sábado, 13 de diciembre de 2025

Relato.

 


 


 

Y después, vendrán por ti.

La guerra no para por Navidad en Gaza, que registra una de las jornadas más  letales

Un cosquilleo invade mi vientre, se desparrama y empuja silencioso, bullicioso, tenso, como las cuerdas de mi guitarra, como volantín sin cola y a las pailas.  

Mi cosquilleo es un parir indeciso.

Tiene que ver con la salud mental de mi paisito lindo, también con su ternura, con mis recuerdos; sobre todo, por mí no saber, de la capacidad ciudadana, individual y colectiva, de poder transformar la historia de país.

Tiene que ver, con el saber aplicar un pensamiento crítico, para albergar, y aprender de lo vivido, poder corregir, y, melgar en consecuencia, el continuar de la vida, de la humanidad.

Y, no es cuestión de una sola vez, el caminar es un eterno desafío.

Cada paso es nuevo, es un naciente.

Con toda seguridad, cada paso tendrá cientos de interrogantes que discutir, analizar, dialogar, buscar alternativas, volver a probar.

Se trata, que, cada paso consumado, tenga por prioridad, lograr la dignidad de vida del ciudadano.

Venga como venga, y, de adonde venga.

¡Ay, mi cosquilleo!

La historia de nuestro país no escapa a las experiencias de otros países que han sido invadidos por potencias extranjeras, sometidos salvajemente a un mestizaje, y obligados, de una u otra manera, a través de calendarios, a rendir pleitesía a los poderosos.

El 9 de diciembre, vi, escuche, el debate entre José Antonio Kast y Jeannette Jara Román.

Hay que estar y vivir en Chile para sentir lo que no siento, y, que urge sentirlo.

No puedo imaginarme a más de 4.000 familias, 10.000 seres humanos, suspendidos al filo de una navaja, posesionada a diestra y siniestra por una constitución y legislación tuerta, de gobiernos que han dejado por más de 202 años al “cachipum” o a la Teletón, el derecho a vivir dignamente.

La verdad de esta ignominia sin techo es muy retriste.

Es una amalgamada construida con el ir y venir de poblaciones por sobrevivir.

Al final, como en casi todos los terrones, por donde el poder político, integral, puede ser conquistado por el hacer político del trabajador y de sus organizaciones, este es neutralizado, aplastado, masacrado.

El que tiene el poder de manejar el plumero, despolva, el otro, lo que queda de él, se traga el polvo.

Llevo 47 años viviendo bien, vivo de afuerino, y a punto, empujado, a vivir una última guerra.

¡No quedaran ni los recuerdos!

Las causas de estos conflictos de muerte, es lo de siempre, recuperar el bagayo hegemónico, que pierden por sus pulperías.

Este accionar inhumano del capital financiero, que no tiene nada que ver con el hombre común, con el nacer y crecer de la infancia, es de una locura inmensurable.

¿Saben ustedes de las construcciones en la ciudad de Ho Chi Minh, en Vietnam, o las construcciones en cualquiera ciudad, China?

Sí, las han visto entenderán las ansias incontrolables, fuera de todo juicio, de toda razón, del Imperio gringo y el de Europa, de poseer, controlar esos mercados de Eurasia, África y de Asia.

Esas ansias hegemónicas, de rapiñas, tienen que ver impajaritablemente, con quienes gobiernan mi Sur de América, su centro y el Caribe.

Mientras más complicada este mi heroica Cuba, Venezuela, Nicaragua, más bestial y en regocijo, se comporta el Águila y también el Mirlo.

Lo que suceda en mi país, este domingo 14 de diciembre, tiene un estrecho vínculo, con la dignidad de la infancia en Palestina, con la dignidad del país de Camilo Cienfuegos, de Venezuela, Honduras, Nicaragua.

Por eso, no es pan molido lo que sucedió en la alcaldía de Nueva York. Quizás, sean mendrugos, sin embargo, mendrugo tras mendrugo, en el mismito vientre de la bestia, es, un paso de gigante, para la dignidad de los pueblos.

Quiera mi “dios de los coloraos”, que ese complejo muro ideológico, ese candado, ese concepto, que separo las aguas, al término de la Segunda Guerra Mundial en Berlín; se levante otro, imaginario, sin armas, en paz, en faro, pero triste, por las orillas del Donbáss.

Que saben ustedes de este de programa:

 1.-Componer la economía de país, que se cae a pedazos, y poner al pueblo a trabajar.

2.-Volver a ser, los “pumas de América del Sur”

3.-Recuperar la parte de la Patagonia concedida a la Argentina.

4.-Ser un país, poderoso por sus fuerzas armadas. Que pueda impedir cualquier intromisión selectiva del extranjero.

5.-Ser un país, con un gobierno autoritario y marcial; que imponga orden.

Esto que cuento, es un esbozo, casi “calcao” del programa político de Adolfo Hitler y de su partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.

País, que, por segunda vez en su historia imperial, utilizo la guerra, el odio y el racismo para poder consolidar sus ideales.

Dejando a granel, más, de 80 millones de seres humanos muertos; siendo la ex Unión Soviética y China, los países que más ofrendaron sus habitantes, por la libertad del mundo contemporáneo.

Que nos vaya con Jeannette, bien este domingo.

Esta en juego la casa de Luchin, allá por Barranca

Un abrazo Lacre.

Alejandro.