Fiesta de Los Abrazos 2012
Poema dedicado al
histórico dirigente del Partido Comunista recientemente fallecido.
Fuente: www.elsiglo.cl
Héctor Morales Henríquez. 28/03/2019.
A Jorge Insunza Becker,
le resultó su ser
comunista,
tremendo roble instalado
en su existencia,
desde cuando su madre
horneaba empanadas,
con masa blancas,
para lograr
profesionalizar la vida de sus hijos.
Los sauces y álamos chilenos
lo saludaron en Beauchef con Blanco,
le brotó desde sus libros
de cálculo diferencial,
desde derivadas e
integrales,
ecuaciones políticas y una
matriz social.
Unos algoritmos de luchas
estudiantiles y universitarias.
Una mecánica cuántica y
una geometría
de puños y banderas.
Después le atrapó su
lapicera, la pasión del periodismo,
como sistemas eléctricos
animando la Alameda,
La Hermida de la Victoria,
caminos rurales,
El Teniente y
Chuquicamata.
Se encaramó a Peñalolén,
con trabajos voluntarios cada domingo.
vendiendo El Siglo, como
cañón de largo alcance,
al momento de sembrar
conciencia y movilización
por los derechos sociales
y el socialismo.
Cómo capitán, timón en
mano, de la rotativa,
con linotipia roja, en la
República de Lira con Argomedo,
puso a Horizonte en su
camino.
Cada domingo sembró
verdades y denuncias,
orientación de masas
despiertas en la lucha
por el programa de
Salvador Allende.
Honorable Diputado tiene
la palabra,
y Jorge el luchador la tomaba
y los trabajadores de las tribunas
Irrumpían en aplausos de
esperanzas.
Jorge Insunza era el
último en salir
y el primero a zamarrear
las máquinas de escribir,
la protesta y la demanda,
en su exilio en Berlín.
La Junta Militar y sus
secuaces
tenían en él un tremendo
enemigo.
Ejerciendo el retorno de
hecho,
entraba y salía de tantas
partes,
con un peluquín para
cubrir su calva.
Dormía y despertaba con textos claros, muy claros,
rebelde, animado por el al
“como sea”
tiene que terminar la
dictadura.
Hombre de cigarrillo y un
índice seguro
golpeando la mesa con
mantel de hule,
o escritorios empapelados.
Sus memorias, sus
recuerdos,
y un buen ejemplo,
para referirse a lo que
había que decir mañana.
Que levante la mirada
cualquiera
que sea capaz de olvidar a
Jorge Insunza Becker;
al luchador en palafitos, rucas, medias aguas,
de viviendas sociales,
de conventillos,
y cites atormentados.