Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Recuerda Carlos Toro: “Alrededor
de las 5,30 horas sonó el teléfono. Atendí. Me llamaban los compañeros
ferroviarios de Valparaíso para informar que: ‘la escuadra había regresado en
la madrugada a Valparaíso y que en ese momento la marinería se estaba tomando
las instalaciones ferroviarias del puerto’. Con esta nueva noticia, llamé
inmediatamente a Tomás Moro. Me atendió Joan Garcés. Mira, le dije, se está
dando un conato subversivo de la marina en Valparaíso.
Tengo la impresión de que fue la
primera alerta que él llegó al Presidente. Aunque no estoy seguro de ello.
También pudo recibirla por otros conductos.
En seguida llamé a Mario Zamorano y le relaté los hechos y me respondió: ‘yo me voy a encargar de avisarle a los miembros de la Comisión Política, para que se dirijan de inmediato al local del Partido en calle Vergara. Nos vemos allá’.” (Carlos Toro: “La Guardia muere , pero no se rinde…Mierda. Memorias”, página 81)
A las 6,20 de la mañana del 11 de
septiembre de 1973, el presidente Allende recibió un llamado telefónico en su
residencia de Tomás Moro. Se trasladó a La Moneda. A las 8,30 las tropas golpistas
se apoderaron de las calles de la capital.
Los fascistas instaron a rendirse
al Presidente. Les respondió: “Como
generales traidores que son no conocen a los hombres de honor”.
Numerosos ministros, hombres de
gobierno, dirigentes de la UP, sus hijas Beatriz e Isabel, llegaron a reunirse
con Allende.
Éste ordenó salir a las mujeres y a los hombres
que no tienen armas: “Vivos serán más
útiles para la lucha revolucionaria”.
A las 9,15 se inició el ataque
contra La Moneda, defendida apenas por menos de 40 combatientes. Los asaltantes
del poder embistieron con infantería, blindados, artillería. A las 12 horas,
aviones rasantes bombardearon el Palacio de Gobierno.
Allende se dirigió al pueblo en
cuatro oportunidades por radio. En su último discurso transmitido por Radio
Magallanes del Partido Comunista, dijo:
“… La
historia no se detiene ni con represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada, éste es
un momento duro y difícil.”
“Ante estos hechos sólo me cabe decirles a los
trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico pagaré
con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la
semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no
podrá ser cegada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero
no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La
historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
“¡Trabajadores de mi patria! Tengo
fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y
amargo, donde la traición pretende imponerse.
Sigan ustedes sabiendo que, mucho
más temprano que tarde, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre
libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan
los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras,
teniendo la certeza que mi sacrificio no será en vano.
Tengo la certeza que por lo menos,
habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.
Seguramente Radio Magallanes será
acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa. Me
seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será
el de un hombre digno que fue leal con la patria…”
LA DICTADURA FASCISTA
Durante 16 años y seis meses, del
11 de septiembre de 1973 al 11 de marzo de 1990, el pueblo chileno sufrió una
de las tiranías más sanguinarias de la historia de la humanidad.
El Partido Comunista fue
perseguido con saña: dos Comités Centrales y uno de las Juventudes Comunistas fueron
detenidos, y asesinados. Forman parte de la lista de detenidos desaparecidos.
José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino son horriblemente
degollados.
El régimen fascista barrió con
todo elemento democrático: quemó los Registros Electorales; prohibió los
partidos políticos y las organizaciones sindicales; disolvió el Congreso, que
fue reemplazado por un nuevo poder legislativo: los comandantes en jefe de las
tres ramas de las FF AA y el Director de Carabineros.
La dictadura se "institucionalizó"
a través de la Constitución de 1980; del Plan Laboral, que entró en vigor el 1
de julio de 1979; la Ley Electoral, etc.
EL GENOCIDIO
La base teórica de los crímenes perpetrados por la dictadura
fue la Doctrina de Seguridad Nacional: la guerra de exterminio contra el
enemigo interno, calificado genéricamente como comunismo.
CIFRAS OFICIALES DE VÍCTIMAS DE LA DICTADURA FASCISTA
Hubo cinco instancias
oficiales para estudiar los atropellos a
los derechos humanos bajo la dictadura: la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación o Comisión Rettig
(marzo de 1991), la Comisión Rettig II,
la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (febrero 1992, La
Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura o Comisión Valech (2004) y la Comisión Valech
II (2010). Las cinco, luego de recibir miles de testimonios, evacuaron un
informe.
De la suma de todos estos
informes, las cifras oficiales entregan un
total final de 3.227 víctimas
2.125 asesinados y 1.102 detenidos- desaparecidos.
Además, los agentes de la
dictadura detuvieron y torturaron a 31.831 patriotas. Más de 200 mil personas fueron lanzados al exilio,
repartidos en 50 países.


