A 72 años de su asesinato, los esposos Rosenberg son recordados por el Boletín Rojo a través de
las palabras de un escrito del Historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
A 72 años de asesinato:
EL ASESINATO LEGAL DE LOS ESPOSOS
ROSENBERG
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Julius Rosenberg nació en Nueva York el 12 de mayo de 1918. Era
ingeniero eléctrico. Ethel nació en la misma ciudad el 28 de septiembre de
1915. Era aspirante a actriz y cantante. Ambos formaban parte de la “Young
Communist League”, las juventudes del Partido Comunista de los Estados Unidos.
Se conocieron cuando Julius
estudiaba Ingeniería. Habían asistido a un acto para recoger fondos para la
Internacional Seaman´s Union, y ella cantó en la parte cultural. Se casaron el
18 de julio de 1939.
En 1940 el matrimonio encontró trabajo en Washington.
En 1941 regresaron a Nueva York. E 10 de marzo de 1943 nace Michael, su primer hijo.
Al mismo tiempo Julie continuó con
las labores políticas, hasta 1945,
dirigiendo sus esfuerzos para
obtener la reposición de sus empleos a aquellos miembros del FAECT que habían
sido despedidos por supuestas afiliaciones al Partido Comunista. Fue despedido por la misma acusación.
En 1946 decidió abrir su propio
negocio de maquinarias a donde va después del licenciamiento del ejercito su
cuñado David Greenglass. En 1947 nació
su segundo hijo Robby. Entonces Ethel se
dedicó por entero a las labores domésticas.
Desde el término de la guerra
hasta el año 1950 vivieron una vida tranquila, dedicados a la educación de sus
hijos rodeándolos con cariño de padres amorosos, pero ninguno de los dos pudo
predecir que su vida en este año cambiaría, tomando un peligroso giro que los
llevaría a la separación definitiva de sus hijos, y la injusta muerte.
"Venimos de un medio humilde
y somos humildes. De no haber sido por las acusaciones criminales en contra
nuestra, habríamos vivido nuestras vidas sencillamente, como la mayoría de las
personas, desconocidos para el mundo, salvo para aquellos pocos cuyas vidas se
entrecruzaron con las nuestras."
(Fragmento de la Petición de
Clemencia Ejecutiva de los Rosenberg).
UN MONSTRUOSO PROCESO
Todo comenzó el 28 de agosto de
1948, cuando la Unión Soviética probó su primera bomba atómica. Al año
siguiente, un agente de contrainteligencia del FBI descubrió que el servicio
secreto ruso, la KGB, tenía un informe del Proyecto Maniatan, el plan secreto
de los EE UU para desarrollar la bomba
atómica.
Las investigaciones descubrieron
una conspiración con varios implicados, incluyendo a David Greenglass (el
cuñado de Julius), el cual se desempeñaba como mecánico en el proyecto de Los
Álamos.
David inculpó a su cuñado y su
hermana, a partir de ese momento los investigadores clasificaron a Julius como
el jefe de la red. Así fue como el 6 de
marzo de 1951 comenzó el monstruoso juicio.
El principal pretexto para
vincular a Julius Rosenberg fue haber sido activista de la Liga de los Jóvenes
Comunistas. El juicio a que ambos se vieron sometidos distó mucho de haber sido
justo y la condena surge en virtud del Acta de Espionaje de 1917, que dictaba
pena de muerte para este tipo de delitos en tiempo de guerra, aunque en el
momento de haberse cometido el supuesto espionaje, los Estados Unidos no se
encontraban en guerra con la Unión Soviética.
En esos años se vivía un fuerte ambiente
anticomunista, e imperaba en la sociedad americana el miedo a un inminente
enfrentamiento con la Unión Soviética, unido al «Mccarthismo». Todos estos
aspectos influyeron en el juicio. A lo anterior se suma la acusación de ser
responsables de las numerosas bajas norteamericanas en Corea.
UN VERDADERO FRAUDE
Fue un fraude por la total falta
de evidencias sólidas que culpasen al matrimonio. Toda la acusación que pesaba
sobre ellos era las declaraciones de David y su esposa.
Julius y Ethel tenían pocos amigos
por lo que fueron sus propios testigos y eso los afectó en la defensa.
En la petición de clemencia
enviada por Ethel Rosenberg al Presidente de los Estados Unidos, ella declara
abiertamente su inocencia y su valiente posición.
”…No somos mártires ni héroes, ni
aspiramos a serlo. No queremos morir. Somos jóvenes, demasiado jóvenes, para la
muerte. Ambos anhelamos ver crecer a nuestros dos pequeños hijos, Michael y
Robert, hasta que lleguen a ser hombres. Deseamos, con cada fibra de nuestro
ser, que nos restituyan en algún momento al lado de nuestros hijos para
reanudar la armoniosa vida familiar que disfrutamos antes de la pesadilla de
nuestros arrestos y condenas. Deseamos que nos reintegren algún día a la
sociedad donde podamos contribuir con nuestras energías a construir un mundo en
el que todos tengan paz, pan y rosas.
Sí, aspiramos a vivir, pero con la
sencilla dignidad que inviste sólo a aquellos que han sido honestos consigo
mismo y con sus semejantes. Por lo tanto, con honradez, solo podemos decir que
somos inocentes de este crimen.”
Más adelante Ethel hace un
análisis de todo el proceso y la debilidad de las pruebas presentadas, y acota:
”Solicitamos las conmutaciones de
unas sentencias que producirían la indecible tragedia de la destrucción de
nuestra pequeña familia, así como habrían de sentar un precedente para el
abandono, en Norteamérica, de la apreciación civilizada del valor de la vida
humana (…)”
EL ASESINATO LEGAL
En cárcel Sing-Sing cientos de
policías vigilaban. Era el ocaso del viernes 19 de junio de 1953.
Fuera de la Casa Blanca, en Washington, pequeños grupos
de manifestantes portaban feroces pancartas que rezaban: "¡Muerte a las
ratas comunistas!".
A unos 50 kilómetros al sur,
en la Union Square de Nueva York, una
multitud de miles de personas se reunió para pedir clemencia.
Los esposos Rosenberg fueron
finalmente ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953. Julius
murió a la primera descarga; su esposa Ethel, a pesar de ser una mujer más
pequeña y supuestamente frágil, resistió hasta tres descargas eléctricas antes
de fallecer. Dejaron dos hijos pequeños de 3 y 7 años respectivamente.
El famoso filósofo existencialista
francés Jean Paul Sastre llamó a la ejecución de los Rosenberg: un linchamiento
legal que mancha de sangre a todo un país.
SE COMPROBÓ QUE ERAN INOCENTES
Trece años después del crimen,
David Greenglass, el hermano de Ethel confesó públicamente que la acusación que
les hiciera y los llevara a la cárcel fue falsa.
David había sido obligado a firmar
una declaración, en junio de 1950, en la que aceptaba haber sido cómplice de
Harry Gold, un químico de Filadelfia que confesó al Buró Federal de
Investigaciones (FBI) ser el contacto en los Estados Unidos de Klaus Fuch,
científico inglés acusado de espionaje a beneficio de los "rojos".
El hermano de Ethel, en busca de
reducir su condena y presionado por los hombres del traje negro, incriminó a
Julius y Ethel, y dijo que su cuñado lo captó para formar parte de una red
espía de Moscú. Ironías de la vida: fue
la única acusación que tuvieron los Rosenberg, pero de la cual emergió la
arquitectura del laberinto de mentiras que les costó la vida.
En 1970, el FBI desclasificó
documentos probatorios de la gran farsa que constituyó aquel juicio histórico,
del cual tan mal parados salieron la supuesta democracia americana, el derecho
y, sobre todo, la justicia.
Tres décadas más tarde, la
Asociación Americana de Abogados reconstruyó durante dos días el proceso a los
Rosenberg, y arribó a la certeza concluyente de que los dos eran inocentes de
las acusaciones por las que fueron achicharrados en la silla eléctrica:
literalmente en el caso de Ethel, pues debió recibir, incluso, el tormento
postrero de requerir tres cargas para morir porque —explicaron los verdugos— el
engendro letal no se ajustaba a su cuerpo pequeño de mujer.
CARTAS DE AMOR DE DOS INOCENTES CONDENADOS A MORIR EN LA SILLA ELÉCTRICA
Un amor que trasciende la muerte.
Sábado 12 de agosto de 1950
Queridísima Ethel,
Anoche oí la noticia por la radio
y después de agotadores esfuerzos por verte o comunicarme contigo, me han dado
permiso para escribir esta carta. Hazme saber lo antes posible como te sientes.
¿Cómo están los niños? ¿Se ha dispuesto algo para ellos? Conserva la serenidad.
Con todo mi amor,
Tu Julius."
Sábado 12 de agosto de 1950
Mi querido Julie,
Ya debes saber lo que me ha
ocurrido y por qué te escribo desde la cárcel de mujeres. Querido desearía
poder decirte que me mantengo serena, tranquila y ecuánime, pero la realidad es
que he derramado muchas lágrimas de angustia por los niños… Mi corazón clama
por ti y por los niños… Ahora todo resulta más duro que antes porque ambos
sabemos que ninguno de los dos está libre para cuidar de nuestros seres
queridos. … Cariño, todas las noches antes de dormirme hablo contigo y lloro
porque no puedes oírme. … Para ti, amadísimo mío, todo mi amor y mis más
fervientes pensamientos.
Te amo.
Ethel".
Sábado 28 de octubre de 1950
Querido mío,
Hoy me siento muy débil en lo que atañe a mi
comportamiento emocional; perdóname, por favor. Esta situación hace estragos en
mí cuando de los niños se trata. Piensa que este viernes hará once semanas que
vi a nuestros hijos por última vez. Increíble, inimaginable, descorazonador.
¿Qué hemos hecho para merecer semejante desdicha? Hemos vivido una existencia
honrada, constructiva. (…) ¿Sabes tú lo mucho que te quiero?, Te suplico cielo
mío, que seas fuerte por mí…
Amorosamente,
Ethel"
Sábado 4 de noviembre de 1950
Amor de mi vida,
(…) Me conmoví hasta las lágrimas al escuchar
cartas tan tiernas y compasivas de gentes buenas con sentimientos humanos. (…)
Me siento muy cerca de ti, y te amo con todos mis sentidos. En esta hora de
nuestra mayor necesidad, es realmente inspirador ver la prueba visible de un
apoyo concreto de tantas personas sencillas. Es cierto que no estamos solos.
Hay una tremenda reserva de gente buena en nuestra tierra, quienes velaran
porque se conozca la realidad y por qué se nos haga la justicia a que tenemos
derecho… ¡Cuanto ansían mis brazos tenerte! Que afortunado soy en tener por
esposa a una mujer tan apreciada y maravillosa como tú. Estoy orgulloso de ti,
y es por tu bien que quiero que estemos en casa con nuestros hijos.
Julius"
Domingo 27 de mayo de 1951
Queridísimo Julie:
Jamás podremos olvidar la
turbulencia y la lucha, la alegría y la belleza de los primeros años de
nuestras relaciones cuando me enamorabas. Juntos tratábamos de encontrar
repuesta a todos los enigmas aparentemente insolubles que nos presentaba una
sociedad compleja y endurecida. Esas respuestas han soportado la prueba del
tiempo y el cambio."
Domingo 30 de diciembre de 1951
Mi adorable esposa,
Cuando recibas esta carta un año
muy malo para nosotros habrá pasado a ser historia. Se ha logrado cierto
progreso al organizar una campaña para que se nos haga justicia, pero ese
progreso aún es muy poco y muy lento. Como soy realista, estoy plenamente
consciente del gran esfuerzo que se requiere para contrarrestar la inercia
paralizante que el Departamento de Justicia ha infundido al pueblo
norteamericano. Con coraje, al que se suman confianza y esperanza, te deseo un
feliz Año Nuevo, mi amor. (…) Amor mío, resarciremos a nuestros hijos de todo
lo que les ha sido negado. Te repito una vez más que en el año entrante seguiré
viendo en ti mi sostén, mi inspiración y todo lo que es hermoso para mí en la
vida. Con todo mi corazón,
1952- MIS MEJORES DESEOS – AMOR – FELICIDADES – LIBERTAD - ¡PAZ!
Julie.
Martes 26 de febrero de 1952
Cariño,
Amor mío, anoche a las 10 en punto oí la espantosa
noticia. En estos instantes, carente casi por completo de elementos a los
cuales atenerme, me resulta difícil hacer algún
comentario, como no sea una expresión de horror ante la prisa con que el
Gobierno parece estar presionando para precipitar nuestra muerte. No cabe duda
que esto demuestra que todo el análisis hecho por nosotros en relación con la
naturaleza política de nuestro caso ha sido asombrosamente correcto. …;
mientras tanto estoy tan atormentada, como también debes estarlo tú. Cariño si
tan solo pudiera consolarte de verdad. Te amo tanto. … Tu fiel esposa,
Ethel.
Domingo 31 de mayo de 1953
Ethel querida,
¿Qué le escribe uno a su amada
cuando se enfrenta a la siniestra realidad de que se ordenó quitarles la vida
en dieciocho días, en el 14 aniversario de sus bodas? La proximidad de la hora
más negra de nuestras penas y el grave peligro que nos amenaza exigen todo el
esfuerzo de nuestra parte para evitar la histeria y el falso heroísmo… (…) Todo
el amor que hay en mí es tuyo,
Julie.
Jueves 11 de junio de 1953 (8 días
antes de asesinatos)
(…) Haz algo, Manny, haz el
esfuerzo. Me parece imposible que nuestro aniversario de bodas se permita una
crudeza tan monstruosa como nuestra ejecución. Pero, en fin, soy una persona
incurable tonta que no puede comprender como los hombres pueden parecer hombres
¡y no ser más que demonios sádicos disfrazados (…)
Ethel.
POEMA: “SI MORIMOS”
Ethel Rosenberg dejó a sus
pequeños hijos en 1953 este poema.
"Si morimos"
Vosotros sabréis, hijos míos,
sabréis
porqué dejamos las canciones sin
hacer
los libros sin leer, el trabajo
sin hacer
para descansar bajo la grama.
No más lamentos hijos míos, no más
porque las mentiras y las
calumnias fueron montadas
las lágrimas que derramamos y el
dolor que nos penetra
para todos deberá ser proclamado.
La tierra sonreirá, hijos míos,
sonreirá
y el verde sobre nuestro lugar de
reposo crecerá
el crimen finalizará, el mundo se
regocijará en hermandad y paz.
Trabajad y construid, hijos míos
construid un monumento al amor y a
la alegría
al valor humano, a la fe que
guardamos por vosotros, mis hijos, por vosotros”.
UNA VEZ MÁS
En el vientre del salvaje
imperialismo se repite la vieja historia de
crímenes. Luego de haber sido asesinados se comprueba su inocencia. Así
ocurrió con los mártires de Chicago, con Sacco y Vanzetti. También con los
esposos Rosenberg.
¡Y así hablan de la
democracia del país de Trump!