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JORGE MUÑOZ POUTAYS



A 92 AÑOS DE SU NATALICIO:

 

 

                                                        Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                        Centro de Extensión e Investigación

                                                        Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 


Conocí a Jorge Muñoz a comienzos de 1958,  en el III Congreso de las Juventudes Comunistas de Chile cuando ambos fuimos elegidos miembros del Comité Central. Por entonces él estudiaba ingeniería en la Universidad de Chile. Tenía amplios conocimientos del marxismo.  Era flaco, usaba anteojos; serio, quizás demasiado serio, pero muy fraternal y solidario. Trataba constantemente de ayudar a sus camaradas. Siempre con ropas livianas y algún libro en sus manos.

 

SUS INICIOS

Jorge Muñoz Poutays nació el 16 de diciembre de 1933. Fue el mayor de tres hermanos. Siendo un excelente alumno, cursó sus estudios secundarios en el Internado Nacional Barros Arana. Estudió en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Donde se tituló de Ingeniero Civil, a la edad de 22 años. Ingresó a las Juventudes Comunistas. En el III Congreso Nacional, efectuado en enero de 1958 fue elegido miembro del Comité Central de las JJ CC.

En 1959 conoció a Gladys Marín, con quien  se casó en 1963. Tuvieron dos hijos. Rodrigo y Álvaro.

 

EN EL COMITÉ CENTRAL DEL  PARTIDO

En la VII Conferencia Nacional de las  Juventudes Comunistas, realizada en el año 1965,  fue promovido al Partido, incorporándose como miembro de la Comisión de Control y Cuadros  del Comité Central.

En el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista, celebrado en Santiago del 23 al 29 de noviembre de 1969, fue elegido miembro de su Comité Central.

Después del golpe fascista, se integró a la lucha contra la dictadura. Formó de la parte primera dirección clandestina del Partido Comunista, que encabezaba el compañero Víctor Díaz  López, ocupando el cargo de Relaciones, Universidad, Profesionales y Cultura. Su chapa era “Carlos”. Su enlace, la compañera Marta Fritz.

 

CALLE CONFERENCIA

El día 4 de mayo de 1976 fue detenido, alrededor de las 20,30 horas, en calle Conferencia 1587, en un operativo de la DINA durante el cual fueron arrestados también  otros cuatro altos dirigentes del Partido Comunista: Mario Zamorano Donoso, Jaime Donato Avendaño, Uldarico Donaire Cortés y Elisa Escobar Cepeda.

Poco, después, el compañero Víctor Díaz fue detenido, el 12 de mayo, en una casa de Bello Horizonte 979, en Las Condes.

Estos héroes de la primera dirección clandestina del Partido Comunista  fueron conducidos al cuartel  de Simón Bolívar 8630,  de la Brigada Lautaro de la DINA, lugar de exterminio,  donde fueron salvajemente torturados y asesinados.

 

RECUERDOS DE SU HIJO ÁLVARO MUÑOZ MARÍN

 











Los Lleuques. Febrero de 1976.

Como Jorge, nuestro papá, estaba clandestino, se preparaba con meses de antelación la salida a vacaciones. En la coordinación siempre presente la tía Marta Friz (la mejor amiga de mamá), junto a los tíos Ricardo Lobos (exonerado político de Tesorería General de la república el mismo 11 del 73, a las 8 AM.) y Silvia Marín, profesora y hermana de Gladys (hasta el año 73 dirigente Nacional del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación, SUTE. Dirigente de la CUT y de SERVIMA del Magisterio).

En febrero de ese año nosotros, Rodrigo y yo, estábamos de vacaciones, como todos los veranos, en el campo de nuestros abuelos paternos, con quienes vivimos a partir del 11 de septiembre del 73, a la espera de un telegrama para partir a encontramos con nuestro padre…pero el telegrama no llegó y debió venir a buscarnos nuestro primo Patricio. Ahí conversaron con Mario, hermano de Jorge, qué había pasado con el telegrama y ninguna respuesta, y que deberíamos partir al otro día rumbo al sur, donde nos esperaba Jorge.

Con Rodrigo hicimos los bolsos y al otro día a las 6 AM en pie junto a Patricio viajamos a San Fernando, donde tomaríamos el tren rumbo a Concepción. Aquí, nos esperaba Jorge en el terminal de trenes y tomamos el auto junto a tío Ricardo para partir rumbo a los Lleuques, donde nos esperaban el resto de la “tropa”.

Tía Silvia, se había conseguido una casa de una amiga profesora, donde estaríamos 14 días. En esa cabaña, de tres piezas, dormíamos 9 personas. En una pieza tías Silvia y Marta, en otra Ricardo, Mauricio, Patricio e Iván (los primos Lobos Marín) y en la última nosotros con nuestro viejo. Tío Ricardo sólo pudo estar el fin de semana, tenía que volver a trabajar.

Hicimos de todo, caminar, ir a pescar, intentar buscar el río toda una mañana y no encontrarlo. Todos los días nos bañábamos, jugamos pichangas los Lobos Marín contra los Muñoz Marín, donde nuestros primos nos ganaron en un divertido y picado partido.

También, nos colocábamos en una loma a ver les estrellas y él, mi viejo, nos enseñaba el nombre de las estrellas o alguna constelación. Cantábamos, a él le gustaba “canto a pampa… y otras de caballos.

Estar en esos hermosos lugares del sur, apartados de todo, pero siempre con el cuidado de que no fueran a ver nuestro papá. Era un espacio, en nuestro país, alejado de las persecuciones, detenciones, exilio, era un espacio donde nos cargábamos de buenas energías del papá y él de sus hijos, acompañados de esta gran familia que se exponían sólo por nosotros.

El estar con él ya era un cariño para mí, verlo reír, conversar, llamarme la atención cuando era necesario, disfrutar de la tierra, sus árboles…el último día yo no quería lavarme el pelo, lleno de tierra, y mi viejo me dijo…”  Ya, trae agua y lavatorio” y bajo un sol radiante y entre grandes pinos me lavó el pelo…y esto fue algo que nunca olvidé”.

 

MARTA FRITZ SOBRE JORGE MUÑOZ


En acto del CEILER en homenaje a Gladys Marín, habla Álvaro Muñoz Marín, a su derecha Reynaldo Morales; a su izquierda, Cristina Lártiga y Marta Friz


Marta Fritz narra: “Conocí a Jorge, a través de Gladys, mi amiga, compañera y hermana. Me contó que se había enamorado del joven ingeniero, que conoció en la población La Victoria, al comienzo de los 60. Como era su costumbre hacer chistes, me dijo "lo único malo, que es cojo”, "no importa le dije, más importante es que es un hombre inteligente”.

 

Yo visitaba a Gladys en su casa, por supuesto que allí me topaba con Jorge, observaba que él, a diferencia de Gladys era más reservado, más serio, gustaba de la buena música, de la poesía, al comienzo yo le guardaba mucho respeto porque él era del Partido.

 

Varios años hicimos vacaciones juntos, un grupo de la jota, con sus hijos, nosotros lo llamábamos "comandante", él era muy disciplinado, muy querendón de sus hijos y protector de Gladys. Ella siempre me declaró que, con él, ella siempre se sintió segura.

 

Juntos estuvimos en San Fabián, en Lonquimay, en dos ocasiones. Estas salidas y vivencias de conjunto estrecharon nuestra amistad. Él siempre me aclaraba  la situación política, me precisaba las razones de fondo de cada suceso, con mucha paciencia.

 

Tras el golpe militar, me debí contactar con Gladys, con sus hijos y también con él.

 

Ya en nuestros primeros encuentros, tanto, directos, como a través de enlaces, él fue enfático, en aclararme que tomara como primera tarea a sus hijos y los padres de él, la señora Juanita y a don Onofre. Por supuesto que también tenía  vínculos con Gladys en su clandestinidad inicial y luego en su asilo en la embajada de Holanda. Así por mi intermedio se enviaban las cartas, los recados, los mensajes en diversas formas

 

Pasado un tiempo, a pesar de lo delicado de la situación, nos hicimos el propósito del encuentro con sus hijos, Álvaro y Rodrigo, en especial, cuando Gladys logra salir al exilio.

 

Ambos ya me habían dicho firmemente que se oponían a que sus hijos salieran del país, pues aspiraban que se pudieran criar en el ambiente familiar constituido por la familia de Jorge y la de Gladys. Ellos, por sus responsabilidades y la trágica situación del país tenían claro lo difícil que sería para ellos hacerlo en la clandestinidad o fuera del país. Gladys, por su agitada vida en el exterior y su reingreso clandestino a Chile en 1978 era imposible, que pudiera ofrecer un hogar mediamente normal a sus hijos. Esta resolución, no siempre fue entendida por algunas personas. Yo me mantuve firme y se cumplió lo que ellos me indicaron.

Con todos los cuidados del caso, con la ayuda de queridos compañeros, comenzamos a vernos con los niños. Un gran rol cumplió ex compañeros de la Universidad de Jorge, Ricardo su cuñado, junto a Silvia, la hermana de Gladys. Todos se esmeraron en que sus hijos pudieran tener una vida normal –dentro de la anormalidad dictatorial. Logramos tener fines de semana juntos, comiendo como familia, donde Silvia se esmeraba en cocinar platos ricos.

 

Jorge – asumiendo muchas medidas de seguridad – buscaba con apoyo de Ricardo armar formas de encuentro con los niños. Armaban partidos de futbol, caminatas u otros juegos. También Jorge les enseñaba diversas cosas, controlaba indirectamente sus estudios. Cada vez que nos lográbamos encontrar, conversábamos lo que podríamos hacer más tarde, otros posibles encuentros, lugares, apoyos para ello.

 

Con Jorge también realizaba labores de enlace con otros compañeros.  Él me entregaba tareas. Recuerdo una de ellas, en que debía traerle un teléfono. No debía anotarlo. No lo encontré difícil. Pero, no hice más que llegar a la casa de encuentro con Jorge, él me pide el número. Lo había olvidado. Él me dice comienza a recordarlo, porque no te puedes ir, sin entregármelo. Escribe, me dice, ¿pero ¿qué voy a escribir, le respondo, sino me acuerdo? Escribe números. Nerviosa ponía números, los combinaba. El esperaba, pasaba el rato. Yo repetía, no me acuerdo. El insistía ¡escribe! y así seguí. De repente, salió un número, éste, éste, indiqué. Con toda su calma me dijo: espera. Lo anotó, salió, volvió. Ese era el número, nos abrazamos. Ahora sonreía.

 

Él era muy estricto con la hora. Creo que nosotros - los que trabajamos en clandestinidad -logramos entender lo importante que es la puntualidad. Los chilenos  por naturaleza no somos puntuales. Así fue, como en una ocasión me llamó fuertemente la atención, por atrasarme unos minutos.

Al comienzo yo le preguntaba: ¿cuánto tiempo durará esta situación?- un par de años, era su respuesta. Fuimos ilusos al comienzo en ello.

En el  75, por su orden salí a reunirme con Gladys a Colombia donde residía su madre, Adriana Millie, una gran mujer, maestra, directora, madre de cuatro hijas. De ella heredó Gladys su inteligencia y consecuencia.

Él me dio un verdadero decálogo de instrucciones: reserva, observar la naturalidad al actuar, que no trajera nada conmigo. Todo guardado en la cabeza y la advertencia, si me  detenían, “debes aguantarte mínimo dos días”, así alcanzamos a mover la dirección interior. Sólo dos días, me repetía. Felizmente, todo salió bien, estuvimos un mes juntas con Gladys, inolvidable.

Así continuamos juntos en diversas tareas, hasta el fatídico 4 de Mayo del 76, cuando  detienen a Jorge. Fue horrible. Llegó la compañera que era enlace. Él le había dicho: “si no llego las 17 horas, tú avisas a Marta”.

 

Ella, con fiebre, una fuerte bronquitis, llegó deshecha. Para mí fue un golpe terrible. Me acompañó a avisar al compañero con el que me contactaba. El insistía en tranquilizarme. Yo digo,  presentemos un recurso de amparo, él me dice no todavía no. Aviso a su hermano, Mario, con quien también tenía contacto. No dormí esa noche. Al día siguiente camino al liceo donde hacía clases en Recoleta, me topé de casualidad, con Isolina – la compañera de Mario Zamorano -  nos abrazamos, a ella también le habían dicho lo mismo, “esperar”. No había nada que esperar los hechos estaban consumados.

 

Mil acciones realizamos por saber algo, sobre su paradero. Viví el sufrimiento de sus padres, ya ancianos, de los niños, que buscaban no exteriorizar mucho sus sentimientos. Fue un golpe a toda la familia de Jorge y la de  Gladys. Acudimos a todos los medios posibles, pensando conseguir algún dato, nada, un calvario. Cuando Gladys ingresa clandestina, siempre mirábamos a las personas  que pedían limosnas, a enfermos, pensando “a lo mejor lo torturaron y lo tiraron a la calle”.

El golpe final, fue cuando se logra saber que había estado en el Cuartel Simón Bolívar, a cuarenta y tantas cuadras de la casa de sus padres hacia el oriente.

 

Honor y gloria, a Jorge, mi amigo y compañero. Marta”. (Marta Fritz:

Testimonio escrito. Santiago, 26 de septiembre de 2017)

 

 

GLADYS MARÍN AL MINISTRO  JUAN GUZMÁN

 

                         

 

 


Siendo  Secretaria General del PC, Gladys Marín, entregó el 21 de mayo de 2001 un escrito al ministro de fuero Juan Guzmán en el que pide que se cite a declarar al general (r) Manuel Contreras y se le caree con el general Carlos Salgado, quien representó al Ejército en la mesa de diálogo. Ello, luego de las últimas declaraciones de Contreras a TVN, sobre casos de violaciones a los derechos humanos y el paradero de detenidos desaparecidos.

En el documento se especifica que el ex director de la Dina debe declarar y entregar al ministro Guzmán los antecedentes concretos que posee respecto a que el ingeniero Jorge Muñoz, esposo de Gladys Marín y quien figura como detenido desaparecido, se encontraría vivo y residiendo en el extranjero, tal como lo afirmó en la entrevista. También, busca que ratifique sus declaraciones respecto a que el desaforado senador vitalicio Augusto Pinochet sabía perfectamente de cada procedimiento de la DINA, y que era el responsable superior del organismo, razón por la cual se reunía a diario con Manuel Contreras.

  

QUERELLA DE GLADYS MARÍN INICIA EL CASO PINOCHET

El caso de calle Conferencia dio inicio al caso Pinochet, en enero de 1998, cuando la secretaria general del Partido Comunista, Gladys Marín, interpuso una querella por la desaparición de 8 dirigentes, entre los cuales está su esposo, Jorge Muñoz. Allí se encuentran procesados el coronel (r) Marcelo Moren Brito, el coronel (r) de Carabineros, Guillermo Lawrence Mires, al oficial (r) Eduardo Garea y el agente civil Osvaldo Pincetti Gac.

 

En el caso calle  Conferencia, el Juez Juan  Guzmán Tapia decidió sobreseer definitivamente al ex director de la DINA general (r) Manuel Contreras por el caso Calle Conferencia, donde se investiga la desaparición de la primera  dirección clandestina  del Partido Comunista tras el golpe fascista dicta sobreseimiento definitivo a Contreras.  Ello con fecha 21 de junio de  2002.

 

Gladys Marín reclamó por sobreseimiento de Contreras en 'calle Conferencia'. La secretaria general del Partido Comunista, Gladys Marín, calificó como una “aberración jurídica” el sobreseimiento definitivo del ex jefe de la DINA Manuel Contreras Sepúlveda en el caso Calle Conferencia, que investiga el ministro de fuero Juan Guzmán Tapia.

 

La dirigente del PC explicó que no culpaba al juez Guzmán de la exoneración de Contreras, pues, dijo, al magistrado “no le quedaba otro camino”.  Esto, ya que el procesamiento contra el ex jefe de la DINA que había dictado el magistrado fue revocado por la Corte de Apelaciones de Santiago el 9 de febrero del 2001, aplicando la causal de cosa juzgada.

 

La querella por el secuestro del esposo de Gladys Marín fue la primera acción legal interpuesta contra el general en retiro y senador vitalicio desaforado Augusto Pinochet Ugarte, mientras este permanecía detenido en Londres.

 Con la exoneración de Contreras en el caso, sólo quedan procesados los excoroneles Marcelo Moren y Ricardo Lawrence; el ex suboficial Eduardo Garea y el civil Osvaldo Pincetti

En el  Caso Conferencia los  querellantes apelan por sobreseimiento de Contreras.

El abogado querellante en el caso Calle Conferencia, Nelson Caucoto, apeló ante la Corte de Apelaciones de Santiago el 25 de Junio de 2002, por la resolución del ministro de fuero Juan Guzmán de sobreseer al ex director de la disuelta DINA, general (R) Manuel Contreras.

El magistrado cerró el proceso en contra de Contreras aplicando el principio de "cosa juzgada", ratificando una resolución similar del tribunal de alzada capitalino.  En este caso se indaga la desaparición de dirigentes comunistas detenidos el 4 de mayo de 1976 en Conferencia 1587. Entre las víctimas se encuentra Jorge Núñez (esposo de Gladys Marín) Mario Zamorano Donoso, Jaime Donato Avendaño, Uldarico Donaire Cortés y Elisa Escobar Cepeda.

 

¡HONOR Y GLORIA ETERNA A LAS HEROÍNAS Y LOS HÉROES CAIDOS EN LA LUCHA ANTIFASCISTA!

 


 





REINALDA PEREIRA HEROÍNA ANTIFASCISTA

 


A 49 años de su secuestro:

 

  

 

                                               Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                               Centro de Extensión e Investigación

                                               Luis Emilio Recabarren, CEILER

 

 

                               

 


 

Reinalda  del Carmen Pereira Plaza nació en Viluco, Maipo, el 5 de mayo de 1947. Era de origen campesino.

Su familia emigró a Santiago desde su natal Viluco cuando ella era una niña. A los 16 años finalizó sus  estudios secundarios en el Liceo 11.

 

Intentó estudiar Medicina pero por falta de recursos debió ingresar a Tecnología Médica de la Universidad de Chile. El padre, Luis Pereira Lobos, había fallecido cuando Reinalda era una niña. Su madre, Luzmira Plaza Medina,  de origen campesino, trabajaba como empleada doméstica en una casa de Providencia.

Fue la primera de su familia en acceder a la educación superior, motivo de gran orgullo para su madre. Se especializó en hematología y transfusiones sanguíneas. Egresó de la universidad, en 1969.

Entró a trabajar en la Escuela Dental y luego en el Hospital Sótero del Río. Ingresó a militar en el Partido Comunista.

Tuvo una activa participación gremial logrando desempeñarse como delegada de personal de su especialidad, luego secretaria de la Federación de Profesionales y Técnicos de la Salud además como dirigente de la Asociación de Tecnólogos Médicos. Contrajo matrimonio con el kinesiólogo Max Santelices en julio de 1973.

 



 







Maximiliano Santelices y Reinalda

 


El 15 de diciembre de 1976 Reinalda, habiendo finalizado en el laboratorio clínico ubicado en el pasaje Matías Cousiño, en el centro de la capital, fue llevada por su amiga Cristina Arancibia, en su citroneta a la comuna de Ñuñoa. La dejó en la esquina de las calles Exequiel Fernández con Rodrigo de Araya, debía esperar movilización colectiva.

Allí estaba cuando alrededor de las 20:30 horas, en forma sorpresiva se detuvo un automóvil marca Peugeot patente HLN-55. Se bajó un  agente de la DINA, que la tomó violentamente por la espalda.   Reinalda  se aferró al poste de un semáforo, dando gritos de auxilio.

 

 

Reinalda

 

En esos instantes descendió un segundo sujeto del mismo vehículo, y entre ambos redujeron a viva fuerza a la afectada introduciéndola al interior del auto. Reinalda gritó pidiendo auxilio, repitiendo "sálvenme".

Dos personas, miembros de la Escuela Militar, que pasaban por el lugar intentaron socorrerla. Fueron violentamente repelidos con los gritos “En estos no se metan”.

Una vez reducida la víctima y materializada la detención, el automóvil se dirigió por Rodrigo de Araya en dirección al norte.

Reinalda fue trasladada al cuartel secreto de exterminio Simón Bolívar.  En ese lugar operaba la Brigada Lautaro, encabezada por el entonces capitán de Ejército Juan Morales Salgado. Posteriormente se sumó el grupo Delfín, encabezado por el entonces capitán de Ejército Jorge Barriga y el teniente de Carabineros Ricardo Lawrence, que también eran parte de la DINA y que provenían de Villa Grimaldi, otro de los más cruentos centros de detención del organismo comandando por Manuel Contreras.

Se debe hacer presente que, recién en el mes de marzo de 1977, se llegó a determinar las circunstancias de la detención de Reinalda del Carmen Pereira, en virtud de las propias gestiones que realizaron tanto su marido Maximiliano Santelices, como su madre Luzmira Plaza Medina.

Lo ocurrido con Reinalda en el campo de exterminio de Simón Bolívar 8630, se ha podido conocer debido a las declaraciones de agentes de seguridad procesados en la investigación que realizó el juez Víctor Montiglio a partir de 2007.

A esto se suma el testimonio de Jorgelino Vergara, quien tenía 16 años al momento de los hechos y que llegó a Simón Bolívar tras trabajar como “mozo” en la casa de Manuel Contreras.

El testimonio de Vergara, recogido en extenso en la investigación periodística La danza de los Cuervos de Javier Rebolledo, explica en detalle el tránsito de la militante del PC por Simón Bolívar. De acuerdo con  este relato, cuando Reinalda ingresó al cuartel, Vergara vio a una mujer embarazada (desconocía su nombre) que era torturada en la parrilla –una cama, generalmente metálica, en que los detenidos eran maniatados y sometidos a vejámenes.

El “mocito” (como se le decía) también fue testigo de cómo Barriga y Lawrence golpeaban a Reinalda con distintos objetos. “A esa mujer la torturaron brutalmente, y ella clamaba para que pararan porque decía que estaba embarazada. La teniente Calderón chequeó que eso era efectivo, pero igual el capitán Barriga siguió con las torturas y la corriente. Estaba en muy mal estado y empezó a pedir que la mataran”.

Reinalda  se encontraba  en su sexto mes de embarazo, desde entonces forma parte de la lista de detenidas-desaparecidas. Nada se sabe de la suerte corrida por el bebé que estaba esperando.

                   


 Mural con placa recordatoria ubicada en el lugar
de la detención ilegal de Reinalda Pereira


El secuestro de Reinalda Pereira formaba parte de un siniestro operativo de la dictadura fascista, parte de una feroz ofensiva de la tiranía contra el Partido Comunista en el año 1976.

 

EL CASO DE LOS TRECE

Entre el 29 de noviembre y el 20 de diciembre de 1976, fueron detenidas por agentes de seguridad trece personas: once pertenecientes al Partido Comunista -algunos de ellos miembros de su Segunda Dirección Clandestina- y dos al Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).

Los procedimientos que se utilizaron para detenerlos guardan semejanzas entre sí, particularmente en el hecho de que sus arrestos se realizaron en la vía pública, salvo en un caso, destacándose que el grueso de las detenciones se verificó el día 15 de diciembre de 1976, afectando en ese sólo día a siete personas. Y la otra nota común en sus situaciones, se relaciona con la información que proporcionó oficialmente el gobierno militar, en el sentido que prácticamente todos registraban salida de Chile a Argentina entre fines de diciembre de 1976 o a principios de enero de 1977.

La falsedad de esta versión fue establecida judicialmente a través de peritajes, testigos e inspecciones personales.

Las trece personas desaparecidas son: Santiago Edmundo Araya Cabrera, militante del MIR, detenido el 29 de noviembre de 1976; Armando Portilla, militante del Partido Comunista, detenido el 9 de diciembre de 1976; Fernando Alfredo Navarro Allende, detenido el 13 de diciembre de 1976; Lincoyán Yalú Berríos Cataldo, Horacio Cepeda Marinkovic, Luis Segundo Lazo Santander, Juan Fernando Ortiz Letelier, Reinalda del Carmen Pereira Plaza, Waldo Ulises Pizarro Molina y Héctor Véliz Ramírez, todos ellos militantes del Partido Comunista, detenidos el 15 de diciembre de 1976; Lizandro Tucapel Cruz Díaz, militante del Partido Comunista y Carlos Patricio Durán González, militante del MIR, ambos detenidos el 18 de diciembre de 1976; y Edras de las Mercedes Pinto Arroyo, comunista, detenido el 20 de diciembre de 1976.

 

 

 

CINISMO  FASCISTA  - COMPLICIDAD DE PRENSA

Cuando se fue conociendo  que la dictadura utilizaba el método de “Noche y Niebla” de los nazistas,  los fascistas de Pinochet  lo negaron. Sostuvieron que era una “felonía marxista”. Mintieron descaradamente. Como lo hacen hoy sus admiradores. Y prensa reaccionaria y rastrera, entre otro estaban  “El Mercurio”, “La Tercera” y “La Segunda”.

Aquí va un ejemplo de fecha 9 de febrero de 1977:




 

 

¡Honor y Gloria eterna a Reinalda Pereira y a todas las heroínas y héroes que cayeron en la lucha antifascista!

 



ORLANDO MILLAS CORREA

 


En su 107 natalicio:

 

 

                                                       Iván Ljubetic Vargas, historiador del

                                                       Centro de Extensión e Investigación

                                                       Luis Emilio Recabarren,  CEILER

   

 


Conocí personalmente al compañero Orlando Millas  en Temuco hacia 1964. Participó en una reunión del Comité Región Cautín del Partido Comunista, del cual yo era miembro. Me impresionó su intervención muy clara, con ejemplos muy bien venidos al tema. Era un verdadero ideólogo marxista. Sentí una gran admiración, además, por su sencillez y su cordialidad. Pero no lo vi bailar cueca. 

Quien recordaba haberlo visto bailar cueca en Temuco era mi compañera Marcia. Lo evocaba en un curanto, organizado por los compañeros comunistas de esa ciudad, bailando con enorme entusiasmo, dando grandes saltos y agitando el pañuelo. Estaban en un segundo piso y  hacía remecer  el suelo de madera de la pieza. Parecía que la casa se venía abajo.

  

SUS INICIOS

Nació en Santiago de Chile, el 14 de diciembre de 1918, hijo de don Columbano  Millas Recabarren y de la señora Laura Correa Merino.

Se casó en Santiago, el 7 de agosto de 1943, con Amalia Adriana Pérez Ibáñez.

Tuvieron tres hijos. Adriana, la menor, nació en Moscú, el 29 de mayo de 1961.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Instituto Nacional, en el Liceo Nocturno Federico Hansen y en el Liceo Balmaceda. Después ingresó a las Escuelas de Leyes de la Universidad de Chile.

 

BRILLANTE PERIODISTA

Trabajó en la Contraloría General de la República entre 1933 y 1943. Pero a lo que verdaderamente se dedicó fue al periodismo, desarrollando una brillante carrera.

Desde 1937 a 1938 fue director del diario ‘Claridad’; se desempeñó también como corresponsal extranjero del diario ‘Extra’.

En su juventud fue militante y dirigente de la juventud socialista. Posteriormente con otros notables dirigentes como César  Godoy Urrutia se incorporaron al Partido Comunista.

Trabajó como redactor de ‘El Siglo’ entre 1942 y 1945, siendo su director en 1952.

En los años 1946 y 1947 fue invitado por el gobierno boliviano para escribir crónica sobre ese país. Viajó por Europa,  enviando artículos desde Francia, Checoslovaquia, Austria e Italia.

Durante el Gobierno de González Videla fue detenido y enviado relegado a Putre, aldea indígena ubicada en el norte del país a 3.500 metros sobre el nivel mar.

En 1952 participó en la Conferencia Económica Internacional, celebrada en Moscú.

 

En el XIV Congreso Nacional del Partido, realizado clandestinamente en el balneario de Cartagena en abril de 1956, Orlando Millas, mostrando su madurez política se opuso al erróneo cambio de la fecha de fundación del Partido Comunista. Defendió el 4 de junio de 1912. Pero la mayoría impuso la del 2 de enero de 1922. Fue ese un craso error del Congreso de 1956.

  

DIPUTADO EJEMPLAR

En 1961 fue elegido diputado comunista por la Séptima Agrupación Departamental Santiago,  el Tercer Distrito. Integró la Comisión Permanente de Constitución, Legislación y Justicia. Siendo reelecto diputado por la misma Agrupación y Distrito por el período 1965 – 1969. Integró siempre la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, además de la Comisión Permanente de Relaciones Exteriores. 

En 1969 fue reelegido por tercera vez por la misma Agrupación y Distrito por el período 1969 – 1973. Fue primer vicepresidente de la Cámara. Integró la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, además de la de Vivienda y Urbanismo, que presidió.

                                 

 






 

DENTRO Y FUERA DEL PARLAMENTO

Se hizo famoso por sus intervenciones en la Cámara. Siempre muy bien argumentada, con muchos datos, apasionadas, elocuentes y brillantes.

Fue un diputado con mucha llegada a la gente, muy ligado a la gente. El compañero Pedro Cabezas, que fue regidor y alcalde comunista de La Granja, siempre me hablaba con mucha admiración del camarada Orlando Millas. Jamás faltó a una invitación que se le hacía, fuera  de la Municipalidad, de alguna organización social, sindical o del Partido. Y nunca se negó a bailar cueca. Lo hacía mal, pero le ponía color y era muy aplaudido.

 

 


 

 

EN LAS CONVERSACIONES CON EL PDC

Orlando Millas jugó un  importante papel,  representando a la Unidad Popular, en las conversaciones con la Democracia Cristiana, previas al Congreso Pleno que debía proclamar a uno de los dos candidatos que habían obtenido las dos primeras mayorías relativas en las elecciones del 4 de septiembre de 1970: Salvador Allende y Jorge Alessandri.

Salvador Allende fue proclamado Presidente de la República por el período 1970-1976 con los votos de la Unidad Popular y del Partido Demócrata Cristiano.

 

 


 

MINISTRO DEL GOBIERNO POPULAR 

No alcanzó a terminar  el tercer período como diputado, pues el presidente  Salvador Allende lo nombró, con fecha   17 de junio de 1972, Ministro de Hacienda, cargo que desempeñó hasta el 11 de enero de 1973. Además lo designó Ministro de Economía interino, desde el 29 de diciembre de 1972 hasta el 5 de julio de 1973. Fue también Ministro subrogante de Hacienda, siendo Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción del 4 de mayo al 9 de agosto de 1973. Con valor y decisión enfrentó los continuos ataques de los momios. 

ESTUDIOSO Y EDUCADOR

Dedicó muchas horas al estudio. Y realizó notable obra de difusión tanto de la teoría marxista como de los problemas de la contingencia. Escribió muchos artículos en ‘El Siglo’ y la revista ‘Principios’. Además de libros y folletos. Entre sus obras tenemos:  “El antimilitarismo de Diego Portales”, “La prensa chilena”, “De O’Higgins a Allende”, “El humanismo científico de los comunistas”, “Una política para la juventud trabajadora”.”Memorias.1957-1991”

 

Además, fue un consecuente gremialista. Desempeñó el cargo de director  del Círculo de Periodistas durante dos períodos consecutivos, siendo además secretario general. Estuvo entre los fundadores del Colegio de Periodistas de Chile.

 

 

Foto histórica:

El general Carlos Prats, el Presidente Salvador Allende, el Ministro  Orlando Millas y el General  Alberto Bachelet

 

EN EL EXILIO

Después del golpe fascista del 11 de septiembre de 1973, logró asilarse en la Embajada de Holanda y salir al exilio. Formó parte del segmento exterior de la Dirección del Partido Comunista, desde realizó una tesonera labor teórica y práctica, a pesar de una enfermedad que le afectó seriamente. 

Me encontré con él en varias reuniones de los dirigentes del Partido en Europa y del exterior, en diferentes capitales del mundo.

 

La última vez que lo vi fue en un Encuentro que tuvimos en Praga, entonces capital de Checoslovaquia. Recién había salido su libro “De O’Higgins a Allende”.

 


 Me lo  dedicó en Praga

 

Le solicité que me lo dedicara y escribió lo siguiente: “Es con modestia que dedico estas páginas a Iván,  que ha hecho tanto por impregnar de recabarrenismo nuestras inquietudes, rebeldías y luchas de hoy. Tiene la  razón y en algo el presente libro reafirma esa convicción”.

 

Debajo de su firma la fecha: Praga, 25 de abril de 1988”.

Estas líneas lo muestran como era: modesto, como sólo los grandes hombres lo pueden ser.

 

LE IMPIDIERON  ASISTIR AL “XV” CONGRESO

Conocida la Convocatoria al llamado “XV” Congreso, aún enfermo sólo deseaba participar en  él en su calidad de miembro del Comité Central. Pero no pudo hacerlo.

 

En el tomo IV de sus Memorias escribió: “Cuando a comienzos de 1989, se preparaba el XV Congreso Nacional de Partido Comunista de Chile tuve también una hospitalización en la Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad Erasmo de Rotterdam, el centro académico Dijkzigt. Fui revisado escrupulosamente, se me hizo una broncoscopia profunda y se me extrajo biopsias pulmonares. Obtuve entonces  la confirmación de mi diagnóstico, un tratamiento y la conformidad de los facultativos para viajar a Chile.

  

                  

 


Me dirigí a Berlín, donde en el Consulado General de Chile se me extendió el pasaporte. Estas Memorias que estaban recién en su primer tramo, permanecieron abandonadas. Mi deber superior, como miembro de la Comisión Política de mi Partido, era responder de mis actuaciones en calidad de tal y entrar en el debate del Congreso. Sin embargo, no se consideró así, resolviéndose que debía ‘antes que todo, atender a mi salud’. Se me cerró el acceso al Congreso. 

Después supe que ocurrió lo mismo  a otros  antiguos dirigentes que, encontrándose en Santiago, fueron notificados que por razones de ‘seguridad’ habían inducidos a dejarlos de lado”. (Millas, Orlando: “Memorias 1957 -´1991. Una Digresión”, página 42)


MURIÓ EN EL DESTIERRO

Con fecha 12 de noviembre de 1991 escribió: “Muero siendo militante del Partido Comunista de Chile y con la satisfacción de haber dedicado mi vida al servicio de mi pueblo y alentando los ideales de la lucha por la democratización y avance de nuestro país hacia el socialismo. No tengo de qué arrepentirme y a esta altura me enorgullece haber honesto y leal… Siento una  satisfacción muy clara y categórica de haber vivido, con miles y miles de magníficos compañeros y millones de compatriotas, un valioso movimiento social al que tratado de servir con el máximo  de mis capacidades y ser leal sin doblez alguna.”

 

El compañero Orlando Millas Correa murió en el exilio, en Rótterdam, Holanda, el 26 de diciembre de 1991. Sus restos mortales fueron traídos a la patria. Asistí a su velatorio en  el Círculo de Periodistas y concurrí a sus funerales realizados el 3 de enero de 1992. Le rendí así mi homenaje a quien fuera, y  es, un comunista ejemplar, uno de los que han escrito la Historia de nuestro Partido.