martes, 30 de septiembre de 2025

GOLPE DE ESTADO EN INDONESIA

 

Hoy se cumplen 60 años del golpe de estado en Indochina y como señalara en parte el historiador Iván Ljubetic, autor de este artículo “y con el apoyo estadounidense  y la ayuda logística de la CIA, protagonizó un sanguinario golpe de Estado que culminó con una matanza de dimensiones aterradoras: todavía se discuten las cifras, pero la mayoría de fuentes hablan de alrededor de un millón de militantes comunistas asesinados”... 

Invitamos a nuestras lectoras y lectores a difundir este artículo del boletín rojo, sobretodo entre  las nuevas generaciones.

Boletín Rojo



Hace 60 años:

 

 

                                                   Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                   Centro de Extensión e Investigación

                                                   Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

 


El golpe fascista del 11 de septiembre de 1973 fue anunciado meses antes cuando en las paredes y muros de Chile aparecieron rayados proclamando: “¡Ya viene Yakarta!”

 

¿QUÉ  ES YAKARTA?

Yakarta  es la capital y ciudad más poblada de Indonesia, situada en la isla de Java. En una superficie de 650 km² se concentra una población de 8 489 910 personas, sumando hasta 18,6 millones en su área metropolitana. Yakarta es la undécima ciudad más poblada del planeta y su área metropolitana es conocida como Jabodetabek. Es el centro político, industrial y financiero del país.

 

ALGO SOBRE INDONESIA

Indonesia, oficialmente la República de Indonesia, es un país insular ubicado entre el Sureste Asiático y Oceanía. El archipiélago indonesio comprende cerca de 17.508 islas, donde habitan más de 237 millones de personas, convirtiendo a Indonesia en el cuarto país más poblado del mundo. Además, Indonesia es el país con más musulmanes del planeta. Indonesia es una república, con un poder legislativo y un presidente elegido por sufragio y el gobierno tiene su sede central en la ciudad de Yakarta, la capital.

La historia indonesia se ha visto influida por las potencias extranjeras que buscaron explotar sus recursos naturales. Después de que los comerciantes musulmanes llevaran el Islam, y durante la era de los descubrimientos, las potencias europeas comenzaron a disputarse el monopolio del comercio de especias en las Molucas. Tras tres siglos y medio de colonialismo holandés, Indonesia obtuvo su independencia poco después de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, la historia de Indonesia ha sido turbulenta, habiéndose enfrentado el país con los grandes desafíos planteados por los desastres naturales, la corrupción, el separatismo, el proceso de democratización y períodos de cambios económicos.

 

EL PARTIDO COMUNISTA DE INDONESIA

El Partido Comunista de Indonesia (PCI)  fue fundado el 23 de mayo de 1920 en Semarang, surgiendo de la Asociación Socialdemócrata de las Indias. El PCI se llamó inicialmente Asociación Comunista de las Indias. El PCI fue el primer partido comunista de Asia y se convirtió en sección de la Internacional Comunista al poco tiempo de su fundación. Fue ilegalizado por el gobierno colonial de las Indias Orientales Holandesas tras su participación en los levantamientos en Banten y en el oeste de Sumatra, pasando a la clandestinidad en 1927.

Después de la capitulación japonesa en 1945 el PCI volvió a la vida pública tomando parte activa en la lucha por la independencia de Indonesia. El ala izquierda del Partido Socialista de Indonesia  se integró en el PCI en 1948.

Después de apoyar las revueltas campesinas de Madiun en 1948, el PCI fue ilegalizado por el gobierno ya independiente de Indonesia durante un corto período. En los años 50, el PCI adoptó una clara posición nacionalista bajo la dirección de  Dipa Nusantara Aidit, apoyando las políticas anticolonialistas y opuestas a Occidente del gobierno del presidente Sukarno.


  

Dipa Nusantara Aidit, dirigente del PCI

 

UNO DE LOS TRES MÁS PODEROSOS DE LA TIERRA

Con un creciente apoyo popular y más de 3 millones de afiliados en 1965, el PCI era el mayor partido comunista aparte de los de la URSS y la República Popular China. La creciente influencia del PCI incomodó a los Estados Unidos. Asimismo, y aunque Sukarno mantuvo una cierta benevolencia con los comunistas indonesios, veía peligrar su régimen ante el rápido y fuerte ascenso de éstos. También veían peligrar sus privilegios sociales los líderes religiosos del Islam (Indonesia es el país con más musulmanes del mundo) y los sectores más reaccionarios del ejército.



Sukarno, presidente de Indonesia en los años de mayor presencia del PCI

 

“¡MATAR COMUNISTAS!”

En la noche del 30 de septiembre de 1965, el Movimiento del 30 de Septiembre (formado por oficiales medios del ejército), secuestró y asesinó a 6 altos generales, alegando impedir un golpe de Estado de los generales derechistas.

 

El PCI fue acusado de instigar un intento de golpe de estado, y sirvió de pretexto para el golpe de estado del ejército indonesio, dirigido por el general Suharto, y con el apoyo estadounidense  y la ayuda logística de la CIA, protagonizó un sanguinario golpe de Estado que culminó con una matanza de dimensiones aterradoras: todavía se discuten las cifras, pero la mayoría de fuentes hablan de alrededor de un millón de militantes comunistas asesinados.

Además, fueron encarcelados más de un millón y medio de personas, entre ellas, por citar alguna, el escritor comunista Pramoedya Ananta Toer, el más célebre autor indonesio.

 

Pramoedya Ananta Toer


 

UNA VEZ MÁS EL IMPERIALISMO

Tanto el gobierno británico del laborista Harold Wilson como el estadounidense de Lyndon Johnson impulsaron el golpe de Estado de Suharto, hasta el punto de que su desarrollo fue planificado en Londres y Washington, cuyos gobiernos y servicios secretos participaron incluso en la elaboración de listas de relevantes miembros del Partido Comunista que debían ser asesinados: hoy sabemos, por ejemplo, que el MI6 británico y la CIA facilitaron a los militares indonesios una lista con cinco mil miembros destacados del partido comunista que debían ser asesinados. No hubo límites para la matanza. Aunque los militares de Suharto mataban a destajo, no era suficiente: así, para “matar a todos los comunistas”, los militares reclutaron también a criminales, asesinos, ladrones y delincuentes que ayudaron en la orgía de sangre y muerte en que los matarifes sumergieron a Indonesia.

 



Lyndon Johnson y Harold Wilson los autores intelectuales de la matanza de un millón  de  comunistas en Indonesia.

 

Según Amnistía Internacional, en 1998 aún quedaban 13 ancianos en las cárceles indonesias acusados de pertenecer al PKI. Los antiguos miembros del PKI están apartados de determinados trabajos, incluso en la Administración Pública. Durante la presidencia de Abdurraman Wahid se planteó la posibilidad de poner fin a la clandestinidad de los comunistas, lo que provocó una controversia en la sociedad indonesia que aceleró su destitución. 

 

“¡YA VIENE YAKARTA!”

Queda claro entonces, el por qué de la amenaza que, meses antes del golpe del 73 en  Chile, hicieron los fascistas criollos.

La historia muestra que las clases dominantes han utilizado siempre la violencia extrema contra los pueblos, en especial contra los comunistas. Forma parte de las formas que adopta  la lucha de clases entre la burguesía y los trabajadores.

 

 


Coraje.

 



Comentario radial y escrito

 


 

 


Hay que ser harto corajudo, ser huevo de avestruz y confiado, para ser parte de este vivir actual.

Mire usted, millones de pueblos enteros salen a las calles con gritos y banderas, obstruyendo caminares y entretenimientos para parar el genocidio provocado por el  sionismo Israelí, mandatado en Palestina, en Cisjordania.

52 barcos navegando, llevando ayuda a la moribunda Franja de Gaza.

Van 30 días acosados por la infamia y admirados, puño en alto, por la esperanza.

¿Dónde guardarán los deudos sus 67.000, o, quizás más cadáveres?

Sus niños, niñas, mujeres.

¿Guardarán sus gritos de espanto?

El guerrero Jázaro, Benjamín Netanyahu, el Atila siglo XXI, declara que los faluchos, podrán atracar por donde sea, menos en Gaza.

Gaza es un espacio en guerra a muerte.

Utiliza el “odio parió” del 7 de octubre de 2024, causado por Hamás.

Milicianos palestinos armados, que, saltando la barrera Gaza/ Israel; atacaron puestos militares y festivales; masacrando, en ello, a más de 1.600 vidas humanas; mujeres, niños y militares.

Los rehenes israelíes capturados conducidos a Gaza, algunos de ellos ya entregados, los que faltan, estarán, en lo que queda de Gaza.

Cayeron, también, soldados israelíes bajo el fuego mortal de sus propios compañeros de armas; cumpliendo así, el deshonroso código Aníbal.

Al momento de intervenir de Netanyahu, el auditorio de la Asamblea en las Naciones Unidas, quedo casi inhóspito, sus adherentes y comisiones aplauden desaforados; alabando el sentido y razón de una idea manipulada, engañosa, de mercado, con más de 200 años haciendo contra pisos y muerte.

En los momentos que es aludido el candidato al Premio Nobel de la paz, Donald Trump, más aplausos, incluyendo la huelga de micrófonos y escaleras mecánicas.

Que pensaran, que hará Europa. Eurasia, África, Asia.

Que los judíos, andaban por el mundo entero, andaban; eran inmigrantes, pero no, como los que llegan al país de las posibilidades, o a mi paisito lindo.

Menos nosotros, los empujados, viviendo ajeno o de casa; aportando, recibiendo solidaridad y empatías.

¿Empatía? Concepto que el dirigente norteamericano Charlie Kirk, asesinado por la misma violencia que el mismo predicaba; decía que la empatía era un invento de una “nueva generación”. Esa, que está despreciando el orden moral y patriótico, esa que destruye la familia con la diversidad de género.

Algo así, trataba de insinuar, de aparentar.

Importándole un comino, lo que decía Aristóteles que el hombre es un animal político. Es decir, necesita cognitivamente de la existencia del otro, para poder diferenciarse del instinto animal. Los que no pueden razonar, pero sí, sentir, experimentar.

El mirar de un perro, tiene una ternura inmensa.

Donald Trump, denomina a Charlie Kirk, como un héroe, que personifica la identidad moral y progreso de los Estados Unidos de Norte América.

Judíos.

Qué manera de estar en la palestra.

Son, como el interior del “Caballo de Troya”.

¡ Ay, dios mío de los coloraos!

Volodia Teitelboin era hijo de judíos inmigrantes, León Trotsky también lo era, como lo son Noam Chomsky, Rosa Luxemburgo, Carlos Marx.

Cuando yo era niño, escuchaba decir que los chilenos éramos “pata e perro”.

Uno, podía encontrarse con un chileno en cualquier lugar del planeta.

Éramos, somos “Busca vidas”.

En los retretes de mi país flaco, entretenido, se podía leer, recuerdos o afirmaciones, ansias, que reafirman nuestra audacia y nuestro venturoso existir.

Me gustaba ese rayado encontrado en la luna: “P...Pál que lee”.

En nuestro país, Chile, los libaneses, para nosotros, eran turcos y hacían nata.

Recuerdo que, antes de los estallidos sociales, provocados por los alumnos, universitarios, de la secundaria, los de afuera, el exilio; trataba de unirse, para darle razón al vivir, o, algún hueco, en las posibilidades políticas, que se habría con las transformaciones sociales, que se asomaban en nuestro paisito.

Yo, junto a otros, andábamos cachuos.

Aún sufríamos del síndrome del “Muro de Berlín”

Los viejos me mandaron a Bruselas, a “cachurear”,  a un encuentro que se organizaba para apoyar, desde afuera, esos cambios que se veían llegar.

De mi redil, Estocolmo, fuimos dos.

Por cosas que se dan, mi asiento, hacía compañía con una compañera de otra identidad política que acudía, al igual que yo, al llamado de la selva.

Nos conocíamos bien, nos respetábamos.

Nos fuimos charlando.

Ella me hablaba de la “diáspora chilena para acá y de la diáspora chilena por allá”.

Yo, profesor normalista, primera vez que oía esa palabra tan cuica.

Tuve que preguntarle, que era, eso de la diáspora chilena.

Me lo explico.

No entendí mucho, pero lo intuí, y lo incluí en mis sentidos.

Los judíos, una diáspora “pate perro” ha sido invadidos internamente por los Jázaros.

Los Rothschild, familia judía, alemana, Jázaros, y, otras del mismo origen, han financiado y financian, integral, los asentamientos de colonos judíos en Palestina.

Después de la Primera Guerra Mundial, principalmente desde Rusia, comenzaron a llegar los colonos judíos a Palestina.

El Sionismo comenzaba a ser una realidad.

El cobijar una idea política, un mercado, en geografías muy complicadas, para que provoque una desestabilización generalizada, fue un acierto brutal del capitalismo.

Miren ustedes, van 77 años, y, por allá, por donde, quizás se enamoró Cristo, matan la vida. 

Por las puras ansias enfermas, de seguir dominándolo todo

La situación actual, nos enrostran las consecuencias de las artes mortuorias del imperialismo, para agarrarse de algún lado y no fenecer.

 El Reino Unido era el patrón, y, los árabes, un enemigo de largo tiempo y en potencia ascendente.

El petróleo llamaba.

Era necesario, como lo hacen en África, fabricar muerte.

Ruanda, Burundi, no puede olvidar.

Urgía el caos en Oriente Medio.

Dividir Palestina y que le caiga al que le caiga, fue un golpe definitivo.

El petróleo y la geografía política, Asía, era “la niña de tus ojos”

Ayer, hoy mañana, una diáspora extraña se convierte al judaísmo y desde allí, una idea política, extremadamente nacionalista, ultraconservadora, predestinados, se asoma el Sionismo.

Esta movida inmoral, financian la vida y la muerte en Palestina; y, por otros lados, del mundo entero.

Uno se pregunta, al menos yo, porque, a las víctimas del holocausto nazi, no se nombran a judíos sionistas, pero sí, a judíos comunistas, gitanos, homosexuales, personas con discapacidad.

¿Por qué?

No había.

Queridos ustedes, que me escuchan o leen, sucede que ando “pegándole a la perra”.

No puedo entender tanta miseria, tanta maldad entre humano contra humano.

Los dirigentes que elegimos para que construyan un mundo, un país diferente, al tener el poder, nos engañan o los engañamos.

Van a creer ustedes que los poderosos que sabían de la maldad que ocurriría al lanzar bomba atómica en Hiroshima, tuvieron algún cargo de conciencia.

Lyndon Johnson, no quería ser el único presidente gringo que perdería una guerra, y, mato a Vietnam.

Llegando las elecciones, todos son buenos, a su manera y a su gente.

Algunos meses atrás, proponía en mi diáspora chiquitita, somos 7; que nos juntáramos una noche, toda una noche, en la plaza Serger Torg/Estocolmo. Lugar, por donde se hacen los grandes mítines políticos y culturales; allí, muchos años atrás, en plena lucha contra la Dictadura fascista de Pinochet, realizábamos huelga de hambre, mitines, para poder tener espacio, llamar la atención, para denunciar las atrocidades que se cometían en Chile. Yo pensé hacer lo mismo, pero por Gaza.

Solo estar ahí, en una carpa, comiendo y cantando por Gaza.

Y, aquí estoy, pegándole otra vez a la perra.

Como a la perra, le pegan los Iraníes por los resultados de la cuestión nuclear en su país.

Esta Asamblea de las Naciones Unidas fue diferente, uno sabe de Petro, de Lula, sin embargo, en gaza, continúan matando.

Quiera el dios de los coloraos, que, en mi paisito lindo, los parlamentos y la presidencia se vistan de amaranto.

¡Hay que tener coraje!

 

Alejandro Fischer Alquinta.

Estocolmo 20250928



domingo, 28 de septiembre de 2025

VÍCTOR JARA

 


En su 93 natalicio:

 


                      

                                              Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

                 

 


 

Nace  el 28 de septiembre de 1932 en Quiriquina, localidad ubicada cerca Chillán Viejo.  Su niñez transcurre  en el lugar campesino de Lonquén , cerca de la ciudad de Talagante, arrullado por el canto de su madre y laborando en las duras faenas campesinas, detrás del arado o en la trilla. Ayuda desde los seis años a su padre,  Manuel, que es un inquilino, que no sabe leer ni escribir. La madre, de de estatura baja y gordita, con una bella sonrisa. Son cuatro hermanos: María, Georgina, Eduardo y Víctor. Posteriormente nacería un quinto, Roberto.

 

AMANDA

La madre, el pilar de la casa, se empeña y logra que sus hijos estudien en la escuela. Víctor se destaca como buen alumno. Posteriormente, la familia se traslada a la capital, a la Población Los Nogales, cerca de la Estación Central. Víctor y su hermano Eduardo concluyen sus estudios primarios en una escuela católica de la población.

La madre consigue un puesto como cocinera en un pequeño restaurante ubicado frente a la Estación Central. Trabajando muy duro algunos años, logra reunir lo suficiente para comprar un puesto en el mercado.  

La familia se muda a una casita en la calle Jotabeche. Como está lejos del mercado la madre debe salir a las dos de la madrugada, pues los clientes comienzan a llegar a las cuatro. Manuel ya no vive con ellos.

Víctor con la idea de poder ayudar a su madre en el negocio, entra a estudiar  contabilidad en un instituto comercial.

En marzo de 1950, muere la madre de un ataque cardíaco. Para Víctor que, por entonces,  tiene 15 años de edad es un golpe muy duro. Entra al Seminario de la Orden de los Redentoristas en San Bernardo, abandonándolo en 1952. Hace el Servicio Militar en la Escuela de Infantería de San Bernardo. Terminado éste, vuelve en mayo de 1953 a la Población Los Nogales, después de tres años de ausencia. Lo acoge la familia Morgado y un grupo de amigos. Consigue un puesto de portero en el hospital local.

 

EN EL CORO UNIVERSITARIO

Por la prensa se impone del anuncio de una prueba para ingresar al  Coro Universitario para cantar en ‘Carmina Burana’. Postula. Es aceptado como tenor. Participa en la producción de Uthoff en el Teatro Municipal, vestido con un hábito marrón de monje.

En 1954 viaja al norte con un grupo de nuevos amigos del coro, para recoger e investigar la música popular de la zona. Al regresar a Santiago, presencia una función de un grupo de  pantomima  recién formado por  Enrique Noiswander. De inmediato habla con éste, quien lo invita a participar en una  prueba en el estudio donde ensaya el grupo. Víctor muestra su sentido de movimiento y  expresividad. Entonces le ofrecen la oportunidad de estudiar en el grupo de mimos.

 

EL TEATRO

En 1955 se matricula en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. También se incorpora al Conjunto de Cantos y Danzas Folklóricas Cuncumén.

En 1957, Víctor cursa el segundo año en la escuela de teatro. Por entonces comienza  a frecuentar el café Sao Paulo, en el centro de Santiago, donde se reúnen a mediodía artistas e intelectuales. Ahí conoce a Violeta Parra, conocida sólo por un pequeño círculo de personas en Chile, pero que acababa de regresar  de su primera visita a Europa.

Violeta vive por esa época en La Reina en un pequeño bungalow. Víctor la visita con frecuencia. Allí conoce a Ángel Parra y se convierten en grandes amigos.   

 

1958 es un año decisivo en la vida de Víctor Jara. Comienza a militar en las Juventudes Comunistas de Chile, ello en plena campaña presidencial, en la que el Frente de Acción Popular postula como candidato a Salvador Allende.

En 1959 vive su primera experiencia como director teatral, dirigiendo “Parecido a la Felicidad” de Alejandro Sieveking. Viaja con esa obra a Argentina, Uruguay, Venezuela y Cuba.

En 1961 realiza una gira a Europa como director artístico del Cuncumén. Ese mismo año compone “Paloma quiero contarte”, canción con que inicia su trabajo de creación musical y poética. La graba, junto a otra de sus composiciones, “La canción del minero”, en un LP del Cuncumén.

 

EN ÑUÑOA





En 1963, Gregorio de la Fuente,  director  de la Casa de la Cultura de Ñuñoa, le propone fundar una Escuela de Folklore. Con ayuda de Maruja Espinoza, una componente del Cuncumén, Víctor  organiza los cursos y enseña las danzas folklóricas que más le gustaban; Maruja se concentró en la enseñanza de la guitarra. En un par de años  un grupo numeroso y entusiasta  de alumnos  hizo posible la  formación de un conjunto, del que posteriormente, surgieron varios solistas. Víctor trabaja en Ñuñoa hasta 1968.  Desde 1963 a 1970 forma parte del equipo estable de directores del Instituto de Teatro de la Universidad de Chile,  ITUCH.

Realiza múltiples actividades artísticas, sin olvidar sus tareas políticas. En 1969 es figura principal en el Mitin Mundial de Jóvenes por Vietnam, realizado en Helsinki, Finlandia. Ese año obtiene el principal premio en el Primer Festival  de la Nueva Canción Chilena con “Plegaria a un labrador”

 

DURANTE EL GOBIERNO POPULAR

En 1970 se dedica de lleno a la campaña presidencial de la Unidad Popular,

Durante el Gobierno de Salvador Allende labora en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado, UTE. En 1971 viaja a distintos países como embajador cultural de Chile. Se edita ese año su LP “La Población”.

Entre 1972 y 1973 compone la música de continuidad de Televisión Nacional. Viaja a la Unión Soviética y Cuba. Participa en trabajos voluntarios y en la campaña parlamentaria que culmina el 4 de marzo de 1973.

El martes 11 de septiembre de 1973 Víctor está en la UTE. Debe participar en un acto en que el Presidente de la República se dirigirá a todo el país comunicando su decisión de llamar a un plebiscito para salir de la crisis política provocada por la oposición. Se produce el golpe fascista. Soldados del ejército rodean la Universidad. Al día siguiente invaden el recinto universitario. Toman prisioneros a  los profesores, funcionarios y alumnos que se encontraban ahí. Son conducidos al Estadio Chile: Víctor va entre ellos.

 

Víctor es cruelmente torturado. Luego lo acribillan con 44 balazos. Asesinan al cantor popular, pero sus canciones siguen muy vivas.

 

Las masas   alzadas en rebelión popular contra el neoliberalismo  desde el  18 de octubre de 2019 cantan “El Derecho a vivir en paz”.

 

 

 





LA PRIMERA INTERNACIONAL

 


A 161 años de su fundación:

 


LA PRIMERA INTERNACIONAL O ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TRABAJADORES (AIT)

 

 

 

                                                                 Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                                 Centro de Extensión e Investigación

                                                                 Luis Emilio Recabarren,   CEILER

 

 

                

                                         “¡Proletarios de todos los países, uníos!”

                                          (Karl Marx y Friedrich Engels:                           

                                          “Manifiesto del Partido Comunista”)

 

 

 

En 1862, dirigentes sindicales ingleses (provenientes de las Trade Unions) y franceses se reunieron en Londres con ocasión de una exposición internacional. Allí surgió la idea de una organización obrera internacional, iniciativa que se realizó dos años después.

 

SURGE LA PRIMERA IMTERNACIONAL

La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) ó Primera Internacional se fundó en Londres el 28 de septiembre de 1864. Surgió ante las crecientes demandas del movimiento obrero mundial.  Nació  como respuesta a la explotación que sufrían los trabajadores como consecuencia de la revolución industrial. Su objetivo era lograr un orden social más justo e igualitario luchando contra el capitalismo. Es un símbolo de solidaridad internacional entre los obreros por encima de las fronteras.

 


Karl Marx interviene  en una asamblea de la Primera Internacional

 

El objetivo de la Primera Internacional  era unir y organizar políticamente a los trabajadores de los diferentes países de Europa y el resto del mundo. Constituyéndose, al mismo tiempo, en un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción.

Agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Colaboraron en ella Karl Marx y Friedrich Engels.

El encargado de redactar sus estatutos fue Carlos Marx. Las diversas tendencias y sensibilidades que recogió, obstaculizaron en gran medida su funcionamiento.

 

POSTULADOS DE LA PRIMERA INTERNACIONAL

Necesidad de una acción unitaria del proletariado, y la organización de la clase obrera.

Lucha por la emancipación económica y por la abolición de la sociedad clasista.

Abolición de la explotación infantil y mejora de las condiciones laborales de la mujer.

Solidaridad internacional obrera.

Reconocimiento de la importancia del movimiento sindical.

Huelga como instrumento de lucha.

Abolición de la propiedad privada de los bienes de producción y de los ejércitos permanentes.

 

DOS TENDENCIAS IRRECONCILIABLES

En 1868, a raíz de la incorporación de Bakunin, la AIT sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre dos tendencias irreconciliables: por un lado, la anarquista con Bakunin a la cabeza, por otro, la marxista, cuyo liderazgo intelectual ostentó Marx.  


 

Mijail Bakunin, anarquista


En el V Congreso de la AIT (1872) se produjo la escisión entre marxistas y bakunistas.

 

DIFERENCIAS ENTRE MARXISTAS Y ANARQUISTAS

Los puntos fundamentales del enfrentamiento entre Marx y Bakunin eran los siguientes:

a) Distinta concepción de la Internacional

-Para Marx la I Internacional debía tener una función centralizadora, unificadora y rectora del movimiento obrero.

-Bakunin, en cambio,  pretendía que la Internacional fuera una coordinadora de movimientos social-revolucionarios autónomos y sin órgano de dirección común.

b)  Interpretación de la Historia:

-la concepción histórica marxista se basa en el materialismo histórico, que plantea la historia como una lucha de clases a lo largo de la historia entre propietarios de los medios de producción y no propietarios, entre explotadores y explotados.

-Bakunin centra su atención en el hombre concreto y en su libertad, al que considera capaz de vencer las fuerzas de la historia.

c) Conflicto entre anarquía y dictadura del proletariado

-la doctrina marxista postulaba una situación transitoria: la dictadura del proletariado (es decir, un Estado obrero), para Marx el socialismo debía ser consecuencia de una clase obrera madura y organizada que bajo la dirección de un partido alcanzaría el triunfo revolucionario.

-La oposición de Bakunin a toda autoridad o autoritarismo, aunque sea provisional, le llevó a rechazar todo tipo de Estado, inclusive uno del proletariado. Creía en la revolución inmediata y espontánea; para llevarla a cabo confiaba en las masas trabajadoras en su conjunto, sin atribuir un papel rector al proletariado industrial. 

 

LA INTERNACIONAL Y LA COMUNA DE PARÍS 

La Primera Internacional fue considerada como uno de los factores que condujeron a la creación de la Comuna de París de 1871  Marx hizo un escrito en relación con la defensa de la Comuna. Publicado como La Guerra Civil en Francia (1871), reúne el primer manifiesto (julio 1870) y el segundo manifiesto (septiembre 1870) del Consejo General la AIT y el manifiesto de junio de 1871, escritos por Marx. Episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó el fracaso de la Comuna de París (1871), experiencia de carácter revolucionario que surgió tras la derrota de Sedán (1870) sufrida por las tropas francesas de Napoleón III frente a Prusia.

 

En el Congreso de La Haya (1872), los anarquistas fueron expulsados de la organización, que pasó a ser controlada por los marxistas hasta su disolución en 1876.

 

 



LOGROS DE LA PRIMERA INTERNACIONAL

1.      Su primer éxito político se dio en la lucha que dirigieron sus miembros por la reforma de los derechos políticos en Inglaterra.

2.      Los miembros de la Internacional dirigieron una gran campaña por una legislación laboral más progresiva: exigieron una jornada de trabajo más corta y condenaron el trabajo nocturno y todas las formas de trabajo perjudiciales para las mujeres y los niños.

3.      La Internacional estimuló la organización sindical en varios países y buscó elevar el nivel político del movimiento sindical.

4.      Apoyó las huelgas que se extendieron de un país otro después de la crisis económica de 1866.

5.      Expresó su solidaridad activa en guerras civiles y nacionales, por ejemplo apoyó la lucha de Lincoln en contra de los esclavistas del Sur durante la guerra civil norteamericana.

6.      Pero lo que desató el odió de toda la burguesía, fue el apoyo dado a la Comuna de París.

 

FIN DE LA PRIMERA INTERNACIONAL

En 1872 el Consejo General de la AIT se trasladó desde Londres, donde estuvo ubicado desde sus inicios, a Nueva York, disolviéndose oficialmente en 1876.

 

 

 


jueves, 25 de septiembre de 2025

FUNERAL DE PABLO NERUDA PRIMERA EXPRESIÓN ANTIFASCISTA

  


HACE 52 AÑOS:

 

 

                                                  Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                  Centro de Extensión e Investigación

                                                  Luis Emilio Recabarren,  CEILER

 

 

 


 

El 23 de septiembre de 1973 fallece (¿asesinado?) Pablo Neruda. El 25, sus funerales son la primera manifestación pública antifascista.

 

Plinio Apuleyo Mendoza, escribe  es “Aquel Adiós a Pablo Neruda”, publicado por “El Tiempo”, el 7 de abril de 2013:

 

“Nunca he olvidado el choque que recibimos Fina y yo cuando, al decirle a la recepcionista de la clínica que teníamos una cita con el poeta, ella nos replicó sorprendida: “El maestro Neruda murió a las tres de la mañana”.

 

Fue tal nuestra congoja y desconcierto que la mujer, apiadada, decidió darnos la dirección de la casa a donde habían llevado el cuerpo del poeta. Aquella dirección me quedó grabada para siempre en la memoria: calle Marqués de la Plata.

 

Como lo tengo escrito en un texto titulado Aquel adiós a Neruda, hacía frío y todavía flotaba en el aire una neblina matinal cuando llegamos a aquel lugar. La calle pequeña, olvidada, refugio ideal para un poeta, se desprende de otra, igualmente pintoresca, llena de árboles de un intenso color rojizo, que en plena primavera austral dan una impresión de otoño. Cuando, atendiendo los golpes que dábamos a la puerta, apareció una mujer a quien le hicimos una pregunta absurda:

 

–¿Don Pablo?

 

–Está arriba –respondió de la manera más natural.

 

Una casa saqueada.

 

El patio de entrada se veía inundado. Las piezas de la primera planta, también, por un agua que fluía de alguna parte. Al otro lado del patio, en un nivel más alto, había un jardín húmedo, lleno de escombros: papeles, libros quemados, vidrios, muchos vidrios: crujían bajo la suela del zapato. Dos mujeres removían cautelosamente los escombros. Una de ellas se volvió hacia nosotros.

 

–La destruyeron –dijo simplemente.

 

Nos inclinamos para recoger una foto sucia de barro. Era muy antigua: tres hombres y una mujer, vestidos a la moda de los años 30, sentados en medio de la nieve. Parecían reír felices ante el fotógrafo.

 

–Eran fotos y cartas de don Pablo –dijo la mujer–. No esperaron siquiera a que muriera.

 

–¿Dónde lo tienen? –pregunté.

 

–Allí –dijo ella señalando una casa pequeña, semejante a un palomar, que se alzaba en lo alto del jardín.

 

Subimos por una empinada escalera. Al abrir la puerta, nos encontramos delante del féretro, en un cuarto helado y sin luces, donde solo había media docena de mujeres.

 

Aquel féretro gris, sin pompa, sin cirios, sin coronas, colocado en un extremo de la pieza y adornado solo con dos rosas blancas que parecían cortadas de prisa, daba una sensación de soledad. Bajo el cristal, descansando sobre un raso, la cara de Neruda parecía reducida, irreal. Lo humano en aquel momento no era su cara, sino la camisa de cuadros que llevaba abierta en el cuello y el saco de tweed: una indumentaria deportiva que hacía pensar en plácidos domingos en Isla Negra.

 

La esposa de Neruda estaba sentada junto al féretro, sola. A Matilde Urrutia la había yo conocido incidentalmente dos años atrás en Barcelona, en la casa de García Márquez. Nada en aquel verano hacía temer por la vida del poeta. Ni por Chile. La mujer rubia que entonces hablaba con animación mientras se enfriaban en la nevera las botellas de vino blanco esperando la llegada de Neruda permanecía ahora inmóvil y sin llorar, al pie del ataúd, en un cuarto sembrado de escombros. La casa había sido requisada y saqueada. Al ser desviadas las aguas de un canal, la planta baja se había inundado. No había luz eléctrica. Las ventanas estaban rotas. Rotas también las lámparas, rotas en añicos las cerámicas, quemados los libros y desaparecidos los cuadros, una colección de primitivos que Neruda había reunido a lo largo de su vida.

 

El segundo forastero que llegó, después de nosotros, era un escritor alto, jovial, de cabellos blancos que yo había conocido en un viaje anterior a Chile. No recuerdo hoy su nombre. Pertenecía al partido comunista. Cuando charlábamos en voz baja junto al féretro, Matilde se dirigió a él para solicitarle que se hiciera cargo de los trámites con la funeraria. Buscaba un auto. Yo le ofrecí mi taxi, que esperaba en la puerta. Así quedé también yo comprometido en esas diligencias que abarcaron el resto del día.

 

 

Recuerdo que al salir recogí en el jardín un buen número de fotos y cartas regadas por el suelo. Las tuve conmigo seis meses, hasta que se las devolví a Matilde en Caracas, cuando nos encontramos de nuevo en casa de Miguel Otero Silva. Aquella mañana, antes de salir con mi amigo el escritor, la vi en el jardín con la frente apoyada en el tronco de un sauce, llorando en silencio.

 

Mientras avanzábamos hacia el centro de la ciudad por calles grises, llenas de frío, mi amigo nos contaba a Fina y a mí cómo se había descartado la idea, propuesta por algunos, de llevar el cadáver de Neruda a México. Matilde no estuvo de acuerdo porque podría ser algo malinterpretado por el pueblo chileno. Mi amigo abrió su mano y nos enseñó una llave. “Es para la tumba de Pablo”, nos dijo.

 

El mausoleo donde sería sepultado el cuerpo del poeta pertenecía a los familiares de un famoso dirigente de fútbol chileno, Carlos Dittborn. Sepultura provisional: más tarde sus restos serían llevados a Isla Negra, para respetar una voluntad expresada por Neruda.

 

El empleado que nos atendió en la funeraria llenó las planillas con una minuciosa aplicación burocrática. “¿Nombre del fallecido?” “Neftalí Reyes Basoalto”. “¿Padres?” “José del Carmen Reyes y Rosa Basoalto”. Etcétera.

 

Al cabo de un detallado registro, no todo estaba en regla. Faltaba la cédula del poeta y el registro de defunción (lo obtendríamos más tarde: Neruda había fallecido a consecuencia de un cáncer en la próstata y no de un infarto, como se dijo).

 

Finalmente, una última pregunta: “¿Cuántas carrozas?” Nuestro amigo no sabía: “En condiciones normales deberían ser más: siete o diez carrozas, qué sé yo –dijo–. Pero me temo que en las actuales circunstancias baste una sola”.

 

Su tono era ligeramente amargo. El amigo de Neruda no sabía en aquel momento si debía o no esconderse, si sería o no detenido. Aquella madrugada había recibido por teléfono la noticia de la muerte del poeta cuando se hallaba en su apartamento, entregado a una faena dispendiosa: estaba quemando su biblioteca, llena de libros marxistas, en previsión de una requisa. Los libros habían terminado de arder en la chimenea del salón cuando empezaba a amanecer.

 

Al día siguiente, contra lo que temíamos, había más gente de lo previsto en la puerta de la casa: unas 300 personas, contando periodistas y fotógrafos europeos. El sol apenas calentaba. Había en el aire algo que sugería aún el olor, el color del invierno austral. Cubierto con la bandera chilena, el féretro fue transportado a través del jardín lleno de agua hasta la carroza funeraria que aguardaba en la puerta. Cuando el cortejo iba a iniciar su marcha, en un ambiente donde llegaba a percibirse el miedo de aquellos días, estalló en la calle un grito anónimo:

 

–¡Camarada Pablo Neruda!

 

–¡Presente! –contestó la multitud.

 

 

 

                                           ***********

 

El periodista    Sergio Villegas escribe en “Funeral Vigilado” (Berlín, 1984):

 

“Bello: Atravesamos la Avenida Perú. Al enfilar Santos Dumont, los que habían llegado en auto comenzaron a bajar para seguir a pie. 

Nunca vi mayor expresión de duelo en una multitud. En esas fisonomías se unían la desolación causada por la muerte de Pablo y la vigilia tensa que imponían por el terror los militares facciosos.

       ‘¡Viva Pablo Neruda!’

       ‘¡Viva el Partido Comunista!’

 

Cada cierto trecho, desde el centro del desfile alguien leía en voz alta. Llevaba un libro de Neruda abierto en las manos.

 

       ‘Chacales que el chacal rechazaría

        piedras que el cardo seco mordería escupiendo

        víboras que las víboras odiarían!

 

‘Compañero Pablo Neruda... 

‘¡Presente!’

 

Este grito se repetía tres veces. Nadie se ocultaba. Nadie tenía miedo. Muchos respondían ‘presente’ con el rostro mojado por el llanto.

 

                      

 


 

Luis Alberto: Era ‘España en el corazón’. El presidente del Sindicato Quimantú sacó el libro y empezó a leer con voz fuerte. Poco después aparecieron otros recitadores. Había mucha gente que se sabía esos versos de memoria...

 

Los periodistas extranjeros, que andaban por todas partes, se acercaban a preguntar y nosotros les contestábamos apenas, temiendo que se tratara de policías...

 

Aída: Cuando entramos al cementerio, íbamos ya cantando abiertamente y en realidad sollozando La Internacional. Había mucha gente esperando. Se empezaron a vocear nombres de nuevo. El de Pablo. Se me acercó Irma de Almeyda y me dijo: ‘No hemos nombrado a Allende’ Íbamos atravesando la cúpula de la entrada en ese momento. Y hacia arriba, hacia la cúpula, grité con todas las fuerzas que me quedaban: ‘¡Salvador Allende!’... Y vino el coro entonces: ‘¡Presente!’ Había un abogado del sur por ahí cerca y escuché que decía: ‘Estos comunistas no van a aprender nunca’. Vi a Alones muy afectado, y a Fernando Castillo, el rector de la universidad Católica, que sollozaba. Empezó a oírse la voz de Chela Álvarez muy fuerte...

 

 

 


 

Loyola: Yo había quedado rezagado y cuando me reincorporé al cortejo, en Avenida La Paz, confieso que quedé helado de pavor, pues ya en un tono crecientemente alto la gente iba cantando La Internacional, puño en alto, todos sin distinción: Gente que jamás pensó ser comunista, simplemente escritores o amigos de Pablo, sintieron tal vez que no había mejor modo de expresar lo que llevaban adentro que alzar el puño y cantar ese himno.


 


 

Los soldados rodeaban la plaza que queda frente al cementerio. Estaban a la vista. Yo creí que era cosa de segundos la descarga de metralleta cuando alguien de gran vozarrón empezó a gritar: ‘¡Compañero Pablo Neruda’ y todos contestamos ‘¡Presente!’ Se repitió el grito dos o tres veces y las respuestas crecían en fuerza, pero de pronto el grito fue: ‘¡Compañero Víctor Jara!’ y a todos se nos quebró la voz porque era la primera vez que se nombraba a Víctor en público denunciando su asesinato. ‘¡Presente!’ contestamos todos lo mejor que pudimos.

 

Pero entonces se produjo un silencio y enseguida, como tomando aliento, la voz gritó con  todas sus fuerzas: ‘¡Compañero Salvador Allende!’, pronunciando el ‘Allende’ en forma muy marcada.

 

Y allí la respuesta fue una especie de aullido ronco, quebrado, distorsionado por la emoción y por el terror y por las ganas de gritar de modo que se oyera en todo el mundo: ‘¡Presente!’ Yo creo que ahí se nos pasó el miedo a todos, porque ahí no había ya nada que hacer. Más valía morir con el puño en alto y cantando La Internacional, y así cantando a voz en cuello, todos llorando, entramos al Cementerio General. Tal vez la presencia de muchos periodistas extranjeros nos salvó”.

  

 


 

 


¡Pablo Neruda: Con su poesía combatió, combate y seguirá combatiendo