En estos días del mes de mayo, se cumplen 49 años del desaparecimiento
de la Primera Dirección clandestina del Partido Comunista de Chile. Para
recordar estos hechos que golpearon duramente al Partido Comunista, les
entregamos a nuestras lectoras y lectores del Boletín Rojo, un escrito del
recordado Historiador Iván Ljubetic Vargas.
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión
e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
LA
PRIMERA DIRECCIÓN CLANDESTINA
Inmediatamente
producido el golpe comienza a funcionar la primera dirección clandestina
comunista. La encabeza Víctor Díaz López, que ha ocupado hasta el 11 de
septiembre el cargo de Subsecretario General del PC; como una especie de
Subsecretario general asume Mario Zamorano; Américo Zorrilla, como Organización;
Uldarico Donaire (“Rafael Cortés”), como Encargado de Control y Cuadros; Víctor
Cantero, finanzas; Jorge Muñoz, trabajo con profesionales e intelectuales; Inés
Cornejo, Femenina; Jorge Insunza; José
Weibel, Encargado de las Juventudes Comunistas.
Funciona
durante dos años y medio. Durante este lapso tiene modificaciones.
Américo
Zorrilla, debe abandonar el país, por razones de seguridad; se incorporan por
algún tiempo Víctor Galleguillos y Pedro Henríquez. También lo hace Juan Carlos
Arriagada, cuando asume como Encargado de las Juventudes Comunistas.
EL PC EN LA MIRA DE LA DICTADURA
Hacia
1975 las acciones públicas y clandestinas antifascistas adquieren notorio
incremento. Ello preocupa a la dictadura. Sus órganos secretos detectan que en
ellos hay una influencia muy grande del PC. Entonces deciden lanzar una
violenta ofensiva terrorista contra los comunistas. Se crea un organismo
especialmente dedicado a destruir
físicamente sus dirigentes y militantes más destacados. Es el Comando
Conjunto. 1976 es un año en que el Partido Comunista recibe todo el peso de la
represión fascista.
Según el Informe Rettig, el
Comando Conjunto es “una agrupación de inteligencia que operó aproximadamente
entre fines de 1975 y el término de del año 1976, y cuyo objetivo principal fue
la represión al Partido Comunista. Durante este período se ha comprobado que
fue responsable de la desaparición forzada de cerca de 30 personas... El
Comando Conjunto no tuvo una formalización institucional. Funcionó simplemente
de hecho. Estaba formado principalmente por agentes pertenecientes a la
Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA) y contó más tarde con una
participación importante de efectivos de la Dirección de Inteligencia de
Carabineros (DICAR). Contó también en menor medida con la participación de agentes del
Servicio de Inteligencia Naval (SIN) y
con algunos efectivos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE).
Además colaboraron con ese Comando miembros de la Policía de Investigaciones de
Chile y civiles provenientes de grupos
nacionalistas o de extrema derecha”[1]
Según afirman Ascanio Caballo, Manuel Salazar, Oscar Sepúlveda en su obra “La Historia Oculta del Régimen Militar” El
Comando Conjunto “lo dirigía un comandante
de la Fuerza Aérea: Edgar Ceballos Torres. Su jefe operativo era un
civil incorporado a la FACH, Roberto Fuentes Morrinson (El Wally)”.
En una nota se agregan: “El juez Cerda comprobó en 1985 que un grupo
de 47 personas se habían asociado ilícitamente para operar contra miembros del
Partido Comunista”
SIGNOS
QUE PRESAGIAN LA TRAGEDIA
En 1975 son detenidos Miguel Estay Reyno,
René Basoa. Un año antes, el 5 de agosto
de
La olas de detenciones iniciadas
en 1974 con la detención de Jorge Montes, aumenta en 1975 con la colaboración
de los delatores y termina por aplastar a dos
direcciones del Partido en 1976.
Según afirma Rolando Álvarez,
“La represión del Comité Regional Sur constituye una de las páginas más
violentas del historial represivo de la dictadura de Pinochet”.[2]
Muchos dirigentes comunistas son
detenidos y bárbaramente torturados. El saldo es terrible: muchos mueren, otros
se alejan del Partido por miedo o por remordimientos. Hay quienes resisten y
vuelven a la lucha clandestina. Entre ellos están Luis Ramos y Armando Mena.
CALLE
CONFERENCIA 1587
Al
producirse el golpe fascista del 11 de septiembre de 1973, Mario Zamorano es
secretario nacional de organización del
Partido, como muchos otros heroicos comunistas pasa a la clandestinidad. Forma
parte del Comité Central clandestino encabezado por el camarada Víctor Díaz.
El
dirigente comunista Víctor Cantero, relata: “La reunión que se iba a
realizar en la casa de calle Conferencia
1587, en Santiago, tenía por objetivo estudiar el tema sindical. Por eso además
de la Dirección clandestina –Mario Zamorano, Jorge Muñoz y Uldarico Donaire concurría también Jaime
Donato del equipo sindical. Habíamos tomado como norma de seguridad, que a toda
reunión de la Dirección, dos de sus miembros no participaban. En esta ocasión
nos correspondió a Víctor Díaz y a mí no asistir”[3].
La
DINA, que ha estado vigilando la casa de calle Conferencia Nº 1587, monta en
ella una “ratonera”. El 4 de mayo de 1976, luego de una larga y tensa espera,
cerca de las 19,30 horas, llega a ese domicilio Mario Zamorano. Tal como lo
había hecho en otras ocasiones tira de un cordel que abre la puerta de entrada. Entonces los agentes
se abalanzan sobre él. Se produce un fuerte forcejeo. Zamorano se resiste ante
sus captores. Al no poder dominarle, uno de los esbirros de la tiranía le
dispara un balazo. Testigos presenciales relatan que, luego de escuchar el
sonido de la descarga, ven que Zamorano sangra abundantemente de una pierna.
Los agentes lo vendan y encierran en una pieza posterior. Mario Zamorano cae en
las garras de la DINA un día antes de cumplir los 45 años de edad.
Cerca
de las 20 horas, llega Jorge Muñoz Poutays, quien luego de ingresar a la casa
es capturado.
A
las 22,30 horas los miembros de la DINA sacan a los dos detenidos desde la casa
de calle Conferencia Nº
Poco,
después, el compañero Víctor Díaz es detenido, el 12 de mayo, en una casa de
Bello Horizonte 979, en Las Condes.
Estos héroes de la primera dirección clandestina
del Partido Comunista fueron conducidos
al cuartel de Simón Bolívar 8630, de la Brigada Lautaro de la DINA, lugar de
exterminio, donde fueron salvajemente
torturados y asesinados.
¡Honor
y gloria a estos héroes de nuestra época!
[1] “Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación”. “La Nación”, martes 5 de marzo de 1991, página 102
[2] Rolando Álvarez, obra citada, página 126
[3] Víctor Cantero: Conversación con el autor. Santiago, 10 de junio de 2001. Reproducido en “Fernando Ortiz : Lecciones de clase” del autor (inédito)