Iván Ljubetic Vargas,
historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio Recabarren,
CEILER
El conocer la verdad sobre la muerte
¿asesinato? de Pablo Neruda en la
Clínica Santa María el 23 de septiembre de 1973 tiene no sólo para los chilenos
enorme importancia. Ello traspasa nuestras fronteras.
En este trabajo intentamos sólo
mostrar algunas informaciones que hemos logrado reunir.
EL TESTIMONIO DE MANUEL ARAYA
El martes 21 de noviembre de 1972,
Pablo Neruda retornó a la patria desde Francia, después de haber
cumplido su misión como Embajador ante el Gobierno de ese país y ser galardonado
con el Premio Nobel de Literatura 1972.
Poco después un joven de 26 años,
llamado Manuel Araya, pasó a ser su
guardaespaldas, su secretario y su chófer.
Araya recuerda: “Con él viví en la casa de
Isla Negra. Neruda tenía flebitis en la pierna derecha y cojeaba a veces.
Estaba en tratamiento de cáncer de próstata pero no estaba agónico. Era un
hombre de más de cien kilos, robusto, de buena mesa y fiestas, y muy cordial y
bueno con la gente”.
EL DÍA DEL GOLPE FASCISTA
“El 11 de septiembre de 1973
-prosigue Manuel Araya- cuando Pinochet da el golpe de Estado, estábamos en
Isla Negra. Ese día él iba a hacer una especie de inauguración de Cantalao,
unos terrenos que había comprado, en El Quisco, donde quería construir una
residencia para escritores de todo el mundo. Pero a las cuatro de la mañana oí
la campanita con la que él me llamaba para decirme que acababa de escuchar en
una radio argentina que se preparaba un golpe de Estado. Ese día entran en el
palacio de La Moneda y asesinan a Allende. Yo había aflojado unos tubos del
televisor para que él no viera lo que pasaba. Pero se entera, claro. Todo el
país entra en toque de queda. Nos quedamos sin teléfono. Isla Negra se llena de
carabineros. ‘Nos van a matar a todos’, decía don Pablo. Hablaba de la Guerra
española, de lo que hizo Franco… Neruda se daba valor”.
MILITARES ALLANAN HOGAR DE NERUDA
“Al día siguiente, -continúa
Araya- ponen frente a Isla Negra un
buque de guerra con cañones. El embajador de México le ofrece asilo. El día 14
llegan los militares y allanan la casa. Nos asustamos. Neruda habla con su
médico, el doctor Roberto Vargas Salazar, que le dice que el 19 de septiembre
en la Clínica Santa María se iba a quedar vacía la pieza 406. Los militares no
le querían dar el salvoconducto, así es que se tuvo que decir que estaba mal y
debía salir para recibir tratamiento; la única forma de sacarlo era por razones
humanitarias”.
EL LARGO VIAJE A LA CAPITAL
“El día 19 viajamos en el auto, de
Isla Negra a Santiago. Tardamos como unas cinco horas, cuando lo normal eran
dos. Fue un día horrible. Nos detuvieron varias veces. En Melipilla nos
hicieron bajar y tirar al suelo. Nos hicieron pasar miedo. El hostigamiento fue
terrible. Llegamos como a las seis de la tarde. No dejamos solo a Neruda nunca.
Todos los días me quedé a dormir por las noches, sentado en una silla, y
Matilde en una salita de la entrada principal de la pieza”.
“El día sábado 22 le entregan el salvoconducto y
acuerda con el embajador mexicano, Gonzalo Martínez Corbalá, viajar el lunes
24. Ese mismo 22 lo visita en la Clínica
Radomiro Tomic y le cuenta que Víctor Jara fue asesinado. Neruda se desespera».
Manuel Araya tenía 27 años aquel
sábado 22 de septiembre de 1973, víspera de un viaje de Neruda a México.
DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE DE 1973
«Al día siguiente, domingo 23, me
dice que vaya a Isla negra con La patoja, como le decía a Matilde, a traer el
equipaje. Nos vamos y él se queda con su hermanastra Laurita. Cuando estamos
casi de vuelta, a las cuatro de la tarde, él llama a la Hostería Santa Helena y
pide que le digan a Matilde que se vaya como un tiro para la clínica. Cuando
llegamos veo a Neruda con la cara roja. ‘¡Qué pasa don Pablo!’, le pregunto.
‘Me pusieron una inyección en el estómago y me estoy quemando por dentro’, me
contestó. Fui al baño, cogí una toalla, la mojé y se la puse en el estómago.
Cuando estoy en eso entra un médico y me dice: ‘Como chófer debe ir a comprar
Urogotán’, yo no sabía qué era, solo después supe que era para la gota”.
Eran cerca de las seis y media de
la tarde, cuando Manuel Araya salió
corriendo de la Clínica Santa María, de Santiago de Chile, cogió el Fiat 125
blanco y se fue a comprar el medicamento. Cuatro militares con metralletas lo
detuvieron.
Araya les explicó quién era:
-“Soy el secretario, el chófer y
la persona que cuida de don Pablo Neruda, el Nobel de Literatura, y voy a
comprarle un medicamento urgentemente”.
Lo
bajaron del auto, recibió insultos, golpes, un disparo en una pierna…
Después lo llevaron a una comisaría
donde fue interrogado y torturado. Luego,
dejado en el campo de prisioneros del
Estadio Nacional. Allí pasó la
noche. Al día siguiente, el arzobispo Raúl Silva Henríquez lo reconoció. Tras
la sorpresa inicial le dijo:
-“Manuel, fíjese que anoche murió
Pablito, a las diez y media’. Araya exclamó:
-“¡Asesinos!”.
El arzobispo pidió a los militares
que sacaran al chófer del Estadio. Sólo se logró 42 días después. Salió con
ropas prestadas, una barba muy larga y 33 kilos de peso. Pero su calvario
recién acababa de empezar.
AÑOS DE PENURIAS
Desde la muerte de Pablo Neruda no
se tuvo noticias de Manuel Araya.
Aseguró después que tal vez, se salvó
una segunda vez de la muerte, cuando, el 22 de marzo de 1976, su hermano
Patricio fue hecho desaparecer al ser confundido con él. También, que mataron a
Homero Arce, secretario personal de Pablo Neruda, en 1977.
Dijo: “A todos los colaboradores
de Neruda los hicieron desaparecer. Yo soy la parte principal que queda viva”.
“Un día volví a Santiago para no
seguir exponiendo a mi familia. Vivía casi escondido en la casa de unos amigos.
No tenía carné de identidad, ni de conducir. Nadie me daba trabajo, hasta que
en 1977 empecé de taxista. La dictadura terminó en 1990. Dos años después,
empecé a trabajar en Pullman bus, en la parte administrativa, hasta 2006,
cuando me jubilé».
Su contacto con Matilde Urrutia,
la tercera mujer de Neruda, que falleció en 1985, no continuó. Porque ella se
negó a hablar del asesinato. Quedaron enemistados.
QUERELLA DEL PARTIDO COMUNISTA
En el año 2011 un periodista de la
revista mexicana ‘Proceso’ publicó su historia. En ella, Manuel Araya entregó
su testimonio sobre la muerte del poeta.
El martes 31 de mayo de 2011,
el Presidente del Partido Comunista,
Guillermo Teillier, junto a los abogados Eduardo Contreras y Julia
Urquieta, presentaron una querella con el objetivo de aclarar la
muerte de Pablo Neruda.
En la ocasión, Guillermo Teillier
aseguró: “Esta querella ha sido presentada porque han surgido versiones que
desmienten lo que hasta ahora considerábamos la versión oficial sobre la muerte
de Pablo Neruda”
A su vez, explicó el abogado
Eduardo Contreras: “El Partido Comunista de Chile presenta esta querella porque
el conjunto de evidencia registrada en los últimos meses señala claramente que
hay una duda legítima respecto de esta presunta muerte natural del poeta Pablo
Neruda.
Al testimonio del compañero Manuel
Araya, se suman declaraciones de varias personas, entre ella el ex Embajador de
México en Chile, Gonzalo Martínez, que tuvieron con Pablo en día anterior a su
muerte. En dicho testimonio, Martínez asegura que el poeta “podía conversar
tranquilamente, caminó por la pieza, intercambiamos opiniones políticas,
describió qué objetivos finales quería llevar en su viaje a México. Expresó
dudas de irse del país, porque dijo que quería compartir la suerte de su
pueblo”.
LA EXHUMACIÓN DEL CUERPO DEL POETA
En 2013 el juez Mario Carroza, que
anteriormente había abierto una investigación para esclarecer las
circunstancias de la muerte de Neruda, ordenó, después de 20 meses de
interrogatorios y pericias, la exhumación del cuerpo del poeta.
La Fundación Neruda, que
(“curiosamente”) en un principio se oponía a ello por considerarlo una
profanación, finalmente lo aceptó declarando confiar en que "el examen
tanatológico contribuya a aclarar las dudas que pudieran existir respecto de la
muerte del poeta"
Los preparativos para la
exhumación comenzaron en Isla Negra el 6 de abril de 2013 con la instalación de
una carpa en el lugar de su sepultura y
el 8 se efectuó la diligencia, que duró una hora y dieciocho minutos.
Ese mismo día los restos de poeta
llegaron al Servicio Médico Legal de Santiago, en vistas a análisis a realizar
en laboratorios chilenos y extranjeros.
En noviembre de 2913, Patricio
Bustos, director del Servicio Médico Legal de Chile, dio a conocer los
resultados de los exámenes toxicológicos realizados en EE.UU. y España, que
descartaron que Neruda hubiera sido envenenado y confirmaron que falleció
producto de un avanzado cáncer de próstata.
APORTES DE BACHELET Y AMORÓS
Sin embargo, Rodolfo Reyes,
sobrino del poeta, insistió en que terceras personas están involucradas en la
muerte de Neruda y anunció que pedirían nuevas diligencias.
En enero de 2015 la presidenta
Michelle Bachelet designó a unos abogados para que investigaran el caso de la
muerte del poeta en el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del
Interior. El 25 de marzo de ese año enviaron la conclusión de sus
investigaciones al magistrado Mario Carroza Espinosa encargado del proceso de
la muerte del poeta, quien lo incorporó en el secreto del sumario.
Este documento fue dado a conocer públicamente por el historiador y
escritor español Mario Amorós en su biografía de Pablo Neruda “El Príncipe de
los Poetas”.
Este informe, basado en pruebas
testimoniales y documentales y redactado por Francisco Ugás Tapia, Rodrigo
Lledó Vásquez y Hugo Pavez Lazo —secretario ejecutivo, jefe del Área Jurídica y
abogado, respectivamente, de dicho Programa—concluye que "resulta claramente posible y
altamente probable la intervención de terceros en la muerte" de Neruda.
Este aporte de Mario Amorós hizo
que el caso saltara nuevamente a la palestra.
LAS DUDAS PERSISTEN
Las dudas sobre la causa de la
muerte de Neruda persistían debido a que, según se informó en mayo de 2015,
especialistas españoles habían encontrado en los restos del poeta el
estafilococo dorado una bacteria ajena a
los tratamientos del cáncer y que, cuando es alterada, resulta altamente tóxica
y puede acelerar la muerte de una persona. Dos laboratorios, uno en Canadá y
otro en Dinamarca, iniciaron en febrero de 2016 una serie de peritajes para
tratar de determinar si hubo o no alteración del estafilococo.
Un análisis científico reveló el
viernes 20 de octubre de 2017 que el poeta chileno y Premio Nobel de
Literatura, Pablo Neruda, no murió a causa de una caquexia cancerosa provocada
por el cáncer de próstata que padecía, como aparece en su certificado de
defunción.
Pese que aún se desconoce la causa
específica del deceso del escritor, "la caquexia está descartada. Eso está
claro", aseguró el juez especial Mario Carroza, en una conferencia de
prensa realizada en Santiago de Chile.
Desde el martes 17 de octubre de
2017 , 16 expertos y peritos de España, Estados Unidos, Dinamarca, Canadá,
Francia y Chile compartieron sus estudios y análisis en la capital chilena.
La Fundación Neruda, a través de
su director ejecutivo Fernando Sáez, declaró al respecto que "esta noticia
no es ninguna noticia", que se trata de "una presunción de
ellos" y que cualquier información fidedigna sobre el fallecimiento del
poeta depende ahora de los resultados científicos.
El reentierro de los restos de Neruda en su tumba en Isla
Negra estuvo a cargo de funcionarios del SML y de la PDI y se realizó el 26
de abril de 2016. El día anterior se celebró un funeral popular en el ex
Congreso Nacional.
El compañero Manuel Araya espera
el veredicto. Su última misión con Pablo Neruda está cumplida. Lo han
escuchado.
OTRO TESTIMONIO
El periodista y documentalista
brasileño Frederico Füllgraf, acreditado en Chile durante el Gobierno de Salvador Allende, publicó a finales del año 2013 el reportaje:
“Crónica de un presunto asesinato” en el número 70 de la revista “Brasileiros”,
emitida en Sao Paulo, en la cual narra su cobertura de la exhumación de Pablo
Neruda en Isla Negra.
Frederico Füllgraf descubrió
fotografías de Pablo Neruda ya fallecido en la Clínica Santa María. Desde ese
entonces se reconstruyen los hechos, y se produjo un vuelco total en la versión
oficial entregada por la junta militar en los tiempos de la dictadura de
Augusto Pinochet.
Mientras Füllgraf realizaba su
investigación, señaló que las imágenes
fueron capturadas el día 24 de septiembre de 1973 por el fotógrafo brasileño
Evandro Teixeira, corresponsal en Chile del entonces periódico "Resumen",
quién junto con el periodista Paulo César de Araújo, cubrieron el golpe militar
de Pinochet a solo días del 11 de septiembre.
Cuarenta años después, Frederico logró ubicar al
fotógrafo en Brasil y lo entrevistó.
Araújo entregó las fotos a la
familia del poeta, y comenzaron a circular por distintos medios de comunicación
en el mundo, incluso en un extenso reportaje en la revista “Proceso”, de
México.
Según señala dicha investigación,
el supuesto médico a cargo, habría inyectado un veneno al poeta. Según el
informe indica que el director de la Clínica Santa María, -recinto hospitalario
donde murió Neruda-, asegura que el escritor falleció "víctima de una
infección urológica [o urinaria] crónica y flebitis".
Neruda no estaba tan desnutrido.
En las imágenes el poeta aparece muerto con sus habituales kilos de más, lo
que, según el autor del escrito presenta "una contradicción del informe
médico. El certificado de defunción decía: "caquexia" –estado
degenerativo y desnutrición extrema-, pero ese diagnóstico parece ser de otra
persona, no de Pablo Neruda".
En la investigación, el texto se
alude también a una noticia publicada por el 'Jornal do Brasil' al día
siguiente de la muerte del poeta. En el artículo, que lleva por título 'Neruda
morre em Santiago' aparece un Boletín Médico que le dio el presunto
"director" de Clínica Santa María al fotógrafo Evandro Teixeira, en
el que se afirma que Neruda falleció como "víctima de infección urológica
[o urinaria] crónica y flebitis, conforme diagnosticó en la tarde [del día 23]
el médico Sergio Drapper" (24/09/1973).
Cabe destacar, que en la misma
clínica donde falleció Pablo Neruda en 1973, murió años más tarde, en 1982, el
expresidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), cuyo deceso se atribuyó
entonces a motivos de salud, hasta que en 2006 se probó que fue asesinado con
gas mostaza y talio y finalmente a finales de enero del 2019, el ministro en
visita Alejandro Madrid dictó sentencia contra seis involucrados en la muerte
del expresidente Eduardo Frei Montalva, incluido su chofer.
La investigación confirmó que se trató de un
homicidio coordinado por la dictadura.
De estas investigaciones depende
que el mundo sepa la verdad.



