo para exceder sus cuotas tiene que plantearse en los términos de un esfuerzo supremo para alimentar con estos recursos la lucha heroica de nuestros compañeros en el país.

Hay que tomar los ejemplos, para generalizarlos, de los Coordinadores de Estados Unidos, Holanda, Suiza, Hungría, Checoslovaquia, Noruega y otros que de campaña en campana se han destacado por su constante ascenso, así como los esfuerzos de Mozambique. Ha llegado el momento en que América Latina, donde ningún Coordinador cumplió la VI Campaña, dé un viraje positivo y se proponga aprovechar las inmensas posibilidades de que dispone para obtener ayuda de masas a la gran lucha que se está librando por nuestro Partido junto a todas las fuerzas democráticas.

Al estudiar esta VII Campaña de Finanzas, se necesita que los Coordinadores examinen el conjunto de su actividad en la medida en que se refleja en el trabajo financiero, que es por sobre todo un trabajo político de gran responsabilidad. Hay Coordinadores que no consiguen lo que de ellos se puede esperar en la Campaña de Finanzas, entre otras razones porque se han acostumbrado a mantener su organización con poca economía en cuanto a sus gastos internos.

Desde el país llegan, de parte de organismos de masas, diversos requerimientos de ayuda para su esforzada lucha. Al atenderlos - que debe hacerse abriendo para ellos nuevas puertas y en relación a la actividad especifica de esos organismos de masas - no es conveniente que se ocupen los espacios de la Campaña de Finanzas, deber sagrado de los comunistas, sino operando con amplitud en otros sectores.

Examinando las cifras asignadas a cada Coordinador en esta VII Campaña de Finanzas en el Exilio, puede verse que la mayoría de ellos deberá reunir prácticamente lo mismo de la anterior Campaña, dado que operarán en sus respectivas monedas nacionales y convertirán sus resultados en dólares, que ahora están desvalorizados, o sea son más baratos. Sugerimos, concretamente, que cada Coordinador reexamine lo indicado y proponga aumentos de sus cuotas a fin de que ellas realmente estén a la altura de los requerimientos de la situación actual, sean dignos de las exigencias de la lucha por derribar a Pinochet en 1986 y excedan en términos reales lo anteriormente conseguido. La verdad es que 4OO mil dólares son insuficientes en las nuevas condiciones, hay que romper ese molde estrecho y la Campaña deberá rendir más.


La educación comunista al calor de la lucha.


Es hermoso, estremecedor y lleno de inspiraciones el gran combate del pueblo de Chile. Cada hazaña del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, cada arremetida de las Milicias Rodriguistas, cada acto de desestabilización, asi como cada movilización de las masas, cada lucha de la clase obrera y de los estudiantes, cada alzamiento de las poblaciones populares, cada heroica movilización de las mujeres, cada acción de uno u otro sector, son el fruto de un trabajo silencioso, esmerado, en que hay planes y desarrollo de iniciativas creadoras, las cuales irrumpen interpretando sentidos anhelos de nuestro pueblo.

Estos acontecimientos, tales hechos concretos y el acervo político en que se fundamentan tienen que ser el material en que se asiente un gran esfuerzo por la educación de nuestro partido en el exilio, a fin de que cada uno de los militantes en los diversos Coordinadores no se encuentre ideólogicamente distante, sino que vibre al unisono con la gran lucha que ocurre en el país.

Son conocidos los esfuerzos que realiza el enemigo para socavar la cohesión política de nuestro partido. Se ha registrado en nuestro periódico clandestino "El Siglo" en el país y en la edición N° 77 de nuestro "Boletín del Exterior" la expulsión de un individuo que, habiendo sido comunista, estimó oportuno dedicarse a actividades anticomunistas precisamente en los momentos en que el Partido se encuentra en el combate para poner fin al fascismo, pero, los ingentes esfuerzos del imperialismo por socavar al Partido de Recabarren son estériles, habiendo logrado atraer sólo a un número menguado de desertores de la causa revolucionaria.

Está planteada la tarea de sostener en términos convincentes, con calidad ideológica, la gran polémica teórica y política por nuestros principios y por nuestra línea política.

En la lucha contra la tiranía cumplen un papel de primer rango las Radios Moscú y Berlín Internacional, con sus programas especiales confeccionados por periodistas chilenos y que cada noche entran en los diales chilenos con el arma de la verdad, esclareciendo problemas y entregando informaciones. Para el exilio es de mucha importancia, a fin de vibrar con la actualidad chilena y orientarse sin tardanza, organizar la escucha y la reproducción de los principales materiales de las Radios Moscú y Berlín Internacional.

En cuanto a nuestra propaganda de Partido, ella se basa en primer término, en el exilio, en la Edición Chilena de "Revista Internacional", el "Boletín del Exterior" del Partido y esa tan valiosa revista abierta a toda la cultura chilena y latinoamericana "Araucaria de Chile".

La Edición chilena de «Revista Internacional" tiene actualmente 4.OOO lectores distribuidos en 42 países. Desde el segundo semestre del año pasado, además, en edición clandestina realizada con esmerada calidad, "Revista Internacional" ha comenzado a publicarse en Chile con el título de "Nuestra Epoca". Algunos Coordinadores aprovechan mes a mes la aparición de "Revista Internacional" y trabajan con ella, recomendando a las células determinados materiales y haciendo resúmenes que ayuden a destacar los asuntos principales que se contienen en determinados artículos. En cambio, hay Coordinadores que le prestan poca atención, absorbidos por otras tareas y sin comprender la importancia de una comprensión profunda de los fenómenos de la lucha de clases en escala internacional.

En cuanto al "Boletín del Exterior", se reproduce simultáneamente en 5 centros de impresión, que completan 4.90O ejemplares, distribuidos en 4O países. La ayuda más importante a su divulgación mundial lo proporciona el Coordinador de Suecia. que dedica a esto una gran atención de valiosa significación política. Normalmente, en todas las células del exilio el "Boletín del Exterior" constituye la base de la educación política, siendo algunos de sus materiales objeto de lecturas comentadas o de cursillos que se desarrollan en la reunión o las reuniones que cada mes son dedicadas al estudio. En especial, esto ocurre con los documentos oficiales del partido que aparecen en él y a veces además con algunos artículos sobre asuntos de importancia teórica y política. Tiene notable importancia la entrega que la mayoría de los Coordinadores efectúan a los aliados, a una serie de dirigentes y militantes de la Izquierda chilena residentes en sus respectivos países y a personalidades que solidarizan con Chile, de las ediciones de nuestro Boletín del Exterior, el cual de ninguna manera se encuentra reservado para una circulación interna, sino que nos interesa que sea conocido ampliamente.

Uno de los logros más altos alcanzados en el exilio ha sido la publicación regular de una gran revista de la cultura chilena, de suma riqueza y variedad de contenido. "Araucaria de Chile" es un orgullo no sólo de nuestro Partido sino de todo el exilio. Nos preocupa bastante que en algunos Coordinadores no haya sensibilidad para apreciar el valor de esta publicación y no se le entregue el apoyo que ella merece. En vez de ayudar a divulgarla, distribuirla, hacerla llegar a todas partes donde cuando se la conoce se la admira y valoriza, hay Coordinadores que mantienen con su administración elevadas deudas que amenazan su existencia o que dejan abandonadas en las bodegas de aduana, sin preocuparse de retirarlas, sucesivas ediciones, como llegó a ocurrir en México. Esta reunión debe poner el acento en el tema de nuestro respaldo efectivo a "Araucaria", asunto que es índice de la comprensión que mostramos de nuestra política en el vasto escenario de la cultura, cuestión que todo revolucionario debe tener presente. "Araucaria" es una de las tareas primordiales.

Con mucho esfuerzo, el Partido hace sus publicaciones, que le implican gastos considerables. Ellas sólo pueden subsistir autofinanciandose a base de su venta rápida, a fin de disponer sin demora de los mismos recursos en la confección de las siguientes. El secreto del éxito y de la permanencia de nuestras publicaciones está en que la rotación sea muy breve, que muy pronto se recupere lo invertido y sirva para nuevas ediciones. La vieja tradición de la prensa obrera fundada por Recabarren es la de impresiones que descansan en la abnegada ayuda de los trabajadores. Un requisito indispensable para que nuestra prensa se desarrolle es que haya conciencia sobre su significación política y todos nuestros compañeros se conduzcan respecto de ella con moral comunista. Este es el secreto da que en Chile puedan aparecer "El Siglo", "Principios" y ahora "Nuestra Época", junto a una red de otros periódicos y se edite libros de calidad, todo ello en las más rigurosas condiciones clandestinas. Son financiados por sus lectores, pero, en el exilio, nos encontramos con un fenómeno muy alarmante, que debe preocuparnos porque es índice de algo grave. Hay militantes, incluso células y hasta Coordinadores que no se inquietan porque nuestra literatura quede sin circular y que improvisan constantemente explicaciones injustificables, tratando de excusarse por lo que es absolutamente inexcusable, o sea por quedar debiendo, sin atender a tiempo sus deudas por estos conceptos. El Partido no puede tolerar situaciones de esta especie. Ellas demuestran falta de responsabilidad comunista y atentan contra el desarrollo de nuestra lucha. Constituyen, inconscientemente, un franco sabotaje a la actividad del Partido. Proponemos que en sus intervenciones los compañeros se refieran a si sus Coordinadores trabajan con cariño y preocupación política por la difusión de nuestra literatura y apresuran su pago y que en cada Coordinador se haga en el mes de mayo una discusión especial y a fondo sobre esta materia y se adopten medidas eficaces para poner término a cualquiera irregularidad.

La Edición Chilena de "Revista Internacional", el "Boletín del Exterior" y "Araucaria de Chile" son instrumentos básicos para abordar una tarea de primerísima importancia, cual es la propaganda y la educación partidaria. El estudio debe ser algo vivo, unido a la gran lucha de hoy, basandose y aplicando científicamente el marxismo-leninismo, el pensamiento avanzado de nuestro tiempo.

Este año se cumplen 110 años del nacimiento del fundador de nuestro Partido, Luis Emilio Recabarren, que tuvo lugar en Valparaíso el 6 de julio de 1876. A comienzos de este año ya se efectuaron en numerosos países actos significativos de conmemoración del surgimiento del Partido Comunista de Chile, los cuales dieron una contribución valiosa al esclarecimiento de nuestra política y que alcanzaron a recoger y exponer lo dicho por el Manifiesto de enero. Ahora, los 110 años de Recabarren coincidirán con el momento de auge de luchas decisivas en el país y debemos prepararnos para que se celebren con jornadas de estudio, foros, simposios, seminarios y manifestaciones en que se una la valorización de la obra del maestro y de la trayectoria de la clase obrera chilena y de su partido y la exposición y la exaltación de la lucha antifascista actual, será digno de Recabarren que su evocación ayude al objetivo de liberar a Chile del fascismo en 1986.

De esta reunión saldremos a un trabajo que adquiere caracteres determinantes para el futuro de nuestro Chile. Nuestro Partido se está fogueando en Chile en las actuales contiendas y el nuevo ánimo que vamos impregnando a nuestro trabajo debe conducir a que su contingente del exilio se foguee también al lanzarse a un combate más dinámico y ofensivo. Esto se refiere igualmente a las Juventudes Comunistas. Son pocos los Coordinadores del Partido que no están acompañados por los respectivos Coordinadores de la Jota, integrados por los niños de hace poco, formados al calor de las viejas tradiciones revolucionarias y de las noticias sobre el trabajo heroico en Chile del Partido de Recabarren. Será de mucho valor que en las intervenciones de los compañeros de los diversos países se nos hable también de como se desarrolla en ellos la Jota, de cómo se la ayuda, de como sin paternalismo se presta atención a sus problemas.

Es una magnifica oportunidad la que se  nos presenta de intercambiar ideas, de conocer experiencias, de pasar revista a nuestras fuerzas en el exilio en estos días en que se avecinan combates superiores por la libertad de Chile. Agradecemos al Comité Soviético de Solidaridad con los Pueblos de América Latina que nos haya acogido y que nos preste la ayuda generosa que ha hecho posible esta reunión. En Moscú, la capital de la Union Soviética, encontramos un marco estimulante para nuestro debate en que los corazones y las mentes están sintonizados con el Chile martirizado y combatiente que se lanza a una lucha superior.


¡ CON LA RAZÓN Y LA FUERZA, VENCEREMOS !


               PARTIDO COMUNISTA DE CHILE
               Mayo - Junio 1986
               Páginas 74 al 98