Un día como hoy 30 de julio, nació en Santiago, hace 110 años el inolvidable Rector de la Universidad
Técnica del Estado, Enrique Kirberg. Para conocer parte de la vida de éste grande
revolucionario y militante comunista, lo hacemos a través de un escrito del
Historiador Iván Ljubetic Vargas.
Boletín Rojo
En 2001, el doctor Hugo Díaz me explicaba en una conversación personal:
“Eran
los días de la Reforma Universitaria. Recuerdo que estábamos en reunión de la
Comisión Universitaria a comienzos de 1968, estudiando una proposición hecha al Partido por los radicales y masones
para que le apoyáramos a su candidato a Rector en la UTE. Después que informó
sobre esto Fernando Ortiz, Enrique París dice: ¿y por qué no llevamos candidato propio? Creímos que era
un chiste. Nos reímos. Luego Fernando dijo que era una idea digna de estudiarse. Preguntamos ¿quién
podría ser nuestro candidato? Enrique
Kirberg, respondió el compañero París. Luego de un intercambio de opiniones,
llegamos a la conclusión que no era un chiste, que era posible realizar esa
proposición. Y se acordó hablar con el compañero Kirberg. Éste aceptó postular
y llegó a ser elegido y reelegido Rector de la UTE”.
En su 110º natalicio:
ENRIQUE KIRBERG BALTIANSKY
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e
Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
En junio de 1984 el Partido Comunista de
Chile llevó a cabo un importante evento. Fue
una Conferencia que tuvo la particularidad de realizarse en dos partes: con cientos de dirigentes en el país, bajo
las condiciones de estricta clandestinidad y, con decenas de dirigentes que
estábamos en el exilio.
Esta Conferencia en el exterior tuvo lugar en
una “dacha” en Moscú. Allí conocí al compañero Enrique Kirberg. Él
representaba a los comunistas chilenos
desterrados en Estados Unidos; yo, a los que vivíamos el ostracismo en la República
Federal Alemana. Por varios días estuvimos debatiendo, con la cabeza y el
corazón puesto en nuestro lejano país.
Ahí tuve la oportunidad
de conversar con el camarada Enrique Kirberg, conocer la modestia, la
fraternidad, la alegría de vivir, la sabiduría que emanaba su persona.
Desgraciadamente fue la única ocasión en
que estuvimos juntos.
Junto a los dirigentes que vivíamos en el exilio, concurrió a la
conferencia una delegación del interior.
DESDE
JOVEN, UN REVOLUCIONARIO
Enrique Kirberg nació en
Santiago el 30 de julio de 1915. Era hijos de inmigrantes judíos. Pasó su
infancia en Valparaíso y Quilpué. Estudió, en calidad de alumno interno, en la
Escuela de Artes y Oficios.
Siendo adolescente sufrió
la desgracia de quedar huérfano.
Sus lecturas, pues era
un incansable lector, y las largas
conversaciones con su tío Mauricio, el menchevique, influyeron en el joven
Enrique. Era un observador agudo de los acontecimientos de su tiempo. Observador, pero especialmente
actor. Participó activamente en las guardias estudiantiles a la caída del
dictador Carlos Ibáñez el 26 de julio de
1931. Tenía por entonces 16 años.
En los turbulentos doce días de la llamada República Socialista,
del 4 al 16 de junio de 1932, tomó parte en el Soviet, presidido por Elías
Lafertte, que funcionó en la Casa Central de la Universidad de Chile.
CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO
Fue fundador y primer
presidente de la Federación de Estudiantes Mineros e Industriales de Chile,
FEMICH. Le correspondió iniciar y encabezar la intensa y exitosa campaña que,
en los años 40 del siglo XX, hizo posible el surgimiento de la Universidad
Técnica del Estado, UTE, en base a las
siete escuelas técnicas superiores que existían en diversas ciudades del
país.
Sin abandonar las tareas
del Partido, en las que se destacó por su responsabilidad y
disciplina, Enrique Kirberg se tituló de ingeniero eléctrico y continuó
su carrera profesional y académica. Llegó a ser catedrático en la Universidad Técnica del Estado y en la
Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago y Valparaíso.
CANDIDATO COMUNISTA A LA UTE
En 2001, el doctor Hugo
Díaz me explicaba en una conversación
personal:
“Eran los días de la
Reforma Universitaria. Recuerdo que estábamos en reunión de la Comisión
Universitaria a comienzos de 1968, estudiando una proposición hecha al Partido por los radicales y masones
para que le apoyáramos a su candidato a Rector en la UTE. Después que informó
sobre esto Fernando Ortiz, Enrique París dice: ¿y por qué no llevamos candidato propio? Creímos que era
un chiste. Nos reímos. Luego Fernando dijo que era una idea digna de estudiarse. Preguntamos ¿quién podría
ser nuestro candidato? Enrique Kirberg,
respondió el compañero París. Luego de un intercambio de opiniones, llegamos a
la conclusión que no era un chiste, que era posible realizar esa proposición. Y
se acordó hablar con el compañero Kirberg. Éste aceptó postular y llegó a ser
elegido y reelegido Rector de la UTE”.
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD TÉCNICA
Fue así como el 20 de
agosto de 1968, en las primeras elecciones democráticas en la UTE, en las que,
como fruto de la Reforma Universitaria,
votaban por primera vez académicos, estudiantes y funcionarios, cuando
se produjo la gran sorpresa: el candidato comunista Enrique Kirberg era elegido
Rector.
Su excelente gestión,
unida al trabajo de la izquierda, permitió su reelección al año siguiente.
Y ya en pleno Gobierno
Popular presidido por Salvador Allende,
fue reelegido por tercera vez. En las elecciones del 29 de julio de 1972, la
Unidad Popular obtuvo un importante triunfo en la Universidad Técnica del
Estado. Enrique Kirberg fue elegido rector y Ricardo Núñez, secretario general.
De los 80 miembros del nuevo Consejo Universitario, 54 eran de la Unidad
Popular y de estos, 26 del Partido Comunista, que se transformó en la primera
fuerza política de la UTE.
UN RECTOR REVOLUCIONARIO
Gracias a los
gigantescos logros de la gestión administrativa del Rector Kirberg y a la
Reforma Universitaria, la UTE se
transformó en la segunda Universidad en importancia y la única, junto con la
Universidad de Chile, con existencia
nacional. Entre 1969 y 1973 Kirberg fundó 24 institutos tecnológicos de Arica a
Punta Arenas
La
UTE experimentó un cambio de calidad. Abrió sus puertas al Chile que vivía los
tiempos de la revolución llevada adelante por la Unidad Popular. El Convenio
CUT-UTE permitió el ingreso a ella de los trabajadores.
En
lo interno, todos sus estamentos participaban activamente en la conducción del
proceso de la Reforma. En los claustros renovados se realizaban riquísimas
discusiones sobre los problemas de la Universidad, del país y del mundo. Nada
era ajeno a esa comunidad empapada del pensamiento y de la práctica revolucionaria.
EL ODIO DE LOS FASCISTAS
Lo anterior explica la furia fascista contra la
UTE.
El 11 de septiembre de 1973 la historia de Chile
fue cortada en dos por la espada asesina de los usurpadores del poder. La Moneda
fue bombardeada y atacada con tanques. Murió allí el heroico Compañero
Presidente.
La UTE fue rodeada por
la soldadesca. Ese día, estaba programado en ella un acto en que actuaría
Víctor Jara y el Presidente Salvador Allende convocaría a un plebiscito para
superar la crisis política planteada por la oposición
derechista-democratacristiana. Y, como si se tratara de una fortaleza, el 12 de
septiembre las fuerzas armadas asaltaron esa Universidad. El rector,
académicos, estudiantes y funcionarios que se encontraban en la sede, fueron
tomados prisioneros y llevados al Estadio Chile. Ahí fue torturado y asesinado
Víctor Jara.
LA CONTRARREVOLUCIÓN EN LA UTE
La dictadura arrasó con
los cambios revolucionarios en la UTE como en todo Chile.
Sobre la UTE cayó la represión
fascista. Víctor Jara fue uno de los 62 miembros de su comunidad asesinados, otros cientos fueron
detenidos, cruelmente torturados, enviados a la cárcel, campos de concentración
o el destierro. El 50% de los profesores y funcionarios fueron exonerados. Las
23 sedes provinciales fueron borradas del mapa.
Enrique Kirberg fue
durante dos años un prisionero de guerra y luego lanzado al exilio.
El destierro lo vivió en
Nueva York y Montevideo.
VIVIRÁ EN SU OBRAS
Retornó a Chile en 1987.
Lo que quedaba de su Universidad, lo recibió en triunfo: dos mil
estudiantes lo pasearon por el Campus de
Avenida Ecuador al grito: “¡Aquí está
nuestro rector!”
En agosto de 1991, ya
muy enfermo, volvió al viejo teatro de la Escuela de Artes y Oficios. Esta vez
para recibir el Doctorado Honoris Causa.
El corazón de Enrique
Kirberg dejó de latir el 23 de abril de 1992, pero su ejemplo de comunista
consecuente sigue vivo en el recuerdo de todos los que le conocieron.