Y después, vendrán por ti.
La guerra no para por Navidad en
Gaza, que registra una de las jornadas más
letales
Un cosquilleo invade mi vientre,
se desparrama y empuja silencioso, bullicioso, tenso, como las cuerdas de mi
guitarra, como volantín sin cola y a las pailas.
Mi cosquilleo es un parir
indeciso.
Tiene que ver con la salud mental
de mi paisito lindo, también con su ternura, con mis recuerdos; sobre todo, por
mí no saber, de la capacidad ciudadana, individual y colectiva, de poder
transformar la historia de país.
Tiene que ver, con el saber
aplicar un pensamiento crítico, para albergar, y aprender de lo vivido, poder
corregir, y, melgar en consecuencia, el continuar de la vida, de la humanidad.
Y, no es cuestión de una sola vez,
el caminar es un eterno desafío.
Cada paso es nuevo, es un
naciente.
Con toda seguridad, cada paso
tendrá cientos de interrogantes que discutir, analizar, dialogar, buscar
alternativas, volver a probar.
Se trata, que, cada paso
consumado, tenga por prioridad, lograr la dignidad de vida del ciudadano.
Venga como venga, y, de adonde
venga.
¡Ay, mi cosquilleo!
La historia de nuestro país no
escapa a las experiencias de otros países que han sido invadidos por potencias
extranjeras, sometidos salvajemente a un mestizaje, y obligados, de una u otra
manera, a través de calendarios, a rendir pleitesía a los poderosos.
El 9 de diciembre, vi, escuche, el
debate entre José Antonio Kast y Jeannette Jara Román.
Hay que estar y vivir en Chile
para sentir lo que no siento, y, que urge sentirlo.
No puedo imaginarme a más de 4.000
familias, 10.000 seres humanos, suspendidos al filo de una navaja, posesionada
a diestra y siniestra por una constitución y legislación tuerta, de gobiernos
que han dejado por más de 202 años al “cachipum” o a la Teletón, el derecho a
vivir dignamente.
La verdad de esta ignominia sin
techo es muy retriste.
Es una amalgamada construida con
el ir y venir de poblaciones por sobrevivir.
Al final, como en casi todos los
terrones, por donde el poder político, integral, puede ser conquistado por el
hacer político del trabajador y de sus organizaciones, este es neutralizado,
aplastado, masacrado.
El que tiene el poder de manejar
el plumero, despolva, el otro, lo que queda de él, se traga el polvo.
Llevo 47 años viviendo bien, vivo
de afuerino, y a punto, empujado, a vivir una última guerra.
¡No quedaran ni los recuerdos!
Las causas de estos conflictos de
muerte, es lo de siempre, recuperar el bagayo hegemónico, que pierden por sus
pulperías.
Este accionar inhumano del capital
financiero, que no tiene nada que ver con el hombre común, con el nacer y
crecer de la infancia, es de una locura inmensurable.
¿Saben ustedes de las
construcciones en la ciudad de Ho Chi Minh, en Vietnam, o las construcciones en
cualquiera ciudad, China?
Sí, las han visto entenderán las
ansias incontrolables, fuera de todo juicio, de toda razón, del Imperio gringo
y el de Europa, de poseer, controlar esos mercados de Eurasia, África y de
Asia.
Esas ansias hegemónicas, de
rapiñas, tienen que ver impajaritablemente, con quienes gobiernan mi Sur de
América, su centro y el Caribe.
Mientras más complicada este mi
heroica Cuba, Venezuela, Nicaragua, más bestial y en regocijo, se comporta el
Águila y también el Mirlo.
Lo que suceda en mi país, este
domingo 14 de diciembre, tiene un estrecho vínculo, con la dignidad de la
infancia en Palestina, con la dignidad del país de Camilo Cienfuegos, de
Venezuela, Honduras, Nicaragua.
Por eso, no es pan molido lo que
sucedió en la alcaldía de Nueva York. Quizás, sean mendrugos, sin embargo,
mendrugo tras mendrugo, en el mismito vientre de la bestia, es, un paso de
gigante, para la dignidad de los pueblos.
Quiera mi “dios de los coloraos”,
que ese complejo muro ideológico, ese candado, ese concepto, que separo las
aguas, al término de la Segunda Guerra Mundial en Berlín; se levante otro,
imaginario, sin armas, en paz, en faro, pero triste, por las orillas del
Donbáss.
Que saben ustedes de este de
programa:
1.-Componer la economía de país, que se cae a
pedazos, y poner al pueblo a trabajar.
2.-Volver a ser, los “pumas de
América del Sur”
3.-Recuperar la parte de la
Patagonia concedida a la Argentina.
4.-Ser un país, poderoso por sus
fuerzas armadas. Que pueda impedir cualquier intromisión selectiva del
extranjero.
5.-Ser un país, con un gobierno
autoritario y marcial; que imponga orden.
Esto que cuento, es un esbozo,
casi “calcao” del programa político de Adolfo Hitler y de su partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán.
País, que, por segunda vez en su
historia imperial, utilizo la guerra, el odio y el racismo para poder
consolidar sus ideales.
Dejando a granel, más, de 80
millones de seres humanos muertos; siendo la ex Unión Soviética y China, los
países que más ofrendaron sus habitantes, por la libertad del mundo
contemporáneo.
Que nos vaya con Jeannette, bien
este domingo.
Esta en juego la casa de Luchin,
allá por Barranca
Un abrazo Lacre.
Alejandro.
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