A 92 AÑOS DE SU NATALICIO:
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
Conocí a Jorge Muñoz a comienzos
de 1958, en el III Congreso de las
Juventudes Comunistas de Chile cuando ambos fuimos elegidos miembros del Comité
Central. Por entonces él estudiaba ingeniería en la Universidad de Chile. Tenía
amplios conocimientos del marxismo. Era
flaco, usaba anteojos; serio, quizás demasiado serio, pero muy fraternal y
solidario. Trataba constantemente de ayudar a sus camaradas. Siempre con ropas
livianas y algún libro en sus manos.
SUS INICIOS
Jorge Muñoz Poutays nació el 16 de
diciembre de 1933. Fue el mayor de tres hermanos. Siendo un excelente alumno,
cursó sus estudios secundarios en el Internado Nacional Barros Arana. Estudió
en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Donde se tituló de
Ingeniero Civil, a la edad de 22 años. Ingresó a las Juventudes Comunistas. En
el III Congreso Nacional, efectuado en enero de 1958 fue elegido miembro del
Comité Central de las JJ CC.
En 1959 conoció a Gladys Marín,
con quien se casó en 1963. Tuvieron dos
hijos. Rodrigo y Álvaro.
EN EL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO
En la VII Conferencia Nacional de
las Juventudes Comunistas, realizada en
el año 1965, fue promovido al Partido,
incorporándose como miembro de la Comisión de Control y Cuadros del Comité Central.
En el XVIII Congreso Nacional del
Partido Comunista, celebrado en Santiago del 23 al 29 de noviembre de 1969, fue
elegido miembro de su Comité Central.
Después del golpe fascista, se
integró a la lucha contra la dictadura. Formó de la parte primera dirección
clandestina del Partido Comunista, que encabezaba el compañero Víctor Díaz López, ocupando el cargo de Relaciones,
Universidad, Profesionales y Cultura. Su chapa era “Carlos”. Su enlace, la
compañera Marta Fritz.
CALLE CONFERENCIA
El día 4 de mayo de 1976 fue
detenido, alrededor de las 20,30 horas, en calle Conferencia 1587, en un
operativo de la DINA durante el cual fueron arrestados también otros cuatro altos dirigentes del Partido
Comunista: Mario Zamorano Donoso, Jaime Donato Avendaño, Uldarico Donaire
Cortés y Elisa Escobar Cepeda.
Poco, después, el compañero Víctor
Díaz fue detenido, el 12 de mayo, en una casa de Bello Horizonte 979, en Las
Condes.
Estos héroes de la primera
dirección clandestina del Partido Comunista
fueron conducidos al cuartel de
Simón Bolívar 8630, de la Brigada Lautaro
de la DINA, lugar de exterminio, donde
fueron salvajemente torturados y asesinados.
RECUERDOS DE SU HIJO ÁLVARO MUÑOZ MARÍN
Los Lleuques. Febrero de 1976.
Como Jorge, nuestro papá, estaba
clandestino, se preparaba con meses de antelación la salida a vacaciones. En la
coordinación siempre presente la tía Marta Friz (la mejor amiga de mamá), junto
a los tíos Ricardo Lobos (exonerado político de Tesorería General de la
república el mismo 11 del
En febrero de ese año nosotros,
Rodrigo y yo, estábamos de vacaciones, como todos los veranos, en el campo de
nuestros abuelos paternos, con quienes vivimos a partir del 11 de septiembre
del
Con Rodrigo hicimos los bolsos y
al otro día a las 6 AM en pie junto a Patricio viajamos a San Fernando, donde
tomaríamos el tren rumbo a Concepción. Aquí, nos esperaba Jorge en el terminal
de trenes y tomamos el auto junto a tío Ricardo para partir rumbo a los
Lleuques, donde nos esperaban el resto de la “tropa”.
Tía Silvia, se había conseguido
una casa de una amiga profesora, donde estaríamos 14 días. En esa cabaña, de
tres piezas, dormíamos 9 personas. En una pieza tías Silvia y Marta, en otra
Ricardo, Mauricio, Patricio e Iván (los primos Lobos Marín) y en la última
nosotros con nuestro viejo. Tío Ricardo sólo pudo estar el fin de semana, tenía
que volver a trabajar.
Hicimos de todo, caminar, ir a
pescar, intentar buscar el río toda una mañana y no encontrarlo. Todos los días
nos bañábamos, jugamos pichangas los Lobos Marín contra los Muñoz Marín, donde
nuestros primos nos ganaron en un divertido y picado partido.
También, nos colocábamos en una
loma a ver les estrellas y él, mi viejo, nos enseñaba el nombre de las
estrellas o alguna constelación. Cantábamos, a él le gustaba “canto a pampa… y
otras de caballos.
Estar en esos hermosos lugares del
sur, apartados de todo, pero siempre con el cuidado de que no fueran a ver
nuestro papá. Era un espacio, en nuestro país, alejado de las persecuciones,
detenciones, exilio, era un espacio donde nos cargábamos de buenas energías del
papá y él de sus hijos, acompañados de esta gran familia que se exponían sólo
por nosotros.
El estar con él ya era un cariño
para mí, verlo reír, conversar, llamarme la atención cuando era necesario,
disfrutar de la tierra, sus árboles…el último día yo no quería lavarme el pelo,
lleno de tierra, y mi viejo me dijo…” Ya, trae agua y lavatorio” y bajo un sol
radiante y entre grandes pinos me lavó el pelo…y esto fue algo que nunca
olvidé”.
MARTA FRITZ SOBRE JORGE MUÑOZ
En acto del CEILER en homenaje a Gladys Marín, habla Álvaro Muñoz Marín,
a su derecha Reynaldo Morales; a su izquierda, Cristina Lártiga y Marta Friz
Marta Fritz narra: “Conocí a
Jorge, a través de Gladys, mi amiga, compañera y hermana. Me contó que se había
enamorado del joven ingeniero, que conoció en la población La Victoria, al
comienzo de los 60. Como era su costumbre hacer chistes, me dijo "lo único
malo, que es cojo”, "no importa le dije, más importante es que es un
hombre inteligente”.
Yo visitaba a Gladys en su casa,
por supuesto que allí me topaba con Jorge, observaba que él, a diferencia de
Gladys era más reservado, más serio, gustaba de la buena música, de la poesía,
al comienzo yo le guardaba mucho respeto porque él era del Partido.
Varios años hicimos vacaciones
juntos, un grupo de la jota, con sus hijos, nosotros lo llamábamos
"comandante", él era muy disciplinado, muy querendón de sus hijos y
protector de Gladys. Ella siempre me declaró que, con él, ella siempre se
sintió segura.
Juntos estuvimos en San Fabián, en
Lonquimay, en dos ocasiones. Estas salidas y vivencias de conjunto estrecharon
nuestra amistad. Él siempre me aclaraba
la situación política, me precisaba las razones de fondo de cada suceso,
con mucha paciencia.
Tras el golpe militar, me debí
contactar con Gladys, con sus hijos y también con él.
Ya en nuestros primeros
encuentros, tanto, directos, como a través de enlaces, él fue enfático, en
aclararme que tomara como primera tarea a sus hijos y los padres de él, la señora
Juanita y a don Onofre. Por supuesto que también tenía vínculos con Gladys en su clandestinidad
inicial y luego en su asilo en la embajada de Holanda. Así por mi intermedio se
enviaban las cartas, los recados, los mensajes en diversas formas
Pasado un tiempo, a pesar de lo
delicado de la situación, nos hicimos el propósito del encuentro con sus hijos,
Álvaro y Rodrigo, en especial, cuando Gladys logra salir al exilio.
Ambos ya me habían dicho
firmemente que se oponían a que sus hijos salieran del país, pues aspiraban que
se pudieran criar en el ambiente familiar constituido por la familia de Jorge y
la de Gladys. Ellos, por sus responsabilidades y la trágica situación del país
tenían claro lo difícil que sería para ellos hacerlo en la clandestinidad o
fuera del país. Gladys, por su agitada vida en el exterior y su reingreso
clandestino a Chile en 1978 era imposible, que pudiera ofrecer un hogar
mediamente normal a sus hijos. Esta resolución, no siempre fue entendida por
algunas personas. Yo me mantuve firme y se cumplió lo que ellos me indicaron.
Con todos los cuidados del caso,
con la ayuda de queridos compañeros, comenzamos a vernos con los niños. Un gran
rol cumplió ex compañeros de la Universidad de Jorge, Ricardo su cuñado, junto
a Silvia, la hermana de Gladys. Todos se esmeraron en que sus hijos pudieran
tener una vida normal –dentro de la anormalidad dictatorial. Logramos tener
fines de semana juntos, comiendo como familia, donde Silvia se esmeraba en
cocinar platos ricos.
Jorge – asumiendo muchas medidas
de seguridad – buscaba con apoyo de Ricardo armar formas de encuentro con los
niños. Armaban partidos de futbol, caminatas u otros juegos. También Jorge les
enseñaba diversas cosas, controlaba indirectamente sus estudios. Cada vez que
nos lográbamos encontrar, conversábamos lo que podríamos hacer más tarde, otros
posibles encuentros, lugares, apoyos para ello.
Con Jorge también realizaba
labores de enlace con otros compañeros.
Él me entregaba tareas. Recuerdo una de ellas, en que debía traerle un
teléfono. No debía anotarlo. No lo encontré difícil. Pero, no hice más que
llegar a la casa de encuentro con Jorge, él me pide el número. Lo había
olvidado. Él me dice comienza a recordarlo, porque no te puedes ir, sin
entregármelo. Escribe, me dice, ¿pero ¿qué voy a escribir, le respondo, sino me
acuerdo? Escribe números. Nerviosa ponía números, los combinaba. El esperaba,
pasaba el rato. Yo repetía, no me acuerdo. El insistía ¡escribe! y así seguí.
De repente, salió un número, éste, éste, indiqué. Con toda su calma me dijo:
espera. Lo anotó, salió, volvió. Ese era el número, nos abrazamos. Ahora
sonreía.
Él era muy estricto con la hora.
Creo que nosotros - los que trabajamos en clandestinidad -logramos entender lo
importante que es la puntualidad. Los chilenos
por naturaleza no somos puntuales. Así fue, como en una ocasión me llamó
fuertemente la atención, por atrasarme unos minutos.
Al comienzo yo le preguntaba:
¿cuánto tiempo durará esta situación?- un par de años, era su respuesta. Fuimos
ilusos al comienzo en ello.
En el 75, por su orden salí a reunirme con Gladys a
Colombia donde residía su madre, Adriana Millie, una gran mujer, maestra,
directora, madre de cuatro hijas. De ella heredó Gladys su inteligencia y
consecuencia.
Él me dio un verdadero decálogo de
instrucciones: reserva, observar la naturalidad al actuar, que no trajera nada
conmigo. Todo guardado en la cabeza y la advertencia, si me detenían, “debes aguantarte mínimo dos días”,
así alcanzamos a mover la dirección interior. Sólo dos días, me repetía.
Felizmente, todo salió bien, estuvimos un mes juntas con Gladys, inolvidable.
Así continuamos juntos en diversas
tareas, hasta el fatídico 4 de Mayo del 76, cuando detienen a Jorge. Fue horrible. Llegó la
compañera que era enlace. Él le había dicho: “si no llego las 17 horas, tú
avisas a Marta”.
Ella, con fiebre, una fuerte
bronquitis, llegó deshecha. Para mí fue un golpe terrible. Me acompañó a avisar
al compañero con el que me contactaba. El insistía en tranquilizarme. Yo
digo, presentemos un recurso de amparo,
él me dice no todavía no. Aviso a su hermano, Mario, con quien también tenía
contacto. No dormí esa noche. Al día siguiente camino al liceo donde hacía
clases en Recoleta, me topé de casualidad, con Isolina – la compañera de Mario
Zamorano - nos abrazamos, a ella también
le habían dicho lo mismo, “esperar”. No había nada que esperar los hechos
estaban consumados.
Mil acciones realizamos por saber
algo, sobre su paradero. Viví el sufrimiento de sus padres, ya ancianos, de los
niños, que buscaban no exteriorizar mucho sus sentimientos. Fue un golpe a toda
la familia de Jorge y la de Gladys.
Acudimos a todos los medios posibles, pensando conseguir algún dato, nada, un
calvario. Cuando Gladys ingresa clandestina, siempre mirábamos a las
personas que pedían limosnas, a
enfermos, pensando “a lo mejor lo torturaron y lo tiraron a la calle”.
El golpe final, fue cuando se
logra saber que había estado en el Cuartel Simón Bolívar, a cuarenta y tantas
cuadras de la casa de sus padres hacia el oriente.
Honor y gloria, a Jorge, mi amigo
y compañero. Marta”.
(Marta Fritz:
Testimonio escrito. Santiago, 26 de septiembre de 2017)
GLADYS MARÍN AL MINISTRO JUAN
GUZMÁN
Siendo Secretaria General del PC, Gladys Marín,
entregó el 21 de mayo de 2001 un escrito al ministro de fuero Juan Guzmán en el
que pide que se cite a declarar al general (r) Manuel Contreras y se le caree
con el general Carlos Salgado, quien representó al Ejército en la mesa de
diálogo. Ello, luego de las últimas declaraciones de Contreras a TVN, sobre
casos de violaciones a los derechos humanos y el paradero de detenidos
desaparecidos.
En el documento se especifica que
el ex director de la Dina debe declarar y entregar al ministro Guzmán los antecedentes
concretos que posee respecto a que el ingeniero Jorge Muñoz, esposo de Gladys
Marín y quien figura como detenido desaparecido, se encontraría vivo y
residiendo en el extranjero, tal como lo afirmó en la entrevista. También,
busca que ratifique sus declaraciones respecto a que el desaforado senador
vitalicio Augusto Pinochet sabía perfectamente de cada procedimiento de la
DINA, y que era el responsable superior del organismo, razón por la cual se
reunía a diario con Manuel Contreras.
QUERELLA DE GLADYS MARÍN INICIA EL CASO PINOCHET
El caso de calle Conferencia dio
inicio al caso Pinochet, en enero de 1998, cuando la secretaria general del
Partido Comunista, Gladys Marín, interpuso una querella por la desaparición de
8 dirigentes, entre los cuales está su esposo, Jorge Muñoz. Allí se encuentran
procesados el coronel (r) Marcelo Moren Brito, el coronel (r) de Carabineros,
Guillermo Lawrence Mires, al oficial (r) Eduardo Garea y el agente civil
Osvaldo Pincetti Gac.
En el caso calle Conferencia, el Juez Juan Guzmán Tapia decidió sobreseer
definitivamente al ex director de la DINA general (r) Manuel Contreras por el
caso Calle Conferencia, donde se investiga la desaparición de la primera dirección clandestina del Partido Comunista tras el golpe fascista
dicta sobreseimiento definitivo a Contreras.
Ello con fecha 21 de junio de
2002.
Gladys Marín reclamó por
sobreseimiento de Contreras en 'calle Conferencia'. La secretaria general del
Partido Comunista, Gladys Marín, calificó como una “aberración jurídica” el
sobreseimiento definitivo del ex jefe de la DINA Manuel Contreras Sepúlveda en
el caso Calle Conferencia, que investiga el ministro de fuero Juan Guzmán
Tapia.
La dirigente del PC explicó que no
culpaba al juez Guzmán de la exoneración de Contreras, pues, dijo, al
magistrado “no le quedaba otro camino”.
Esto, ya que el procesamiento contra el ex jefe de la DINA que había
dictado el magistrado fue revocado por la Corte de Apelaciones de Santiago el 9
de febrero del 2001, aplicando la causal de cosa juzgada.
La querella por el secuestro del
esposo de Gladys Marín fue la primera acción legal interpuesta contra el
general en retiro y senador vitalicio desaforado Augusto Pinochet Ugarte,
mientras este permanecía detenido en Londres.
Con la exoneración de Contreras en el caso,
sólo quedan procesados los excoroneles Marcelo Moren y Ricardo Lawrence; el ex
suboficial Eduardo Garea y el civil Osvaldo Pincetti
En el Caso Conferencia los querellantes apelan por sobreseimiento de
Contreras.
El abogado querellante en el caso
Calle Conferencia, Nelson Caucoto, apeló ante la Corte de Apelaciones de
Santiago el 25 de Junio de 2002, por la resolución del ministro de fuero Juan
Guzmán de sobreseer al ex director de la disuelta DINA, general (R) Manuel Contreras.
El magistrado cerró el proceso en
contra de Contreras aplicando el principio de "cosa juzgada",
ratificando una resolución similar del tribunal de alzada capitalino. En este caso se indaga la desaparición de
dirigentes comunistas detenidos el 4 de mayo de 1976 en Conferencia 1587. Entre
las víctimas se encuentra Jorge Núñez (esposo de Gladys Marín) Mario Zamorano
Donoso, Jaime Donato Avendaño, Uldarico Donaire Cortés y Elisa Escobar Cepeda.
¡HONOR Y GLORIA ETERNA A LAS HEROÍNAS Y LOS HÉROES CAIDOS EN LA LUCHA
ANTIFASCISTA!




