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jueves, 8 de mayo de 2025

Argumentos que urgen

 


Comentario radial.

 


 

 


Con el instinto de sobrevivir, nosotros, los humanos, nos desarrollamos intelectualmente, gracias, a una curiosidad tan inmensa, “tan de, yo puedo”, que, hoy en día, los más pudientes, están calculando la posibilidad de sobrevivir a una hecatombe nuclear.

Estoy hablando de 200.000 años de existencia, de conocimientos en forraje, de una curiosidad, cada vez más complicada e inhumana.

El jueves pasado, 1 de mayo, vitoreamos el día del trabajador, de ese habitante, de esa habitante, que hace del trabajo, la dignidad de vivir, de esos que, hacen todas las cosas que nos rodean, incluso nuestros sueños.

Imagínense ustedes, España, sufrió por primera vez en su historia de país, un apagón eléctrico en todo su territorio, el caos fue grande; Isabel Diaz Ayuso, presidente de la Comunidad de Madrid, exigía al gobierno central, que aclarara, ya, las causas del siniestro, manifestando: “España es un país de luz, y, que no puede quedarse a oscuras ante los ojos del mundo”

¡Puta que bonito!

Sin embargo, en plena pandemia por el virus, en las residencias para ancianos, morían abandonados a su suerte, más de 2.700 inquilinos de la tercera edad. No eran enviados a los hospitales para no colapsarlos; total, iban a morir igual.

Y en mi paisito, Henry Leal, diputado de la derecha, miembro de la comisión para la paz y el entendimiento en la zona sur en conflicto, dice, que: No puede haber entendimiento cuerdo y duradero en el tiempo, si no se indemniza como corresponde a las víctimas, y, que, además, no se reconozca, el terrorismo organizado, en contra de todos los chilenos.

Cierro los ojos, y, se me asoma Caupolicán, tronco al hombro, pensando quizás:

“Puta, el ojito que tengo”

No soy tan viejo ni tan joven tampoco, y, que, me ría y llore por nuestra propia ignorancia, de nuestra incapacidad de ir evolucionando cognitivo, y, que, nos invite a seguir bailando, aunque tu pareja este por los suelos acribillado a balazos.

No alcanzamos a los velorios y ya estamos, robotizados en otro desafío al servicio del capital.

No es racional que el gobierno sionista de Israel aplique un holocausto contra un pueblo que crecieron juntos…Y más aún, que los países denominados desarrollados, colaboren con la infamia, vendiendo armas con la mano derecha y con la izquierda trafican plástico y cuero, para proteger el algoritmo de la muerte.

A lo que hemos llegado.

Los libros que nos traen las bitácoras de ayer, podemos saber que uno nacía libre o esclavo.

Ser de la nobleza, viene originaria de los primeros vivarachos de mecha corta, altaneros y agresivos. Y tan arraigada está esta fuente, que todavía tenemos representantes con esas virtudes sanguíneas y celestiales. Por ejemplo: España, Noruega, Dinamarca, Suecia, Bélgica, Inglaterra, Países Bajos y unos más de oriente.

Los que, hasta por ahí no más, nacieron libres, fue cosa del cara o sello. Fue como jugar al “luche”.

Para sobrevivir bien, tenías que ser un excelente “busca vida” y, sobre todo, ser “como hacha para los negocios”.

Y ser eslavo, pucha que era triste.

Para entenderlo mejor, era, es, como son, hoy en día, el pobrerío.

Para bajarle el perfil a esa ignominia de ser pobres que conlleva a la posibilidad de ser esclavo, nos enredamos y nos justificamos con Espartaco, con Criso.

Sócrates, decía que la esclavitud a veces era justa, necesaria. Aristóteles, aseguraba, que hay individuos que son incapaces de reaccionar y rebelarse ante su paupérrima condición social, ellos, son esclavos por naturaleza.

Me siento privilegiado existir en este tiempo que existo, agradezco infinito a los habitantes que conocí, que me conocieron; agradezco a los que me ayudaron a mirar, a pensar, a reflexionar la vida. Entiendo y respeto a los que tienen a Jesús de amigo. Yo, lo veo gigante, guasca en mano, echando a los mercaderes del Templo.

¡Ay, Jesús!

Los mercaderes se metieron por tu puerta trasera, agrandaron tu casa y te esconden en ella. Te matan todos los días, para vitrinear piadosos, tu pan y tu vino; te pasean en tu cruz clavado, como se pasea Donald Trump por todo el mundo.

Hay una máxima, que ayuda a entender, que, a pesar de 200.000 años de existencia, la miserable pobreza, material y espiritual, de intelecto, nos sigue como mosca en matadero.

“El rico domina sobre los pobres, y, el que toma prestado, es siervo del prestamista”

Lloren mi pueblo lindo de Argentina, con ese prestamito recibido de 151.000 millones de dólares por el fondo monetario internacional.

Puedo asomar otra verdad que duele y atora. “Vivimos una civilización en la que la inmensa mayoría de los habitantes nacen libres, pero, en un viraje, quedan esclavos de los bancos.

Me siento privilegiado saber de Marx, de Engels, de Lenin, de Gramsci, de Necochea, de Clotario.

Me siento privilegiado saber de Fidel, del Tío Ho, de Camilo Cienfuegos, de Ernesto. Me siento privilegiado de saber y aprender todos los días con Luis Emilio, con Julieta, con Amanda, con Gladys.

Y el privilegio, es una miga de pan, que busca un bienestar de vida para el habitante.

Pero, ese bienestar es imposible llevarlo a cabo, cuando el riquerio, venga de adonde venga, con sus armas esclavizantes como son los bancos, o las empresas trasnacionales y nacionales, controlen desde las sombras, las finanzas y lo político de un país.

Y no solamente las finanzas, sino, parte del poder político, que no es elegido por el pueblo.

Para cambiar esto, tenemos que construir una nueva constitución. Una Constitución que prohíba tajante, que, unos pocos se hagan ricos a costa de la miseria del pueblo trabajador. Como las AFP, por ejemplo.

El poder público, siendo dueño de los medios estratégicos de producción puede, indudablemente, ir limpiando nuestra sociedad de los mercados corsarios, al servicio del gran capital.

Urge levantar nuevas estructuras, vistiendo a la democracia con su auténtico significado.

“Existe democracia, cuando el poder político, lo ejerce el pueblo y para el pueblo”.

 Alejandro Fischer Alquinta

Estocolmo/ 20250504