Se cumplieron 76 años de la proclamación de la República Popular China y para recordar este gran acontecimiento histórico, lo hacemos a través de un artículo del recordado historiador Iván Ljubetic Vargas.
Hace 76 años:
Iván
Ljubetic Vargas, historiador del
Centro
de Extensión e Investigación
Luis
Emilio Recabarren, CEILER
En 1927 se había iniciado una
larga guerra civil entre los nacionalistas del Kuomintang, encabezados por
Chiang Kai-shek y el Partido Comunista (fundado en 1921) dirigido por Mao
Zedong.
En febrero de 1949, cuando los
combatientes del Partido Comunista
habían alcanzado importantes victorias, comenzaron en Pekín las
negociaciones entre nacionalistas y comunistas.
Tras dos meses de conversaciones
no se alcanzó ningún acuerdo. Entonces
los comunistas el 20 de abril reanudaron cumplieron su advertencia que a partir
del 20 de abril reanudarían la ofensiva. Dos días después entraban en
Nankín, la antigua capital de la República China.
En mayo ocuparon
Shanghái y otras grandes ciudades y capitales de provincia. Entre tato,
Chang Kai-shek preparaba la huida con sus fuerzas a la isla de Formosa.
El 1 de octubre d 1949 Mao Zedong
proclamó en Pekín la República Popular China.
Exactamente a las 15 horas de
Beijing, después de escucharse el himno
nacional, el presidente Mao Zedong declaró a la nación desde lo alto de la
puerta de Tiananmen:
¡Queridos camaradas! ¡Hoy, declaro
el establecimiento formal de la República Popular de China y su Gobierno
Popular Central!
En diciembre de 1949 los restos de
las fuerzas de Chiang Kai-shek se refugiaron en la isla de Formosa.
La llegada al poder de los
comunistas puso fin a décadas de guerras y conflictos. El nuevo Gobierno de la
República Popular hubo de asumir una costosa y difícil tarea de reconstrucción
nacional.
La estructura del nuevo Estado
había sido decidida durante la Conferencia Consultiva Política Popular
convocada por Mao el 12 de septiembre de aquel año. Además de la ley orgánica
que establecía los poderes del Estado, durante la conferencia se redactó un
Programa Común, que enumeraba una serie de objetivos inmediatos, y se decidió
la adopción de la nueva bandera del país, roja con una gran estrella amarilla
en representación del Partido Comunista, en torno a la cual se sitúan otras
cuatro estrellas más pequeñas, que simbolizan la unión de las cuatro clases
sociales: los campesinos, los trabajadores, la pequeña burguesía y la gran
burguesía urbana.
Una de las principales prioridades
del nuevo Gobierno fue la reconstrucción económica. Para ello, China buscó la
colaboración de la Unión Soviética, el único aliado poderoso con el que podía
contar. Mao Tse Tung visitó Moscú en diciembre de 1949, donde se entrevistó con
el líder soviético Stalin. La Unión Soviética ofreció a China diversos
programas de cooperación económica y tecnológica, así como préstamos, para
afrontar la industrialización del país.
Una de las principales políticas
acometidas desde un principio fue la reforma agraria, que supuso la
redistribución de tierras confiscadas a los mayores terratenientes. También se
acometieron reformas sociales, como la nueva ley del matrimonio, que daba
mayores derechos a las mujeres. Asimismo, se llevaron a cabo planes de
erradicación de la prostitución y de la adicción al opio.
Junto a las reformas sociales y
económicas, la otra prioridad nacional para los comunistas era el
restablecimiento de la integridad territorial china.
En 1949, el Partido Comunista
impulsó una política de alfabetización (sólo el 20 % de la población podía leer
en 1949, comparado con el 80 % treinta años después).
73 AÑOS DESPUÉS
73 años después de su fundación
como el país comunista más grande del mundo, la nación asiática se encamina a
convertirse en la principal superpotencia económica del planeta.
Su Producto Interno Bruto (PIB)
solo es superado por el de Estados Unidos, pero en términos de paridad del
poder adquisitivo (PPA) ya es la nación más rica del mundo.
También tiene el sector bancario
más acaudalado y la entidad con mayores activos: el Banco Industrial y
Comercial de China (ICBC).
Y es el principal gigante
comercial del globo: produce y exporta más que nadie, con 119 de sus empresas
en la lista de las 500 corporaciones más grandes del mundo, según el listado de
2019 de la revista Fortune.
Todo esto fue posible gracias a
los cambios que introdujo a partir de 1978 -dos años después de la muerte de
Mao- Deng Xiaoping, quien impulsó un programa económico que se conoció como
"Reforma y apertura".
Con "Reforma y apertura"
China pasó en solo 40 años de ser un país pobre y rural a una superpotencia
mundial
Deng hizo todo lo contrario a lo
que pregonaba Mao: liberalizó la economía, permitiendo el resurgimiento del
sector privado y descentralizó el poder, dejando la toma de decisiones en manos
de las autoridades locales.
Desmanteló progresivamente las
comunas y les empezó a dar mayores libertades a los campesinos para que
pudieran administrar las tierras que cultivaban y vender los productos que
cosechaban.
También se abrió al exterior:
viajó a EE.UU. y selló los lazos con Washington, tras el histórico primer paso
que dio Richard Nixon al visitar China en los últimos años de Mao, en plena
Guerra Fría.