miércoles, 2 de febrero de 2011

FERVOROSO LLAMADO DE JULIETA CAMPUSANO Y MIREYA BALTRA




"NOS SUMAMOS A LA CAUSA PATRIÓTICA DE TERMINAR CON LA CRUELDAD DEL EXILIO"


La Iglesia Católica, todas las fuerzas democráticas y populares, centenares de organizaciones de base de todos los sectores sociales, sindicatos y organismos gremiales, así como gobiernos y pueblos democráticos de diferentes partes del mundo, han manifestado su enfático apoyo a la patriótica acción de las dirigentes populares y miembros del Comité Central del Partido Comunista, Julieta Campusano y Mireya Baltra, quienes al romper, el exilio impuesto por Pinochet durante trece años, han abierto aún más la brecha que acerca a los chilenos confinados y dispersos por el mundo a la Patria.

Luego de cruzar la frontera por el extremo Sur del país, y venciendo las dificultades de un trayecto dificultuoso e inseguro, con el apoyo y solidaridad de argentinos y patriotas chilenos, las dos parlamentarias hasta el golpe fascista de 1973 lograron finalmente vencer el cerco represivo impuesto por el dictador Augusto Pinochet. Fue este el intento exitoso tras varios otros realizados en los últimos años (junto a dirigentes y militantes democráticos), los cuales habían sido frustrados por la brutalidad fascista que no se detuvo en golpear a hombres y mujeres, que intentaron por pasos fronterizos o por vía aerea ejercer su legítimo derecho a vivir en la Patria.

Julieta Campusano y Mireya Baltra retornaron a la Patria el 20 de marzo. El 12 de mayo sostuvieron un encuentro con representantes de la prensa nacional e internacional, y luego se presentaron ante los tribunales para demandar justicia. Mientras el poder judicial tramitara y estudiara un recurso de amparo presentado por los abogados Jaime Castillo y Enrique Krauss, la dictadura resolvió imponer su ilegal brazo represivo y las relegó por noventa días a los extremos Norte y Sur del país. Mireya Baltra fue confinada a Puerto Aisén y Julieta Campusano a Sierra Gorda, y luego traslada a Camina para aislarla aún más de toda manifestación solidaria.

Fue la respuesta del tirano que ahora se prepara a dar nuevos golpes represivos. Sin embargo, Julieta Campusano y Mireya Baltra señalaron: "Esta es Una derrota del régimen, porque es un paso más para terminar con esta burla sangrienta que significa el exilio para los chilenos que están dentro y fuera de la Patria".

El Secretario General de la Conferencia Episcopal, obispo Sergio Contreras, y el Encargado de la Pastoral para el Exilio del Comité Permanente del Episcopado, obispo Tomás González, respaldaron la acción de las dos dirigentes populares, destacando que su determinación de romper la sanción dictatorial "es un signo positivo frente al derecho inalienable de vivir en la Patria. Todo chileno tiene el derecho a vivir en su Patria y a ejercer esa facultad", remarcaron los prelados, recordando que el Papa Juan Pablo Segundo en su visita al país pidió el término del exilio cuando se dirigió a todos los chilenos desde el Cerro San Cristóbal.

También desde todos los sectores democráticos han surgido manifestaciones de apoyo y de legitimación a la acción de las dirigentes populares. El presidente de la Comisión Chilena de los Derechos Humanos, Jaime Castillo, demandó a la dictadura terminar con la injusticia de la relegación y liberar a las dos parlamentarias. Tal exigencia es asumida ahora por todas las fuerzas democráticas y populares que se movilizan por la libertad y la permanencia en Chile de Julieta Campusano, Mireya Baltra y Clodomiro Almeyda.


Publicado en "El Siglo" - N° 7649 - segunda quincena de mayo de 1987 - páginas 8 al 11.


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