HACE 45 AÑOS:
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio
Recabarren, CEILER
Fue una de las dos tácticas del
Partido Comunista de Chile en la lucha contra la dictadura fascista.
Desde el mismo 11 de septiembre de
1973 sus esfuerzos estuvieron dedicados a formar un amplio frente antifascista
con todas las fuerzas democráticas incluidos los soldados progresistas. Ello
fue imposible, entre otras causas, debido a la ciega posición anticomunista de
la Democracia Cristiana.
Ante esta situación, el Partido
Comunista debió cambiar de táctica y proclamó la Política de Rebelión Popular
de Masas.
Luis Corvalán Lépez, su secretario
general, lo comunicó a la opinión
mundial en un acto de celebración de los
diez años del triunfo popular de 1970, efectuado en Moscú, el 3 de septiembre
de 1980.
En esa histórica ocasión, Luis Corvalán dijo:
“Los revolucionarios debemos mirar
siempre de cara a la realidad. El pueblo de Chile sufre ya siete años de un
régimen fascista. Miles de nuestros compatriotas han muerto salvajemente
asesinados. Miles han desaparecido. Decenas de miles han pasado por las
cárceles, los campos de concentración y las cámaras de torturas. Miles y miles
han sido expulsados de su propia patria.
La dictadura ha modificado la
estructura económica de Chile para ponerla al servicio de los Pirañas y otros
clanes y de los grandes trust multinacionales. Un reducido grupo de oligarcas y
de nuevos ricos se ha dedicado a la especulación usufructuando del crédito
interno internacional, lo que lleva este año la deuda externa a la astronómica
cifra de 10 mil millones de dólares con el consiguiente aumento de la
dependencia del país.
Todo ello se ha hecho sobre la
base de enajenar riquezas, de privatizar empresas y servicios nacionales, de
liquidar y afectar industrias montadas por el Estado o por particulares a lo
largo de decenios, de crear un gran ejército de cesantes, de liquidar las
conquistas más preciadas de la clase obrera y de acentuar su explotación.
La dictadura fascista, en su afán
de servir a los clanes financieros y a las multinacionales imperialistas, no ha
vacilado en atacar los intereses de sectores sociales que contribuyeron a su
generación. Más aún, les niega a algunos de ellos, como a los agricultores del
sur y a los taxistas de la capital, hasta el derecho a reunirse y los trata con
la punta del pie. Al mismo tiempo, las emprende contra la Iglesia Católica sin
ninguna consideración.
Estos hechos son elocuentes de por
sí. De una parte, muestran el verdadero carácter del régimen fascista y, de la
otra, las posibilidades de unir en contra de él a la abrumadora mayoría de la
nación… Todas las fuerzas progresistas, por imperativo de la vida misma, están
llamadas a unirse en la lucha por la libertad.”
“Pero habrá otro resultado. Se
hacen humo las ilusiones respecto de una presunta liberalización del régimen.
Se cierran los caminos para la evolución gradual con que algunos han soñado. En
estas circunstancias, no tenemos duda de que el pueblo de Chile sabrá encontrar
el modo de sacudirse del yugo de la tiranía. Las masas irrumpirán de una u otra
manera, hasta echar abajo el fascismo. Pinochet no podrá mantenerse en el poder
por el tiempo que pretende.
El derecho del pueblo a la
rebelión pasa a ser cada vez más indiscutible. El primer deber de los
antifascistas es luchar contra el fascismo y plasmar la unidad contra la
dictadura… Es el fascismo el que crea una situación frente a la cual el pueblo
no tendrá otro camino que recurrir a todos los medios a su alcance, a todas las
formas de combate que lo ayuden, incluso de violencia aguda, para defender su
derecho al pan, a la libertad y a la vida.”
