HACE 453 AÑOS:
Iván Ljubetic Vargas,
historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 24 de septiembre de 1572. Fue ejecutado por los españoles Túpac Amaru
I, también conocido como Felipe Túpac
Amaru.
Había nacido en el Cusco en
1545. Hijo de Manco Inca, fue el cuarto
y último inca de Vilcabamba. Sacerdote y guardián del cuerpo de su padre.
(En quecha, tupaq amaru significa
‘serpiente resplandeciente)’.
Túpac Amaru I asumió como inca de
Vilcabamba después de que su medio hermano el uari inca Titu Cusi Yupangui
muriera en 1570.
Los incas creían que su medio
hermano se había visto forzado a admitir a los sacerdotes misioneros en Vilcabamba y que los españoles lo habían
envenenado
LA CONQUISTA DEL REINO DE VILCABAMBA
Los españoles habían enviado dos embajadores para continuar en las
negociaciones en curso. El último de ellos fue el conquistador Atilano de Anaya
quien, tras cruzar el puente de Chuquisaca, fue capturado y ejecutado junto con
su escolta por el general inca Curi Paucar. El nuevo Virrey del Perú, Francisco
Álvarez de Toledo, decidió someter por
la fuerza al reino de Vilcabamba.
Apelando a la justificación de que
los incas habían roto “la inviolable ley de todas las naciones del mundo: el
respeto a los embajadores”.
La expedición de conquista fue
realizada por una poderosa fuerza bélica: varias piezas de artillería, 250
soldados españoles y 2500 nativos aliados, entre los cuales figuraban 1000
cañaris, enemigos mortales de los incas rebeldes.
Para la defensa de Vilcabamba, el
inca Túpac Amaru contaba con aproximadamente 2000 soldados de los cuales 600 o
700 eran guerreros anti (llamados
chunchos por los incas del Cuzco).
LA BATALLA DE CHOQUELLUCA
Se libraron gran cantidad de
escaramuzas, pero la única gran batalla de la campaña tuvo lugar en
Choquelluca, a orillas del río Vilcabamba. Los incas atacaron primero con mucho
espíritu a pesar de estar solo ligeramente armados, pero los españoles y sus
aliados indígenas lograron resistirlos.
Un momento cumbre del combate se
alcanzó con la pelea personal y a mano limpia entre el capitán inca Huallpa y
el español García de Loyola, cuando el comandante español se hallaba en una
situación desesperada por haber recibido varios golpes directos y encontrarse
en riesgo de ser desabarrancado, uno de sus leales disparó traidoramente sobre
la espalda del inca, matándolo y provocando un clima de indignación que reavivó
el combate. Los cronistas españoles lo narraron así:
Peleóse con gran porfía de una
parte y otra, y Martín García de Loyola se vio en un evidentísimo peligro de la
muerte porque estando peleando salió un indio enemigo de tan gran disposición
de cuerpo y fuerza, que parecía medio gigante y se abrazó con él por encima de
los hombros que no le dejaba rebullirse, pero le socorrió un indio amigo, de
los nuestros, llamado Currillo, que llegó con un alfanje y le tiró una cuchillada a los pies, que se
los derribó, y segundando otra por los hombros lo abrió de suerte que cayó allí
muerto, y así, mediante este indio, se libró de la muerte el capitán Martín
García de Loyola, que cierto fue hazaña digna de poner en historia el ánimo y
presteza con que Currillo quitó la vida al medio gigante de dos cuchilladas, y
salvó a su capitán. (Crónica de Marín de Murúa)
DERROTADA LA RESISTENCIA INCA
Tras esta batalla los españoles
capturaron la ciudad y el palacio de Vitcos, al acercarse la expedición a la
ciudadela de Tumichaca fueron recibidos por su comandante Puma Inga, quien
rindió sus fuerzas y manifestó que la muerte del comisionado español Anaya
había sido responsabilidad de Curi Paucar, y otros capitanes rebeldes a sus
incas deseosos de la paz.
El 23 de junio cayó ante la
artillería española el último foco de resistencia inca, el fuerte de Huayna
Pucará, que los nativos habían construido recientemente y se encontraba
defendido por 500 chunchos flecheros. Los restos del ejército inca, ahora en
retirada, optaron por abandonar Vilcabamba su última ciudad y dirigirse a la
selva para reagruparse.
El 24 de junio los españoles
tomaron posesión de Vilcabamba.
LA CACERÍA DE LOS VENCIDOS
Acompañado de los suyos Túpac
Amaru I se había marchado el día anterior con dirección al oeste, dentro de los
bosques de las tierras bajas. El grupo, que incluía a sus generales y a los
miembros de su familia, se había dividido en pequeñas partidas en un intento de
evadir la persecución.
Grupos de soldados españoles y sus
indios auxiliares fueron enviados para cazarlos trenzándose en sangrientas
escaramuzas con la escolta del inca. Uno capturó a la esposa e hijo de Wayna
Cusi. El segundo regresó. El tercero regresó también; lo hizo con dos hermanos
de Túpac Amaru, otros parientes y sus generales. El uari inca y su comandante
permanecieron libres.
Un grupo de cuarenta soldados
elegidos personalmente salieron en persecución de estos. Siguieron el río
Masahuay durante
Los españoles capturaron un grupo
de chunchos y los obligaron a decirles lo que habían visto, y si habían visto
al uari inca. Estos informaron que se había ido río abajo, en bote. Los
españoles construyeron después 20 balsas y continuaron la persecución.
Río abajo descubrieron que Túpac
Amaru había escapado por tierra. Continuaron con la ayuda de los aparis, los
cuales avisaron qué ruta habían seguido los incas e informaron que Túpac se
veía ralentizado debido a que su mujer estaba a punto de dar a luz.
Después de una marcha de
EL AJUSTICIAMIENTO DE TÚPAC AMARU I
Los cinco generales incas
capturados recibieron un juicio sumario en el que nada fue dicho en su defensa
y fueron sentenciados a la horca. Varios de los que murieron de las severas
torturas que recibieron fueron también colgados.
Túpac Amaru I fue condenado por el
asesinato de los sacerdotes en Urcos, del
cual fue inocente y sentenciado a la decapitación. Numerosos
clérigos, convencidos de la inocencia de Túpac Amaru, suplicaron de rodillas al
virrey que el líder inca fuera enviado a España para ser juzgado en vez de ser
ejecutado.
El 24 de septiembre de 1572 Túpac
Amaru subió al patíbulo acompañado por el obispo de Cuzco. Mientras lo hacía
una multitud de indios, que llenó completamente la plaza, lloró y lanzó lamentos.
El inca levantó su mano para
silenciar a las multitudes, y sus últimas palabras fueron: “Ilustre Pachacamac,
atestigua como mis enemigos derraman mi sangre’)
El virrey Toledo comunicó al rey
Felipe II la ejecución de Túpac Amaru, en una carta del 24 de septiembre de
1572, manifestándole “lo que vuestra majestad manda acerca del Inca, se ha
hecho”.
La conquista del Impero inca
comenzó con la ejecución de Atahualpa, cerca de cuarenta años después terminó con la ejecución de su sobrino Túpac
Amaru I.
Transcurridos dos siglos, uno de
sus descendientes, José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II, liderará un levantamiento indígena en 1780
contra la presencia española en América.
